Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15

Estoy sentado frente a Mary. Volví luego de haberla evitado durante cuatro sesiones. Incluso luego de haber ignorado sus llamadas y sus mensajes.

—¿Qué ha pasado? ¿Por qué no has venido? —. Pregunta y a la vez espera que responda a su movimiento en el ajedrez.

Clavo mi vista en la ventana y mis ojos viajan hasta la rosa roja; brillante y hermosa ante los rayos del sol.

—¿Te has comprado la rosa? —. Interroga Mary, y niego con la cabeza—. ¿Por qué? —. Me encojo de hombros.

Recuerdo el por qué. Alana se presentó justo cuando estaba por elegir cuál me llevaba. Y ahí estaba ella, tan radiante como la rosa roja que dejé en el vivero, solo porque mi mente me hizo representar a Alana de esa forma.

Pero, ¿cómo le digo eso a su tía? No. Imposible.

—Conrad... —Mary llama mi atención y la miro—. Si has decidido volver, es porque confías que en algún momento podamos hablar. Sino, creo que no estarías aquí. —Asiento—. ¿Hay alguna forma por la cual podamos comunicarnos hasta que uses palabras?

Mary observa su cuaderno y su bolígrafo. Se acaba de responder sola a su pregunta.

¿Acaso sabe que así hablo con su sobrina? Porque me resulta un tanto extraño que Alana le haya ganado con esa idea, y que justo ahora, después de varios días que no la veo, Mary venga con esa misma idea.

Lejos de sentirme molesto al saber que Alana compartió la idea, me siento un tanto extraño por querer darle el visto bueno a Mary.

Es decir, si empezamos a comunicarnos de esa manera, dejará de ser algo personal entre Alana y yo.

Ante ese pensamiento mi ceño se frunce por completo.

—Lo siento. Alana me va a matar por esto. Yo...

Elevo mi mano derecha y espero a que Mary me alcance una hoja en blanco. Se sorprende por mi accionar, pero finalmente lo hace, me entrega la hoja junto a un bolígrafo negro.

La miro a los ojos, espero a su pregunta o a lo que sea que tenga para decirme.

—Bien. Antes que nada, gracias —sonríe, y asiento—. ¿Puedo saber por qué no has venido?

Suspiro, escribo la respuesta y le paso la hoja.

—Pesadillas y días difíciles. —Mary lee lo que puse, luego anota en su cuaderno personal y me mira a los ojos—. ¿Puedo saber de qué trataban tus pesadillas o por qué tuviste días difíciles? Escoge una y responde, si quieres.

Me entrega la hoja, escribo la respuesta y se la devuelvo. Mary lee y asiente.

—Siempre tienes días difíciles y no, no quieres hablar de tus pesadillas. De acuerdo. Tus días difíciles, ¿siempre es por el mismo motivo o...? ¿Cuál fue la razón de tus últimos días difíciles, Conrad? —. Me pasa la hoja, la cojo y la miro a los ojos—. No respondas si no estás listo. Podemos hablar de otra cosa. —Asiento—. Bien, ¿de qué quieres hablar? —. Escribo en la hoja y se la paso—. ¿Qué pregunta quieres hacerme?

Puedo notar la ilusión de Mary en sus ojos. Creo que va a estar muy agradecida con su sobrina de ahora en más.

Escribo mi pregunta, justamente pensando en Alana, y le entrego la hoja.

—¿Puede una persona ir en contra de todos tus muros en cuestión de días? —. Mary lee mi interrogante, y luego clava sus ojos en los míos. Los entorna. Quiere saber más—. ¿A qué te refieres? Dame un ejemplo. —Escribo mi respuesta en la hoja y cuando Mary la lee, suspira profundo—. A mostrarte vulnerable y no tener ganas de huir. Eso habrá sido muy fuerte para ti, ¿cierto? —asiento—. ¿Cuándo pasó?

Me entrega la hoja, pero la ignoro. Es solo una palabra y puedo hablar si se trata solo de una.

—Anoche.

Mary asiente.

—Has tenido tiempo para estar solo y pensar en eso.

—Sí.

—¿Y qué te genera saber que te has mostrado vulnerable ante alguien y no has corrido lejos?

—No lo sé.

—Entiendo. Aún lo estás procesando. Respondiendo a tu pregunta, sí, Conrad, una persona puede ir en contra de nuestras reglas en cuestión de días. Pero no todas tienen ese poder. Debe haber algo muy especial en él o en ella. Algo que te hace sentir a gusto. ¿Ya te ha pasado antes? —. Me entrega la hoja y escribo mi respuesta—. Dos veces. ¿Hace mucho?

—Sí.

—¿Con quienes?

Respiro profundo y pienso en la respuesta. O más bien, pienso en las dos personas que se me vienen a la mente como respuesta a la pregunta de Mary.

—Mi mejor amigo y... alguien más.

Mary no se esperaba que hablara para dar mi respuesta. Es tan transparente, puedo ver con facilidad todas sus reacciones.

—Ese alguien más, ¿es Linda? —. Niego con la cabeza—. ¿Hombre o mujer?

—Mujer.

—¿Es especial? ¿Tu amigo es alguien especial? ¿Ambos son personas increíbles contigo?

Que se refiera a ellos en presente provoca una presión en mi pecho. Y me parece que Mary lo nota, porque está a punto de decirme algo, pero no la dejo. Decido responder antes que ella.

—Sí, lo son.

Mary sonríe.

—Ahí está tu respuesta, Conrad. Solo las personas increíbles pueden llegar a nosotros en cuestión de días. ¿Quieres que hablemos de esta persona?

Mis ojos viajan, una vez más, hasta la rosa roja. Pienso en Alana, en su luz, en su energía. Viajó hasta su sonrisa y me pierdo en su risa. Me encuentro en sus anécdotas y en lo mucho que le gusta bailar. Y entonces vuelvo a desorientarme en el perfecto sonido de su risa. Una carcajada tan alegre que me ha robado una sonrisa más de una vez, y no lo ha notado.

Por suerte no lo ha notado.

—No.

—Bien. Hemos avanzado mucho el día de hoy. Te mereces un descanso. Pero no me dejes por mucho tiempo. Vuelve la próxima vez.

Cuando salgo de mi sesión con Mary, me dirijo hacia el trabajo. Alana ya está ahí, sentada en el suelo, esperando por mí.

Aún no nota mi presencia, está demasiado interesada en lo que sea que esté mirando en su móvil. Y lo que sea que esté mirando, provoca que sus cejas se junten.

Entonces niega con la cabeza, guarda su móvil y se quita los cascos. Parece molesta.

Nota mi presencia, se sorprende, se pone de pie y olvida su enojo para regalarme una sonrisa llena de paz y dulzura.

—Hola, compañero y futuro amigo. —Que se tenga tanta confianza en que vamos a hacer amigos, provoca una revolución en mi interior. Mi corazón se acelera.

Respiro profundo para calmarme, pero cuando noto que está usando una camiseta de mangas cortas de Rocket Power, mis dibujos animados favoritos, mi corazón vuelve a acelerarse.

Nota que le estoy prestando demasiada atención a eso, por lo que observa el rostro de los niños que alegraron muchas de mis tardes y madrugadas en ese lugar.

—Lo sé, tengo la mejor camiseta del mundo, ¿cierto?

—La tienes.

Sonríe feliz cuando escucha mi respuesta, y su rostro se ilumina más que de costumbre.

Paso por su lado, abro el local y entramos juntos. Alana me está hablando de cuáles son sus dibujos animados de la infancia. ¡Oye Arnold! y Ginger se llevan todas sus estrellas, por lo que me cuenta.

—¿Y cuáles son tus favoritos? —. Me pregunta y me entrega el anotador para que escriba mi respuesta. Así que lo hago, le escribo los nombres de mis dibujos animados en la niñez—. Rocket Power en primer lugar, Los Rugrats y Doug. —Sonríe con mis respuestas—. Siempre quise un amigo como Doug. Y tengo una camiseta muy linda de Carlitos, la traeré mañana.

Cojo la libreta, algo que a juzgar por su rostro no se lo esperaba. Escribo mi pregunta y le entrego la hoja.

Alana lee mi interrogante y se ríe. Muerdo mi sonrisa.

—No, Conrad. No tengo camisetas serias y aburridas. O sí, pero no me gustan. Me siento más yo usando alguna que tenga algún dibujo animado, o tengan muchos colores.

Asiento, y vuelvo a coger la libreta. Alana lee lo que puse, suspira y su rostro vuelve a ponerse serio, como estaba cuando llegué.

De pronto me siento culpable por mi pregunta.

—¿Por qué estaba enojada? Porque cuando no me sale un paso de baile, y más cuando lo he intentado muchas veces, me frustro y me siento muy mal conmigo. Estaba viendo un vídeo donde lo explican, pero juro que no lo entiendo. Es imposible. — Entorna sus ojos, y luego, cuando una idea se cruza por su mente, da un pequeño saltito en su lugar y aplaude—. ¿Puedo mostrarte el paso? —. Frunzo el ceño—. Es que necesito que alguien fuera de mis profesores o compañeros me vea. O sea que, necesito que alguien me mienta y me diga que me salió increíble. Me servirá para creerme que sí y así sentirme mejor a la hora de intentarlo sola, fuera de cualquier ojo crítico. —Observa la hora en su móvil—. Aún falta para nuestro primer cliente del día.

La veo tan ilusionada por querer enseñarme el paso de baile, que no me atrevo a decirle que no. Y es aquí otra cosa que Alana puede lograr para ir en contra de mis reglas.

Mientras que aún me encuentro tratando de entender en los motivos, ella sigue avanzando casilleros.

—De acuerdo.

Al darle mi respuesta, vuelve a saltar y a aplaudir. Antes de mostrarme el paso, me hace ver el vídeo que estaba viendo cuando llegué.

Parece algo muy difícil de hacer. O bueno, todo puede ser difícil para mí cuando no practico danza.

Decidimos ir a la habitación de atrás, ya que Alana cuenta con más espacio. Se ubica en el medio, se concentra en su respiración, cierra los ojos y repite en voz alta lo que tiene que hacer. Menciona piruetas y pasos que desconozco.

—De acuerdo. ¿Listo para mentirme? —. Sonríe. Asiento y vuelve a concentrarse antes de empezar a bailar.

Su cuerpo empieza a moverse sin música de fondo. Está repitiendo los mismos pasos que hacían en el vídeo.

Tiene tanta flexibilidad que todo lo que hace parece fácil y sencillo. Gira, salta, se desliza por el suelo, vuelve a girar y a hacer movimientos con su cuerpo.

Cierra los ojos, se entrega a la danza, y a la posible música que suena en su mente.

Se ve hermosa. La danza le da más luz, más vida. Intensifica todo eso que muestra a diario y eso la vuelve más hermosa que de costumbre.

La piel de mis brazos se eriza, mi corazón golpea mi pecho con sus fuertes latidos. Mi respiración se acelera junto a ellos, y como si eso no fuera poco, comienzo a sentir calor en mis mejillas.

Trago saliva, intento calmarme, pero no puedo. Sigo sintiendo fuego en mi rostro. Mis mejillas están temblando, y se debe a la sonrisa que quiere hacerse presente. Por más que quiera no hacerlo, la fuerza de mi deseo me termina ganando y sonrío. Lo hago con ganas, con sinceridad.

Alana no nota todo lo que está provocando en mí, está demasiado inmersa en su baile.

Ella tan hermosa y tan única en su danza. Y yo tan confundido, con las emociones revolucionadas, como cuando el mar se enloquece por las fuertes olas que lo visitan.

Eso somos. Soy el mar que estuvo tranquilo, aún con mis tristezas, y Alana es la ola que vino a cambiar mi serenidad.

Me pongo de pie y me cruzo de brazos justo cuando Alana termina su danza. Está respirando de forma acelerada, su rostro está rojo por los movimientos que hizo, pero aun así sonríe.

—Ya puedes mentirme.

Dice y me alcanza la libreta. Dudo de mi respuesta. Porque quiero dársela, pero a la vez, si lo hago, voy a tener que irme para tener un momento a solas. Porque si respondo, Alana habrá derribado por completo uno de mis muros.

Y no sé por qué, pero no quiero esconder lo que quiero decirle. Y eso me lleva a fruncir el ceño. Está revolucionando tanto en mí y no se da cuenta.

¿Quiero que se dé cuenta? No lo creo.

Cojo la libreta, arranco una hoja y escribo mi respuesta:



Lo has hecho increíble. No dudes ni te sientas mal contigo misma, porque me has dejado anonadado y pocas cosas me dejan en tal estado. Hace tiempo no me sucede. Y ahora tendrás que disculparme, pero necesito estar un momento a solas. Vuelvo antes de nuestro primer cliente.



Le entrego la hoja, salgo de la habitación, y, por último, salgo de la tienda y comienzo a caminar lejos de Alana y de todo lo que me está provocando.

Tengo miedo.

Holi.

¿PUEDEN GRITAR CONMIGO?

Por favor. Alana está avanzando mucho en Conrad. Espero que su miedo no genere que se aleje o algo parecido.

Creo que mi parte favorita del capítulo, es cuando Conrad describe todo eso que siente mientras la ve bailar a Alana. Cuál fue su parte favorita?

Y creen en eso que habló con Mary? Creen que hay personas que pueden llegar mucho a nosotros en cuestión de nada de tiempo? Que miedo eso. Pero que increíble.

Estoy loca de amor e ilusión por esta historia.

Gracias por leerme!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro