→.devyatʹ
Advertencia de contenido sexual explicito 🔞. En caso de ser menor de 15 (o que te incomoden esta clase de cosas) pongo esta advertencia para que te lo saltes. Si no lo harás siendo menor, por favor no comentes. Gracias 💕
— Maldición. — Dazai oyó aquel susurro, observando la dificultad con la que lo tomaba, luego de un par de minutos de juego previo. Chuuya fue terco y decidió no alargarlo demasiado, entonces lo metió de una estocada.
Trato de acariciar su muslo para calmarlo, murmuro algo que el pelirrojo no entendió.
Le miraba fijamente, casi divertido. Sabiendo que, ahora Chuuya se arrepentía de no prepararse un poco más.
— Deja de sonreír, imbécil. —Le pego, no tan suave, en el pecho cubierto de vendas. Hace un rato se había ofrecido a ser el quien tomara las riendas, sin embargo, Chuuya negó, puesto que, aunque no lo admitiese, le preocupaba que se sobre esforzara dado que no llevaba mucho desde que le dispararon.
— No quiero ver tu estúpida cara mientras lo hago contigo. — Entonces se recostó sobre su cuerpo, con la cabeza reposando en su hombro sano, le oyó exhalar con fuerza, luego moverse. Tenía un perfecto panorama de su trasero desde donde estaba.
— No te preocupes, tu trasero me gusta casi tanto como tu cara. — Respondió simplón, Chuuya le peñisco cerca de la herida, silbo de dolor, luego mordió su labio. No se sentía tan mal, el dolor mezclado con el placer.
Chuuya estaba muy apretado, apenas resistía el impulso de moverse, para no lastimarlo
Mucho.
El más bajo se movía lentamente, en círculos. Llevo una mano a su glúteo y lo apretó, Chuuya dio un saltito. Resistió las ganas de reírse.
— ¿Ya no duele? — Pregunto, sin quitar la mano de su trasero, apretándolo por segunda vez, no lograba agarrarlo completamente, sin embargo, le gustaba.
— No.
— ¿Qué te parece si probamos algo diferente? — Inquirió, calmo. Lo apretó nuevamente, Chuuya se contraía deliciosamente cada vez que lo hacía, jadeo una vez termino de decir eso.
Alzo una ceja, se levantó, rápidamente, incluso antes de que se diera cuenta, el castaño lo empujo a la cama, le pidió que se diera la vuelta. Quedando boca abajo, se avergonzó al ser tan dócil acatando sus órdenes.
— Déjamelo a mí. — Pidió, con voz suave. —Aunque no lo creas, tengo una buena cicatrización. — Informo, tomo sus caderas y las levanto, Chuuya iba a replicar esa afirmación, sin estar del todo convencido, eso fue antes de que entrara de una estocada. No dolió, gimió ruidosamente, apretando las sábanas. Levemente incomodo con la posición, levanto aún más las caderas, jadeando al sentirle cada vez más profundo. Pego su pecho contra el colchón, con la espalda arqueada.
Dazai se preguntó si esa posición no dolería más tarde.
Entonces decidió dejarlo para más tarde.
Por ahora, estaba satisfecho con la vista.
Embistió nuevamente, y otra, y otra, y otra vez. Elevando la velocidad, sin embargo, seguía sin escuchar a Chuuya, pensó en preguntarle si estaba bien en aquella postura.
Sin embargo, noto que cierta persona hacia trampa.
Tenía la cara hundida en las almohadas, apenas respiraba con tal de que no le escuchase. Frunció el ceño, se inclinó a su altura, chupeteo ruidosamente sus hombros, donde encontró pequeñas pecas resaltando en su blanca piel.
Luego lo mordió fuerte, no tanto como para abrirle una herida, solo lo suficiente para dejarle una bonita y duradera marca, hizo lo mismo en su nuca, donde llego a hacerle cosquillas, desde hace un rato le sentía estremecerse, volvió a morder, dejando otra marca.
"La tercera es la vencida..."
Se inclino más, empezó a morder y peñiscar su espalda, Chuuya mordió la almohada, negándose a dejar salir aquel gemido vergonzoso que se formaba en su garganta.
Dazai enterro las uñas en sus caderas, paseo deliberadamente sus manos, por su cresta iliaca, por sus muslos, Chuuya sentia cosquillas, se le dificultaba respirar sobre la almohada, de un momento a otro, Dazai levanto aun mas sus caderas, pegandose por completo a el.
Los dedos de sus pies se crisparon, se apoyo en su frente mientras jadeada.
El pecho vendado de Dazai se recosto en su espalda, otra vez, llevo sus labios a la parte posterior de sus orejas, las cuales se encontraban rojas, lo mordio dolorosamente, empero, aun con las manos en sus caderas, embistio fuerte otra vez.
— Chuuya... — Jadeo sobre el, tan cerca de su oido, Dazai sonrio mientras relamia sus labios con lujuria.
Salio casi completamente de el, entonces musito en un susurro:
"Me encantas, Chuuya"
El mencionado gimio, recibiendo una completa y dura estocada, casi en un grito, le costo recuperarse de aquello mientras el contrario no bajaba su ritmo.
Estaba retandolo.
— Buen chico. — Embistió con fuerza, Chuuya maldijo luego de gemir, apretó las sábanas con fuerza, trato de levantar su pecho, jadeando por el ritmo, el castaño hacia algo, golpeaba una y otra vez un punto que estaba por hacerlo gritar, desorientándolo por los estímulos.
El placer devorándolo profundo e implacable.
Ladeo su cabeza, pegando su mejilla a la sábana blanca, jadeando con fuerza, su vientre más apretado y cosquilleante que nunca, mordió su labio, contrayéndose al sentir otro apretón en su trasero, aunque no lo admitiera, le gustaba, no era muy rudo. Ni muy suave, era lento pero repentino.
Sin embargo, dada la posición no podía besarlo.
Al menos para su cuerpo desesperado, eso era un problema, tenía muchas ganas de voltearse y meterle la lengua hasta la campanilla, pero eso detendría las estocadas tan fijas justo donde quería, tenía un dilema.
Estaba tan cerca de su orgasmo, dios. Su cuerpo pronto comenzaría a buscarlo el mismo.
— Es increíble que puedas permanecer tanto tiempo en la posición. — Comento Dazai, paseando los dedos por sus glúteos, podía ver el rostro sonrojado desde donde estaba, además de sus otras mejillas rojas por su insistente (y justificado) toqueteo. — Me pregunto cuanta flexibilidad desperdicie. — Llevo su mano hacia abajo, donde estaba la cara de los blanquecinos muslos del más bajo. El paseo y luego se acercó hacia su ignorado punto de interés.
— ¿Eso significa que solo aguantas una ronda? — Pregunto, aun siendo burlón desde su posición, con la respiración agitada pero una sonrisa que incremento rápidamente su excitación.
Soltó una carcajada, mutable ante la provocación. — Necesitaras más de una ronda para deshacerte de mí, chibi.
— Me asegurare de que no camines mañana, bastardo. — Advirtió, luego mordió su labio, reprimiendo un gemido cuando sintió su mano traviesa tocar con descaro su miembro.
Apretó la punta para luego embestir sin cuidado, arrancando un gemido agudo de la garganta del pelirrojo.
Por supuesto, hubo mucho que no se pudo rescatar, incluido el antes tácito denominado calmo 'compañerismo' y lastimosamente, tampoco pudo rescatarse aquella pendiente cuarta ronda.
Sería para más tarde.
Oyo un relámpago y las gotas sin cesar contra la ventana, despertó repentinamente, con los músculos cansados después de tres rondas, su trasero pagaba el precio.
Algunas de sus vendas estaban regadas en el piso, además de su ropa y la del pelirrojo. Se sentó en el colchón, apoyo sus manos en la cama.
Miro a su lado, donde distinguía aun con la poca luz las marcas rojas en aquella espalda blanquecina, se avergonzó inevitablemente, ya que sabía que eran suyas.
(Luego se reprendió a si mismo por hacerlo, nunca antes lo había hecho.)
Suspiro, retiro la sabana encima de su regazo, saco ambas piernas de la cama, aclaro su garganta, bloqueando aquel gemido de dolor que quiso salir de sus labios al hacerlo.
Bueno, era obvio que le dolería el culo después de hacerlo. Negó con cabeza, alejando esos pensamientos. Estaba a punto de levantarse completamente, cuando sintió aquella mano suave rodear su muñeca, fuerte. No tanto para lastimarlo.
— No te vayas. — Termino por escuchar, un susurro. Le miro sobre el hombro, sorprendido. — Está lloviendo, no te prestare un paraguas. — Desvió la mirada después de escuchar eso, mirando cabizbajo hacia el suelo, donde estaban sus pies.
Entonces suspiro.
— Me pateaste ya dos veces mientras dormías, me veo en la necesidad de irme si quiero sobrevivir. — Mintió, con un tono exagerado de lastima. Chuuya le miro aburrido. Lo soltó, agarro con brusquedad la almohada en la que el castaño antes habia reposado, la abrazo, con piernas y brazos, dándole la espalda.
— Ya no lo hare. — Declaro, con voz somnolienta. Su plan era abrazar algo para mantenerse quieto.
— ¿Crees que eso ayudara a mi adolorido estomago? — Inquirió, con una sonrisa, viendo la espalda desnuda, sus ojos se dilataron inevitablemente.
— No me interesa. — Levanto la mano en un ademan que declaraba su desinterés.
— Tengo una mejor idea. — Anuncio, con una sonrisa traviesa. Volvió a acostarse, para solucionar el problema de su falta de almohada, decidió tomar espacio en la de Chuuya, y rodearlo con sus brazos, atrayéndolo en una especie de abrazo mientras compartían la almohada.
— ¡Idiota! ¡¿Qué haces?!— Chillo escandalizado, apretando la almohada contra su cara, ocultándola. Se erizo, Dazai soltó una risita ronca justo en su oído, haciéndolo estremecer, apretó más la almohada. Con vergüenza.
— ¿Te gusta? ¿No te parece una buena idea? — Pregunto, fingiendo infantilismo. Con aquel agarre superficial sobre el cuerpo contrario.
Recibió un codazo como respuesta, se quejó adolorido. Dada la poca luz que había ahora, no podía notar lo rojas que estaban las orejas del pelirrojo.
Chuuya apretó más la almohada contra su cuerpo, mordió su labio inferior, con los minutos pasar, sentía el pecho del contrario subir y bajar, tan tranquilamente, sus latidos tan calmos que apenas podía sentirlos.
En la penumbra, se acomodó en sus brazos, meciéndose tranquilamente pegando más su espalda con el pecho semi desnudo, cerro los ojos, calmo
— Estúpido, me gusta.
"Connard, j'aime ça"
— Chuuya, entonces, ¿verdad que estaba en lo cierto? — Pregunto el rubio, con una sonrisa aguda. Recibiéndolo, luego se dirigió a su asiento.
Chuuya suspiro, y asintió.
— Dirás que yo estaba en lo cierto. — Negó ahora con la cabeza.
— Desde que lo vi en la mañana, supe que tenía algo que ver. — Miro a su derecha, donde se encontraba la chica de cabellos avellana, seria. Como nunca.
— Dostoyevski no podría hacer todo el trabajo solo, dado que el ya no...
— Me pareció demasiada coincidencia, que justo me tocara compartir el caso de Dostoveisky con otra fuerza, con este caso en específico. — Declaro Chuuya, serio, sin disculparse por interrumpirlo. Con los ojos vacíos, el amanecer iluminaba parcialmente su cuerpo, eran apenas las 5:00 de la mañana, y el sol ya hacia acto de presencia iluminando el día.
— Un caso en el que cualquiera podría ser un enemigo, me parece que manipulo a alguien para que accedieran en ese justo momento a empezar la operación de convivencia. — Ladeo su rostro el rubio, apoyo el rostro en su mano, jugando con una pluma.
— Dazai este envuelto con Dostoievski, no hay duda. — Termino por suspirar Francis, Chuuya apretó los puños, sintiendo un estremecimiento. Un nudo subía a su garganta. Le asfixiaba, apretando tan dolorosamente fuerte.
— Voy a arrestarlo. — Susurro, aclaro su garganta, Francis ignoro eso.
— No tan rápido, Chuuya. — Sonrió el rubio. — Dazai-kun no es una persona muy habladora, según habrás notado.
"Yo diría que ese idiota habla de más" Pensó, sin embargo, permaneció inmutable ante ese comentario.
— No bastara con arrestarlo e interrogarlo, no funcionara, no con él. — Suspiro. Aun con su sonrisa. — Parece que se llevan bien, deberías sacarle algo de información.
Chuuya batallo para que su expresión no se arrugara, mordió sus mejillas internas.
— ¿Puedes hacerlo? — Recibió la mirada por sobre los lentes de la chica presente, ella con una lentitud casi tortuosa, los acomodo. Esperando su respuesta a la pregunta que hizo su jefe, segundos atrás.
Un silencio invadió la habitación, Chuuya aun recordaba el semblante calmado del castaño mientras el salía de la habitación. Tan tranquilo, aunque juraría que él tenía el sueño ligero, no despertó.
Sintió otro estremecimiento, las lágrimas de dolor se anidaban en sus ojos, suplicándole que dejara de lastimarse. Trago el nudo en su garganta, y las lágrimas desaparecieron, como si no significasen nada.
— Puedo hacerlo.
Extra.
Luego de unos minutos de silencio, suspensivo silencio. La otra voz sonó.
— Pensé que hablaría primero, Lady Ozaki. Tan cautelosa y alerta como siempre, ¿cuánto ha pasado desde la última vez que nos vimos? — Pregunto el hombre de cabellos lacios, Kouyou se mantuvo impasible.
— Tres semanas, desde que mataste a Mori Ougai. Fue para nada, después de todo, Yosano Akiko está disolviendo la organización con los crímenes de su padre.
— Esa chica me parece una verdadera decepción, pensé que podría seguir el legado de su padre para ir tras ella y matarla. — Explico como si nada, demostrando lo poco en serio que tomaba a la capitana de precinto. Lo poco en serio que tomaba a Kouyou. — Cuando digo la última vez que nos vimos, me refiero a en privado. Que supongo que sería nuestra partida de ajedrez, me es muy deleitante jugar con usted. Siempre será un honor y diversión bailar con su rey, me temo que, dado sus jugadas, tendré que hacer jaque en su caballo. — Su tono era de diversión, como si intercambiara papeles y fuese un gato jugando con su comida, jugando con el ratón. Kouyou apretó el aparato en su mano.
— Hiciste jaque en mi caballo desde hace mucho, ¿de qué hablas? — Inquirió, severa. Se acomodo en su asiento.
— No me refiero a Oda Sakunosuke. — Soltó una grácil carcajada, las pupilas de Kouyou se contrajeron.
— ¿Chuuya? — Entonces un pitido corto la línea.
La llamada había finalizado.
Si las actualizaciones se vuelven lentas, me disculpan jaja, es que, cuando estoy por finalizar una historia me da un horrible bloqueo, ya que suelo planear el final incluso antes de empezar la historia y en el momento de escribirlo se me olvida y me quedo en blanco, a.
Por otro lado, le dedico este cap a DisleyChan por leer hasta acá, te he visto votando y uno que otro comentario en toda la historia, te amo persona desconocida, este cap es para ti, igual estaré dedicando a quienes han estado siguiendo la historia, son muy pacientes, los amo.
Gracias por leer, comentar y votar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro