3
Disimuladamente, sonreíste también.
Pero aquel gesto duró tan poco como había aparecido.
Y tan rápido como se fue, las puertas se abrieron y comenzaste a temblar.
No por el frío de aquel día de Enero.
Tampoco por estar en manga corta.
Si no porque él, al fin, te había encontrado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro