Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 4

—¿Tus clases terminan la próxima semana verdad? —verbalicé por fin.

—Sssí—afirmé dudando.

—Bien, pues entonces debes venir a pasar las vacaciones en casa, tu hermano también vendrá.

—¿Qué, por qué Adam vendría? —solté sorprendida.

—Porque será la inauguración de la fundación en Portland, y también anunciaré mi compromiso —expuso sin más.

No, no podía estar hablando en serio ¿Cuándo lo había decidido y por qué Adam no me había dicho nada de semejante bomba? Porque eso era lo que era, una que estaba estallándome justo en la cara, dejándome sin saber qué hacer o decir. Mi madre se iba a casar de nuevo ¿Mi padre acaso ya lo sabía? Y lo más importante ¿Quién era el tipo con el que se planeaba casar? Una vez me pareció haberla escuchado mencionar a alguien con el que salía, pero su nombre no era relevante para mí, por lo que no se me quedó grabado en la memoria ¿Acaso su relación era tan seria como para tomar esa decisión? ¿Estaba siendo mi madre por primera vez impulsiva? No, de ninguna manera, Margaret siempre había sido una mujer racional, le daba mil vueltas a las cosas antes de actuar ¿Pero por qué ahora? ¿Es que acaso de verdad se había enamorado? Era mucha información y muchas preguntas en mi cabeza, que parecía que iba a estallar.

Como si leyera mi mente manifestó. —Ya te había hablado de Marco, es un famoso investigador, trabaja para la fundación desde hace años, aunque viaja mucho, nos hemos acercado, lo he pensado bien y hemos tomado la decisión de casarnos. Sabes que desde el divorcio no había conocido a nadie.

—Ya —articulé.

—Di algo.

—Y qué quieres que te diga si ya tomaste la decisión ¿No? Estas aquí solo para informarme, y como siempre siendo lo último en lo que piensas. Y no, no pienso ir a tu dichosa celebración, ya no soy una niña a la que puedes obligar.

—Irás quieras o no Maya, eso no está en discusión —me soltó ahora con un tono muy autoritario.

—¿Por qué? —La miré incrédula.

—¿Por qué? Porque ustedes son nada más y nada menos que mis hijos y deben apoyarme ese día. Además, tu hermano viene y me prometió que ambos estarían ahí, es importante para mí Maya.

—¿Apoyarte? ¿Acaso tu estuviste ahí para mí, en esos momentos? —Estaba con la voz quebrada, intentando fuerte de contener las lágrimas y la mirada llena de rabia e incredulidad.

—Hija, sabes que en ese entonces también lo pasé mal, y que me arrepiento de todo, por no estar ahí, te he pedido mil veces perdón, a ti y a Adam, pero parece que mis esfuerzos con ustedes no han valido nada en todo este tiempo, no fuiste la única que sufrió.

Para ese momento limpié rápidamente la lágrima que recorría mi mejilla, tenía un nudo en la garganta y unas inmensas ganas de gritar en ese mismo lugar.

—Sabes qué… no vale la pena remover el pasado y no sé por qué razón mi hermano vendrá y estará presente, pero yo no soy él y no puedes obligarme.
Me levanté rápidamente de la mesa y salí de ahí, sintiendo mi cara arder y lágrimas en mis ojos, no estaba dispuesta a quedarme a tener esa plática absurda con ella.

**********

Mi cerebro estaba en modo automático cuando conducía, solo necesitaba un momento de silencio, así que me dirigí a ese sitio, el que se había convertido en uno de mis favoritos desde que había llegado aquí, era como un escape del mundo, donde podía ver las luces de la ciudad a lo lejos y lo que pequeño que se veían los grandes edificios a esa distancia.

Era un lugar poco conocido, por lo que casi no había gente alrededor, me senté en uno de los bancos de madera al llegar.

Recordar de nuevo lo que había sucedido esta tarde con Margaret me estaba alterando los nervios de nuevo. No era el hecho de que mi madre se casara, al contrario, una pequeña parte de mi estaba feliz por ella, porque, aunque aquellas crueles palabras salieran de mí, sabía que en cierto modo ella tenía algo de razón, pero a la vez lo que había dicho me había dolido, traer el pasado de vuelta era su excusa para ser una mala madre, aquella que solo se interesaba por la presencia de sus hijos por las razones más triviales y soberbias.

—¿Maya? —escuché una voz masculina. Volteé a mi izquierda, era aquel chico de esta mañana.

—¿Me estás siguiendo? —me levanté.

—No, pero al parecer el destino ya está jugando a mi favor —sonrió.

«No podía creer mi mala suerte ¿Por qué él de todas las personas?»

—Esa línea ya la habías dicho.

—Sí, tiendo a reciclar mis frases, prometo que para la próxima trataré de ser más original. —rio.

Me senté de nuevo cruzando los brazos y las piernas. —Ya en serio ¿Qué haces aquí, tan lejos de la ciudad?

Edd se sentó a mi lado, mientras colocó el casco en la otra esquina—Bueno, supongo que lo mismo que tú, tratando de alejarte de todo.

—¿Crees que me conoces lo suficiente como para saber lo que pienso?

—No, pero eres fácil de leer, por tu expresión seguro que hay algo que te perturba.

—Mmm no te hagas el sabelotodo conmigo. —Lo decía en serio, me molestaban los tipos que se creían que podían conocerme realmente, no creo que nadie sepa realmente lo que fue y es mi vida.

—De acuerdo, lo siento.

Me tranquilicé un poco, era solo que estaba de mal humor. —Olvídalo —respiré— ¿Y entonces tú también viniste por una razón en especial?

—Sí, supongo.

Me quedé un momento en silencio.

—¿No vas a preguntar el por qué? —Habló esperando mi respuesta.

—No, no quiero entrometerme en tus asuntos, apenas y nos conocemos, y no es como si…

—Es el aniversario de la muerte de mi hermanita —confesó suspirando.

Me giré a su dirección, mientras él veía al horizonte.

—Yo… —no sabía qué decir ¿Por qué este chico que apenas y conocí me estaba contando de su vida?

—Está bien, no tienes que decir nada, a decir verdad, solo quería decirlo, a veces es más fácil hablar con un desconocido.

—¿Eso crees? —pensé detenidamente esta vez, quizás tenía razón.

—Sí, las personas que no saben nada de ti no suelen ser tan hipócritas como los que sí, puede que te juzguen o puede que no, pero si lo hacen en realidad no importará, puesto que no te afectará su opinión.

—Sí, creo que tienes un punto válido.

—¿Y?

—¿Y qué?

—¿Me has a contar lo que te pasa? Creo que aún cuento como un desconocido para ti, según lo que me dijiste.

—Mmm no lo sé, creo que ya tienes suficiente.

—Estoy bien, lo de mi hermana sucedió hace ya algunos años, solo me gusta venir aquí a recordarla, aún era muy pequeña cuando sucedió.

—Lo siento.

—Está bien, descuida.

—Creo que mi problema comparado con lo tuyo es una tontería.

—Sí estás aquí con tu cabecita hecha un lío entonces no creo que sea algo que se tome a la ligera, al menos no para ti, no te juzgaré ¿Lo recuerdas?

Solté el aire. —Es solo… que mis padres siempre me han querido controlar, a mí y a mi hermano, creo que no ven más allá de sus deseos, y luego viene mi madre a hablarme de una relación de madre e hija, la cual nunca ha existido y nunca lo hará, y ahora que se quiere casar de nuevo, quiere poner en alto a la familia perfecta, la cual de verdad ya estoy cansada de sobrellevar.

—Mmm ya veo, suena algo complicado ¿Los padres no? Debe de haber sido difícil para ti, guardártelo este tiempo.

—Algo así —confesé.

—Aunque no me imagino viviendo en una familia como la tuya.

—¿A qué te refieres?

—Bueno, a una adinerada quiero decir.

—El dinero no lo es todo, sé que es una frase muy trillada, pero es real, lo he vivido desde siempre, el dinero te puede ayudar claro, pero no compra los momentos más preciados.

—Sí, supongo que tienes razón.

Me quedé viendo al suelo hasta que decidí preguntar. —¿Te puedo preguntar algo?

—Por supuesto —dijo animado.

—¿Entonces ese tatuaje es por ella?

—¿Ah, te refieres a esté? —se arrolló más mangas del suéter— Sí, es la fecha de su cumpleaños, junto a un tulipán, le encantaban —dijo.

—Me lo suponía, es muy lindo en verdad.

—Sí, me lo hice hace 4 años, poco después de que ella murió. Se llamaba Sol, mamá y papá la adoraban, al igual que yo, pero nació con una enfermedad del corazón, vivió con nosotros hasta su corta edad de 5 años, y luego se fue. Ella siempre sonreía, era una niña dulce, le gustaban mucho las flores y los animales, siempre los cuidaba. Para todos fue un golpe muy duro.

—Ya me lo imagino, pero estoy segura que la pequeña Sol estará feliz en donde quiera que esté.

—Sí, yo también pienso lo mismo. ¿Y qué hay de ti?

—¿Qué quieres saber?

—Bueno, de tu vida si quieres contarme, claro.

—Nada interesante, mis padres son médicos, se divorciaron hace algunos años, y luego mi hermano menor y yo nos fuimos a vivir con papá a Inglaterra, hasta que regresé con mi madre este año y vine a estudiar acá.

—Vaya, Inglaterra ¿Y entonces tu hermano aún está allá?

—Sí, Adam aún está terminando su último año de bachillerato, aunque vendrá de visita en las vacaciones, en realidad siempre hemos sido muy unidos. —Me quedé pensativa ante esa última frase, porque recordé que mi hermano no me había contado nada.

—Me alegra escuchar eso, es bueno tener a alguien de tu lado al menos ¿No? En mi caso creo que es Aaron.

—¿Qué? Ella ríe

Rio. —¿Te sorprende?

—Pues sí, no te lo puedo negar, sé que son familia, pero en serio que es un insoportable, lo siento, sin ánimos de ofender.

—No es tan malo como crees, es solo que casi no confía en nadie, incluso conmigo ha sido algo cerrado desde que lo conocí.

—¿Desde que lo conociste? —me resultó extraño.

—Rayos, no debería contarte esto, pero bueno, en realidad conozco a Aaron desde hace 3 años, cuando se mudó con nosotros, mi tía, la hermana de mi madre murió, y solo eran ella y mi primo. A decir verdad, nuestras madres se habían distanciado, es por eso que nunca había conocido a Aaron, al inicio ni siquiera me dirigía la palabra, pero nos fuimos haciendo amigos con el tiempo.

De pronto me sentí algo extraña, algo dentro de mí me causó molestia, como un leve remordimiento por no haberme parado a pensar en los problemas que aquel chico oscuro había vivido, los cuales quizá lo habían obligado a ser de esa manera; pero no, esa no era justificación para que fuese tan arrogante y grosero.

—No sabía nada de eso.

—Nadie lo sabe, a Aaron no le gusta hablar de su pasado, y por favor, no le vayas a mencionar lo que te acabo de decir, creo que me mataría.

—No te preocupes. —Yo tampoco quería arriesgarme a eso.
Luego de un rato más de charla mi estómago sonó de repente, volteé a ver a Edd quien me veía divertido.

—Bueno, qué tal si te invito a cenar, hay un lugar cerca de aquí que conozco.

—Ah, no yo… —no me dejó terminar.

—Vamos, yo también tengo hambre.

Sonreí. —Está bien.

—¡Genial! ¿Podrás seguirme el paso? Te aseguro que mi moto corre más rápido que tu coche deportivo.

—Ja ja bueno, ya veremos.

**********

Mi alarma sonó a las 8: 00 am, aún estaba vestida con la misma ropa de ayer. Aby seguramente ya se había marchado; estaba muy cansada anoche, que entré sin hacer ruido para no despertarla y ni siquiera me quise cambiar.

Me levanté y me obligué a arrastrar mi cuerpo al baño. Ya en la ducha, me quedé unos minutos más de la cuenta sintiendo el roce del agua caliente sobre mi cara, sentí un poco de alivio, hasta que alguien empezó a sonar su pie contra el suelo, irritada porque no salía pronto del baño «¿En serio no puedo tener un momento de paz?» Esa era una de las razones por las que desde el primer día empecé a odiar las residencias de la universidad: las duchas compartidas. Pero, en fin, no iba a aceptar que ya no quería estar ahí y darle la razón a mi madre, así que lo he sobrellevado a pesar de todo, comparado con su control, esto no era nada.

Mientras me vestía, recordé el rato agradable que pasé la noche anterior con Edd, (el primo de Aaron) de lo que hablamos y de lo que me contó, agradecí que me ayudara a distraerme, era un buen chico.

Revisé los mensajes de ayer que no había abierto, tenía varios de mamá y de Adam, los cuales eliminé sin ver, y eso bastó para que mi mal humor regresara. Me sequé el cabello rápidamente con la secadora, no había notado que mi cabello ya empezaba a crecer de nuevo, por lo que pronto necesitaría más tinte, porque ahora ya no me veía con el mismo tono natural castaño aburrido, sino que me gustaba llevarlo negro y con las puntas de varias tonalidades de colores rojizos. Me puse un vestido azul, mis botines negros preferidos, marcara de pestañas, algo de polvo en el rostro y labial rojo oscuro.
Antes de salir de la habitación, me llegó otro mensaje, pero está vez era Aby <Hola, no quise despertarte, te veías cansada ¿Estás bien?>
<Sí, no te preocupes> le contesté <Hablamos luego>

Con eso salí rumbo a clases. Atravesé el campus que estaba lleno de gente, era un día nublado, justo reflejaba cómo me sentía ese día, no tenía ganas de toparme a nadie conocido y tener que forzar una sonrisa y mucho menos una conversación, solo deseaba que el día se pasara lo más rápido posible para poder regresar a mi cama y desconectar mi mente al menos durante unas horas en el mundo de los sueños.

Agradecí que en el trayecto no hubiera nadie a quién saludar, aunque sabía que algunos de mis compañeros lo harían apenas cruzara el aula; y en efecto, algunos de ellos me saludaron alegremente, a lo que solo les devolví una pequeña sonrisa, me senté hasta la última fila de los asientos del auditorio, así no tendría a nadie cerca, pero como era de esperar, Esther fue directo y se sentó a mi lado, aunque no dijo más que un hola, lo cual no era típico de aquella pequeña chica animada y pecosa, cabello rojizo. Mientras llegaba el profesor e iniciaba la clase de esa materia, solo se concentró en tomar apuntes, pero podía sentir de vez en cuando su mirada, ya algo irritada, le dije —¿No me vas a preguntar nada? —Ella se volvió hacia mí, estudiando mi rostro.

—Bueno, no te ves bien hoy y he aprendido que cuando estás así, no te gusta que te molesten —sonrió.

—Sí, tienes razón, estoy cansada, eso es todo, no te preocupes. — A decir verdad, no supe en qué momento esa chica se había acercado tanto a mí, si siempre traté de ser lo menos agradable con mis compañeros, porque por alguna razón me incomodaba tener que abrirme a esas personas que tendría que ver a diario, casi en cada clase. Y aunque era amiga de Mike y Aby, era distinto, porque se la pasaban en sus propios mundos la mayoría del tiempo, dándome el suficiente espacio para respirar; en cambio esta chica se había esforzado por caerme bien desde el inicio, incluso desde la primera semana cuando me llevó a una de las fiestas, aunque luego de eso la había estado evitando porque me parecía algo ruidosa; pero poco a poco la dejé sentarse a mi lado y le hablaba de vez en cuando. Aunque no sabía nada o casi nada de mi vida, parecía ser que ahora conocía mi estado de ánimo.

Ella asintió y volvió a sus deberes.

La clase no duró mucho, por lo que el profesor debía irse pronto a una reunión. Fui a la cafetería, donde estaba Mike, Brenda y uno de los amigos de ella. El día pasó lento, estuve ocupada ente clase y clase, pero por primera vez agradecí eso, porque no quería pensar ni en mi madre ni en mi hermano, el cual me había estado escribiendo y llamando durante el día, pero no pensaba responderle a ese traidor.

Los días pasaron, y ya estábamos en la última semana de clases. Me las había arreglado para evadir a Aaron cuando lo veía de lejos, no quería cruzarme con él, mucho menos desde la última vez que lo había provocado y después de que me viera con su primo, el cual desde esa noche no había vuelto a ver.

Estaba buscando a Mike en el gimnasio, últimamente pasaba mucho tiempo entrenando con el equipo de futbol de la universidad, estaban preparándose para el torneo interuniversitario para el próximo ciclo, por lo cual casi no lo veía, se la pasaba entre entrenamientos y sus estudios, aunque sorprendentemente también era un nerd cuando se trataba de programar. Sin embargo, por alguna razón lo había sentido pensativo estos días, aunque quizá solo eran ideas mías.

La puerta estaba entreabierta, el lugar estaba vacío, lo que me pareció extraño; miré el reloj, se supone que todos los lunes a las 4: 00 pm entrenaban en la cancha, pero no había ni un alma hoy, entonces me dirigí a la parte de los baños y casilleros en busca de alguien, pero no vi a nadie tampoco, así que me di la vuelta para retirarme, pero choqué con el pecho de alguien, cuando alcé la mirada mis ojos se abrieron y sentí miedo.

—Vaya, así que era aquí donde te escondías —me dijo sonriendo maliciosamente.

Traté de calmarme, antes de hablar. —No sé de qué hablas, y no tengo tiempo para escucharte. —Me puse en marcha, pero tomó mi brazo con fuerza y me empujó contra los casilleros.

—¿Qué te pasa? ¡Suéltame! —Le exigí.

—¿No crees que me debes algo? Ni creas que he olvidado lo que me hiciste la otra vez.

—Yo no te debo nada, eso te lo buscaste tú mismo. Y suéltame que me estás lastimando.

Se rio, me soltó la mano, pero tomó ahora ambos hombros con fuerza, acorralándome aún más. Su mirada estaba llena de ira, mirando directo a mis ojos, mientras yo lo miraba desafiante, tratando de no dejarme intimidar.

—No juegues con mi paciencia, créeme que no saldrá nada bueno de ello.

«¿Quién se creía este tipo? ¿Pensaba que le iba a temer o quedarme callada como los demás?»

—No te tengo miedo Aaron ¿Qué quieres de mí? ¿Que me disculpe? Pues no, no lo haré —espeté.

—No, pero se me ocurren unas cuántas formas más divertidas de poder cobrarme las que me debes. —Dijo mientras recorría mi cuerpo con su mirada, finalizando ahora en mis labios. —¿No lo crees? —indicó ahora mordiéndose el labio inferior.

—¡Eres un imbécil, jamás me metería contigo!

Se rio fuerte. —Tampoco yo con alguien como tú, solo jugaba ¿Qué pensabas? No te preocupes, ya pensaré en lo que te haré, pero por lo pronto, mantente lejos de mí y de mi primo ¿Me estás escuchando?

—¿Y si no qué? —lo provoqué.

Alzó una de sus manos y la puso frente a mí. —Si no, no volverás a ver esto. —Veía cómo caía de su puño, mi cadena, la cual había estado buscando por días. Traté de quitársela, pero se apartó rápidamente.

—¿Qué diablos haces tú con mi collar?

Aaron apretó su mandíbula. —No es mi culpa que vayas por ahí dejando tus pertenencias en la casa de otras personas.

Sabía que no me la iba a devolver así como así, ese idiota me hacía hervir la sangre, pero no podía dejar en sus manos esa cadena, era lo único que me quedaba y era muy preciada para mí, algo que por supuesto él no comprendería, así que traté de llegar a una tregua.

Inhalé y exhalé varias veces. —Está bien ¿Qué quieres que haga?

—Shhh, aquí las reglas del juego las pongo yo, pero ya te lo dije, pensaré con cuidado, y luego de eso te la devolveré, lo consideraré como mi regalo de cumpleaños por el momento, así que más te vale portante bien y no provocarme.

«¡Ahhhhhh! Quería golpear a ese tipo en la cara. Lo miraba con furia, nunca nadie me había hecho sentir así»

—Por lo pronto, me llevaré esto conmigo —elevó su descarada risa nuevamente.

El nudo en mi garganta seguía ahí, aun cuando Aaron ya había salido por la puerta; tenía los puños apretados de la rabia, y no me había dado cuenta hasta que sentí ardor en mis palmas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro