46
Verlo en su estado más vulnerable, solo me hizo caer en la cuenta de que quiero cuidarlo, protegerlo de sus miedos, tristezas, e incluso de él mismo.
Sin duda alguna, puedo decir con mucha firmeza que lo amo. Y este amor, que llegó de sorpresa, es uno que viaja por mis emociones con mucha fuerza e intensidad.
Es decir, no planeaba enamorarme este verano. El plan era bailar, perfeccionarme a diario en esto que tanto me apasiona. Pero esos ojos color chocolate se cruzaron por mi camino para cambiarlo todo.
Esos ojos que, al principio, me observaban con rechazo, pero que ahora me miran con tanto cariño que me hace sentir única en un mundo cargado de millones de personas.
Estoy segura de este amor que siento, segura de su inmensidad. Tan confiada que hasta puedo creer que soy capaz de luchar junto a él, todo con el fin de derribar a todos esos fantasmas que quieren dañarlo de manera constante.
Soy consciente de que, en su mente, hay un fantasma mucho más grande que cualquier otro. Y, ese ser monstruoso, es su padre.
Me cuesta muchísimo entender todo el daño que le hizo. Aunque bueno, eso es algo que ni haciendo el mejor de los intentos se puede entender.
Pienso en ese niño de siete años, viendo morir a su mamá, escuchando como lo culpaban, y se me estruje el corazón.
Luego, cuando empiezo a creer que nada puede lastimarme más, recuerdo que ese mismo día llegó al burdel y allí sufrió los peores abusos. Mi corazón se rompe un poco más cuando lo imagino siendo ultrajado, golpeado física y mentalmente.
Sé que Rebeca estuvo a su lado y le dio ese verdadero cariño que siempre merecía, pero, ella tampoco quería estar ahí. Su vida fue robada y murió lejos de su hogar, en manos de quienes la destruyeron en cuerpo y alma.
Conrad tiene demasiado sobre sus hombros. Espero que lo que tengo para ofrecerle le quite ese peso que no merece ni necesita.
Hace una semana fue el aniversario de la muerte de su mamá, y hace una semana que está dentro de un vaivén emocional.
Por momentos es el de siempre, el que me habla, se ríe, abraza y me invita a hacer actividades juntos. Y, por otros, vuelve a ser el callado, serio, el que se aleja cuando lo quiero abrazar, y se disculpa antes de decirme que quiere estar solo.
Entiendo y respeto. Entiendo que no fue fácil mostrar su lado más frágil, y respeto que por eso a veces necesite estar solo. Pero debo confesar que me aterra.
Me aterra que un día decida alejarse para nunca más volver. Me aterra cuando se queda en silencio, sumergido en sus pensamientos. Me aterra lo que sea que se esté cruzando por su mente. Me aterra cuando no me mira a los ojos, y cuando silencia su voz.
Pero lo amo, y mucho. Y estoy decidida a luchar contra cualquier cosa, hasta que la fuerza de este amor me diga basta.
Y este amor es enorme. Tan gigante que no hay adjetivos que lo describan a la perfección.
Hoy es uno de esos días donde Conrad es el silencioso. Acaba de terminar nuestro turno en la tienda y me acerco hasta donde se encuentra, detrás del mostrador, controlando el cierre de caja, aun cuando sabe que no fallo en eso.
—Hola, tú. —Apoyo mis codos sobre el mostrador, y luego recargo mi mentón sobre mis manos.
Conrad no me mira a los ojos y ya terminó de contar el dinero. Está pensando y quiero que salga de ese estado que pone su semblante triste y serio.
Llevo una de mis manos hacia la suya, pero cuando estoy cerca, la aparta de inmediato y eso provoca un dolor molesto en todo mi cuerpo.
Es recién ahí cuando me mira a los ojos, es la primera vez que lo hace en todo el día. Puedo ver su arrepentimiento, no lo pone en palabras, pero me lo transmite con su mirada.
—Está bien. —Digo e intento sonreír.
—No, no lo está... —susurra. Luego de saludarme con un buen día, es lo segundo que me dice en todo el turno—. No mereces que...
—¡Hagamos algo! —. Lo interrumpo, sé lo que sigue a eso y no quiero escucharlo.
—Allie.
—¿Cine? ¿Cine en casa? ¿Silencio mutuo en el lago? Dime, ¿qué hacemos?
—Allie...
—¡Cocinemos juntos! ¿Cuál es el platillo favorito de Linda?
Conrad suspira y me preparo para un nuevo rechazo.
—Lo siento.
Es lo único que dice y entiendo que quiere estar solo.
Creo que algo en mi rostro cambia, al parecer ese rechazo noqueó a mis emociones, ya que Conrad se pone de pie de inmediato y sale del mostrador para pararse frente a mí.
—No te preocupes, lo entiendo. —Le digo antes de que pueda decir algo.
—Basta, Allie. Ya basta —lo miro con el ceño fruncido—. Enójate conmigo. Estoy siendo malo. Agradezco que me entiendas, pero...
—No voy a enojarme contigo, Conrad. Y no estás siendo malo —ladea con la cabeza—. ¿Puedo pedirte un favor? —asiente—. ¿Puedes abrazarme?
Mis ojos se colman de lágrimas y mi voz se quiebra cuando hago mi pregunta. Conrad no lo duda ni un segundo y me abraza fuerte.
Lo echaba mucho de menos. En toda esta semana, me habrá abrazado unas dos veces, mientras que el resto de los días solo obtenía sus rechazos.
Y con este pensamiento, alrededor de sus brazos, escuchando los latidos de su corazón, me pongo a llorar.
Conrad me abraza aún más fuerte, y al poco tiempo, hace que lo mire y seca mis lágrimas, luego besa mi frente, mis mejillas y deja un beso corto sobre mi boca.
—Lo lamento mucho. Esta semana he estado muy ausente —abro mi boca para decir algo—. No, Allie, no me digas que lo entiendes. Sé que lo haces, pero de todas maneras debo disculparme. No estoy siendo el mejor de todos. —Acaricia mi rostro y sonríe, o al menos intenta hacerlo. Es una mueca dibujada en facciones tristes y apagadas—. ¿Duermes conmigo esta noche?
—Pero querías estar solo.
—He cambiado de parecer —vuelve a sonreír.
—Mentira.
Suspira.
—Quiero estar contigo.
—No quiero que te obligues a hacerlo solo por haberme visto así.
—No me estoy obligando.
—Me cuesta creerte —doy un paso hacia atrás y me cruzo de brazos—. Puedo irme a casa, puedes no mentirme ni mentirte.
Mi voz se vuelve a quebrar. Conrad hace un paso hacia mí y no me alejo. Incluso vuelvo a dejar que me abrace.
—Sé que estuve distante, y que por eso te cuesta creerme. Y sé que estuve a punto de rechazar tu oferta, pero déjame intentarlo. Ven conmigo a casa. No sé si tiene sentido lo que voy a decir, pero... hay veces que la soledad es mejor en compañía. Estar junto a alguien que sea capaz de entender tus silencios. ¿Tiene sentido eso?
—Creo que sí. O al menos sé lo que quieres decir.
Rompe nuestro abrazo, solo con el fin de que podamos vernos a la cara, sonríe y esta vez, su rostro se ilumina un poco.
—No quiero que sientas que abuso de tu bondad y amor.
—No pongas en mí palabras que no dije y pensamientos que no tengo. ¿De verdad quieres pasar la noche conmigo? Sé justo, pero contigo. Sé sincero contigo, ¿quieres?
Suspira, piensa y vuelve a pensar.
—Sí, Allie. Quiero dormir contigo.
—Solo con una condición.
—Todas la que quieras.
—Solo una —eleva ambas cejas—. Quiero que me compres tacos.
Se ríe y ese sonido me hace sonreír. Echaba de menos ese carcajeo.
—Trato hecho.
Alana duerme a mi lado de manera profunda, vistiendo una de mis camisetas, la cual le cubre parte de sus muslos.
Luego de cerrar la tienda, compramos tacos y vinimos a cenar con Linda. Ese momento estuvo cargado de charla por parte de ambas, yo rara vez participaba. Ninguna me presionó para hablar más de la cuenta, y tampoco se mostraron incómodas por como estuve.
Cuando llegó el momento de encerrarnos en la habitación, puse lo mejor de mí para ser alguien diferente a lo que fui durante la cena, o en la semana.
Hablamos y reímos. Y cuando no había ningún tema de conversación, y tampoco algo por lo cual reír, compartió mi silencio hasta el momento en que el sueño la llevo a dormir.
Dejo de abrazarla y me muevo de manera sigilosa para no despertarla. Me siento en la punta de la cama, Rocket está cerca, durmiendo profundo como Alana.
Ambos tienen tanta paz en su respiración, tanta tranquilidad en su momento de quietud. Mientras tanto, mi cabeza corre a mil por hora.
El aniversario de la muerte de mi madre, a diferencia de otros años, les abrió la celda a todos mis fantasmas.
Están presentes en mi mente, haciendo demasiado ruido, dañando todo lo que soy e incluso todo lo que planeo ser.
Y estoy batallando, lo juro. Pero a veces son más fuertes que yo y me dejan en silencio, sumiso a todos sus daños. Y ahí todo se complica, porque son en esos momentos cuando vuelvo a ser la persona que era antes de la llegada de Alana; ese hombre frío, distante, serio y rechazando todo lo que se presentaba a su alrededor.
Podría no importarme, podría darme igual, pero no es así. Ahora que Allie está en mi vida, que es parte de mis días, y que ha acaparado la mayor parte de mi corazón, siento que no estoy siendo justo, y que puedo ser capaz de hacerle mucho daño.
Como hoy que la hice llorar y provoqué que diera un paso lejos de mí. Al ver eso, me sentí lo peor del mundo. Alana merece todo, menos que le provoquen esas emociones y generen ese rechazo.
Entonces, saber que hay cosas que me quieren arrastrar una vez más hacia esa oscuridad fría, sabiendo que tengo un espacio cargado de luz frente a mis ojos, me provoca mucho terror.
¿Y si me vence la oscuridad?
¿Y si pierdo esta batalla?
Observo dormir a Alana y tengo ganas de llorar. Estoy batallando contra mil demonios, y sé que no lo hago solo. Está ella, está también Linda, pero tengo miedo de perder.
¿Qué pasa si todo lo malo termina siendo más fuerte que todo lo bueno?
Estoy batallando contra mil demonios, y todo parece complicarse cada vez más. Pero hay una luz: el amor de Allie. Y sé que seguiré dando pelea por ello, para sentir que realmente merezco todo lo que me da.
No quiero romper su corazón, tampoco quiero apagar su alegría, ni ser el causante de sus tristezas.
Pero, para ello, debo ganar esta pelea que tanto miedo me da.
Las lágrimas llegan a mis ojos y me echo a llorar. Cubro mi boca para no hacer ningún sonido, no quiero despertar a Alana. Pero sí despierto a Rocket.
Se levanta, se acerca a mí y apoya su cabeza sobre mis rodillas. Paso de estar sentado en la cama, a estar sentado en el suelo.
Abrazo a mi amigo y lloro junto a él. Pienso en mi madre y me pongo peor, luego a mis pensamientos llegan Charly y Rebeca. Y, para finalizar, se hace presente mi padre y siento que a mi cuerpo lo invade la rabia.
¿Qué hubiese sido de mí con él fuera de foco?
Ni siquiera hay espacio en mi mente para imaginarme en otra vida paralela, lejos de su maldad. Me hizo tanto mal que, aun estando lejos mío, no me da la posibilidad de verme siendo otra persona, muy alejado de todo el daño que me causó.
Quiero sanar mis heridas, ser capaz de mantenerme erguido y no flaquear.
Amo a Alana, en verdad lo hago. Y en verdad me siento agradecido al saber que ella también me ama. Pero, si vuelvo a ver que le causo lágrimas de tristeza... justamente por amarla tanto, la dejaré ir.
Holis.
No sé como sentirme en estos momentos. Por un lado tengo esperanzas porque sé que el amor de Allie es grande. También sé que es grande el amor de Conrad.
Pero... por otro lado, me aterran esos fantasmas que está teniendo Conrad.
Espero que esta batalla la gane el amor y por fin se vea derrotado ese fantasma mayor: ese maldito y sucio "padre".
¿Qué piensan ustedes? Qué sienten?
...
https://youtu.be/ZqO490CKv04
21 Guns - Green Day
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro