Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ʀᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏs ᴀᴍᴀʀɢᴏs ɪɪ

"¿Me ayudas a ordenar la vajilla?" Inquirió a su pequeño, que venía de la escuela, con las mejillas enrojecidas al estar expuesto al sol, retirando su sombrerito amarillo y ocupando un lugar en el perchero.

Asintió, mirando hacia arriba por lo alta que le parecía la mujer, esta rio tiernamente al observar su carita, lo levanto, para posarlo sentado en la encimera de la cocina, le regalo una última sonrisa mientras se colocaba los guantes, y empezaba a lavar los platos del almuerzo, eran las 15:00 en punto según el reloj apenas funcional encima de la estufa.

Ella secaba los platos para dárselos a su pequeño, que le contaba acerca de los elogios recibidos por sus tutores, dada su gran inteligencia. Este abría las alacenas y depositaba los platos con cuidado ahí.

"¿Sí? Eso es genial, pequeño" Contesto distraída, con un trapo polvoriento en la mano, secando un vaso con él.

"Sabes mama..." Siguió hablando, ella emitió un sonido tratando de decirle que le escuchaba, aunque en realidad estaba sumida en sus propios pensamientos, preocupada por la hora, por la cena, el llegaría pronto.

"Estaba viendo una película, en donde un hombre..." Los segundos pasaban de una forma tan lenta para ella, torturándola, sentía sus entrañas removerse y apretarse ante el temor inminente, sabiendo su destino; asintió ante las palabras de su hijo.

"¡El montaba un caballo! ¿Puedes creerlo? Nunca he visto a nadie montar un caballo" Expuso con entusiasmo, los pájaros volaban en manada frente al sol que se ocultaba, mientras ella sacaba el soba fresco y lo depositaba en un plato hondo.

"Luego el tomo una botella..." Era temprano para cenar ahora, pero prefería hacer que su hijo comiera antes de que el llegase, saco para él menor y para ella misma, asintió ante sus palabras, algo que no atendía realmente.

"¡Fue increíble! ¡Él era muy fuerte! Debiste verlo, ¿no crees que es genial?" Cuestiono, siendo bajado de la encimera y dirigiéndose a la mesa del comedor, mirando a su madre, esperando su respuesta.

"Claro que sí, asombroso. Lo veremos juntos otro día."

El asintió emocionado.

(Ese día no llegaría.)

***

La puerta se abrió de manera estrepitosa mientras el veía la tele, dejando de prestarle atención a los comerciales que interrumpían su canal favorito.

"En caso de que veas situaciones de agresión y abuso en tu familia, marca el numero en pantalla"

Múltiples colores y dibujos en la televisión volvieron a llamar su atención.

"¡No es normal! Si ves un teléfono en tu casa, ¡marca el numero! ¡Puedes ser un gran héroe!" Retuvo el mensaje, mientras seguía observando atento la explosión de color.

"¡¿Por qué mierda siempre haces lo mismo?! ¡No sirves para nada, perra!" Dio un saltito ante el chirrido de la silla siendo apartada bruscamente, un quejido alto y un golpe sordo, como si algo de gran peso cayese en el suelo.

"¡No lo olvides! Memoriza el numero si ves las siguientes situaciones..." El empezó a temblar, mientras oía a su madre llorar desde la planta baja, rogándole piedad a aquel despreciable hombre que era su padre.

Sollozo bajito, mientras tomaba su futón y se enrollaba en él, tensándose.

"Duerme, bebe" Pensó en intentar conciliar el sueño, sin embargo, no podía, él no lo haría. No mientras su madre siguiera llorando desde abajo, no mientras los gritos continuasen.

El debía hacer algo.

Bajo las escaleras con cuidado, la pared que dividía la cocina de la sala de estar, en donde estaba aquella mesita del teléfono, impedía que su madre o padre llegasen a verlo bajar.

Estando descalzo, llego a su objetivo, tomo el aparato, tratando de recordar el número, buscando concentrarse, su ansiedad subiendo. El tic tac del reloj defectuoso encima de la estufa que se escuchaba desde donde estaba, la respiración pesada de su progenitor, los sollozos de su madre.

111... No, no era ese, 118

"El numero marcado es incorrecto, marque de nuevo y verifique... "

Toco el botón para colgar, 110.

"Usted ha marcado el número de emergencias, ¿en qué podemos ayudarle?" Su respiración se cortó, intentando hablar.

Sintió inmediato un poco de alivio, mirando fijamente las sombras que provenían de la cocina, su estómago se revolvió.

"Ma....mama"

"¿Hola? No logro entenderle, ¿está bien?"

"Mama...Papa, el..."

Rogaba desesperadamente poder hablar, decir algo, que la persona al otro lado de la línea le ayudara, ayude a mama.

Luego de un silencio corto la mujer al otro lado respondió:

"Bien pequeño, ¿cómo te llamas? Relájate, ¿qué le sucede a tu mama?"

"Yo soy..." trago con fuerza, siguió "Papa golpea a mama" susurro con la voz algo rota, cerrando los ojos ante otro grito.

"Entiendo, ¿papa te golpea a ti también?" Pregunto suave, mientras se escuchaba jaleo de fondo y una pluma sobre una libreta.

"No..." Respondió, mirando las sombras de la cocina moverse, algo se cayó.

"¿no estas herido?"

"Yo no..."

"¿Sabes la dirección de tu casa? Si no lo sabes, está bien, solo quédate en la línea, para que pueda enviar ayuda"

"No puedo...Papa vendrá..."

"Solo unos segundos, respira, por favor. Todo estará bien."

Trato de refutar, negar, ella no sabía lo que decía, él se acercaba, sus piernas temblaban mientras que su mente gritaba acerca del peligro que corría. Su respiración era cada vez más pesada, las cosas no estaban yendo bien, la sombra de su padre parecía acercarse cada vez más a la entrada de la cocina.

"Claro que sí, asombroso. La veremos juntos otro día"

Ese día no llegaría si el no hacia algo.

"¿Sí? Eso es genial, pequeño." La sombra seguía moviéndose, ya no podía escuchar a su madre.

"¿Pequeño? ¿Estas bien?" Hablo la mujer al otro lado de la línea, al aire. Puesto que Osamu ya no estaba ahí.

Osamu estaba en la cochera.

Él tomaba una botella, como en la película.

Se acercaba a la mesita del teléfono, al igual que el hombre vaquero.

Rompía la botella, tomándola con ambas manos, cerrando los ojos ante el cristal impactando contra la madera, un sonido que llego hasta el micrófono del teléfono, al otro lado de la línea se escuchaba alguien dando órdenes.

Y, asestaba contra su objetivo, tal como en la película vaquera que vio noches atrás, mientras papa golpeaba a mama, como ahora.

Pero papa no golpearía a mama nunca más, él se aseguraría.

(Esto nunca más paso.)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro