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deciséis



Cuando sus ojos se abrieron por primera vez no supo siquiera donde se encontraba, en un intento de adivinar, giró su rostro, consiguiendo que la fatiga se hiciera presente. Bueno, ahora tenía ganas de vomitar pero por lo menos sabía que se encontraba en casa de YoonGi. Con cuidado se sentó en la cama, pasándose las manos por el rostro ¿Qué había pasado esa noche? 

Lo último que recordaba era estar con sus amigas de fiesta, beber, beber mucho; no sabía como había acabado en casa de su pareja; al que estaba ignorando desde hacía días por cierto. 

MiWoo frunció sus abultados labios suspirando, estaba haciendo las cosas mal a un nivel que asustaba. Con cuidado puso sus pies fríos en el suelo, supuso que el pálido estaría en la cocina, tal vez preparando algo para desayunar, pero no, no era así en absoluto. 

Llegó hasta final del pasillo, con sus manos apoyadas en la pared por el mareo, miró hacia la sala; y allí se encontraba su novio. YoonGi estaba tumbado en el sofá, con su cabeza apoyada en las piernas de alguien más, alguien que no le costó demasiado reconocer. 

Park era quien estaba sentado, con su cabeza levemente inclinada hacia el lado izquierdo por estar profundamente dormido, con los belfos entreabiertos y manita colocada sobre los cabellos castaños ajenos, siendo esta la prueba de que se habría dormido acariciándole. 

-- Qué descarado salió en chiquillo... -- Murmuró a media voz acercándose al sofá, con intención de despertar a YoonGi, aunque al final consiguiera todo lo contrario.

 Cuando estuvo cerca de ambos, estando dispuesta a mover con suavidad al pálido, vio como el chico de mejillas abultadas abría los ojos con pesadez. -- ¿Qué haces? -- Inquirió este en voz más bien apagada por el recién despertar.

-- Intento despertar a mi novio. -- Dijo sin siquiera mirar al rubio que estaba frente a él, llevando su mano hacia el hombro del chico mayor. 

Con rapidez JiMin tomó esta, impidiendo que despertase a su hyung. -- Tu novio ha pasado una noche horrible, déjale descansar más tiempo ¿Quieres desayunar? Yo te haré el desayuno. -- Y antes de que ella pudiera asentir o no, el más joven se levantó con mucho cuidado, colocando un cojín debajo de la cabeza del castaño para que siguiera descansando. 

Bueno, el amiguito de YoonGi no parecía ser alguien fácil de combatir, y su dolor de cabeza no le dejaba estar en su mejor momento, así que MiWoo simplemente asintió siguiendo al contrario hacia la cocina, donde ambos entraron en silencio. 

La azabache se sentó en uno de los asientos de la isla de la cocina, entrelazando sus manos sobre su propio regazo mientras miraba al rubio dirigirse hacia el refrigerador. -- ¿Qué te apetece? Supongo que después de lo de ayer, aún tienes fatiga, no te entrará cualquier cosa. -- 

"Después de lo de ayer" Él entonces sabía que había podido pasar. 

-- Ayer ¿Cómo acabé aquí? ¿Tú lo sabes? -- 

JiMin se giró para poder mirarla, cerrando el refrigerador y apoyándose en la encimera con sus brazos cruzados sobre su torso. -- No sé demasiado, apenas que te emborrachaste demasiado y hyung te encontró por casualidad en un estado deplorable, por eso te trajo aquí para cuidarte, no podía dejarte allí, estabas a punto de estar inconsciente. --

-- ¿Y qué pintas tú en todo esto? --

-- ¿Yo? -- Al joven se le dibujó una sonrisa irónica en el rostro, esa chica definitivamente le sacaba de quicio, esos aires de grandeza con los que le hablaba le ponía demasiado nervioso. -- Estoy aquí, porque si tú no eres capaz de cuidar a la persona que quieres, yo sí lo soy. -- 

La respuesta le había pillado desprevenida, ya había comprobado que Park no era alguien que fuera a dejarse pisar como si nada, y eso le ponía aún más tensa, ese chico solo hacía que su mal estar creciera. -- Da igual cuanto lo intentes, él y yo somos el amor de la vida del otro, siempre vas a ser el que sobra. --

-- ¿Segura? Y si no dudas que sea de esa forma ¿Por qué te molesto tanto? Si estás tan segura de que te preferirá siempre ¿Por qué me ves como una amenaza, MiWoo-ssi? -- 

Ambos se miraban el uno al otro a los ojos, la fémina con su expresión neutra pero notablemente molesta y él con esa sonrisa cínica que le daban ganas de borrar de un mal golpe. 

-- Pollito... ¿Tienes por casualidad alguna... pastilla...? -- YoonGi había entrado en la cocina tallando uno de sus ojos, siendo sorprendido cuando vio a los otros dos mirándose de aquella forma en la que pareciera que fueran a salir chispas. 

-- No lo sé, hyung, voy a mirar en el bolso que traje ¿Si? Un momentito. -- El de mejillas pomposas pasó por el lado del pálido, dejando una sutil caricia en su mano antes de irse hacia la sala.  

La ausencia del rubio fue lo que MiWoo aprovechó para colocarse de pie y arrastrar sus pies hasta estar frente a YoonGi. -- Gracias por lo de anoche... aún no sé demasiado bien qué pasó, pero agradezco que no me dejases allí si estaba en tan malas condiciones. --

Una muy suave sonrisa se dibujó en los finos labios del chico de ojos felinos. -- ¿Cómo iría a dejarte allí, Woo? Ya te dije que pase lo que pase estaría ahí para ayudarte. ¿Te encuentras hoy mejor? -- 

-- No mucho... -- Odiaba sentirse débil, pero hoy se iba a permitir descansar un poco en los brazos de su pareja. -- ¿Tú estás bien? El niño ese me dijo que pasaste mala noche ¿Lloraste por mi? -- La azabache abultó su belfo inferior para darse un aspecto inocente, seguido pasando a abrazar la cintura contraria, pudiendo apoyar su rostro en el torso del mismo. 

-- B-bueno... fue complicado. -- Fue lo único que respondió YoonGi, sintiendo como sus mejillas adoptaban un suave rubor, no estaba para nada acostumbrado que fuera ella quien iniciase ese tipo de acciones. 

-- Hyung, si tengo esta pastilla para el dolor de cabeza. -- Dijo el rubio entrando en la cocina, aunque no tenía nada claro si debería de haberlo hecho. Aún así no tenía ganas de dejar que esa chica lo notase, por lo que simplemente entró con toda la aparente seguridad del mundo. -- ¿Quieres café? -- Inquirió y pudo ver como los ojos del más mayor brillaban de repente. -- 

Para sorpresa de ambos, tanto de JiMin como de MiWoo, el mayor se había soltado del abrazo de ella para acercarse, tan ilusionado como su dolor de cabeza le permitía, hacia el rubio. -- ¿Puedes hacer galletitas? Compré ralladura de coco, me gusta mucho ¿Podemos añadirla a las galletas? -- 

Park no pudo evitar reír un poco, en ese instante su hyung había parecido un niño pequeño pidiendo un tierno favor. -- Claro que podemos, hyung, tómate la pastilla primero para que te encuentres mejor, yo me pongo manos a la obra, tú descansa, por favor. -- 

JiMin no hacía esto para agradar al pálido o algo así, además de que sabía que al mayor le gustaba cocinarlas con él, como ya habían hecho antes, pero en serio había sido testigo de todas las horas que el castaño había estado llorando, se habían pasado horas de la madrugada sentados en el sofá, uno deshaciéndose en lágrimas y el otro otorgándole las caricias más llenas de amor del mundo, consiguiendo en un punto tranquilizarle. 

Estaba casi seguro que ahora mismo YoonGi debía de sentir su cabeza explotar, por eso quería hacerlo todo él mismo. 

-- JiMinie hace unas galletas muy ricas. -- Contó a su novia mientras se preparaba un café. -- ¿Alguno de los dos queréis café? Es por hacer más. -- 

La situación de ver aquellos dos ahí en la cocina, cada uno a lo suyo mientras se miraban a veces con sonrisas cómplices la estaba sacando de quicio, y no se molestó en esconderlo. -- YoonGi ¿Puedes llevarme a casa después del desayuno? No me encuentro bien. -- 

-- Ah... claro, sí. -- Respondió el nombrado sintiéndose repentinamente incómodo, de nuevo MiWoo le estaba hablando en ese tono molesto, qué poco le había durado el buen humor. 



La tensión que había dentro del auto era tan palpable que YoonGi creía que algún momento le iba a terminar asfixiando. En el asiento del copiloto iba la chica, quien miraba a la ventana con su ceño fruncido; y detrás, iba el joven de pomposas mejillas, quien estaba bastante contento. 

Su hyung le había prestado un hoodie, ya que el suyo propio se había manchado mientras cocinaba. Ahora llevaba esa prenda que le quedaba un poco grande, pero se sentía muy lindo y además tenía el aroma a su estrellita. La sonrisa sobre sus labios era  imborrable. 

-- MiWoo... si quieres hablar más tarde o- -- 

-- Ya te hablaré yo, no te molestes en hacerlo antes, tengo demasiadas cosas que hacer. -- Contestó de forma cortante ella, tomando su bolso y abriendo la puerta, sacando un pie pero girándose hacia el pálido antes de salir por completo. -- A no ser que quieras pasar ahora a mi casa, si quieres tendremos todo el tiempo del mundo. -- 

La nariz del castaño se arrugó ¿Por qué tenía que hacerlo todo tan complicado comportándose con una niña pequeña mal criada? -- Woo, está JiMin, no voy a pasar y dejarle solo. -- Contestó a media voz, estirando su mano con intención de acariciar el pómulo de la azabache, cosa que se quedó en el intento. 

-- Entonces hasta otra, pásatelo bien, pero después no llores. -- Y sin más, cerró la puerta del auto de una forma no demasiado delicada. 

A pesar de que el vehículo se había quedado en silencio durante unos pocos minutos, JiMin no quiso dejar que la cabeza del castaño volviera a pasarle una mala jugada como la de anoche, sabía, estaba seguro, de que YoonGi ahora mismo estaría culpándose a si mismo de las peores maneras posibles. 

-- Aún no sé qué viste en esa chica... -- Murmuró el de cabellos dorados, moviéndose desde los asientos traseros al del copiloto. 

-- Ella no era así cuando nos enamorados, te lo aseguro. -- 

-- ¿Entonces por qué sigues con ella? -- Preguntó totalmente relajado colocando su mano sobre la rodilla del pálido. 

Agotado mentalmente era poco para como Min se sentía, por eso una vez más abultó su belfo inferior, apoyando su mejilla contra el volante con su mirada puesta en el más joven. -- Mimi... no tengo ganas de darle más vueltas ahora mismo... -- 

-- ¿Mimi? ¿De dónde sacaste ese apodo? -- JiMin sonrió haciendo que sus ojitos se hicieran más pequeños, que alguien lo llamase cursi o lo que quisiera, pero en serio le encantaba cuando su hyung le decía con apodos tiernos. Sentía su estómago lleno de mariposas revolotear. -- Aigoo, mi estrellita es tan linda... -- 

El pequeño se echó se inclinó hacia delante, pellizcando las mejillas ajenas con sus manitas, y agradeciendo al cielo cuando pudo ver una pequeña sonrisa aparecer en el rostro de ese chico que tanto le gustaba. -- Park, me haces sentirme tímido si me tratas así. -- Dijo YoonGi girando apenas un poco su rostro para besar la mano del más pequeño. Cosa que consiguió sonrojar al mismo. 

-- Es como te mereces que te traten, hyung... tenlo en cuenta, por favor... -- 

Quería tenerlo en cuenta, pero tenía una extraña dependencia a esa chica que lo había salvado en la peor época de su vida. El pálido cerró sus ojos, dejando salir un corto suspiro. -- ¿Alguna vez has manejado un auto? -- La pregunta totalmente fuera del tema descolocó un poco al rubio, a lo que por supuesto negó. -- Bien, te voy a enseñar, vámonos a algún sitio donde no haya demasiada gente. -- 





Min había manejado hasta las afueras de la ciudad, donde pocos, por no decir ningún auto estaba por allí. Necesitaba despejar su cabeza, necesitaba no dejar que sus propios le ganasen, porque si, su cabeza seguía culpándolo de haber dejado a la chica ahí sin más. 

Quería salir de esa toxicidad hacia él mismo, de verdad que lo estaba intentando. 

-- ¿Aquí, hyung? -- Preguntó el rubio mirando por la ventanilla ilusionado, a lo que el nombrado asintió. Este mismo echó su asiento todo lo detrás que pudo, dejando un hueco considerable entre su cuerpo y el volante. 

-- Siéntate encima, ven. -- Dijo golpeando sus propias piernas con suavidad. 

Los pequeños ojitos de JiMin se abrieron en sorpresa ¿Encima? Bueno, era algo que le hacía sentir inevitablemente nervioso, peeeeeeero; tenía demasiadas ganas, así que siquiera lo dudó un solo instante. 

Se quitó el cinturón de seguridad y se sentó encima de las piernas del más mayor. -- ¿Llegas bien a los pedales? ¿O echo el sillón más hacia delante? -- 

-- L-llego bien, hyung. -- 

-- Bien, mira, tienes tres pedales. El primero de la izquierda es el embrague, el siguiente es el freno y el tercero es el acelerador. -- Explicó colocando su barbilla encima del hombro del rubio, teniendo sus manos alrededor de su cintura. -- Para cambiar la marcha debes de soltar el acelerador y pisar el embrague. -- 

JiMin estaba atendiendo todo lo que le era posible, pero es que tener la profunda voz del pálido hablándole con calma cerca de su oído le estaba acelerando el corazón, y si se desconcentraba, no solo el corazón. -- V-vale, creo que lo entendí. -- 

-- Seguro que sí, eres muy inteligente. --  YoonGi sonrió ante los tiernos nervios del más joven, los cuales lo impulsaron a dejar un beso sobre su nuca, el cual le erizó la piel. 

-- Hyung, si quieres que siga con mis totales sentidos al volante no hagas ese tipo de cosas... -- Reprochó en un murmuro haciéndole reír. 

Estar junto al de mejillas abultadas era tan fácil que asustaba, a YoonGi le creaba terror el pensar que su destino en serio no lo juntase con tan fascinante chico, porque él en serio quería que llegase el momento en el que pudiera olvidar a MiWoo, que llegase ese momento en el que fuera libre de todos esos malos comentarios que se decía a si mismo por lo mal que le hacía sentir ella, aunque la amase, para la mujer nunca parecía suficiente. 

Dándose cuenta de que una vez más estaba a punto de entrar en ese bucle de horribles ideas, tomó la mano derecha del pequeño, colocándola en el cambio de marchas y dejando la propia encima. -- Cambiaré por ti de marcha ¿Bien? Así vas aprendiendo, tú solo  suelta el acelerador y pisa embrague cuando te diga. -- 

-- ¡Sip! Vamos, vamos, no me puedo creer que vaya a manejar. -- 

Y así fue como por primera vez JiMin había encendido un auto, sintiendo un cosquilleo recorrerle el cuerpo. Tal y como le había explicado el castaño, movió sus pies con cuidado entre los tres pedales dejando que la mano de su hyung le guiase en el cambio de marcha. 

-- Lo estás haciendo bien, ten cuidado con la curva, frenemos un poco... así. -- 

Las pomposas mejillas del menor incluso le dolían, pero estaba demasiado feliz como para no estar sonriendo. Fue cuando dieron algunas vueltas con el coche, con algunas trabas, y aceleradas y frenazos, que JiMin acabó riendo tras estacionarlo. -- ¡Hyung! No me puedo creer que haya manejado. -- Dijo entre risas aún encima suyo, girándose un poco para poder mirarle. 

-- Bueno, sí, casi volamos en la última curva, pero si. -- 

-- Que exagerado, lo hice absolutamente genial. -- Un victorioso Park abrazó por los hombros a su mayor, sintiendo como este lo estrechaba contra su cuerpo por su cintura. Es reconfortante abrazar a alguien que te estaba abrazaba de vuelta, pensó YoonGi.

Con cuidado escondió su rostro en la curvatura del cuello ajeno, depositando un beso en la cálida piel de ese chico que con tanta dulzura lo trataba siempre. 

Min solo podía pensar en una cosa, no sabía quién era el amor de la vida de JiMin, pero quién fuera, tenía demasiada suerte. 



Hola angelitos míos, ¿Cómo estáis? Espero que super bien. Aquí os he traído un nuevo capítulo, ojalá lo hayáis disfrutado. 

Os quiero muchísimo, gracias por todo el apoyo que me otorgáis. 

Kissssuuu.~~

260221.

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