41
—¿Y bien? —les lanzo la pregunta a Anthony y Tina—. ¿Qué tienen para decirme?
La clase terminó hace cinco minutos, pero por pedido de ambos, tuve que quedarme. Necesitan hablar conmigo, quieren decirme algo muy importante y ya estoy comenzando a sentirme impaciente.
Anthony sonríe y observa a Tina que le responde de la misma manera, con una sonrisa enorme.
—Allie, ¿recuerdas nuestra última presentación? —asiento con mi cabeza al interrogante de Anthony—. Bueno, la hemos grabado y se la hemos enviado a nuestros colegas. Siempre lo hacemos; ellos nos muestran el progreso de sus alumnos, y nosotros el de ustedes. Es una manera de brindarnos apoyo, recomendaciones y demás.
—Bien, entiendo. No quiero ser una desubicada, pero, ¿qué tiene que ver eso conmigo?
—Bastante, de hecho —responde Tina, aún está sonriendo—. Lo cierto es que tu presentación y la de Lydia con Arthur ha llamado la atención de alguien muy importante. Ya hemos hablado con ellos el día de ayer. Hablamos de lo que hicieron sobre el escenario en su rutina como pareja, y lo que eso provocó. Por lo tanto, creímos que era justo hablar contigo a solas.
Los observo a ambos como si estuvieran jugando al tenis. Están sonriendo y se los nota muy contentos, pero pese a esa emoción positiva, siento un dolor en el estómago a causa de los nervios. Necesito saber que está pasando antes de colapsar.
—No sé si estás lista para que escuches lo siguiente. Menos mal que estás sentada —. Bromea Anthony.
—Juro que dejaré de estarlo cuando salte sobre ustedes para exigirles saber lo que tienen para decirme.
Ambos se ríen y Tina se frota las manos.
—Supongo que sabes quién es Benedict Lemar.
Abro mis ojos ante la mención del nombre. Por supuesto que sé quién es. Todos los que nos dedicamos a la danza sabemos quién es el magnífico Benedict Lemar.
Fue un gran bailarín, el mejor de toda su generación. Recorrió el mundo entero conquistando con su entrega a la danza.
Lo que más gusta de Benedict, es que ha empezado desde abajo, siendo un chico de pueblo, soñando con ser una estrella. Pero no ha recibido el apoyo de su familia, y aun así, jamás dejó de soñar, de creer y confiar en su talento.
Un día decidió dejar su hogar para buscar nuevas oportunidades. No ha sido fácil, pasó por mucho. Le cerraron puertas, durmió en la calle, pasó días sin comer, días haciendo filas enormes para que vean su talento, pasando frío y calor. Lejos de cualquier afecto o cariño.
Hasta que un día logró cautivar con su baile, y desde ese entonces, las buenas noticias no dejaron de lloverle. Ha sido una muestra eficiente de que los sueños pueden cumplirse, aún cuando el mundo está en tu contra. Solo basta con intentarlo todas las veces que sean necesarias.
Hoy en día está retirado de la danza, ya es un hombre grande para bailar, pero no para enseñar. Tiene su escuela en Nueva York y allí tiene dos programas especiales; uno para quienes se les hace difícil como a él se le hacía en su juventud, y otro donde asisten bailarines increíbles, ya muy bien perfeccionados, pero con ganas de seguir creciendo.
Lo admiro muchísimo; por su historia, su enseñanza y su talento que sigue impresionando aun cuando no está bailando.
—Por supuesto que sé quién es. —Mi corazón late con fuerza.
—Te ha visto, Allie —comenta Anthony.
—A ti, a Lydia y Arthur. —Agrega Tina—. Y lo han cautivado. Sí, Alana, han cautivado al mismísimo Benedict Lemar.
Por más que me encuentre sentada sobre la silla, creo que en cualquier momento soy capaz de caerme al suelo y morir. Sí, morir.
¿Benedict Lemar me ha visto bailar?
¿Lo he cautivado?
Benedict, el increíble e inalcanzable, ¿sabe quién soy?
Voy a morir. Me estoy muriendo. No respiro. No sé cómo hacerlo.
Quiero vomitar. También quiero correr.
Quiero bailar, saltar y llorar.
—¿Allie? ¿Estás ahí? —. Pregunta Anthony y lo observo directo a los ojos.
—¿Sabe que existo?
Pregunto y se ríen.
—Sí, y no solo eso, Allie. Quiere darte una beca para perfeccionarte con él.
—¡¿Qué?! —. Ahora si salto de mi silla—. ¿Qué?
—Quiere que seas una bailarina profesional, Allie. Dice que tienes todo el potencial y quiere tenerte con él.
Me siento de golpe en la silla. No puedo creer lo que estoy escuchando. ¿Esto realmente está ocurriendo?
Me pellizco el brazo, me duele y no me despierto. No estoy soñando, esto es real.
¿Cómo puede esto ser algo real?
—Falta poco para que termines con nuestra beca aquí, pero una vez que finalices, si quieres, tienes la posibilidad de irte a Nueva York a estudiar en la escuela de Benedict Lemar.
Tina continúa hablando, y pese a que la estoy escuchando, sigo sin poder creer todo lo que está pasando.
—Allie, esta es una gran oportunidad para perfeccionarte. Realmente esperamos que aceptes su invitación. Lydia y Arthur ya lo han hecho, solo faltas tú.
—Sé que es un cambio enorme —continúa Anthony—. Sabemos que dejarías mucho al alejarte de las personas que amas, pero tienes que saber que esto te abrirá un millón de puertas. Bueno, creo que lo sabes. Tienes tiempo y todo el derecho del mundo para pensarlo, Benedict entiende que es algo que necesitas procesar. Y no es por meter presión, pero... quiere conocerte.
Tina me entrega un papel en blanco donde se encuentra escrito el número de Benedict Lemar.
—Se le complica mucho para viajar, pero puedes escribirle para que pacten un encuentro virtual.
—Repito lo que Anthony ya dijo; no es presión. Él solo quiere darte la noticia, que lo conozcas lejos de lo que ya sabes y tengas la posibilidad de compartir todas tus inquietudes, o todo lo que creas necesario.
Me quedo en silencio. O bueno, hace rato estoy metida en este mutismo lleno de sorpresa, nerviosismo y felicidad.
Tengo el número de Benedict en mi mano temblorosa. Mi corazón continúa latiendo con fuerza y mi respiración está más acelerada que sus latidos.
No caigo en todo lo que acabo de escuchar, y mucho menos, no caigo en todas las oportunidades que me esperan si decido aceptar seguir por este nuevo camino.
Quiero saltar y gritar, pero a la vez, también quiero llorar y encerrarme en mi habitación.
Tengo demasiadas emociones encontradas, y lo único que quiero ahora, es salir de aquí e ir en busca de un poco de tranquilidad.
Y, en estos momentos, solo Conrad puede darme eso.
Llego a la tienda de mascotas flotando, porque tal parece que siento que mis pies no están tocando el suelo.
Conrad me recibe sonriente, como siempre. Pero cuando nota que me encuentro muy callada, se preocupa, me hace preguntas que no puedo responder. No porque no quiera, sino porque no me sale la voz.
Aquí estoy, siendo la persona más callada cuando siempre deben decirme que deje de hablar.
Conrad frunce el ceño cuando cojo la libreta donde antes escribía sus respuestas, le escribo la mía y se la entrego. La lee y me observa.
—¿Debo dejar de preocuparme? —asiento—. ¿Segura estás bien? —vuelvo a asentir—. Y quieres que al salir vayamos al lago. ¿Allí me contarás qué pasa? —afirmo con un movimiento de cabeza—. ¿Y me voy a quedar todo el día con esta incertidumbre? —me encojo de hombros y se ríe—. ¿Qué o quién te ha silenciado tanto? Porque vamos, hay que callar a Alana eh.
Bromea, deja un beso sobre mi frente y se queda a mi lado en el mostrador para ayudarme con los clientes.
Pone música, canta y hasta baila. Mientras que yo permanezco quieta, en silencio y dándole vueltas a todo lo que escuché esta mañana.
Los papeles se han invertido. Aunque no del todo, Conrad no hablaba a causa de los miedos de su tristeza, y yo no hablo porque no puedo creer que Benedict Lemar me quiera con él.
Termina nuestro turno laboral, controlamos que el dinero en la caja sea el correcto, cerramos el local y nos subimos a su auto.
Conrad musicaliza nuestro momento mientras le aviso a la tía Mary de que llegaré un poco más tarde a casa.
Llegamos al parque de diversiones abandonado, nos colamos por nuestra entrada de siempre y nos dirigimos hacia nuestro espacio personal.
La noche está agradable, el clima es el ideal para estar afuera, al aire libre. Más aún para presenciar este increíble y hermoso cielo estrellado.
Conrad coloca una manta azul sobre la arena, y cuando nos sentamos, me pasa un repelente para mosquitos. Creo que nunca estuvo tan listo como el día de hoy.
Ahora nos quedamos viendo la tranquilidad del agua, rodeados por el sonido de la naturaleza y nuestro silencio. Conrad no me presiona para hablar, espera a que me sienta lista.
Soy una tonta. No tengo nada malo para contar y me pongo en este estado.
Respiro profundo unas tres veces y decido empezar a hablar.
—Hoy he hablado con Anthony y Tina, me contaron que grabaron mi presentación de la otra vez.
—Tiene mucho sentido, has estado increíble.
Suspiro y me recuesto sobre la manta, apoyando mi cabeza sobre sus piernas. Mis ojos pasean por el cielo estrellado, y culminan en Conrad. En sus ojos encuentro a las estrellas que brillan en el cielo nocturno.
—El vídeo le ha llegado a Benedict Lemar, supongo que no sabes quién es.
—Pues no. Pero suena a que es alguien muy importante.
—Lo es. Dentro de la danza es el mayor referente. Y... me ha visto, sabe que existo.
Conrad sonríe.
—Supongo que lo has cautivado, sino, ¿qué otras cosas pudieron haberte dicho tus profesores?
—De hecho, me han dicho mucho —. Conrad me acaricia el rostro, el cabello y eso ayuda a que me calme—. Sí, lo he cautivado, y eso implica mucho.
—Te escucho.
—Bueno, Benedict tiene su escuela en Nueva York. Allí perfecciona a muchos bailarines convirtiéndolos en profesionales. —Cubro mi rostro con ambas manos cuando siento que mis ojos se llenan de lágrimas—. Quiere llevarme —miro los ojos de Conrad, en su rostro hay una sonrisa enorme—. Quiere que vaya a Nueva York a estudiar con él.
—Allie, ¿te das cuenta de eso?
—¡Por eso me quede muda todo el día! —. Se ríe y me siento de golpe. Me ubico frente a él y seco mis lágrimas—. Conrad, el mayor referente de la danza me vio bailar, le gusté y me quiere con él. Eso es... eso...
—Eso es lo que mereces, Allie. Mereces el mundo entero, y creo que este hombre tiene la llave para abrirte más de una puerta. Pero lo has conseguido con tu talento, ¿sabes? Tu talento hará que esas puertas abiertas valgan la pena. —Vuelvo a llorar. Frente a mí tengo a un hombre que no solo me apoya, sino que me alienta y no se burla de mis sueños—. Allie, millones de escenarios te esperan. Serás esa bailarina profesional que siempre has querido ser. Date este regalo, lo mereces. Dale a esa niña que bailaba en su habitación la posibilidad de brillar por el mundo.
Seca mis lágrimas y luego me lleva hacia sus brazos. Me abraza con fuerza, pero con mucha delicadeza a la vez. Creo que la fuerza es su apoyo, y la delicadeza es su cariño.
—Es un gran cambio y te asusta, ¿verdad?
—Sí —respondo a su interrogante—. Si decido ir, voy a dejar muchas cosas atrás.
—Pero, si decides ir, vas a tener muchas cosas por delante. Y todo lo que dejes atrás irá contigo. Quienes te queremos, estaremos siempre para ti. Aún con muchos kilómetros de por medio.
—Te estás incluyendo... —susurro.
—Lo siento, pero sí. Seguiré a tu lado hasta que decidas que no sea parte de estas noticias.
Me separo de su abrazo y lo miro a los ojos. En su mirada encuentro lo mucho que me quiere, apoya y lo orgulloso que está de mí.
—¿De verdad seguirás a mi lado?
—Sí, ¿tienes alguna duda? Porque si las tienes, me encargaré de disiparlas. Pero sí, Allie. Si me lo permites, quiero que sepas que te seguiré por el mundo. Si tú brillas, quiero verlo. Y si te caes, quiero estar ahí para recordarte cuanto vales. —Unas cuantas lágrimas se deslizan por mi rostro y Conrad las limpia—. El mundo es enorme, tanto como tu talento y tanto como lo mucho que te quiero.
Termina de secar mis lágrimas y deja besos por todo mi rostro. Hasta que termina su viaje sobre mi boca y me da un beso con sabor a todo ese amor que sé que me tiene. Y le respondo con otro beso intenso, demostrándole que yo también lo quiero de una manera tan enorme como el mundo.
Al parecer, Nueva York meespera. Y no solo me he ganado ese premio, sino también el apoyo de un hombreque me quiere y apoya.
AAAHHHHHH!!!!
Es para gritar durante todo el capítulo, creo yo.
Nuestra chiquita está a punto de cumplir todos sus sueños, y ENCIMA, la apoya ese hombre hermoso que poco a poco va dejando a sus traumas detrás.
NO ES ESTO LO MÁS HERMOSO DEL MUNDO?
NO SON ELLOS LO MÁS HERMOSO DEL MUNDO?
PUES SI!!!!
Ahora bien... vayan preparando pañuelos, té, helado, y todo lo que crean necesario para llorar en paz. El que avisa no traiciona, dicen...
Ya estamos por más de la mitad de la historia y aún así, nos espera mucho pero mucho por vivir y sentir de la mano de estos dos seres de luz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro