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II

Una hora más tarde, ya teníamos las bebidas en su lugar asignado, y varios aperitivos también bien situados al lado de las bebidas, para los invitados y nuestros amigos. No sin antes haber discutido sobre dónde iría todo esto.

Spencer quería ponerlo todo en el jardín porque decía que iba a hacer calor de noche, por lo que podríamos montar todo fuera.

Alan no estaba de acuerdo, de hecho, él quería que lo pusiesemos todo en la entrada, para que fuese más fácil acceder a las bebidas desde que llegaba la gente.

Elliot sólo se reía mientras mis hermanos tiraban cada uno de una punta de una caja para moverla a donde ellos querían.

Todo era un desastre y nadie se ponía de acuerdo, hasta que Christian habló, intentando encontrar una solución a nuestra disputa.

-¿Y si lo ponemos todo en la puerta que da hacia el jardín, por dentro, en el salón? Así, Spencer está contento porque está cerca del jardín y Alan, por otro lado, está contento porque también está muy accesible para la gente que vaya llegando, que se dirigirá al jardín.

-¡Qué buena idea! ¿Por qué no te mudaste antes? Nos habrías ahorrado y solucionado millones de discusiones -dije, sonriendo.

Después de todo el jaleo de mover y colocar las cosas, ya estábamos cambiándonos para ir a la playa.

Brooke me llamó a avisarme que tampoco podría ir a la playa antes de la fiesta, y que incluso llegaría tarde a ésta.

-Venga chicos, que quiero ir hoy. Después decís que las mujeres tardamos mucho... parecéis tortugas preparándoos.

-Cállate Jess. Es complicado encontrar bañadores en la habitación de Alan. ¡Es un puto desastre! -grita desesperado Spencer mientras baja por las escaleras.

Me río. La verdad es que Alan casi no pasa tiempo en su habitación. Siempre está en casa de su novia, por lo que el poco tiempo que pasa en su cuarto, se lo pasa durmiendo, no ordenando.

-¡No está tan mal! Jess, dile a Spencer que es un exagerado. -suplica Alan con ojos de corderito.

-Y una porra que no está desordenada. Casi pierdo mi móvil mientras os ayudaba a buscar -interviene esta vez Christian, con aire gracioso.

Alan me mira, buscando un poco de apoyo.

-Alan, corazón, ¿cuántas veces me has gritado pensando que te había robado algo y resultó que estaba debajo de un montón de ropa? -digo, casi riéndome.

Todos se ríen menos Alan, que me echa una cara de pocos amigos antes de hablar.

-Bien, bien, me rindo. No se puede discutir cuando todos estáis en mi contra. Pero que sepáis una cosa: no es desorden, es MI orden. -dice, enfatizando en el "mi".

-¿Podemos irnos ya? A este paso llegaremos a la playa a la hora que inicia la fiesta. Y la verdad que me apetece relajarme un poco antes. -digo, impaciente.

-Si Jess, ya nos vamos. -me alegra Spencer.- Pero hay un problema, no cogemos todos en un coche, así que hay que pensar cómo nos organizamos. Podríamos ir en dos coches.

-Yo voy con Elliot en su coche. Puedo, ¿verdad? -le pregunto al susodicho, sabiendo que me va a dejar sin problema.

-No sé para qué preguntas si sabes que te dejo hacer todo lo que quieras -me contestó Elliot, guiñándome un ojo.

-Vale, perfecto. Y Chris puede ir con vosotros dos, ¿verdad? -preguntó Spencer mientras cogía las llaves de su coche.

-¡Claro! ¿A que si, Elliot? -pregunté, sonriente.

-Por supuesto... si no le molesta tener que parar un momento antes de ir a la playa.

-Ah, tranquilo. No me molesta para nada, al contrario, de hecho. -contestó Christian, mirando fijamente a Elliot.

-Genial -dijo, por fin, Elliot rodando los ojos.- Pues vámonos, que se nos va a hacer tarde.

El camino desde mi casa hasta la tienda fue bastante incómodo. Elliot iba conduciendo, y cada dos por tres se giraba para mirar por el espejo retrovisor a Chris que, al darse cuenta, le correspondía la mirada, con la misma intensidad.

Intenté rebajar los ánimos pero, cada vez que hacía un chiste, los dos me miraban con caras largas para que no dijese nada más.

Al llegar a la tienda, Elliot nos dijo que esperáramos en el coche, que no tardaba nada dentro.

-¿Qué os pasa a los dos? -le pregunté a Christian una vez nos quedamos solos dentro del coche.

-Pregúntale a tu novio, que es el que empezó con las malas miradas -me contestó indiferente.

-Uno, no es mi novio. Dos, tú también le miras mal. Tres, no quiero problemas hoy, que vamos a despedir el verano con la mejor fiesta del verano, y no sabes las ansias que tenía de que llegase este día. Así que, te lo suplico, no hagáis nada más... e intentad llevaros bien, por favor -dije justo antes de que Elliot entrase otra vez en el coche.

-Te he traído tus gominolas favoritas -dijo, tendiendome una bolsa de chuches ácidas.

Hice una pequeña y discreta mueca, pues esas gominolas nunca me habían gustado demasiado. En realidad, mi dulce favorito son las coca-colas de gominola.

Chris, al ver mi reacción se rió, pero cuando mi amigo le preguntó de qué se reía, se limitó a encogerse de hombros y a dedicarme una mirada, como diciendo que había entendido lo que le había dicho, y que iba a intentar llevarse bien con él. Por lo menos por hoy. Y así, el camino restante, lo pasamos en silencio.

Ya llegados a la playa, nos reunimos con los demás, estiramos las toallas y nos dirigimos al agua, yo en brazos de Spencer, que me quería ahogar el primero.

-NO NO NO -grité, mientras me revolvía en sus brazos. -¡Spencer! Que seguro que está congelada. ¡Déjame!

-Qué aburrida eres, Jess. Sólo quería pasármelo bien contigo -dijo, con una sonrisa propia de alguien que nunca había roto un plato.

-Pues no me apetece que te diviertas. Quiero relajarme, que menuda tardecita me habéis dado.

-Bien, bien, de acuerdo. Te dejaré tranquila... por ahora.

Unas horas más tarde, ya estábamos todos de camino a casa. Yo iba en el coche con Elliot, quien me dejaría en mi casa antes de ir a la suya a prepararse. Chris se había tenido que ir bastante antes, pues lo habían llamado y se había ido corriendo.

-¿Qué te parece Chris? -me preguntó de repente, mientras detenía el coche en un semáforo en rojo.

-¿Por qué?

-No sé, me causa curiosidad.

-Lo conozco poco como para poder decirte algo sincero, la verdad. -contesté, girando la cabeza hacia la ventanilla.

-Pareces muy cómoda a su alrededor -comentó, poniendo en marcha el coche ante el cambio de color del semáforo. -Estás muy sociable últimamente.

-¿A ti qué te pasa? Estoy siendo maja e intentando llevarme bien con él porque va a estar siempre cerca, frecuentando los mismos sitios que yo, porque ya es parte del grupo. Además, no tengo que darte ningún tipo de explicación de si soy maja, borde o estoy pensando en tirármelo. -Justo llegamos a mi calle -Así que, yo que tú me replantearía estas escenas de "celos" que no vienen a caso, porque somos amigos, y me dejas de interrogar. -Salgo del coche y doy un portazo. -Y me pensaría seriamente lo de venir a la fiesta si vas a estar en ese plan.

Entro en casa y me topo de frente con mis hermanos, que me miran con cara de interrogación.

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