ʀᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏs ᴀᴍᴀʀɢᴏs ɪɪɪ
Prefectura de Aomori (Tohoku), Japón.
"Es solo un niño"
"La ley no permite que vaya a la cárcel"
"Quien sabe qué clase de educación tenía"
"Padres violentos, hijos violentos"
"Apuñalo a su padre, ¿qué más necesitas?"
"No sabía lo que hacía"
"Un reformatorio es la única opción, al menos el padre no está muerto."
Mantenían a todos los niños con ropa completamente blanca, en cuartos vigilados, con constantes sesiones terapéuticas.
"Mi nombre es Sakunoske Oda, soy tu terapeuta a cargo, un gusto conocerte, Dazai-kun"
Permaneció impasible, sin mirar al mayor ni estrechar la mano que él le tendía, el contrario tampoco reacciono de ninguna manera en especial ante su rechazo.
"¿Como te sientes? Es un bonito día, lástima que no puedas verlo."
Eso le hizo levantar la mirada, molesto. El pelirrojo idiota enfrente de el todavía le recordaba su situacion, encontró una sonrisa suave por su reacción, frunció el ceño y volvió a bajar la mirada, enfurruñado.
No contesto nada en esa sesión, ni en las otras.
***
"Come"
No quería.
"Come"
No.
Su silencio preocupaba a la mayoría, los psiquiatras aseguraban que en el algún momento hablaría.
Mientras tanto el pequeño permanecía todo el tiempo con un libro pegado a la cara, pasando páginas en un intervalo de un minuto con cuarenta y segundos por ambas páginas. Bastante rápido para su edad.
Pero ya llevaba seis meses en aquel lugar, donde tenía sesiones cada dos días, ignoraba al pelirrojo que procuraba hacerlo hablar. A veces contenía la risa por su torpeza o sus malos chistes.
"Buen día, Dazai." Saludo sin el honorifico, ante la ausencia de este el niño no frunció el ceño, esa era una buena señal.
"Te he visto leyendo, ¿qué es?" Se sentó en la silla, en frente del largo sofá del cual el pequeño castaño solo tomaba una esquina.
El niño no respondió.
Oda suspiro.
"Haremos una pequeña dinámica. Ya que no te gusta dibujar, ni escribir, te pediré que niegues o asientas ante mis preguntas, nada demasiado personal o difícil, ¿está bien?" Se removió, dejo a un lado su libreta, el niño observo sus movimientos ante esto, el mayor retiro sus lentes de lectura y se puso cómodo.
"¿Alguna vez responderás mis preguntas, pequeño?" Dazai levanto la cabeza, solo por ese apodo, mirándolo acusador. Negó efusivamente.
"Eso cuenta como contestar mis preguntas"
Rio al verlo dar un saltito, luego carraspeo, recordando ser profesional.
"Lo lamento" Luego de disculparse, el niño se removió, cruzando los brazos. Reservado.
"¿Te gusta leer? Veo que sabes hacerlo"
El pequeño suspiro.
"Se que no sabes hacerlo muy bien. Podría ayudarte"
...
¿Qué?
¿Como sabia aquel hombre que solo fingía? Se sorprendió, y su expresión pareció denotarlo. Pero la realidad es que, si le sorprendía, que él se diera cuenta que en realidad entendía y lograba leer pocas palabras de aquel libro.
"Se que no lees tan rápido, tus pupilas no se mueven en las líneas con la rapidez de acuerdo al tiempo que tardas en leer ambas páginas, luego llega un momento en el que simplemente permaneces viendo el libro sin prestar atención, esperando a que esos dos minutos acaben."
Dazai frunció el ceño, suspiro.
"...siete"
Oda se sobresaltó mirando al pequeño, que acaba de decir algo que no entendió muy bien.
"¿Siete?"
"Uno con cuarenta y siete"
"¿Qué es eso?" inquirió confundido, acercándose involuntariamente a él para oírlo mejor, este no se tomó bien el acercamiento, frunció el ceño.
"No son dos minutos, doctor idiota" Oda parpadeo varias veces, perplejo, un sentimiento de orgullo invadió su pecho, un pequeño logro hacer hablar a su paciente más difícil, el más difícil que había tenido en toda su carrera.
(Con el tiempo, más que un simple paciente difícil, su pequeño amigo.)
Pero por ahora debía resolver ese "doctor idiota"-
"Te agradezco el que hayas hablado, pequeño. Puedes llamarme Oda o Sakunoske." Concedió con una evidente aura de felicidad, la cual incomodo al menor.
"No" Respondió, mirándolo mal.
Oda se descoloco ante esto, no. No podía permitir que su progreso se fuera al diablo, carraspeo.
Aunque tampoco quería ser llamado "doctor idiota"
Pero no se puede tener todo en la vida....
"No volveré a hablar, desde ahora."
Oda debía arreglar esto, pensó un momento en que decir, sin importar si tardaba, lo que diría determinaría el bien de este caso.
Entonces, se le ocurrió una idea brillante, y dijo:
"¿Por qué?"
El niño frunció el ceño por milésima vez y dijo:
"¿Crees que soy tonto? Cualquier cosa que diga la escribirás en la libreta" Señalo el objeto, Oda instintivamente bajo la mirada a esta.
"¿No quieres? Bien, la guardare, escribiré solo lo que quieras que escriba, ¿Está bien?" Acordó, mientras metía la libreta en su bata médica.
Dazai resoplo, fastidiado.
"Nuevamente, ¿crees que soy tonto? Se que estas encendiendo una grabadora mientras guardas tu estupida libreta"
Ahora Oda sudo frio, el pequeño le envió una sonrisa de superioridad, respondió con un ceño fruncido.
"Eres un pequeño muy inteligente, Dazai" Suspiro, levantando ambas manos en señal de rendición.
Este guardo silencio un momento. Luego dijo:
"Escribe eso"
"¿El que?"
"Que soy muy inteligente"
Le vio asentir ante su propia idea con orgullo, Oda sonrió comprensivo, acatando el mandato.
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