En tres días me voy a Nueva York, y toda mi familia y amigos se encuentran planeando una fiesta de despedida.

Todos dicen que el tiempo pasó demasiado rápido, pero, ¿por qué para mi es todo lo contrario?

El tiempo pesa sobre mis hombros, provoca un dolor en mi cuerpo, y hace sentir mal a mi corazón.

Para mi no faltan tres días para irme a Nueva York, sino que, han pasado casi cuatro semanas desde que Conrad se fue. Y, si lo veo así, el tiempo pasó lento, de manera torturadora.

Trato de focalizar en que parte de mis más locos sueños está a punto de suceder. Incluso, hasta trato de pensar en que voy a estar en presencia de una figura muy importante para la danza. Pero la alegría por esos logros, se disipa a los pocos segundos.

No quiero que sea así. Quiero que sea diferente, pero las cosas son como son. Y, en este caso, son de esta manera: me duele la partida de alguien que, en muy poco tiempo, llegó tan lejos en mi que logró acaparar cada espacio de mi ser.

Hay amores que no llegan a ser calificados como tal, que son fugaces y que no nos hacen sentir firmes sobre la tierra. Luego están los amores intensos, aquellos que tocan tus emociones. Puede que dejen una marca bonita, o una muy dolorosa.

Y luego están los amores que, teniendo los pies sobre la tierra, te hacen sentir que tienes la cabeza mirando al cielo. Esos amores que deseamos que sean para siempre, hasta envejecer. Amores que basta con mirarlos para sentir que a su lado quieres vivir todo, desde las alegrías hasta los momentos más difíciles.

Creí que Conrad iba a ser mi amor de verano, un imposible, un amor platónico. Pero no, terminó siendo ese amor que me elevo hasta el cielo y me hizo tocar cada estrella.

Es por eso que tengo este vacío enorme, uno que no puede ser llenado ni al pensar que estoy a punto de cumplir mi sueño.

Y está bien. Es decir, si es así, más compruebo de que este amor es verdadero. Por más que Conrad haya terminado con nosotros.

Veo que papá se acerca hasta donde estoy. Me encuentro en el patio trasero, mas específicamente, estoy ubicada junto a la rosa. Cerca de donde nos besamos por primera vez con Conrad.

Papá se sienta a mi lado, y se que su silencio no va a ser para siempre. Suspira, y ya lo veo venir.

—Me estas preocupando, Allie —lo miro por escasos segundos, ya que cuando pone sus ojos en mí, observo hacia otro lado—. No me mientas, no me digas que estás bien. No finjas conmigo, no debes hacerlo. La Allie que conozco estaría como loca saltando por toda la sala.

—Supongo que esa Allie no está enamorada, ni lleva una ruptura. —Me acomodo en mi lugar—. Estoy contenta por el viaje, no creas que no. Entiendo que es una oportunidad única, que no todos la tienen. Pero... no sé, siento un vacío, papá. ¿Puedes entenderlo?

—Claro que lo hago. —Pongo mis ojos en él. En su rostro se dibuja una sonrisa melancólica—. Sentí ese vacío cuando me separe. Es como si no pudieras encontrarle sentido a tus días. Nada te importa, por más bueno que sea. Y no lo hace porque esa persona especial no está a tu lado.

—¿Duró mucho tiempo?

—Mi tiempo no importa. Cada quien lo supera como puede.

Suspiro.

—¿Fue difícil? —me mira, asiente y se encoge de hombros—. ¿Cómo lo has hecho, papá? Es decir, mama tenia citas, la veías con otros hombres y... siempre estabas ahí, firme, sonriendo.

—No he dejado de amarla ningún segundo, Allie. Tal vez este amor que siento ahora no es el mismo de antes. Ahora es mi mejor amiga, y la amo como tal. Pero ya sea de esta, u otra manera, siempre estaré firme para verla seguir. ¿Me costó? ¡Uf! No quería verla con otros hombres. Pero tuve que entender que nuestro amor había terminado, que solo nos unían los recuerdos y nuestros hijos.

—Me estás queriendo decir que sufriste en silencio, hasta poder verla como hoy la ves.

—No. Te estoy queriendo decir que el dolor y el amor puede transmutar a algo más.

Las lágrimas pican en mis ojos.

—Yo no quiero que mi amor transmute, quiero que crezca, con Conrad a mi lado.

—Allie...

—Se que tal vez creas que exagero, pero lo amo mucho, papá. Lo echo de menos, quiero estar a su lado, quiero que juntos le demos pelea a sus miedos. Quiero todo con él.

Pone su mano sobre la mía, y con ese simple acto, lloro más que antes.

—No creo que estés exagerando. Estás enamorada, y cuando eso sucede, nada es una exageración. Pero, hija, cuando hay algo que sanar, a veces no depende tanto de la ayuda de terceros. Y no pasa porque tu no seas buena, sino que pasa por el. —Seca mis lágrimas—. No le habrá sido para nada fácil romper con ustedes. Pero pienso que, entre tanto dolor, es muy valiente por dejarte ir cuando sabe que, quizá, no puede darte lo que mereces.

—Sí que podía...

—Eso dices tú, porque tú así lo ves. Pero, en principio, creo que Conrad tiene que cambiar su visión.

Recargo mi cabeza sobre su hombro y entrelazamos nuestras manos.

—Tengo esperanzas, ¿está mal?

—No, no está mal tener esperanzas.

—Quiero esperarlo, ¿está mal?

—No. Hasta que sientas que ya no debes hacerlo. Pero, no dejes de disfrutar de tu vida por la espera.

—¿Te has dado cuenta de algo? —sonrío—. Es la primera vez que hablamos de amor, al tratarse de mí.

—Si, lo he notado. Supongo que se debe a que esta vez es diferente. —Hace que lo mire—. ¿Puedes prometerme algo?

—Mmm, supongo.

—¿Puedes disfrutar de la despedida?

Suspiro.

—Si, han venido todos y lo merecen.

Papa sonríe.

—¿Serás la mejor en Nueva York?

—La número uno, aún con el corazón roto.

Estoy en el aeropuerto. Detrás de mí está toda mi familia alentando como si fuera un jugador de fútbol, o una súper estrella del cine. ¡Es que hasta tienen carteles con mi cara!

También están mis amigos, no se de donde sacaron vinchas con mi cara y mi nombre, pero eso usan mientras lloran y se abrazan.

Soy solo Alana, pero ya me siento una estrella de la danza. He aquí mi mejor triunfo; estoy rodeada de un amor sano, bonito y duradero. Porque si, hay que abrazar con mucha fuerza a quienes alientan nuestros logros y secan nuestras lágrimas cuando las cosas salen mal.

Hay tantos rostros de gente que amo, tantas personas a las cuales quiero volver a abrazar, tantos a quienes quiero llevar conmigo en la maleta. Pero, me temo que entre tanta gente, me encuentro buscando un par de ojos color chocolate.

Si. Soñé que venía a buscarme al aeropuerto y me abrazaba tan fuerte que me hacía sentir en mi hogar.

Me desperté con un hueco en el corazón, pero con una leve llama de esperanza junto a la pregunta de si iba a pasar.

Y aquí, buscando entre toda la gente, mi esperanza se llenó de espinas. Sin embargo, tiene ganas de seguir existiendo. Aun con dolor.

Me subo al avión, me ubico en mi asiento, y cojo el móvil. El amor de mis seres queridos sigue presente en los enormes mensajes que me envían, y si no es un texto, me hacen reír con vídeos o audios.

Hasta que el móvil vuelve a sonar, y esta vez, me escribe alguien diferente.

Mi corazón galopa como loco cuando leo su nombre.

Conrad

Hola. Supe que hoy ya te marchas a Nueva York, y no quise estar ausente en un momento tan importante como este.

Espero que mi mensaje no sea una molestia, lo que menos quiero es genera. eso. Y si lo hice, si genera algo negativo, me disculpo de antemano.

¡Buen viaje, Allie! Estas a pocos pasos de empezar a cumplir tus sueños. ¡Enhorabuena por ello! Y por todo lo que siga... porque si, has nacido para brillar en todos los escenarios del mundo.

Aunque ya brillas con tu sola existencia.

Te deseo todo lo mejor que pueda existir en este jodido mundo. Personas como tú, logran que no se le vea lo malo al mundo. Y, por lo tanto, mereces tanto amor, hasta que sientas que eres capaz de explotar por todas las cosas buenas que te suceden.

Se feliz, en este y en todos los rincones del mundo que te esperan.

Cuídate mucho, por favor. Y disfruta cada paso.

Termino de leer su mensaje con los ojos aguados. Quisiera poder traspasar la pantalla, viajar hasta donde se encuentra y abrazarlo, llenarlo de besos, hacerlo reír y decirle lo mucho que lo amo.

Por supuesto que su mensaje no fue recibido de manera negativa. Creo que ha llenado un poco el vacío que siento cuando de él se trata.

Y, siendo así, no puedo evitar darle click para responderle:

Hola.
Quédate tranquilo, no eres capaz de generar algo negativo. Es más, agradezco de corazón tu mensaje. Creo que lo necesitaba.

Gracias por tus buenos deseos, y por siempre haber creído en mí. Como aquella vez que reservaste un teatro solo para nosotros.

No se si nací para brillar, pero cuando apuestan por mi talento, tal como tu lo haces, debo confesar que me siento una estrella super brillante. Así que gracias por eso también.

Espero que todo este marchando bien para ti, porque también mereces tanto amor hasta reventar.

Cuídate mucho, Conrad. Y permítete ser feliz, lo mereces.

Y, lo siento, pero... te amo. Mucho.

Lee mi respuesta y sale de nuestro chat. No vuelve a conectarse y yo ya debo apagar el móvil.