veinticuatro
-- Ay, ouch, ay, ay. -- Aquellas onomatopeyas eran lo único que salía de los finos labios del pálido, sus manos apretaban la cintura del chico que estaba de pie entre sus piernas. Sus yemas se hundían en la piel calentia debajo del suéter color azul que JiMin portaba.
-- ¿Y si dejas de removerte y me dejas hacer esto bien, hyung? -- Pidió con fingida tranquilidad el más bajo; cuando se trataba de la salud de YoonGi en serio se ponía demasiado nervioso. Tenía un instinto demasiado protector con él.
El nombrado suspiró abriendo sus ojos. Su chico tenía razón, estaba siendo bastante infantil pero es que odiaba la hora de las curas de su ojo; siempre era sumamente incómodo. Pero debería de estar agradecido porque siempre JiMin estaba ahí para ayudarle a hacerlas, y eso era mucho mejor que hacerlo él solo. Él aún ni siquiera se había atrevido a verse el ojo dañado, le daba asustaba ver qué tan mal estaba.
Allí sentado en un banco de los vestidores del gimnasio, Min miró al más joven con carita de cachorrito regañado. -- Discúlpame, pollito. En serio esas gotas son molestas. -- Murmuró abrazando el cuerpo del chico. Al él estar sentado y el rubio de pie entre sus piernas, su cabecita quedó pegada al abdomen del contrario, mirándole desde abajo.
-- Tranquilo... te acostumbrarás, ya verás. -- Ahora sí JiMin usó un tono más dulce al haber sido arrastrado por la vulnerabilidad en los ojos felinos ajenos. Con cariño acarició las hebras chocolates, peinándole hacia detrás. -- Hyung, podríamos quedarnos aquí así mucho más tiempo, pero te recuerdo que viniste a tu primer entreno con el equipo de basket, deben de estar esperándote ahí fuera. -- Además, JiMin tenía una cosa que hacer urgente.
-- Sí, sí, tienes razón. Dale, Minie, te juro que no me voy a mover. -- Intentando mantener la mejor de las composturas YoonGi se colocó con su espalda erguida y con su cabeza hacia arriba, dejando su rostro al libre disposición de Park.
Con una pequeña sonrisita decorando sus belfos pomposos, JiMin despegó con toda la delicadeza que sus rechonchitos dedos cargaban el parche en el orbe dañado, lo dejó a un lado del banquillo para luego tirarlo y agarró el botecito de gotas que el médico le había recetado a su hyung días antes. -- Abre el ojo, estrellita. -- Pidió, y el nombrado acató la orden en seguida.
Al menor en serio se le encogía el corazón de ver que aún seguía en un estado deplorable, lo más seguro es que YoonGi tuviera que operarse para poder volver a tener una visión y apariencia aceptable, aunque esto último al final era lo menos importante.
No queriendo alargar el sufrimiento del amor de su vida; dejó caer dos gotas sobre su orbe, luego colocándole de nuevo un parche limpio, cubriéndolo para que la luz no le molestase o dañase aún más. -- Listo, hyung ¿Viste que aguantaste bien? Hoy te quejaste, pero bastante menos que los otros días. --
-- Sí... pero sigue escociendo, me arde el ojo... -- Contestó a media voz colocándose de pie, de nuevo abrazándose al contrario, esta vez por sus hombros. -- Gracias por ayudarme con esto; bueno, con esto y con todo. Gracias, JiMin. --
-- No es nada, te quiero infinito. -- Dijo él, sonriendo en grande antes de dejar un sonoro beso lleno de amor sobre su boca. -- Ahora corre, te están esperando; Troy Bolton. -- Bromeó el de mejillas abultadas mientras recogía el pequeño botiquín que ahora siempre llevaba en su maleta para las curas del contrario.
-- ¡Te veo luego! -- Gritó el castaño mientras salía del vestuario para irse a la cancha, por primera vez en un tiempo que se le había hecho eterno iba a jugar al baloncesto. Poco a poco su vida se estaba encauzando de nuevo.
JiMin tiró lo necesario a la basura y miró la hora en su teléfono. Las 16:32 "Bien, aún puedo llegar a tiempo." Había una última cosa que tenía que solucionar, debía de hablar con EunWoo, y sabía perfectamente donde estaría.
Desde hacía un tiempo el equipo de volleyball dejaba que el chico viniera con ellos a los entrenos, a pesar de que aún hasta el curso siguiente Woo no estuviera en la universidad. Ese joven era un prodigio de este deporte, así que estaban entrenando mucho con él para que los siguientes años en serio el equipo fuera increíble.
De casualidad habían días que las horas de los entrenamientos de basket y volley se pisaban, hoy era uno de ellos, así que lo más seguro es que el segundo equipo se encontrase en el campo de arena del exterior entrenando, debido a que hoy el gimnasio le pertenecía a los otros.
"Diga lo que me diga tiene todo el derecho de enojarse... " Se dijo JiMin, esperando en serio escuchar insultos hacia su persona, cualquier cosa poco grata tendría que tragarla porque EunWoo estaba en todo su derecho de odiarle después de todo.
Cuando el rubio hizo acto de presencia en las gradas de campo exterior de volley pudo ver más gente de lo que antes era común. Se le hizo divertido ver como un grupito de personas, las cuales no conocía de nada, hablaban a media voz, aún así siendo bastantes descaradas puesto que claramente comentaban cosas sobre EunWoo.
A Park no le hizo falta hacer algo demasiado ruidoso para ser visto por el jugador estrella, los ojos del joven se iluminaron en cuanto el de mejillas regordetas apareció en su campo de visión. -- Permiso de cinco minutos. -- Pidió dejando el balón en el suelo, moviéndose con rapidez antes de que ni siquiera sus mayores le hubieran concedido lo pedido.
El de cabellos azabaches se subió a las gradas, saludando con su mano al grupo anteriormente mencionado para subir hacia arriba del todo, donde se encontraba JiMin. -- Hyung... por fin nos vemos, hola. -- Dijo mientras secaba su frente con la camiseta del entreno, haciendo que esta se alzase.
-- Tienes al club de fans revolucionado. -- Bromeó el rubio al escuchar algún que otro gritito ahogado desde la fila más baja de las gradas. -- Siéntate conmigo, Woo... --
-- Son personas de mi instituto, no sé como se enteraron que estaba viniendo a la universidad a entrenar con los mayores... Como es un lugar público pueden venir aquí a mirar. -- Comentó, acatando la orden para acabar sentándose con su hyung, quien parecía tenso, y obviamente eso le daba todas las respuestas que desde hace tiempo se estaba oliendo.
Era tan consciente de la situación que ni siquiera se había acercado a saludarle de la manera en la que su corazón pedía. La última vez que se vieron fue para despedirse en la puerta de casa de JiMin con un beso, EunWoo había soñado con poder saludar la próxima vez al chico de la misma manera, pero claramente no iba a ser a así.
JiMin parecía nervioso, y el más joven entendía ¿Desde cuándo era fácil decirle a alguien más que mejor era ser amigos? Sus pequeños ojitos estaban clavados en el suelo de las gradas, por lo menos hasta que la mano del deportista alzó con delicadeza su rostro por su barbilla. -- JiMin-ah, puedes abrirte por completo, no hay nada de malo ¿Desde cuándo fue complicado hablar conmigo? No voy a juzgarte... -- Murmuró.
-- S-soy el amor de la vida de YoonGi; y é-él es el mío... ya lo sabes. -- Fue lo que EunWoo pudo escuchar de su parte a duras penas, porque la voz del rubio salía estrangulada por lo poco que le gustaba este momento, no quería hacer que estuviera triste, porque él era uno de los chicos con mejor corazón que había conocido jamás.
-- Bien, ambos lo sois pero... ¿Él por fin te corresponde debidamente, Minie? Eso es muy importante, que te corresponda como te mereces. -- La voz del azabache le transmitía la misma confianza de siempre, además el chico se atrevió a acariciar los cabellos dorados que caían por su nuca, intentando en serio que el más bajo se sintiera tranquilo.
Despacio asintió con su cabecita, volviendo a apartar la mirada, estaba tan descontento con tener que romper el corazón de ese joven. -- Oye ¿Entonces por qué pareces tan acongojado, hyung? Lo que me estás diciendo es una gran noticia, el amor de tu vida te corresponde por fin; sois dos privilegiados ¿Qué hay de malo para que estés así? -- Rió con suavidad, no cesando las caricias.
-- T-tú... No quería hacerte daño a ti, odio eso. Tú no te merecías más daño, Woo. Eres un chico fantástico y- de verdad- tú te mereces todas las cosas bonitas del mundo, no esto... -- Esta vez JiMin sí que le miró, frunciendo los gorditos labios que alguna vez había tenido la oportunidad de probar.
-- Bueeeeno, hyung; yo sé perfectamente que no era tu intención que esto terminase de esa forma, pero también sé perfectamente que estás profundamente enamorado de él ¿Y quién soy yo para separar a dos amores enlazados por el destino? No quiero eso, no me haría feliz. -- Se sinceró, esta vez siendo él quien agachase la cabeza. -- Hubiera preferido que me lo hubieras aclarado hace días, pero está bien, Minie; entiendo que para ti posiblemente tampoco habrá sido fácil. --
Park tomó aire, acordándose de lo que habían sido sus días anteriores. Charlas con abogados, visitas al médico, reflexiones en familia sobre cómo buscar una solución a todo esto... no, desde luego no había sido días fáciles. -- No lo fue, pero tienes razón, tendría que habértelo comunicado antes... Pido disculpas por eso, lo siento de corazón que esto terminase así, Woo. --
-- No lo digas con esa voz de lástima, está bien, hyung. Sé que tus intenciones no eran malas, no pienses que tendré malas ideas sobre ti, eso no pasará, te lo aseguro. Así que anímate. -- El más alto rodeo los hombros ajenos con su brazo para atraerlo un poco en un efímero abrazo. -- Uh, perdón, estoy sudando y te abracé. --
JiMin rió negando con su cabeza, dejando después esta apoyada en el hombro del joven. -- Gracias por ser tan comprensivo, Woonie... eres admirable. --
El nombrado alzó sus belfos en una sonrisa, apoyando también su cabeza en la del contrario. Estaba allí a gusto, disfrutando lo que se temía que iría a ser una de las últimas interacciones con el rubio a solas e íntimas; para su mala suerte esta duró bastante poco. "EunWoo, pasaron los cinco minutos; a la cancha." Le gritó uno de los chicos mayores que estaban allí entrenando.
-- Bueno, hora de bajar. Espero que nos sigamos viendo, ya sabes, ahora nuestro grupo de amigos es el mismo. -- Dijo con una sonrisa, alzando la palma de su mano, y JiMin le entendió perfectamente. El rubio le chocó las cinco con otra sonrisa y por supuesto asegurándole que se seguirían viendo. -- Suerte para ti y YoonGi-ssi; os merecéis ser felices por fin. --
Bueno, JiMin acaba de solucionar algo que tenía pendiente. Su corazón ahora sentía pesar menos.
En tiempo en el que YoonGi entrenaba él se dispuso a ir al patio de la universidad, allí con TaeHyung adelantaron algunos trabajos que tenían. El poder hacer los trabajos grupales normalmente con el de piel canela siempre lo hacía todo más fácil, llevaban toda la vida juntos en clase y con las mismas metas, así que se entendían a la perfección.
Ambos estaban callados sentados en una de las merenderos de madera, sentados uno frente al otro compartiendo los airpods de Kim. La atmósfera era perfecta, y hubiera seguido así si no fuera porque una voz femenina y totalmente desconocida llamó la atención de ambos.
-- ¿Park JiMin? D-disculpad, estoy buscándole ¿Algunos de vosotros lo es? -- Preguntó ella apretando las asas de su bolso con fuerza, parecía realmente inquieta. Y en serio JiMin sabía que nunca había hablado con ella, pero tenía la sensación de que su cara le sonaba de algo.
-- Soy yo ¿Puedo ayudarte en algo? -- Inquirió extrañado, pero bastante curioso.
Ella suspiró aliviada. -- Con permiso. -- Dijo antes de sentarse al lado del nombrado, quién asintió moviendo un poco sus libros para dejarle espacio. TaeHyung bien podría haber seguido a lo suyo, pero era demasiado chismoso; y más si se trataba de algo que concernía a su mejor amigo. A veces le aterraba que a JiMin le estuvieran toreando por su blandito corazón, pero él siempre estaría ahí para poner a quien sea a raya.
-- S-soy, bueno, soy la mejor amiga de la novia de YoonGi-ssi... -- Murmuró, no sabiendo bien como empezar todo esto, ni siquiera tenía algo que decir en concreto, ella solo quería que todo lo que había estado pasando estas semanas se solucionase. Llevaba demasiado tiempo viendo a su amiga literalmente desquiciada.
-- Ex novia. -- Corrigió JiMin, uniendo los cables en su cabeza. Ya sabía quien era esa preciosa joven, era la novia de SeokJin. Sabía que YoonGi solía ir con su hyung a citas dobles. -- Si pretendes hablarme algo sobre ella es mejor que te lo ahorres... uhm... --
-- HyeYo, ese es mi nombre; disculpa. -- Park en serio no quería ponerse nervioso y pagarla con esta inocente chica que no tenía pinta ni siquiera de enterarse del clima. Acababa de decirle que MiWoo era su mejor amiga, no parecía ser conocedora de quién era el verdadero amor de la vida de esa mujer.
TaeHyung rodó los ojos en silencio, le parecía absurdo que a estas alturas alguien viniera a intentar defender a ese asco de persona con la que YoonGi había salido durante tanto tiempo.
-- No, no vengo a hablarte sobre ella, vengo a pedirte información. Porque ella no me la quiere terminar de dar. -- Ahora sí TaeHyung abrió sus ojos en sorpresa alzando de nuevo su mirada de sus apuntes, esto se estaba poniendo bueno, mejor giro argumental que algunos de los doramas que veía con JungKook los días de lluvia. -- Ella ha dañado a YoonGi ¿No? --
-- ¿Dañado? -- El rubio dejó salir una risa sarcástica, le hervía la sangre, no podía pensar que estaba al lado de alguien que apoyaba a esa chica. -- Esa loca le ha dejado casi sin visión en uno de sus ojos, le ha destrozado el departamento y le ha pegado varias veces; no contenta con eso también llamó a sus amigos a darle alguna que otra paliza. --
La castaña de cabellos cortos estaba perpleja, en serio no podía creer todo lo que estaba oyendo. Tenía una versión totalmente diferente. Su pareja, SeokJin, ya le había dicho muchas veces lo poco que le agradaba su mejor amiga, pero ella no quería creer que la intuición de él fuera tan certera.
Tal vez Kim tuvo que haber sido más esplicito contándole el por qué no era de su agrado.
-- ¿E-ella? ¿MiWoo hizo todo eso? P-pero ella es alguien bastante cariñosa... siempre está buscando compañía y ama a YoonGi-ssi... D-de hecho ella se quedaba muchas veces en mi apartamento porque las discusiones con él le hacían mucho dañ- -- La pobre chica no tuvo tiempo de terminar cuando JiMin se colocó de pie, posando la palma de sus manos en la mesa.
-- MiWoo solo quería estar contigo porque el amor de su vida es SeokJin. ¡Tú y YoonGi solo erais la manera que ella tenía para estar cerca de él! -- Esa información era algo que apenas el pálido y el de mejillas regordetas sabían. Eso era una de las últimas cosas que la pelinegra le había contado a Min, y él había acabado contándoselo a JiMin cuando terminaron de sincerarse el uno con el otro.
Tae no daba crédito a todo lo que estaba escuchando, en serio estaba deseando ver la cara de Gguk cuando le contase el chisme. La muchacha se quedó allí pasmada, con sus labios entreabiertos sin querer creer lo que el chico le acababa de decir. El amor de la vida de su mejor amiga, era su novio... ¿SeokJin sabía de esto?
La culpabilidad ahora inundó el cuerpo de JiMin, quien se sentó despacio de nuevo en su sitio lleno de arrepentimiento. Finalmente se había desquitado con quien no tenía culpa de nada. -- HyeYo noona... -- Llamó preocupado al no recibir algún tipo de respuesta de parte de la castaña. -- Ella no es tan buena como quería haceros creer, siento haber sido yo quien te lo haya dicho y de esta manera. -- Se disculpó.
Pero ella no escuchaba nada, lo único que tenía en la cabeza era todas esas veces en las que MiWoo se había enfadado sin sentido con ella, seguramente por la impotencia de ver qué tan bien iba su relación con el precioso hombre del que se había enamorado hacía ya tiempo. Todas esas veces que casualmente quería venir a su hogar cuando sabía que SeokJin iría a estar allí. Todas esas veces en las que se había quejado de YoonGi y ella había tratado de comprenderla a pesar de que no encontraba sentido a lo que decía.
-- Noona... -- Volvió a llamarle el rubio, esta vez obteniendo algo de parte de ella, su primero hipido. A partir de este la muchacha comenzó a llorar, intentando tapar sus ojos con la palma de sus manos. Se le había roto el corazón en un solo instante.
Park apoyó su manita sobre el hombro ajeno, dándole caricias y suaves apretones para que supiera que no se encontraba sola. Y para su suerte, YoonGi no tardó en aparecer, él supo solucionar todo esto mejor que nadie.
La pareja se encontraba en el auto de YoonGi, estacionados en el bloque de pisos donde SeokJin vivía. El pálido cuando llegó y vio toda la escena habló con la castaña, poniéndole al día con todo lo que había pasado, al final ella también era una afectada de toda la historia y se merecía ser conocedora de todo lo que estaba ocurriendo.
Luego de charla y más lágrimas de parte de ella, Min se ofreció a llevarla a casa de su novio, sabía que ahora le quedaba algunas cosas que hablar con él.
JiMin se había llevado todo el viaje en auto en silencio, en serio se sentía muy culpable por haber sido quien dijera algo lo cual no era su responsabilidad transmitir.
El mayor no le había mostrado estar enfadado, mucho menos contento. El solo hecho de pensar que había decepcionado a YoonGi con su impulsividad le hacía sentir tremendamente culpable, tenia hasta el estómago revuelto.
Lloro en silencio, tratando con todas sus energías que el pálido no descubriera como sus lágrimas estaban derramándose de sus ojitos pequeños, con su rostro totalmente girado hacia la ventanilla.
Realmente obtuvo lo querido, YoonGi no fue consciente de nada de esto; demasiado inmerso en todo esto. "Tal vez realmente estoy arrastrando demasiado a JiMin conmigo en esto." Pensó apretando el volante con sus dedos.
En el momento en el que estacionó el auto frente a la casa de la familia Park no tuvo chance ni siquiera de hablar algo con el rubio, este había salido del vehículo con rapidez; lo cuál extrañó enormemente al mayor ¿Acaso su pollito se había enfadado con él por algo?
Para cuando YoonGi entró en aquel hogar fue saludado por ambos padres, obteniendo la ya típica caricia en sus hombros de parte del señor Park. -- ¿Vienes con hambre? La cena está prácticamente terminada. JiMin nos ha dicho que ya comió algo en la universidad. --
"Me salió mentiroso mi amor" Él sabía a la perfección que el jovencito no había comido nada en las horas anteriores. El de mejillas regordetas además odiaba cenar fuera de su casa, porque esta comida era muy especial, era prácticamente su hora en familia del día. Aquello era algo que el pálido sabía perfectamente. -- Sí, en realidad me muero de hambre. -- Se sinceró, con una sonrisa ligera.
Era su primer día de entreno después de mucho tiempo, así que sí; acababa de tener mucha actividad física para lo que se había acostumbrado, su cuerpo pedía un poco de recuperación.
Los dos adultos rieron colocando lo que faltaba en la mesa con ayuda de YoonGi, quien se preocupó aún más ante la ausencia de su chico; pensó que aunque no quisiera cenar ese día iba a bajar para estar con ellos, pero no parecía así. Pero él no iba a permitir su ausencia así como así, por lo menos lo intentaría.
Subió las escaleras y abrió despacio la habitación en la que llevaba un mes durmiendo, había esperado encontrarse al precioso rubio allí, pero no; JiMin estaba encerrado en el baño de su habitación. -- Pollito... -- murmuró el mayor dando dos suaves toques en la puerta. -- Vamos a cenar y nos encantaría que estuvieras allí con nosotros... -- Aseguró, esperando que la puerta se abriera y ambos bajasen.
Pero no, ninguna respuesta; era alguien tranquilo pero se estaba comenzando a inquietar. Esto le estaba recordando de alguna manera a cuando había algún problema con MiWoo y esta se dedicaba a hacerle pared, ignorándole a conciencia como castigo. Y claro que sabía; o quería confiar, en que Park no lo hacía con esa intención, pero igual dolía. -- Baja, por favor... te queremos allí con nosotros... Te quiero.-- Fue lo último que dijo antes de bajar a la cocina.
Los padres del rubio conocían a su niño, sabían como era JiMin y cómo se tomaba las cosas. En cuanto le habían visto entrar por la puerta sabían que algo no había ido del todo bien, tenían presente que algo como esto pasaría, pero no pasaba nada, cada persona gestionaba las cosas como podía, y su niño siempre necesitaba un poco de tiempo a solas cuando algo le abrumaba.
En otra ocasión ellos habrían cenado y luego hubieran ido a la habitación del pequeño para hablar si este lo necesitaba; pero hoy estaban seguros de que no serían ellos quienes consolasen al de mejillas adorables.
Aunque la preocupación no abandonaba el cuerpo del pálido, este estaba disfrutando el momento. Para él algo como cenar en familia era un privilegio, y esos dos adultos se habían convertido en dos personas sumamente importantes para él; ellos siempre estaban ahí para aconsejarle, darles un abrazo reconfortante y animarle a seguir. No tenía palabras para agradecerles en realidad.
Había sido un rato ameno, YoonGi estuvo contándoles sobre el entrenamiento y algunas cosas más de clase, ayudándoles luego a ordenar la cocina e incluso siendo él quien se encargase de limpiar esta. Ellos ya habían cocinado, no quería dejarles hacer más cosas.
El momento de ir a dormir no se demoró en llegar, la pareja de casados se despidieron del castaño en el pasillo de la segunda planta mediante susurros por si por algún casual JiMin se encontrase dormido.
Aquello era algo que Min esperaba que no se diera, porque no quería imaginarse el tener que ir a dormir con la angustia dentro de su pecho ¿Había hecho algo tan malo como para que JiMin no quisiera ni siquiera dirigirle la palabra? Realmente los fantasmas del pasado le estaban haciendo una mala jugada.
El mayor empujó la puerta, encontrándose con la habitación a oscuras y un bulto en la cama king size, podía ver por la poca luz que entraba por el ventanal que JiMin estaba prácticamente tapado hasta la cabeza con las sábanas, con su rostro hacia el otro lado. Hacía pocos días que se habían empezado a acostumbrar a dormir juntos en la cama del rubio, así que ver como este le había preparado el colchón individual a un lado le había en serio quebrado un poco el corazón.
El de ojos felino suspiró "A lo mejor sigue despierto..." Se animó, colocándose el pijama aún tratando de no hacer ruido.
Lo último que hizo fue lavar sus dientes; y aunque el colchón individual estaba ahí preparado para que él descansase, quiso intentarlo por última vez, él en serio quería solucionar lo que fuera que estuviese pasando, quería que esta vez la relación fuera bien, no volver a cometer los mismos errores. No con el amor de su vida.
El pálido abrazó al joven apenas rodeándole la cintura, pegándose ligeramente a él para menguar la distancia entre ambos y poder depositar un beso sobre la parte de atrás de su cuello, bajo su nuca. -- Minie; no sé qué pasa, pero me encantaría hablarlo para que estuviésemos bien. -- Susurró al haber notado como el cuerpo del chico se había tensado por completo desde que se había metido bajo sus sábanas, indicándole que obviamente seguía despierto.
Una vez más, él no contestó; la única respuesta que obtenía el de cabellos chocolates era no verbal, sentir el cuerpo del contrario totalmente rígido contra el suyo. "Bien, definitivamente él no me quiere aquí, le estoy molestando." Pensó, sintiéndose derrotado; no quería darle paso a sus pensamientos intrusivos, pero no estaba siendo fácil cuando lo único que podía obtener de la situación era la interpretación de que molestaba a todos, incluso a la persona que más quería.
Con cuidado se separó, saliendo de aquellas calentitas sábanas para irse al colchón del suelo. YoonGi estuvo allí durante minutos que se le hacían interminables, no podía dormir, solo podía pensar en círculos sobre qué fue lo que pasó, qué hizo que podría haber dañado a su chico. Estaba encogido, con sus ojos abiertos hacia la pared contraria de donde el rubio se encontraba.
Fue por esa razón por la que no pudo ver como el joven se movía, apenas se dio cuenta cuando su colchón fue visitado por el cálido cuerpo ajeno. El de mejillas abultadas escondió su rostro en la espalda del pálido, esta vez siéndole imposible llorar en silencio. YoonGi podía sentir como su ropa se mojaba, como la pequeña manita que rodeaba su estómago temblaba por los ligeros espasmos de JiMin y cómo este mismo se pegaba a él en busca de sosiego.
-- Discúlpame... n-no era mi intención. Lo sien-siento mucho, hyung... -- Jadeó en un murmuro entre lágrimas el pequeño.
Al principio Min quiso dejarle que se desahogase llorando, pero no podía simplemente dejarle allí sollozando contra su espalda. Le partía el corazón saber que JiMin estaba pasando un momento angustioso. Por eso se dio la vuelta con delicadeza, deslizando sus manos hasta las piernas de JiMin para colocarse él bocarriba y traerse el cuerpo de su chico sobre el suyo. -- Tranquilo, cariño... cálmate y hablemos, todo está bien... --
Y que después de todo, de su inmadurez y su fallo, YoonGi siguiera hablándole de esa manera tan bonita y delicada le hizo romperse un poco más. El joven se acurrucó sobre el cuerpo de su hyung, sintiendo como sus fuertes brazos lo apresaban contra su cuerpo con amor. Las grandes palmas del mayor se paseaban por su espalda, por debajo de su pijama. Su frente recibía besos de consuelo. Su corazón se tranquilizaba con los susurros con deje ronco.
-- N-no debí decirle nada a HyeYo, me desquite con ella, lo siento mucho. Me adueñé de un problema que no es m-mío... -- Volvía a disculparse cuando se encontró apenas un poco más tranquilo.
-- Minie, yo te hice parte del problema; sería injusto por mi parte decirte que no te metieras en esto porque no es tu asunto. Claro que lo es. Estoy en tu casa, con tu familia, eres mi chico, soy el tuyo; claro que este problema de concierne... -- Explicó moviendo su cabeza para restregar esta con la del pequeño. -- No voy a decirte que explotar con HyeYo estuvo bien, pero... ¿Quién soy yo para corregirte algo, JiMin? Me equivoqué tantas veces... --
A pesar de que seguía llorando, ya estaba mucho más calmado ya apenas sorbía su nariz y algunas aleatorias y desobedientes lágrimas se escapaban. -- Tenía mucho miedo de... de decepcionarte, estrellita. No sabía como mirarte, no quería comprobar lo desilusionado que te encontrabas por mis acciones... -- -
-- ¿Sabes? No me he sentido de esa manera. -- Aclaró dejando de mover las manos por su espalda para ahora simplemente rodear la pequeña cintura de su chico, aún disfrutando de su aterciopelada piel debajo de su ropa. -- Pero sí me sentí triste, puedo entender que habrá momentos en los que necesites espacio y no quieras hablar; pero dímelo, comuniquémonos por favor, Minie. -- Dijo sintiendo como el rubio alzaba tantito su cabeza para pegar su voluminosos labios a su mandíbula, percibiendo como a la par que hablaba el contrario dejaba pequeños y lentos besitos en esa zona.
YoonGi por un momento lo relacionó cuando regañas a un cachorrito y viene corriendo arrepentido a lamerte las manos. Park era tierno.
-- Yo... bueno, me hace mucho daño que me ignores. Era una de las formas en las que MiWoo solía abusar de mi psicológicamente, haciéndome el vacío durante muchos días. -- Volvió a hablar. Y aquello era algo que JiMin sabía, lo había vivido en primera persona, ver como YoonGi estaba angustiado por como esa chica le ignoraba cuando era su pareja.
-- Lo siento... no pensé en eso, hyung. No lo volveré a hacer, s-siento mucho haberte hecho daño... -- Su voz volvió a temblar, cosa que puso alerta al mayor. -- Odio el haberte hecho sentir mal, no me gusta...--
-- Cariño, sin quererlo nos dañaremos, yo lo hice también. No pasa nada, estamos aprendiendo y creciendo juntos ¿no es así? -- YoonGi se removió haciendo que ahora fuera el rubio quien quedase tumbado en la cama bocarriba, él se quedó de lado, apoyado en uno de sus antebrazos para mirarle desde arriba. -- Queremos pasar nuestra vida juntos, aún hay mucho que aprender el uno del otro; todo irá bien mientras hablemos los problemas, precioso. -- Aseguró.
JiMin se perdió en sus ojos felinos, amaba de todo corazón a ese chico. La pequeña mano viajó hasta la cara del castaño, ahuecando su mejilla con cariño. -- Hablaremos, lo haremos siempre que sea necesario, te lo prometo; hyung. --
El nombrado asintió con su cabeza, echándose hacia delante para poder atrapar los gorditos labios ajenos con los suyos de manera efímera. -- Bueno, ahora tenemos dos opciones, tú escoges. Opción número uno, bajamos a la cocina y cenas algo mientras te hago compañía; u opción número dos, nos movemos a tu cama y te abrazo toda la noche mientras me das los besos que me merezco. --
Park rió ligeramente alzando sus brazos para rodear el cuello del mayor con estos. -- ¿Podemos ir a cenar algo y luego a mi cama? En realidad me muero de hambre. -- Pidió, y posiblemente si no tuviera tanta confianza con YoonGi se hubiera avergonzado por admitir que había estado a punto de irse a dormir con hambre por terco.
-- Vamos, pollito, tus padres te dejaron comida en el horno porque estaban seguros de que bajarías. -- Dijo, saliendo del colchón para esperar que el otro hiciera lo mismo.
Ambos entrelazaron sus manos, Yoon se permitió tomarse unos segundos para borrar bien los rastros de lágrimas que habían quedado en la carita del pequeño. Con la poca luz que tenían allí se sonrieron el uno al otro y ya bajaron las escaleras.
El pálido había dejado su teléfono olvidado en el colchón. Allí en la soledad de la habitación vibró y la pantalla se encendió.
"Número desconocido".
YoonGi, necesito verte.
Soy MiWoo, tuve que coger el teléfono
de un amiga porque me tienes bloqueada
de todos lados.
Nos veremos, espérame.
Capítulo dedicado a Lopita_ym y gijypalete que me sugirieron la actualización de esta obra.
Kissuu~~ 080323.
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