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El teatro Morgan está lleno. Repito, y gritando: ¡El teatro Morgan está lleno!
Con mis compañeros no creíamos que esto iba a pasar. Es decir, Anthony y Tina mueven masas, pero esta noche ellos no van a bailar, sino que van a presentar a sus alumnos. Por lo tanto, no esperábamos tanto revuelo. O sea, ¿quién querría vernos a nosotros?
¡Pero el teatro está lleno! Y no solo están nuestros familiares y amigos, sino que hay gente extraña esperando para vernos.
Voy a vomitar. Me sudan las manos, o bueno, todo el cuerpo. Me falta el aire. Voy a morir.
Es la primera vez que me voy a presentar en un teatro gigante e importante, y no sé si llego viva para contar la experiencia.
Y es que encima, ¡tengo un número propio y eso revuelve el doble a todas mis emociones!
¡Ah! Y como si eso no fuera poco, la canción que voy a interpretar es muy delicada y no solo por el tema del que habla, sino también, porque Tina la eligió especialmente para hablar de su hermana y concientizar sobre la depresión.
Teniendo en cuenta eso, tengo más presión sobre mis hombros. Aun cuando Tina jamás me hizo sentir así. Pero, al saber que me eligió entre todos, siento que no debo fallarle. Y eso significa llevar la canción a cabo con todas sus emociones.
Cojo mi móvil y me encuentro con muchos mensajes de apoyo, buena suerte y cariño.
No pudo venir toda la familia, pero, aun así, están presentes con sus palabras o vídeos. Me hacen reír y relajan mis emociones, hasta que me hacen llorar y me obligo a dejar de hacerlo para no perder el maquillaje.
Anna, Colleen y George me mandan fotografías desde el teatro. Me hicieron creer que no podían venir, y aparecieron de sorpresa.
Miley y Gabriel también están presentes entre el público y ya me dieron su apoyo antes de venir hacia aquí, pero, de todas maneras, me envían un mensaje largo donde dicen que están orgullosos de mí y que me aman mucho.
Mamá y papá no podían faltar. Están sentados juntos, llorando desde que me vieron y más nerviosos que yo. Él ya casi que no tiene uñas, y ella ha perdido mucho cabello. ¿Qué me queda a mí?
Mis tíos y Casey acaban de llegar. Mi prima grabó a escondidas la conversación que estaban teniendo, o, mejor dicho: grabó como la estaban regañando por tomarse toda la libertad del mundo a la hora de alistarse para venir. Y ella, como toda diva de la moda, defendió su postura.
Linda también me manda un mensaje, y no solo eso, sino que me envía una fotografía de Conrad, a escondidas por supuesto. Me cuenta que está ansioso, nervioso y emocionado.
Y en la fotografía así lo veo: ansioso, nervioso y emocionado.
Luego, al parecer, le pidió una selfie, a lo que Conrad accede, pero la mira con el ceño fruncido. Según me cuenta Linda, no tenía idea de lo que era una selfie. Eso me hace reír, y cuando veo su rostro, suspiro.
Vuelvo a esa misma acción cuando releo el mensaje de Conrad por quinta vez consecutiva.
Conrad:
Sabes qué, Allie? El teatro Morgan tiene cinco estrellas. Pero, tienes que saber, que esta noche obtendrá otra...
Y serás tú.
Porque sí, Alana Graham, vas a brillar.
Sé que estás nerviosa, que probablemente estés gritando, hablando con rapidez o caminando de un lado al otro, pero todo va a salir bien
Cómo lo sé?
Porque eres increíble debajo del escenario, y encima de él, lo eres el doble. O mucho más.
Buena suerte para esta noche!
Sonrío con su mensaje, mientras que me siento nerviosa, gritando cada tanto, hablando con rapidez cuando alguien me pregunta algo, y caminado de un lado al otro.
Sí. Tal como lo predijo... ¿tanto ya me conoce?
—¡Chicos, ya es hora! —. Nos avisa Anthony y todo es un descontrol de nervios y ansiedad—. Tranquilos, o bueno... seguro quieren asesinarme por decir que tranquilos, ¿no?
—¡Sí! — respondemos todos a la vez, provocando su risa.
Tina se acerca hacia nosotros.
—Pero es la verdad —agrega—. Tranquilos que la coreografía sale a la perfección. Ya lo comprobaron en los ensayos, y hoy a la tarde cuando lo hicimos aquí.
—Pero el teatro estaba vacío... —comento, asustada.
—Ahora está lleno. —Agrega un compañero.
—De familia, amigos y...
—Gente que no conocemos. —Lilly completa mi frase.
Ahora todo es bullicio de nervios y miedo, hasta que Anthony nos pide silencio.
—No hagan eso, no caigan en la crisis de los nervios —nos dice y pide que hagamos una ronda para que podamos tomarnos de la mano—. Si están aquí con nosotros, es porque confiamos en su entrega y técnica. Por lo tanto, allí en el escenario van a brillar. Pero háganlo por ustedes, no busquen impresionar a nadie, ni a nosotros.
—A nosotros ya nos impresionaron —Tina se suma a las palabras de su esposo, y él asiente estando de acuerdo—. Ahora solo queremos que hagan esta rutina por ustedes, porque lo consiguieron, porque son capaces de esto y mucho más. Olvídense del público y hagan lo que mejor saben hacer: bailar como si no hubiera un mañana. Ahora sí, ¡a escenario!
Seguimos un poco nerviosos, pero ahora más contenidos. Y, cuando Anthony y Tina nos dejan solos para presentarnos, con todos mis compañeros nos damos ánimos y nos deseamos buena suerte.
En fin... aquí vamos.
Nos ubicamos en el escenario, las luces se apagan y la melodía de Recovery de James Arthur comienza a sonar.
Cierro los ojos, y dejo que las primeras notas entren por mi cuerpo. Las luces se encienden justo cuando la voz de James aparece, y con las chicas, iniciamos nuestra coreografía.
Mientras que los chicos nos rodean, haciendo sus movimientos tranquilos, usando una silla de madera, esperando a la llegada del estribillo para sumarse a nosotras y dar todo lo mejor de ellos mismos.
Cuando eso sucede, el público aplaude con emoción. Si no fuera por ese sonido, realmente hubiera seguido creyendo que estábamos solos. Pero decido no prestarle demasiada atención, y con eso, no alimento a mis nervios.
Pero sí alimento a mi pasión por la danza, por lo tanto, me entrego de lleno a la música y dejo que el arte me devore y explote por todo mi cuerpo.
En un momento de la canción, fingimos una lucha contra los chicos. En ese instante, el público vuelve a encenderse en emoción y aunque quiera ignorarlos, me siento orgullosa de saber que le estamos generando esto.
Y creo que todos estamos iguales. Ya no podemos ocultar lo que el público nos transmite, y lo hacemos saber con nuestra entrega completa, única y dichosa, hasta el final de la canción.
El público nos ovaciona con mucho ánimo, y nosotros, que estamos agitados por haberlo dado todo, nos sentimos felices por el reconocimiento y eso es algo que se nota fácilmente en nuestros rostros.
Hemos conectado mucho más que en los ensayos, y no es fácil llegar a ese punto cuando somos muchos. No es fácil coordinar todos a la misma vez, o hacer que la emoción se sienta tal como la canción amerita. Pero lo hicimos, fue posible.
El escenario no nos comió como creíamos, sino que nosotros lo hicimos pedazos con todo lo que acabamos de hacer.
El teatro está lleno, ya lo sé, pero para mí, solo está ocupado por las personas que me importan.
Mamá, papá, mis hermanos, tíos, prima y amigos, ocupan la segunda fila. Dicen tantas cosas con sus expresiones, que es muy difícil describir todo en simple palabras. Porque cuando la emoción es grande, no hay palabras simples para hacer entender lo que uno percibe.
Conrad y Linda están en la primera fila, y no puedo creer que hayan llegado con el tiempo necesario para ocupar ese puesto.
Y no puedo creer lo hermoso que se ve Conrad vistiendo elegante con su pantalón negro, camisa blanca y saco del mismo color que el pantalón.
Pero no es la ropa lo que hace que su atractivo sea algo que hipnotice con mucha facilidad, sino que se debe gracias a la sonrisa gigante que se dibuja sobre su rostro mientras tiene sus ojos clavados en mí.
Si no morí de nervios, voy a morir por culpa de esa sonrisa llena de felicidad.
Nos bajamos del escenario, y ahora ya no estamos vistiendo nervios, sino que llevamos puesto todo el buen recibimiento que tuvimos. Luego de eso, la pareja que sigue para bailar, se siente lista para comerse el mundo y no solo al escenario.
Luego de ellos... sigo yo.
Antes de prepararme para ese momento, me tomo unos minutos para felicitar a mis compañeros, para abrazarlos y llenarme de su alegría. Y con esa linda energía, me dirijo hacia el vestuario. Es hora de alistarme para mi momento.
La canción requiere que lleve ropa oscura y en mal estado. Incluso, Tina tomó la decisión de que el maquillaje me haga ver como una persona desaliñada y triste. Y ya con tan solo verme al espejo, siento que la historia que Tina nos compartió ya es parte de mí.
Ha perdido a su hermano a causa de una enorme depresión que pudo vencerlo, aun cuando le dio pelea y sobre todas las cosas, aun cuando recibió el apoyo necesario. Pero la batalla no fue más fuerte que las voces en su cabeza, y es por eso que recurrió a terminar con su vida, su martirio y su oscuridad.
Tina nos contó todo con su voz quebrada en llanto, tal como está pasando ahora que está hablando antes de presentarme.
La historia de su hermano es fuerte y está cargada de muchas emociones tristes. Debo representar todo eso con su debido respeto, cuidado e inclusive amor. A Tina le sigue doliendo su perdida, es por eso que debo llenar ese vacío con un poco del arte que la danza puede regalar.
Tina me presenta, y a causa de lo que habló antes, no hay aplausos. Solo me rodea un silencio respetuoso.
Lovely de Billie Eilish llega a mis oídos, a mi cuerpo, a mi corazón y a mis emociones.
Represento con mis pasos todo lo que la canción cuenta, incluso interpreto la angustia que la historia del hermano de Tina me genera.
De pronto, no estoy en el teatro Morgan, ni tampoco me está viendo una cantidad enorme de personas. Ahora estoy sola, tal como la canción me hace sentir.
Me encuentro sola, en la oscuridad, con frío. Hasta que mis peores miedos me visitan y se burlan de mí. Lucho contra ellos con mis técnicas de danza, con la interpretación y los pasos que he ensayado con Anthony.
Las lágrimas pican en mis ojos y la canción se convierte en algo más fuerte sobre mi cuerpo. Me duele lo que Billie canta, y me duele el hermano de Tina. Por lo tanto, continúo con mi danza sin dejar de llorar, dejando todas mis emociones en cada paso.
La canción culmina conmigo en el suelo, sentada, abrazando mis piernas, moviéndome en mi lugar, dejando que la oscuridad me lleve con ella, justo cuando las luces del escenario se apagan.
Al minuto vuelven a encenderse, y ya estoy de pie. Ahora sé que no estoy sola y que no estoy bailando en mi cabeza, luchando con mis miedos.
Ahora sé que estoy en el teatro Morgan, sobre el escenario, viendo como todos se ponen de pie para aplaudirme con ganas, pasión y reconocimiento.
Tina se sube al escenario y se acerca a mí rota en llanto, me abraza fuerte y me agradece por lo que acabo de hacer. Hasta me dice que se siente orgullosa de todo lo que hice.
—Alana, no te das una idea de lo increíble que has estado. —Opina, sin dejar de abrazarme—. Suerte que lo hemos grabado todo. No vas a poder creer todo lo que hiciste. Gracias, Alana. Gracias por llevar con tanta pasión y respeto la historia de mi hermano —hace que la mire, le sonrío y seca mis lágrimas—. Le has dado un nuevo sabor a mi tristeza, ¿sabes? Y todo esto... es mérito tuyo.
Se hace a un lado y me deja presenciar, una vez más, la ovación del público.
Ya no estoy llorando por la canción, o por el hermano de Tina. Ahora estoy llorando por todo lo que estoy recibiendo.
Mis ojos encuentran a Conrad que, sorpresivamente, también parece haber llorado. Pero cuando nota que lo estoy viendo, aplaude con más ganas y me sonríe.
Detrás suyo, mis seres queridos también están emocionados. No recuerdo haberlos visto así en otra presentación mía.
Bien... ¿qué acaba de ocurrir?
La noche llega a su fin, y a la salida del teatro, me reencuentro con mi familia y amigos. Me rodean muchos abrazos y mis oídos, por suerte, no dejan de escuchar cosas hermosas.
Y todos comparten lo mismo: hoy dejé mi cuerpo, alma y corazón en el escenario. Dicen que hasta desperté a una nueva Alana bailarina, y no sé lo que eso significa, supongo que lo sabré cuando por fin pueda ver el vídeo.
Mis tíos prepararon una cena en su casa, a modo de festejo, así que todos estamos a punto de irnos hacia allí. Solo que, cuando veo a Conrad parado a pocos pasos de distancia, con las manos metidas dentro de los bolsillos de su pantalón, pido unos minutos y me acerco a él.
Hasta que recuerdo que no quiero que nadie lo intimide. Por lo tanto, detengo mis pasos, volteo y amenazo a mi familia y amigos con la mirada. Todos se ríen y dejan de prestarme atención, o fingen hacerlo. Menos la tía Mary, a ella debo insultarla con la mirada para que deje de mirarnos el uno al otro.
Luego de la huida que tuvimos con Conrad de su sesión, no ha dejado de preguntarme cosas al respecto. Pero no le di respuestas, solo me hice la tonta y eso me sale muy bien.
Cuando nadie nos está viendo, continúo con mis pasos hacia Conrad. Una vez frente a él, clava sus ojos sobre mi rostro y suspira.
—Hola...
—Hola, Allie. —Sonríe—. Podría decirte lo increíble que has estado, pero me temo que las palabras no alcanzan. Y vaya que soy un hombre de mucha palabra eh...
Me río por su último comentario.
—¿Te ha gustado? ¿De verdad?
—Alana, has brillado más que las cinco estrellas que tiene el teatro. ¿Es esa una respuesta justa? —suspiro. Es más que solo justa—. Si no te parece suficiente, tengo toda la noche para darte más de una respuesta a tu pregunta —sonríe—. Lin se ha ido a casa, y no es que la haya echado, solo dijo que haga lo mío. Y no sé lo que eso significa, pero bueno, aquí voy... ¿quieres ir a festejar todo lo que has generado esta noche?
Oh no.
¿Por qué su invitación me hace querer cancelarle a mi familia y amigos? Sé que eso no sería bonito, pero bueno, es lo que deseo.
Aun así, no puedo hacerle caso a mi deseo.
Conrad me ve ladear con la cabeza, luego observa detrás de mí y baja la mirada de forma automática. Volteo, y compruebo como los muy malditos nos están viendo.
En cuanto clavo mis ojos en ellos, nos dan la espalda.
—Lo siento, no es que no quiera, pero... ya tengo planes. Y no puedo cancelarles, menos cuando vinieron personas que hace mucho no veo.
Conrad sonríe.
—Está bien, Allie. No te preocupes.
Una idea se cruza por mi mente, todavía no la comparto y ya sé que es descabellada. No por mí, sino por él. Pero, de todas maneras, la digo en voz alta.
—Sé que esto puede parecer una locura, y que no te va a gustar, pero... estás invitado. —Traga saliva, vuelve a mirar en la dirección en donde están las personas que amo y frunce el ceño—. Lo siento, no quise molestarte con mi invitación.
—No lo has hecho. Es solo que... yo... no sé, Allie. No puedo.
Asiento.
—Lo entiendo, de verdad —me mira a los ojos y le sonrío—. Nada más quería dejar en claro que eres bienvenido a ser parte, a tu manera. Pero, si no puedes, no pasa nada, mañana hacemos algo juntos. ¿Te parece bien? —lo observo de pies a cabeza—. Y, por favor, es requisito usar esta misma ropa.
Se ríe.
—¿Por qué?
—Conrad, si te respondo, te voy a poner nervioso y en cuanto a mí voy a parecer un tomate —sonríe y le respondo con otra sonrisa, como si fuera su espejo—. Ahora, lo lamento, pero debo irme.
—Vale.
—Pero, si llegas a cambiar de parecer... te espero en la casa de mis tíos —hace una mueca, me da a entender que no lo espere. Pero mis esperanzas son más grandes que su rechazo—. Y, si decides ir, te prometo que será una buena noche, llena de comodidad y tranquilidad, incluso aunque estés haciendo algo que rompa con tus esquemas.
Suspira y niega con la cabeza.
—No me esperes, por favor. Sé que serás la mejor anfitriona, no tengo ninguna duda de eso, pero no me esperes. Disfruta de tu noche, con las personas que te aman. Disfruta de tu momento, Allie.
Mi esperanza se siente un poco golpeada, pero no derribada.
—Bueno, entonces, ¿nos vemos mañana?
—Y vestiré este mismo traje.
Nos despedimos con una sonrisa.
Le doy la espalda y me dirijo junto a los míos. Siento que sus ojos están clavados en mí, y cuando volteo a verlo, compruebo que efectivamente me está mirando.
Mi esperanza sigue intacta en esa sonrisa que no se borra.
Y no me equivoqué al no dejar que desapareciera. La esperanza ahora se transforma en sorpresa cuando lo veo del otro lado de la puerta.
—Has venido.
—Me has motivado.
Hay miedo en su mirada, y hasta puedo ver que viste cierta inseguridad.
—Conrad, no tienes por qué obligarte a hacer esto.
—No me estoy obligando, Allie —sonríe—. Lo estoy intentando.
Por si quieren estar más presentes en la escena.
Esta es la danza que Allie hace con sus compañeros:
https://youtu.be/b9snGgsLBtE
La danza que hizo Allie, un poco más resumida:
https://youtu.be/4EK4E9nCeYI
Ahora sí: AAAAAHHHHH!!!!
O sea... el baile de Alana, chicas. La canción que lo es TODO, la historia del hermano de Tina que se suma...
Allie llorando, todos llorando. Conrad llorando!!
Yo llorando!
Ahora la historia se va a llamar: CUANDO PASE LA LLORACIÓN.
Conrad vestido de traje!!!!! EN PRIMERA FILA!
CHICAS, CONRAD LLEGANDO A LA CASA DE MARY. AAAAAAHHHH!
Yo les dije que se venían capítulazos para esta semana. Por eso mi actualización de madrugada, al menos en Argentina.
Ahora nos falta el de Conrad, contando como se siente con la familia de Allie, y sobre todas las cosas, contándonos qué le pasó cuando Alana interpretó Lovely. Que, si conocen la letra, sabrán que Conrad habrá pensado muchas cosas.
Guarden su muerte para el capítulo siguiente, solo eso.
Adiós...
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