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quince



Por primera vez en la historia de su amistad, había sido JiMin quien había estado preparado el primero y no al revés, ahora le era divertido estar metiéndole la prisa que siempre TaeHyung se dedicaba a meterle. -- Vamos, Tae, siempre igual, vamos, vamos. -- Dijo de forma irónica tumbado desde la cama del nombrado. 

El joven de piel canela que estaba peinándose frente al espejo le lanzó una mirada asesina a través de este. -- Siempre te espero porque eres un tardón, por un día que lo sea yo no se muere el mundo, Minie. -- 

-- Pero si vas a estar guapísimo con lo que te pongas... por qué de repente hoy te estás arreglando tanto. -- Inquirió poniéndose de pie para ayudar a su amigo a colocarse la boina, la cual estaba sujetando con horquillas para que no se terminase de caer en algún momento. -- Dame dos, así la sujeto por detrás. -- 

-- Gracias. -- Agradeció el castaño dándole el par de horquillas pedidas. -- Me arreglo porque me gusta verme guapo, no hay alguna razón más. Tú también te arreglaste hoy, pero no tardaste por obra milagrosa ¿Qué pasó? -- 

El más bajo se encogió de hombros con una gran sonrisa, a lo mejor se debía a su graaaan bueno humor por culpa de cierto chico pálido que últimamente  lo traía en las nubes. Pero bueno, nunca sabrían por qué en realidad, misterios misteriosos.

Después de arreglarse el cabello, ambos chicos ya pudieron salir de allí directos al pabellón de deportes de la ciudad. Por supuesto Kim era quien iba conduciendo, siendo el contrario quien se encargase de colocar la música que más les gustaba a todo volumen en la radio. -- Tonight I'm gonna give you all my love, bubble, pop, electric. -- Cantaron entre miradas cómplices cada vez que Tae paraba por un semáforo. 

Era fantástico tener una persona con la que compartir todo, Tae era su persona, definitivamente. Amaba de igual manera a JungKook, pero era distinto, con ese chico siempre había intentado ser su héroe, su mayor ejemplo a seguir y alguien bueno en el que convertirse para cuidar de él, pero con TaeHyung cometía las mayores locuras.

Una vez que entraron en el gran lugar suspiraron con tranquilidad, todavía no había comenzado el partido, aún estaban las personas moviéndose de un lugar a otro. -- Creo que venir a ver un partido de volley por alguien que acabamos de conocer es definitivamente lo más surrealista que hemos hecho en el año. -- Dijo Kim viendo todo a su alrededor. 

El rubio asintió dándole la razón, y cuando no lo esperó en absoluto, sintió como alguien desde atrás lo alzaba entre risas. -- ¡JiMin hyung! ¡TaeHyung hyung! ¡Gracias por venir! -- Ahí estaba el chico más energético que nunca antes podría haber conocido. 

-- EunWoo ¿preparado para tu partido? -- Dijo Park una vez que el azabache le había dejado de nuevo en el suelo, a lo que por supuesto asintió con una deslumbrante sonrisa. 

El anterior día cuando lo conoció, el joven portaba ropa holgada y además larga, puesto que no se encontraban en una estación calurosa. Ahora que podía verlo con su equipación de deporte se había quedado asombrado, esas piernas no podían ser normales. Se notaba que había estado practicando volley desde hacía demasiados años. -- Los chicos están allí arria. --EunWoo pasó su brazo por encima de los hombros de Tae y le apuntó con el dedo a un lugar de las gradas. -- Os han reservado dos lugares. -- 

-- Está bien, iremos ¿Quieres algo de beber antes de que nos sentemos, Minie? -- Preguntó el de piel canela mirando hacia el pequeño puesto de comida y bebida de la entrada del recinto, aún con el brazo del deportista por encima. 

-- Uhm, si, un refresco estará bien. -- 

-- ¡Espero que disfrutéis el partido, muchas gracias por venir! -- El agradecimiento del  chico les tomó desprevenidos, pero no tardaron en sonreír en grande como respuesta, al igual que él estaba haciendo. 

JiMin alargó su brazo con su puño cerrado. -- A por todas, Woo. -- Y como si llevasen toda la vida haciendo aquello, el nombrado chocó con suavidad su puño cerrado con el de su hyung, no pudiendo evitar reír un poco por la emoción. 

Ese chico era una fuente de energía positiva, todo lo emocionaba y le hacía sonreír, era algo que desde fuera a todo el mundo le terminaba asombrando, porque una persona que te aporte esas ganas de vivir y disfrutar de las pequeñas cosas eran imposibles de no querer. 

Después de comprar ambos un refresco y unas patatas de maíz, fueron a sentarse con el resto del grupo que les estaban esperando sonrientes. Fue una manera diferente de pasar la tarde; y sorprendentemente divertida. 





Era viernes pero para el pálido estaba siendo el día más aburrido de la historia. Se había llevado toda la tarde en la biblioteca estudiando y recogiendo información de historia que difícilmente encontraría en otro lugar. Hasta donde tenía entendido, esa tarde JiMin salido con amigos. SeokJin estaba con HyeYo en una cita. Y MiWo... hacía días que no hablaba con la pelinegra. 

Quería saber de ella, fuera de la pésima forma en la que estaban llevando últimamente su relación, era alguien importante para él, posiblemente la chica más importante de su vida, quería saber si estaba bien, si necesitaba ayuda o algo. 

Eran casi las doce, que la biblioteca tuviera horario nocturno también era algo que YoonGi como universitario exigente agradecía, no había punto de comparación de lo que era estudiar en su casa, a hacerlo allí. -- Bueno, suficiente por hoy. -- Murmuró cansado, sintiendo como su sien dolía, demasiado tiempo concentrado. 

No había tomado el auto puesto que se encontraba cerca de casa, ahora se arrepentía un poco porque se encontraba cansado, pero vamos, era absurdo gastar gasolina en ese corto recorrido. 

En el camino sacó su teléfono, viendo unos mensajes de JiMin, quien le había contado lo mucho que había tardado su amigo en arreglarse, lo ricas que estaban las patatas de maíz; y que además, el amigo que había ido a ver jugar, había ganado el partido. YoonGi se sentía un poco culpable por no haberle estado contestado, pero obviamente había ignorado el teléfono mientras estudiaba, sino, era imposible. Por eso ahora se estaba entreteniendo en responderle.

-- ¡MiWoo! ¡Ahí no! ¡Espera, espera! -- Al escuchar aquel nombre, el de ojos felinos alzó la mirada de su teléfono. No podía creer lo que estaba presenciando. 

Su novia estaba dentro de un callejón, con sus manos apoyadas en la pared y rostro agachado, posiblemente a punto de vomitar. La persona que le había llamado era una de sus amigas, quien había ido inmediatamente a agarrarle el cabello para que no se manchase. 

Por supuesto que no podía simplemente ignorar e irse como si nada, aunque siquiera lo pensó, se movió hacia ellas directamente. -- ¿Qué pasa? ¿Qué hacíais? ¿Estás bien? -- Inquirió con preocupación el pálido, paseando su mano por la espalda de su pareja, quien no parecía estar en su mejor momento. 

-- Estábamos de fiesta, déjanos en paz, ella simplemente bebió un poco más de lo debido y encima se negó a cenar. -- Le contestó esa chica que en serio tan poco soportaba. 

A YoonGi se le escapa del entendimiento el por qué el grupo de amigas de la universidad de MiWoo le odiaban, siempre le miraban mal y lo trataban como si fuera la peor persona del mundo. Sincerándose, estaba un poco  harto de esa actitud de mierda hacia su persona, pero no era el momento. -- Woo,  te están temblando las piernas y las manos, vamos a casa. -- Dijo YoonGi preocupado, era la primera vez que MiWoo bebía de tal forma. 

Ella siempre había sido alguien sumamente responsable en todos los aspectos de su vida, no se quería imaginar qué había pasado para que la joven terminase haciendo aquella inconsciencia. 

-- ¿Por qué te la vas a llevar a casa? Ella solo necesita vomitar, vomitar y luego seguir pasándoselo bien ¡no te necesita! -- 

-- ¡Lo que no necesita son amigas de mierda como ustedes! -- Respondió ya cansado el castaño, mirando a la chica que le había gritado. -- Lo que no voy a dejar a esa a una persona en este estado en la calle ¿lo entiendes? -- 

Ambos se miraron recriminándose con la mirada lo mucho que se detestaban el uno al otro, solo el sonido de una arcada, y lo que os imagináis que vino después, les hizo terminar con esa batallita. Estaba siendo complicado para el chico, odiaba el vómito y normalmente si veía a alguien más hacerlo, iría el detrás, pero ahora su preocupación era más grande que el asco. 

MiWoo estaba horriblemente mal. -- Cuidado... levanta un poco la...ugh, la cabeza. -- Murmuró alzándole un poco la frente, la cual tenía empapada en sudor. -- Mira, me voy a llevar a MiWoo a casa, no puede quedarse en este estado en la calle ¿Tiene dentro de la discoteca algo? -- Inquirió sin mirar a la fémina, la cual asintió, yéndose a por eso. 

En cuanto el pálido tuvo en sus manos el abrigo de su pareja, decidió que era el momento de irse. -- Intenta que ninguna amiga más se te muera por el camino. -- Fue lo último que dijo Min antes de pasar su mano por la cintura de MiWoo, que estaba tan poco consciente que se estaba dejando llevar sin más. 

-- Otra... con limón... -- Murmuraba la azabache medio tropezándose con sus propios pies. 

-- Sí, eso es lo que te hace falta, Woo, otra copa. -- Espetó con ironía luego suspirando ¿Qué hubiera pasado si no se hubiera encontrado con ellas? ¿Cómo podían ser tan inconscientes? Dios, MiWoo siquiera sabía con quien se estaba yendo, cualquier otra persona se la podría haber llevado para aprovecharse de ella. 

De verdad que el pálido iba a tener una seria charla con la joven en cuanto volviera a sus sentidos, no porque saliera o qué, pero si que quería hablar sobre sus nefastas amistadas, no podían simplemente callarse. 

Entre tumbos, mareos y casi vómitos de nuevo, YoonGi consiguió que llegasen a casa sanos y salvos. Sin ninguna segunda intención y sobre todo un poco cansado ya, Min no dudó en meter a la chica bajo la ducha, mojándole el rostro e incluso el cabello, estaba recibiendo quejas de su parte, pero le daba igual. 

Fue así como la fémina recuperó apenas un poco la consciencia. Seguía borracha, pero por lo menos sabía vocalizar un par de palabras sin olvidarse de lo que decía por el camino. 

Yoon se preocupó de secar su cabello después de lavarlo, darle un cambio de ropa limpio y dejarla sentada en el sofá, donde ahora se encontraba ella mirando a un punto al infinito totalmente perdida. -- Woo, te he hecho tallarines con verduras, cómetelos, pero si te entra fatiga para ¿Vale? -- Dijo, recibiendo un lento asentimiento de cabeza. 

Días sin verla ni hablar con ella, y para lo que se ven es para esto ¿Qué clase de relación amorosa era esta? YoonGi no podía decir que no sentía nada por la chica, la adoraba, la amaba y en serio le encantaría que su relación fuera tan buena como lo era antes... extrañaba a la antigua MiWoo. 

Quería encontrarse un viernes noche acurrucado con ella en la cama, no cuidándola porque casi acaba en un coma etílico. Todo esto le asustaba, le generaba miedo el pensar que lo que había planeado toda su vida no iba a salir así. Sus planes habían sido casarse con esa preciosa chica, cuidarse mutuamente hasta sus días finales. 

Ahora que ella estaba fallándole de todas las maneras posibles, JiMin había aparecido en su vida y lo había revolucionado todo como solo él podría. 

La respiración del castaño se estaba volviendo pesada y rápida, sin darse cuenta se vio agarrándose a la encimera con manos temblorosas. ¿Era MiWoo el amor de su vida? No lo sabía, no lo sabía ¿y si la estaba cagando con ella? Pero, si lo era ¿por qué le hacía sentir tan mal? Estaba engañándola, y ella ignorándolo, ambos haciéndose tanto daño pero pareciendo necesitarse tanto. 

El chico fue consciente de que estaba comenzando en un bucle de ansiedad cuando su teléfono comenzó a sonar, volviendo de golpe a la realidad, saliendo de sus pensamientos. "Pollito." brillaba en la pantalla, y por supuesto que descolgó la llamada. 

-- ¿Hyung? Estábamos hablando y de repente dejaste de contestar y me preocupé... pensé que alguien te podía haber atracado por la calle de vuelta de la biblioteca o algo. -- Dijo en voz baja el chico rubio, haciendo que el mayor sonriera al instante. 

-- Estoy bien, Minie. -- Aseguró, como la fuerza más mágica, ese chico le  hacía sentir importante de la nada. -- Bueno, bien lo que se puede decir bien, tampoco; pero estoy en casa. -- 

-- ¿Ha pasado algo, hyung? -- 

No sabía si era lo mejor contarlo o no, no quería que el rubio se sintiera mal o algo parecido; pero si había algo que no quería en absoluto era mentirle, basta de mentiras, no con él, porque lo último que quería era dañar al único que aún no le había fallado de ninguna manera. -- Está MiWoo en casa, me la he encontrado en mitad de la calle casi inconsciente vomitando, siquiera me reconoció y se dejó llevar por mi, no podía dejarla así fuera... -- Le contó en voz baja, con intención de que la chica no se enterase, aunque dudaba que se fuera a enterar de algo con la borrachera que tenía. 

La línea quedó en silencio durante algunos segundos, lo cual tensó al castaño ¿la había jodido otra vez? -- Estrellita... -- 

-- D-dime. -- 

-- ¿Quieres que vaya? Tengo que acompañar a TaeHyung-ah a buscar a JungKook, también ha salido y tenemos que pasar por él, si quieres... solo si quieres... puedo ir allí. -- JiMin, mordió su mejilla interior demasiado nervioso, le estaba proponiendo un plan loco, ese chico estaba solo con su novia en casa; y él le estaba sugiriendo quedarse allí con ellos. -- Sabes, en realidad nos vemos ya mañana si quieres es una tonterí- --

-- Ven. -- Interrumpió inmediatamente el mayor, con sus ojos clavados en la chica que estaba tumbada en el sofá medio dormida. -- Te espero abajo. -- Fue lo que dijo antes de colgar. 

A lo mejor estaba siendo muy egoísta, pero no sabía que hacer. Se sentía como la persona más horrible por estar jugando con dos personas a la vez, pero en serio no sabía como hacerlo. Si pasaba esa noche solo, o mejor dicho, acompañado por una muy borracha MiWoo, iba a acabar mal, peor de lo que se encontraba. Por eso es que no pudo evitar aprovechar el ofrecimiento del joven de mejillas abultadas. 

Necesitaba un poco de esa paz que JiMin era capaz de darle. 

Había dejado a la azabache cenando lo que le había preparado, advirtiéndole de que JiMin iba a ir a para allá y que iba a dormir allí con ellos. Mentiría si dijera que MiWoo no le había mirado raro, pero no tenía demasiado claro si había sido porque la idea no le había parecido bien del todo, o porque todavía no se enteraba de mucho. 

Llevaba ya unos seis minutos esperando en la puerta de su edificio cuando reconoció el auto de TaeHyung estacionarse frente a él, de donde salió el chico rubio al que estaba esperando. Este mismo se despidió de sus amigos que estaban dentro y se acercó con prisa a su hyung, tomando una de sus manos y mirándole con preocupación. -- ¿Estás bien? Estás pensando demasiado ¿Verdad? -- 

-- No lo sé, JiMin, no lo sé. -- Susurró, quebrándose en cuanto el rubio tiró de su mano para abrazarlo allí, en aquel solitario portal, volviéndolo el sitio más cálido de repente. 

YoonGi se deshizo en lágrimas, con su mentón apoyado en la cabeza del más bajo mientras ambos se abrazaban. En ese momento Park no sabía qué hacer, se sentía tan mal, no por él mismo, sino por no saber como ayudar a ese chico que parecía tan perdido. 

Su hyung no lo había tenido fácil, había pasado por un proceso de problemas de autoestima grave cuando era más joven y que seguían ahora, sus padres a los que amaba se habían divorciado y desde entonces su familia cambió por completo, depositó todo su amor y esperanza en MiWoo, y de nuevo la vida parecía darle una patada. Entendía, o por lo menos, empatizaba con él. Por eso es que tendría paciencia, debía de tenerla. 

-- No llores... me duele el corazón de escucharte llorar de esa forma, estrellita... -- Susurró besando el torso del mayor, balanceándose un poco de lado a lado con intención de tranquilizarle. 

-- ¿P-por qué eres tan bueno? No lo merezco, JiMin. Todo lo hago mal, ni fui un buen hijo, no pude mantener a mi familia unida, tampoco lo hice bien como pareja, Woo me comenzó a odiar de la nada; y-y contigo... contigo si quiera lo estoy haciendo bien, te mereces algo, cualquier otra cosa, algo mejor que esto. -- 

El más joven tragó saliva, si seguía viéndole de esa forma iba a acabar por llorar él también. Sus ojos se cristalizaron en cuando hizo contacto con los ajenos, el alma de YoonGi se sentía tan rota que le dolía a él también. -- Min YoonGi hyung, escúchame... -- Aunque sus manitas temblaban, consiguió posarlas sobre las mejillas empapadas del castaño. -- A veces los padres se desenamoran, y no es culpa de sus hijos, las relaciones a veces no funcionan, no te eches las culpas. Y ella... no creo que hayas sido tú el problema en cuanto a ustedes, t-tú solo la miras con adoración y ella te trata como la última mierda, no es tu culpa. -- 

A JiMin le encantaría que en algún momento, tal vez con el paso del tiempo, esos ojos felinos le mirasen de esa forma a él, como si fuera lo más bonito del mundo, como si todo mereciera la pena solo por verle cada día al despertar. -- No lo sé... no lo sé... -- Volvió a sollozar, juntando su frente con la del rubio. 

Los dedos pulgares de JiMin se movieron por encima de su rostro, intentando limpiar cada lágrima que se resbalaba. Despacio dejó unos cuantos besos en sus finos labios, sintiendo como las manos del mayor se posaban en su cintura, apretando su polerón con angustia. -- Ella te sigue gustando, y es normal... -- Dijo el rubio entre los besitos que le proporcionaba. -- Daré lo mejor de mi para enamorarte, daré lo mejor para sacarte de esa relación que te está consumiendo, hyung. -- 

En esos instantes Min era incapaz de vocalizar algo, le faltaba el aire y lo único que podía hacer era disfrutar de como el rubio le trataba de esa forma en la que le hubiera gustado que le tratase MiWoo, porque así eran las cosas "ojalá fuera MiWoo quien intentase arreglar esto que tenemos", era lo único que cruzaba en la mente del mayor; sintiéndose dichoso por tener a alguien como JiMin al lado, pero no pudiendo evitar pensar que ese chico era demasiado, que lo acabaría dejando, y que no quería sufrir más, no podía más. 

-- E-eres...er-eres... la persona más buena que he conocido. -- Hipó el más alto y el contrario sonrió enternecido, pero triste. No iba a a abandonarle, no iba a dejarlo solo en esa tempestad. No solo porque lo viera como la persona que le gustaba, también porque sería incapaz de dejar a alguien desamparado de esa manera. Min YoonGi necesitaba ayuda, alguien que le mostrase que la realidad de su cabeza no tenía sentido ninguno; y JiMin se iba a quedar a intentarlo, teniendo fe de que podía salir bien. 

Y también sabiendo que podía salir con el corazón partido, a lo mejor comprobando que ese chico no podía enamorarse de nadie más que no fuera Kang MiWoo. 



Hola, angelitos míos. ¿Cómo estáis? Espero que genial, y si no es así y necesitáis hablar, podéis contarme a mi. Por favor, si alguien se siente solo o sola, puede tenerme presente. Contadme si algo os hace sentir mal, si algo os hace sentir bien, si ha pasado algo feliz en vuestra vida y no sabéis a quien contárselo, o si os sentís frustrados, lo que sea. Tenéis aquí a alguien. 

Espero que hayáis disfrutado del capítulo, cada vez estoy menos convencida de lo que escribo; pero bueno, me hace muy feliz escribir aunque no lo haga del todo bien, así que seguiré por aquí para las personas que también les gusta. Gracias por leerme, de todo corazón. 

Os quiero mucho, cuidadse mucho. 

Aquí os dejó lo que os prometí el capítulo pasado, como se ve Cha EunWoo en esta historia. 

Miradlo que bonito con su equipación. Es de baloncesto, pero bueno, esta vez tengamos un poquito de imaginación y pensemos que es de volley. 

Nos leemos en el siguientes. 

Kissuuuu.~~

130221.

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