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22


Casey me ha convencido para venir a la fiesta de uno de sus amigos.

Nunca nadie tuvo que convencerme de mil maneras para asistir a una fiesta, de hecho, la que siempre convence soy yo. Pero esta vez dije que no; quería meterme a la cama y ver vídeos de TikTok hasta dormirme.

Mi prima hizo hasta lo imposible por obtener un sí de mi parte, así que aquí estoy, rodeada de extraños, con una botella de cerveza por la mitad y charlando con el anfitrión. Mientras tanto, Casey está bailando con sus amigos.

—Así que eres bailarina... —afirma Milton.

—Y tú eres un casi contador.

Sonríe.

—Ya sabes a quién acudir cuando seas famosa y necesites alguien que maneje tu cartera.

Me agrada que un chico, al que acabo de conocer, confíe que algún día seré tan profesional como Tina y Anthony.

Tranquilamente podría pensar que solo lo hace por simple coqueteo, ya que nunca me vio bailar, pero no apunto mis pensamientos para ese lado debido a que antes hablamos de la chica que le gusta.

—Oh no... —dice de pronto y sus mejillas se colorean. Tiene la tez tan blanca que es difícil no notar que, en estos momentos, es un tomate.

Agacha la mirada y se balancea en su lugar.

—¿Está aquí? —. Pregunto y observo a todos los invitados. Si veo una cara nueva, daré por hecho que se trata de Olivia. Pero resulta que son cuatro las chicas que acaban de llegar—. ¿Cuál es?

Milton pone su atención en las chicas por un breve instante, luego mira hacia otro lado. Parece un niño, eso me da ternura y me hace reír.

—¡Por favor! Eres un casi contador, no puedes ponerte así.

—Déjame en paz. Y claro que puedo, ella es especial.

—Aw.

—Cállate. —Me río—. Obviamente es la chica que lleva puesto el vestido coral.

—¿Por qué es obvio que es ella?

Suspira todo enamorado.

—Solo a Liv le queda bien ese color.

Sonrío.

—¿Y no piensas saludar...? Está viniendo hacia aquí.

—¿Qué? —se pone más nervioso—. ¿Y qué hago?

—¿Decirle hola? —elevo una ceja. No puedo con este hombre, recién lo conozco y ya lo quiero—. Hola —saludo a Olivia cuando está frente a nosotros—. Tengo un buen amigo para presentarte; es bueno, simpático y casi contador —le guiño el ojo. Ella frunce el ceño, pero la sonrisa termina suavizando su semblante cuando Milton me empuja.

—Hola, Liv. —La saluda. En sus ojos puedo ver lo especial que es Olivia para él.

—Hey, tú.

Si fuera por mí, cogería otra cerveza, una bolsa de snacks, y me quedaría toda la noche viendo a estos tórtolos, pero no puedo ser tan desubicada. Así que me alejo y los dejo solos.

Salgo al patio de la casa, me quito las zapatillas, y meto mis pies en la piscina. No soy la única que lo está haciendo, hay un grupo de cuatro amigas sentadas frente a mí, riendo de algo que solo ellas pueden entender. Y en la otra punta, hay una pareja mirándose con el mismo amor que se miraban Milton y Olivia.

Al momento, en lo que va de la noche, nadie tuvo la idea de meterse al agua. Creo que no están del todo ebrios.

Saco mi móvil de la bandolera, desbloqueo la pantalla y me dirijo a Instagram.

Mis amigos se reunieron para hacer una maratón de Marvel. O bueno, hasta donde les de ver. Me río con sus historias, sus payasadas y sus fotos. Les reacciono a todo lo que puedo.

Los echo tanto de menos.

Y también echo de menos a mi papá. Hace poco se unió a la red social de fotos y acaba de subir una selfie con un hashtag que dice #HolaSoyNuevo. Sonrío, y le comento que lo amo como nadie lo hace.

Luego continúo viendo un par de historias, reacciono a algunas fotos, comento otras y salgo de Instagram.

A los pocos minutos, un recordatorio llega a mi móvil. Creo que me encuentro tan nerviosa como Milton cuando la vio a Olivia.

Mañana es el paseo en bicicletas.

Mañana tengo una cita no cinta con Conrad.

¿Se acordará?

Ese interrogante me lleva hasta su perfil en whatsapp. Mientras pienso si debo o no escribirle, me percato de que no tiene foto de perfil. ¿Me habrá bloqueado? Porque ni su última vez puedo ver.

Hasta que lo veo en línea y compruebo que, efectivamente, no me bloqueó. Ahora... que extraño que no tenga foto de perfil. Como sea; ¿le escribo?

Termino de beber la cerveza, tomo la decisión de hacerlo y tecleo mi mensaje.


Yo:

Hola?


Conrad:

Hola.


Yo:

Cómo estás?


Conrad:

Bien y tú?


Yo:

Bien también. Puedo hacerte una pregunta?


Conrad:

Si quiero, puedo no responderla?


Yo:

Por supuesto, pero no es nada malo. Recuerdas el paseo en bici de mañana, verdad?


Conrad:

Sí...


Yo:

Iremos?


Conrad:

No tengo bicicleta.


Yo:

No hay problema, le pedimos prestada a mi tío. Vamos?



Veo que Conrad escribe, pero luego me figura que está en línea. Y así unas cinco veces. Luego deja de figurarme que está conectado, hasta que vuelve al chat, escribe, borra y vuelve a salir.

No sé por qué, pero decido llamarlo. Tal vez no me diga nada, pero solo necesito un monosílabo, eso es todo.

Atiende al tercer pitido.

—Sabes que no es necesario que pongas excusas, ¿verdad? —. Le digo cuando escucho que está del otro lado. No saludó al atender—. Si no quieres ir, puedes decirlo. No me ofenderé.

Suspira.

—Yo... —susurra—. Yo quiero ir.

Lo dice con mucha pesadez, como si recién se hubiera despertado de una larga y profunda siesta. Pero, de todas maneras, sonrío como idiota.

—¿Y entonces qué es lo que tanto escribías y borrabas? Ya te dije, mi tío puede prestarnos su bicicleta. —Silencio... silencio y más silencio—. ¿Conrad? —aún nada. Y entonces, no sé cómo ni de dónde, se me enciende una lamparita—. ¿No sabes andar en bicicleta? —. No responde—. No me voy a reír. ¿Sabes?

—No.

¿No sabe andar en bicicleta y aun así quiere ir al paseo conmigo?

¿Qué es esto que siento? ¿Acaso mi corazón quiere salir de mi pecho y saltar hacia el agua para morirse ahogado de amor?

—Bueno, en ese caso, tengo dos opciones para ti. Podemos ir a un lugar más tranquilo y te enseño a andar en bicicleta. O... podemos ir al paseo, ayudar a los abuelitos comprándoles algo y luego irnos a un lugar más tranquilo a degustar lo que compremos. ¿Qué me dices? ¿Qué opción te gusta más? ¿A o B? Solo dime eso. O también, si quieres, podemos ir a la playa con Linda. Esa es la opción C. ¡O también...! —me río—. Lo siento, una vez que empiezo a dar ideas no puedo parar. Si no quieres ninguna de esas opciones, tengo otras.

Silencio del otro lado, luego un suspiro. Escucho que cierra una puerta, y luego que se acomoda en un lugar.

—B.

Sonrío.

—De acuerdo. Entonces, mañana nos vemos en el punto de encuentro del paseo. Compramos algo y nos vamos lejos de la gente. ¿Acaso no es el mejor plan del mundo?

Bueno, en cuanto a mí, prefiero el ruido y la gente. Pero conociendo lo poco que sé de Conrad, entiendo que el plan de estar lejos de todos es algo muy bueno.

—Sí.

—Perfecto. Hasta mañana, Conrad. Que descanses.

No responde a mi saludo, aunque tampoco lo esperaba. Cuelga la llamada ni bien lo saludo, y me deja en un estado de idiotez absoluto.

No puedo dejar de sonreír.

Alex nunca quiso hacer ninguno de los planes que le proponía. O bueno, rara vez hacíamos algo que salía de mí.

Siempre encontraba excusas para zafarse de mis paseos o mis ideas. Y Conrad, que no sabe andar en bicicleta y que tranquilamente podía haberme dicho que no quería hacer nada, me acaba de decir que sí a uno de mis planes.

Y es que teniendo en cuenta lo que no sabe hacer, podría haberme dicho que no el día donde me entregó el folleto y lo invité. Pero no, solo me dio a entender que lo pensaría.

Y aquí estamos... a pocas horas de hacer algo juntos.


https://youtu.be/xkPKMMwqlqY

Keane - Somewhere only we know. 

Holi. Esta canción va a ser super especial para el próximo capítulo y para la historia en si. Tan especial como The Joker and The Queen y Creep.

No pude relatar el encuentro entre ellos en este capítulo debido a que me iba a ocupar mucho y no lo quería hacer tan largo.

Pero, ni bien les actualizo esto, me voy a escribir el siguiente capítulo. Y quién sabe? Quizá las sorprendo con una actualización mañana y no el jueves,

Crucen los dedos por mí...

Ahora, ¡llegamos a las 5 mil leídas y estamos en el puesto 8 en el ranking de infancia!

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!!! 

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