diecisiete
Habían días que se necesitaba frenar un poco el mundo, dar una pausa a cualquier cosa que estuvieras haciendo y dedicarte tiempo, mimarte un poco y hacer lo que sea que te relajase; bueno, pues ese día, era el de JiMin.
Eran las casi ocho de la tarde, la cual llevaba entera estudiando. En ese punto sintió que ya no podía más, demasiada información para su pobre cabeza. Lo bueno es que podía permitírselo, el joven era alguien bastante aplicado en sus materias, por lo que podía sin problemas alguno despreocuparse en estos instantes.
Se había colocado una pasada de felpa para quitarse el cabello del rostro y se dispuso a hacerse un largo skin care. -- Me encanta esto... -- Murmuró estando con sus ojitos cerrados sobre su colchón, disfrutando de la frescura que la mascarilla estaba dándole en la piel de su rostro.
A su lado en el colchón estaba su laptop reproduciendo un video cualquier de esos youtubers coreanos a los que seguía, este se vio interrumpido por una llamada entrante vía Skype. El tono de llamada hizo que el chico abriera sus ojos extrañado, no había acordado en hablar con nadie.
En seguida se le iluminaron los ojos, SeulGi le estaba llamando.
-- ¡Gigi! -- Gritó Park al ver a la chica a través de la pantalla.
Ellos eran ese tipo de amistad que no les hacía falta estar cada día hablando para saber que se tenían el uno al otro. Antes se veían cada día ya que iban a clase juntos, pero ahora cada uno estaba en una ciudad diferente, así que era sumamente complicado.
De cualquier forma, la realidad era esa, podían no verse y llevarse semanas largas sin hablar, que nada iría a cambiar, a la vista estaba. SeulGi se encontraba de pie en su habitación, con un pantalón desabrochado y con su parte superior solo siendo cubierta por su ropa interior. -- JiMin, necesito ayuda ¡ayuda! Estoy a punto de ir a una cita con una chica que, uf, simplemente, uf ¡¿Qué me pongo?! --
Para el rubio era imposible no reirse, ahí tenía a su desesperada mejor amiga lloriqueándole por un poco de ayuda, cuando en realidad SeulGi se vería deslumbrante con cualquier cosa. -- Lo que no entiendo es ¿Por qué vas a usar un pantalón? La falda es mucho más útil para lo que seguro acabaréis haciendo. --
-- Tienes razón, falda, falda, falda. -- Por la cámara se vio como la chica se levantaba hacia su closet, sacando todas las que tenía para enseñárselas a su mejor amigo, quien estaba ahí tumbado en su cama tan tranquilo, muy al contrario de ella. -- ¿Esta amarilla te gusta? --
-- Me encanta, esa, sin duda esa. --Y la chica se desvistió también la parte inferior para colocarse la falda sin vergüenza ninguna. Conocía a JiMin desde que tenían siete años, y ninguno de los dos tenían pudor para ese tipo de cosas. -- ¿Cómo te va? Casi no hemos podido hablar desde la graduación. --
-- Lo se, Minie, disculpa. La mudanza a otra ciudad, la universidad y las fiestas unversitarias me han tenido ocupada. -- Contó con una sonrisa mientras se terminaba de vestirse con un crop top de mangas largas. -- Me va bien, me gusta mucho mi carrera, ya sabes, tengo que estudiar demasiado, pero me encanta la bioquímica. ¿Cómo estás tú? Oh ¿Y Tae y JungKook-ssi? --
JiMin se alegraba de sobremanera por la chica, había sido testigo cuanto se había esforzado por entrar en aquella carrera tan compleja, y para alguien que le gustaba tanto la fiesta como era SeulGi, era muy complicado, pero ahí estaba, justo donde siempre soñó. -- Estoy bien... ¿Recuerdas nuestra graduación? -- Inquirió relamiéndose los labios mientras veía como ahora la contraria comenzaba a maquillarse, asintiendo en el proceso. -- Pues conocí al amor de mi vida ese día. --
La castaña dejó de pasar la brocha con sombra para ojos sobre sus párpados, más que nada porque lo único que podía hacer era mirar a su mejor amigo con una expresión mostrando lo anonadada que se sentía -- ¿Al amor de tu vida? ¿Por qué no me lo has contado? Mi mejor amigo tiene novio y yo ni me entero. --
-- No te conté que es mi novio porque no lo es, muy al contrario, tiene novia. -- Explicó el de mejillas abultadas, después soltando un breve suspiro. No hacía falta que la fémina dijera algo para darle a entender que no estaba conforme con aquello. -- Es complicado, Gigi, él... bueno, no puedo contarte su vida privada, pero tampoco la tiene fácil. --
-- Vale, di todo lo que quieras y autoconvéncete que estás haciendo lo mejor para él, pero procura mirar también lo mejor para ti. No eres el psicólogo de nadie, y tampoco puede llevarse tu salud mental. Minie, nadie te asegura que vaya a dejarla... ¿O si? --
-- No, en realidad nadie lo asegura... -- Susurró tomando su belfo inferior entre sus incisivos, el tema de YoonGi era tan, tan, tan complicado. Le gustaba mucho, y cada vez que pasaba tiempo con él, le gustaba aún más, era algo que no tenía remedio.
Nunca había sido alguien dependiente de otra persona, y le daba miedo notar como se estaba volviendo dependiente del pálido de alguna manera. -- Park, eres alguien que merece todo lo bueno del universo; eres inteligente, te esfuerzas desde siempre en tus estudios, gracias a ti TaeHyung y yo nos graduamos, te gusta cuidar de los demás, eres divertido, contigo las horas se pasan volando y además eres más que guapo; así que, cariño, si no es ese, serán ochenta más los que se peleen por ti. Mi mejor amigo vale oro y si a él se le olvida, yo estaré aquí para recordárselo. --
Los ojitos del de mejillas abultadas brillaron sin poder evitarlo, puede que necesitase escuchar esas palabras y no lo supiera. Aún así, había un problema, no quería ochenta, ni cien ni doscientos, quería a YoonGi. -- Gracias, Gigi... Creo que intentaré no estancarme en él, haré muchas cosas más aparte de pensar en él y hundirme en sus situación. -- SeulGi le miró con una sonrisa, seguido acercando sus labios a la cámara para dejar un beso en esta.
-- Debo de irme ya, no creo que llegar tarde a la cita sea bueno. ¿Hablamos esta semana de nuevo? En realidad te extrañé, y quiero que me cuentes todas tus preocupaciones, no hay nada que te haga sentir mal que no vaya a intentar solucionar junto a ti. --
-- Sí, hablamos esta semana. Gracias, en serio. Vas preciosa, Gigi. Pásalo bien; y recuerda que no todo el mundo es igual de desvergonzada que tú, no asustes a la chica. -- Bromeó al final el rubio haciendo que la contraria riera y se desabrochase uno de los botones del croptop.
-- Así mejor, byebye, JiMinie ¡Cuídate! --
Y la llamada terminó. Park tenía una gran sonrisa decorando sus belfos, agradecía enormemente la inesperada y corta llamada de SeulGi, le había conseguido animar bastante; aunque con ella era imposible no sentirse siquiera un poquito mejor.
Había cerrado su laptop y estaba a punto de entrar al baño de su habitación para lavar su rostro, pero alguien llamó dos veces a su puerta; y al dar permiso para que pasase, se trataba de su madre. -- Omma ¿Ya está la cena? -- Inquirió acercándose a ella para depositar un beso en su frente.
-- No, pero hay un chico muy guapo esperándote abajo. Llamó a la puerta y preguntó por ti. -- La forma en la que su madre tenía los labios estirados le expresaba lo divertido que le parecía el asunto. Había hablado con ella varias veces sobre YoonGi, por lo que, aunque nunca le había visto en persona, sabía a la perfección de quien se trataba ese joven.
Vamos, una vez los pilló incluso despidiéndose entre besos en el auto del mayor.
-- N-no sé qué hace aquí... no hemos quedado o algo así, un momento, voy a lavar mi rostro y bajo. --
-- Sí, porque con esa mascarilla verde eres el primo hermano de Shrek. --
-- ¡Mamá! -- Se quejó el joven, sacando a su progenitora entre suaves empujones de su habitación. Debía de darse prisa en ponerse mínimamente decente, aunque eso significase solo lavar su rostro con agua.
Vestía ropa deportiva y su cabello estaba aún siendo apartado por la pasada de felpa, pero es que estaba nervioso por saber a qué se debía la visita de su hyung ¿Y si le había pasado algo malo? No podía esperar. Al bajar a la primera planta, su padre que estaba cocinando el indicó que el desconocido, para él, se encontraba fuera en el porche, y por eso JiMin salió.
El castaño se encontraba sentado en el columpio con su mirada puesta sobre sus manos, Dios sabría qué es lo que estaría pensando, siquiera se había dado cuenta que Park había salido y se estaba acercando a él. -- ¿YoonGi hyung? ¿Qué haces aquí fuera? ¿Por qué no has pasado? Hace un poco de frío. -- Inquirió el más joven sentándose a su lado en el columpio.
-- No quería molestar demasiado... ¿Y esa pasada? Te ves lindo. -- Dijo dejando salir una pequeña risa, ese momento fue en el que JiMin fue consciente de que no se la había quitado, se vería ridículo, pero todo le daba bastante igual, había conseguido sacarle una sonrisa.
--¿Pasó algo, YoonGi hyung? En una situación normal me hubieras avisado de que vendrías para mi casa... -- Por supuesto el rubio no lo diría en voz alta, pero no había que se adivino para notar que a su mayor le pasaba algo, la sonrisa que portaba en sus labios el pálido era la más forzada que había visto alguna vez en él.
El silencio se hizo un hueco entre ambos, obviamente YoonGi había venido para hablar con JiMin, para poder desahogarse con la única persona a la que parecía no molestarle; o que le fuera a echar algo en cara, pero ahora que estaba allí las palabras se habían quedado atascadas. -- Y-yo... a ver... -- Intentaba comenzar a ordenar la frase, pero estaba costando más que nunca.
Sin esperarlo, Min sintió como una de sus manos era tomada con suma delicadeza, el contrario se había dedicado a dejar caricias con sus pequeños pulgares, y de forma automática sus miradas se cruzaron. El brillo en los ojos del de mejillas regordetas le hacía que la respiración se le cortase y pareciera que todo dejaba de tener sentido.
Por eso ante la sensación abrumadora, se recostó, dejando su cabeza sobre las piernas ajenas; no iba a ser capaz de abrirse si seguía mirándose de aquella forma con el más pequeño. -- Vamos, hyung, sabes que sea lo que sea no te voy a juzgar, todo está bien. --
El de cabellos chocolate suspiró, ahora sus hebras estaban siendo acariciadas, cuanto le gustaba la sensación. -- Estaba con SeokJin en la calle, le he acompañado a comprar un regalo para Hye, el caso es que me he encontrado con mi madre. Ella, bueno, parecía muy feliz, muy contenta con su nuevo marido y dos niños. -- Explicó cada vez más en voz baja, no sabía como explicar lo afligido que se había sentido ante la imagen.
-- ¿No tienes contacto con tus padres? --
-- Sí, lo tengo, pero estoy casi seguro de que para ellos es raro. Se separaron porque a pesar de que se habían querido mucho, definitivamente con el tiempo no se aguantaban. Después del divorcio ellos rehicieron sus vidas y todo fue a mejor, creo que el único que sufrió fui yo. Al principio iba una semana a casa de cada uno, pero al poco ambos empezaron a tener parejas; y ya era sumamente incómodo... --
JiMin no quería imaginarse en realidad lo que era ver como tus padres a los que quieres tanto y de los que dependes a tan corta edad se separen, y de repente, sentirte indiferente para los dos, en pocas palabras, sentirte desamparado. -- ¿No te llevaste bien con sus parejas? --
-- Bueno, son buenas personas, pero siempre me sentí como que no pintaba nada en esas nuevas familias. Mis padres empezaron a tener hijos con ellos, y yo me hice mayor. Veía a mis padres más que ilusionados por los bebés, las mudanzas... Cuando empecé la universidad hubo algo que me llevó a pedirles mi independencia a un lugar más cercano a la facultad, aunque en realidad no hacía falta. Un día había entrado en la habitación de mi padre, y aunque parecía una tontería tenía fotos de todos, de su nueva mujer, de sus dos hijos nuevos, incluso una foto de su suegra, pero no había alguna foto mía allí. --
-- Hyung... -- Murmuró un entristecido JiMin, en su casa no había pared donde no hubiera alguna foto suya, sus padres lo adoraban tanto como él a ellos.
-- Ellos me pagan el departamento, y en realidad siento que lo hacen con gusto porque me tienen lejos. Mi madre hacía que no me veía más de dos meses, pero ahora solo tuvo cinco minutos para preguntarme como estoy y como va la carrera. Me dio dos besos y se fue, sin más. No creo que me deseen nada malo, y espero que me tengan aprecio de alguna forma, pero no creo que les guste estar cerca mío o tenerme presente en sus vidas, porque es la demostración de que alguna vez no vivieron ese sueño que ahora viven. --
Y si, los padres de YoonGi se habían divorciado y habían salido del problema buscando la más maravillosa escalera hacia la felicidad, pero se olvidaron de tomar la mano de su hijo y subir junto a él, lo dejaron en el primer escalón.
En esos instantes en los que por fin había sacado de dentro todo lo sucedido, YoonGi se encontraba apenas un poco mejor, porque ahora lo que le hacía sentir mal es sentirse una carga para ese chico, que no tenía por qué escucharle. -- Perdón por contarte esto... -- Susurró el pálido alzando su mirada para poder ver la cara de su dongsaeng, encontrándole con los labios fruncidos.
-- YoonGi, no me pidas perdón, por favor, no soy MiWoo, yo quiero ayudarte, quiero escucharte y que te sientas seguro a mi lado, tus preocupaciones son totalmente entendibles y es normal que te sientas solo y mal, es normal que tengas dependencia hacia las personas, es normal que te sientas como te sientes después de eso, tus sentimientos son validos... --
¿Válidos? ¿Lo que sentía estaba bien y tenía razones para ello? Min no podía comprender como el menor era capaz de empatizar siempre al extremo con él, usando las palabra que necesitaba escuchar, ya sea para apoyarlo o para enseñarle que lo que estaba haciendo no estaba bien.
No tenía palabras en ese momento para poder explicar como se sentía, agradecido con ese chico que parecía ser su mismísimo ángel, pero con ese sabor agridulce por no comprenderse siquiera a sí mismo. Por eso mismo ambos se quedaron minutos mirándose, en un silencio que gritaba la necesidad que tenían de estar juntos.
JiMin tenía el rostro del pálido sobre sus piernas, mientras este le miraba desde abajo directamente a su pequeños ojos, él se dedicaba a peinar sus cabellos castaños con calma, sin apartarle la mirada, porque estaba enamorado de esos orbes felinos que una vez hicieron que el tiempo se le parase.
La puerta de la casa se abrió, fue la madre del de mejillas pomposas quien interrumpió el cómodo silencio con una sonrisa. -- JiMinie, papá ha terminado la cena ¿No queréis pasar? -- Preguntó la mujer quedándose allí, con la mano en el pompo de la puerta.
-- Bueno... -- El nombrado estuvo a punto de asentir, pero una mejor idea vino a su cabeza. -- ¿Puedes prepararlo para que nos lo llevemos? Quiero dar una vuelta con hyung. --
YoonGi le miró con una de sus cejas enarcadas ¿Qué estaría rondando por la cabecita contraria? Aunque bueno, fuera lo que fuere, él no se negaría a absolutamente nada. -- Vale, cielo ¿Entras a por las cosas...? -- La mujer miró hacia el castaño, esperando que este mismo se presentase ante ella.
-- YoonGi, Min YoonGi, señora Park. Y sí, muchas gracias por hacer cena también para mi. No deberíais de haberse molestado. -- Agradeció el joven algo avergonzado, él no había ido al hogar de los Park a molestar, bueno, solo con intención de robarse a JiMin por unos minutitos.
-- Anda, hombre, no es nada, mi marido además siempre hace comida de más. --
De esa manera YoonGi se dirigió hacia la cocina, donde de nuevo tuvo que presentarse ante el padre de JiMin. Había preparado unas hamburguesas que tenían una pinta deliciosa, más para alguien como el pálido, quien disfrutaba demasiado de la carne por mucha lástima que le dieran los pequeños animalitos. Le gustaba demasiado.
Ayudó a ambos progenitores a formar las hamburguesas con los condimentos y además metiéndolas en cajitas para llevar, mientras JiMin se había escabullido a su habitación para cambiar su ropa y por supuesto, peinarse de forma correcta.
Cuando bajó a la cocina y vio la escena de aquellas tres personas conversando simpáticamente el corazón se le aceleró y diréis, posiblemente fuera por ver a YoonGi interaccionando con sus padres, el chico que le gusta hablando con sus dos personas más amadas, pero no, no fue mayoritariamente por eso. Su cuerpo liberó demasiada endorfina al ver la sonrisa completa de su hyung preparando la cena; una escena familiar.
Y es que, ojalá el castaño le dejase reglarle un hueco en su cálido hogar, porque estaba seguro de que sus progenitores lo adorarían.
-- Hyung ¿Preparaste cosas? -- Inquirió el de mejillas abultadas acercándose a él, rodeando la cintura ajena con uno de sus brazos para colocarse a su lado, recibiendo un feliz asentimiento de su parte. -- Te van a encantar las hamburguesas de papá, ya verás. Pa' ma', no sé a qué hora volveré, dejadme la luz del pasillo encendida, por favor, no quiero matarme por las escaleras cuando llegue. --
-- Bien, tened cuidado, la luz estará encendida, no te preocupes. -- Fue su padre quien respondió depositando un beso sobre la frente de su único hijo, su mayor tesoro.
Después de despedirse y de que los señores Park le asegurase a YoonGi que podría volver cuando quisiera, ambos jóvenes se fueron con un par de cervezas y la cena preparada. -- ¿Dónde se supone que quieres ir, pollito? -- Preguntó curioso el pálido, sonriendo siquiera sin darse cuenta.
-- Vamos a los aparcamientos del río, hay bonitas vistas. -- Pidió dejando su mano sobre la rodilla contraria.
Mientras conducía, YoonGi tomaba la pequeña mano, apenas soltándola cuando tenía que cambiar de marcha. No sabía como ni por qué había pasado, había ido en busca de JiMin sintiendo como si lo hubieran golpeado con un bate, pero ahí estaba ahora, sonriendo porque el mismo chico estaba gritando a todo pulmón las canciones que sonaban en la radio.
JiMin era tan bonito, tan puro, tan radiante; que era capaz de contagiarte la felicidad en un solo instante.
En unos diez minutos largos ya se encontraron donde habían acordado, y sí, definitivamente las luces que decoraban el paseo del río y el agua de este que era besada por la luna, eran una muy bonita imagen. Allí mismo, dentro del auto porque hacía frío, comenzaron a tomar su cena.
-- YoonGi hyung, me dijiste que hacías bastante ejercicio por la ansiedad y eso... ¿Nunca pensaste en meterte en un equipo de lo que sea? ¿No hay algún deporte que te emocione? -- Preguntó el pequeño dándole un bocado a la hamburguesa que su papá había hecho con todo el cariño.
-- Uhm... no lo sé. Cuando era más pequeño intenté entrar en un equipo de baloncesto, pero me acabé yendo a los pocos días, los niños eran muy repelentes. Y lo demás es historia, comencé a hacer ejercicio en un gimnasio o en mi casa, sin más. Pero sí, siempre soñé con tener un equipo o algo así. -- Respondió el pálido mientras abría ambos botellines de cerveza para darle un sorbo al suyo.
¿Y si le gustaba, por qué no lo hacía? -- Oye ¿Sabes que en la universidad hay un equipo de balonc- --
-- No, Mimi, no voy a intentar entrar en el equipo. -- Dijo con rapidez.
-- ¿¡Por qué!? -- El nombrado, bastante indignado, le miró con el ceño fruncido y su labio inferior abultado en un pequeño berrinche.
Buena pregunta, no había alguna respuesta racional para explicar por qué no; solo tenía miedo, un miedo que no sabía ni de donde venía. YoonGi era alguien extrovertido, con sus complejos como todo el mundo, pero no tenía miedo a conocer a gente, de hecho tenía bastantes "amigos".
JiMin seguía mirándole de esa manera terriblemente adorable esperando respuesta por su parte, aunque lo único que recibió fue un suave pellizco en su mejilla derecha. -- No creo que tenga el nivel como para entrar, además de que tengo que estudiar mucho, te recuerdo que mis padres me pagan el apartamento mientras saque buenas calificaciones, obviamente, les entiendo. --
-- Hyung... ellos te enseñarán y te ayudarán a llegar a su nivel, y sobre los estudios, todo es organizarse. Claro está, si cierto ogro con cara bonita te hace perder el tiempo, no vas a saber administrarte de la forma correcta. -- El rubio siguió comiendo y YoonGi rió ante aquella ingeniosa forma en la que había llamado a MiWoo.
-- No seas bobo, confías demasiado en mis capacidades. --
-- Confiaré en ti siempre que tú no te veas capacitado, e incluso cuando te des cuenta de que eres capaz de cualquier cosa, ahí estaré también aunque ya no te haga falta que yo te lo recuerde. --
El pequeño había dicho aquello soltando su hamburguesa en la caja para poder tomar su botellín de cerveza y beber, con sus ojos puestos en el río Han. De nuevo YoonGi se preguntó como era que ese chico tenía esa habilidad con las palabras.
Sintiéndose tan sumamente querido, el pálido apoyó una de sus manos en el asiento ajeno, usando su otra mano para traer a JiMin por su nuca antes de que pudiera beber. Sus labios se juntaron, y aunque al principio había sido una total sorpresa para el rubio, ni un momento dudó en seguir lo que su hyung había comenzado.
Las bocas de los dos se abrían despacio, disfrutando del contacto de sus lenguas y labios, YoonGi estaba casi seguro de que tenía una gran debilidad por la boca de ese chico, no era normal lo que sentía cuando estaban junto a esta.
A ciegas, el menor dejó el botellín en su sitio para poder inclinarse un poco hacia delante, profundizando el beso al ladear apenas un poco su rostro. La mano derecha de su mayor estaba acariciando su nuca y cabellos mientras manejaba aquel beso que no sabía que había necesitado tanto, pero que había finalizado por la obligación de respirar.
Con un último chasquido sus labios se separaron apenas un poco, y siquiera eso, puesto que YoonGi seguía dejando suaves besos sobre los belfos de Park mientras tomaban aire. -- A-además... ¿sabes qué, hyung? -- Inquirió en voz baja el más joven ganándose la atención del pálido. -- Creo que me encendería demasiado verte en los partidos... sudando, brillando y sonriéndome mientras estoy allí animándote. Tal vez luego felicitándote de alguna forma por ganar el partido... -- Murmuraba de forma lasciva dando pequeños mordiscos en los rosados labios ajenos.
Min tuvo que cerrar sus ojos y respirar profundamente porque lo estaba encendiendo, la forma en la que le hablaba, lo que le estaba diciendo y como una de sus manos había comenzado apretar su muslo cada vez ascendiendo más. -- Solo por eso, me lo voy a pensar muy seriamente. -- Susurró volviendo a tomar sus labios.
Entre esos besos acalorados, caricias traviesas y por supuesto olvidándose de la cena, fue que terminaron en la parte de detrás del auto. YoonGi sentado con el chico de mejillas preciosas encima suyo, moviéndose de esa forma que estaba provocando que su cabeza viajara a kilómetros por hora. Las grandes manos del chico apretaban las mejillas traseras del joven que tenía sobre él, qué tan bien proporcionado podía estar un ser humano.
JiMin era el pecado de la lujuria personificado en aquellos momento ante sus orbes felinos.
La boca de YoonGi había descendido hacia el cuello de su dongsaeng, cediendo ante sus deseos y por consecuente mordiendo y succionando este; porque los gemidos que soltaba Park en su oreja solo hacían que las ganas de comérselo en ese instante aumentasen. -- Hyung... hyung... tócame, tócame más. -- Pedía con esa voz que lo volvía loco.
En movimientos ágiles el de ojos felinos alzó la ropa superior del contario, dejando su torso al aire donde pudo seguir besando y usando su boca tanto como quería. No es como si antes hubiera tenido sexo con otro hombre, pero se sentía tan excitado que siquiera aquello se le vino a la cabeza, le encantaba JiMin.
Tomó uno de sus pezones canela entre sus labios mientras hundía sus dedos la estrecha cintura que el chico poseía, sintiendo como este mismo se desabrochaba el cinturón del pantalón con desespero. Había algo que estaba revolucionándole demasiado; el sentir la dura erección de YoonGi debajo suyo intentando acomodarse entre su trasero. -- JiMin, levanta un poco. -- Gruñó el castaño y por supuesto le hizo caso.
El mayor había conseguido apartar apenas un poco el molesto pantalón del rubio mientras devoraba sus labios una vez más, porque se estaban convirtiendo en su gran perdición. De la nada, el más bajo sintió como uno de los dedos de su hyung se entrometía en el beso, y por supuesto no se cohibió con chuparlo rodearlo con su caliente lengua mientras sus manitas se perdían por debajo de la polera del pálido, acariciando su abdomen.
Ese dígito que había sido lubricado pronto se abrió camino entre la ropa interior del más joven, estando pronto dentro de su interior. -- Mngh... -- Gimió sobre su boca el de labios abultados, deseando que su hyung fuera capaz de prepararlo rápido, porque se moría por tenerlo dentro.
Poco a poco otros dedos fueron introducidos a la vez que se comía a ese chico tan bonito, ya sea su boca, su torso, su cuello; daba igual, lo deseaba a todo él. Totalmente impaciente y verdaderamente excitado con ya tres dedos de su hyung penetrándole y expandiendo su interior, JiMin desabrochó los pantalones contrarios para poder sacar su duro miembro, masturbándole con sus temblorosas manos sin dejar de gemir.
-- Condón... condón... -- Pidió con la respiración entrecortada el pequeño, moviendo su mano a un ritmo cada vez más acelerado.
-- Mierda... -- Escuchó en la voz ronca de YoonGi; y supuso qué es lo que estaba pasando.
Ambos separaron sus belfos para poder mirarse el uno al otro con las respiraciones aceleradas y rostros sonrojados por la excitación y el calor que estaba comenzando a hacer dentro del auto. Aunque ya se temía que no, Yoon miró si por algún casual llevaba encima algún preservativo, pero obviamente no esperaba que algo como esto fuera a suceder.
Sintiéndose realmente frustrado suspiró, echando su rostro hacia detrás con los ojos cerrados. -- Lo siento, bonito, no traje nada. --Murmuró, sabiendo que lo más posible es que se fuera a ir de ahí con una bonita y dolorosa erección.
Sin poder evitarlo, el más joven rió, provocando que el pálido entreabriera sus ojos para mirarle, contagiándose de esa repentina diversión.
-- No pasa nada, hyung... yo también podría haberlos llevado, no eres solo tú el que debe de tenerlos encima... -- Murmuró inclinándose hacía delante para acurrucarse un poco, apoyando su mejilla en el hombro ajeno. -- Estás muy duro... --
-- Lo sé, es tu culpa, eres demasiado para este mundo... -- Respondió YoonGi habiendo vuelto a cerrar sus orbes felinos. Su mano derecha rodeó la cintura del chico que tenía encima para tenerlo pegado a él y su otra mano se dedicó a acariciar sus cabellos dorados.
Los dos habían comenzado a hablar en un tono de voz baja, riendo al mismo volumen y diciéndose cosas tontas pero que les hacía sentirse bien a ambos.
Daba miedo, a YoonGi en realidad le daba miedo lo perfectamente a medida que se sentía estar al lado suyo, pero él no recordaba haberle visto el día en el que el mundo se le paró, eso es lo que más le asustaba. Si la vida había creado a alguien que parecía ser su perfecta mitad ¿Por qué podía no ser el amor de su vida? ¿Por qué posiblemente debía de serlo MiWoo?
De todas formas, todo eso sería algo que el pálido pensaría después, porque ahora mismo se sentía demasiado bien teniendo al chico entre sus brazos y hablándose en pequeñito, como si estuvieran compartiéndose los secretos más grandes del mundo y nadie más debiera de enterarse.
Hola angelitos, ¿Estáis bien? Espero que sí. Hoy es un día super importante, en Corea ya es el cumpleaños de Min Yoongi. Siempre intento escribir algo elaborado que demuestre como me siento, pero termino llorando, solo puedo darle las gracias a la persona que me salvó la vida y la que siempre voy a amar de la forma más inocente y sincera.
Feliz cumpleaños a mi (y al de muchos) ejemplo a seguir.
Además, también es ocho de marzo, día de la mujer. Estoy muy frustrada por no haber podido salir a manifestarme, luchar y gritar por todas nosotras, llevo el día entero llorando, la verdad jsjsjs. Siento una impotencia demasiado grande, esperemos que el próximo año pueda ser.
Ojalá os haya gustado el capítulo, bebés. Gracias por todo el apoyo que me dais, me hacéis la más feliz. Os quiero mucho.
Cuidadse, por fi.
Kisssuuuu.~~~
080321.
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