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🎃 Halloween de terror 🎃

Olivia se encontraba tumbada en la cama. Por estricta sugerencia, tomo la semana de Halloween como un pequeño descanso de su trabajo como organizadora de eventos. Ahora estaba aburrida viendo la pantalla de su celular, esperando un milagro.

Dejo el celular a un lado, y se quedó viendo el techo.

Realmente esperaba un milagro.

Pasaron los minutos, hasta que el teléfono comenzó a sonar. Atendió con entusiasmo, era su mamá.

Tras una conversación un tanto larga, corto. Se sentó en la cama, y comenzó a dar saltos de felicidad sin ponerse de pie. En eso su novio entró en busca de algo, y la encontró más viva que momentos anteriores.

—¿Te liberaron de tus vacaciones?— preguntó este sentándose al borde de la cama.

Mientras buscaba algo con la vista, Olivia lo atrapó con sus brazos, y lo arrastró dentro junto a ella.

—No, pero Circe me llamo y me dijo que está organizando una fiesta con sus amigas.— respondió sin soltarlo.—Y que va a haber un concurso de disfraces, que yo pienso ganar.

—Ah, tu amas las competencias.— dijo este dejándose besar por la joven bruja.—¿Cuándo es?

Olivia se detuvo, y sonrió ante su primer frase.

—Soy una excelente ganadora.— dijo alzando su mentón con orgullo.—Y suma punto si es en pareja.

Se inclinó hasta quedar cerca de su rostro, y dejo un suave beso en su nariz.

—Y conozco a la pareja perfecta para eso.— susurró.—Krel ¿Me harías el honor de …?

—Claro, soy tu novio y experto en ocultar mí identidad.— interrumpió.

La tomo de la mejillas, y la beso, para luego girar sobre ella. Sin embargo se detuvo, al sentir que Olivia no lo iba a liberar con tanta facilidad.

—Pero ¿Cuándo es?— insistió en saber.

Solo que Olivia no tenía intenciones de responderle en ese preciso momento.

—¿Recuerdas mí ponencia? También tengo una conferencia este …— hablaba entre besos.

Y fue aquello lo que hizo que Olivia se detuviera.

—No.— se quejó.—Cierto.

Krel se enderezó, y se sentó sobre sus rodillas, y Olivia le copio. Sin embargo se abalanzó sobre él, para quedar abrazada a sus hombros.

—Me olvidé que te rodeas con personas aburridas.— bufó.

—Lo siento, pero si estaré para la fiesta de John.— dijo Krel.—Si hay un concurso, también lo ganarás.

—Y tu le ganaras a ellos.— murmuró.

Se acercó para besarlo, y él se dejó.

—Pero en una ponencia nadie gana.— hablo entre besos.

—Lo se, pero tú temario es el mejor.— sonrió.

—Si es verdad.

  Antes de darle otro beso, Olivia se apartó, y vio un poco a su alrededor.

—¿Que buscabas al principio?— le pregunto.

—El zapato que me faltaba.— respondió dando una sonrisa.—Pero ahora no creo que me haga falta.

Krel se marchó en la mañana siguiente, y Olivia quedó sola en su departamento. A veces le molestaba quedarse sola sin nada que hacer, pero también disfrutaba la soledad. El silencio era agradable, y se podía concentrar en los que le faltaba hacer.  Cómo por ejemplo buscar un compañero nuevo para el concurso.

Pensó en Zoe. Después de todo era su mejor amiga, y estaba segura que ella estaría dispuesta.

Luego del desayuno, tomo su celular y la llamo. Al cabo de unos minutos la atendió, y se pusieron a charlar.

—¿Irás a la fiesta de mí mamá?— pregunto luego de una larga conversación.

Zoe hizo una pausa, solo se oía su respiración.

—Zoooeee.— la llamo.

—Si iré, pero no seré tu pareja.— respondió a una pregunta que no le hizo.—Iré con Key.— añadió.

Olivia rodo los ojos, y dio una fuerte respiración a propósito.

¿Por qué no le dices a John?

—Porque ya quedé con él para otra fiesta.— respondió.

Otra vez se hizo el silencio. Era sabido que Olivia no tenía muchas amistades más allá de su amigo de la universidad, el grupo de calabozos y dragones, Zoe y …

¿Por qué no le dice al francés? Son amigos, y raros, va a funcionar.— indagó Zoe.

Olivia se apartó del celular, y lo pensó por un instante.

—¿Crees que es buena idea?— pregunto.

¿Lo dices en serio? Son amigos, y tú ya tienes novio.— dijo a modo de reprocho.—No tienes nada de que preocuparte, pasaron muchos años. Ya sabes, borrón y cuenta nueva

—Pero …

—Pero nada, nosotras somos ex, y estoy segura que ya no sientes más que amistad por mí.— le interrumpió.—Ademas ya los vi junto, y solo veo amigos.

Olivia rió por el comentario, y dejo cualquier preocupación de lado, para terminar de darle la razón a ella.

Tras cortar la llamada, se fue a vestir para salir. En el camino, lo llamo para saber si estaba en su departamento, y frente a un gran si, se apuro para llegar.

—Hola.— saludo alegre en cuanto la puerta se abrió.

Sin embargo, lo que recibió por saludo fue un fuerte abrazo.

—Menos mal que llegaste, estaba muriendo del aburrimiento.— fingió llorar.

—Ya Marius.— exclamó entre risas.—No podría dejar que eso pasará.

Se apartó de su abrazo, y termino de entrar al departamento. No pasaba mucho tiempo ahí. Sus encuentros se daban fuera de cualquiera de los departamentos. Normalmente Marius la acompañaba cuando estaba libre, a su recolección de información para la boda.

La invitó a sentarse, y un café pero está se negó a todo. Pues aún no le había dicho nada sobre la fiesta, y el concurso de disfraces.

Le contó su ideas, y como es que se lo pidió a él, y no a su novio.

—Ah, soy tu segundo plato entonces.— se cruzó de brazos.

Corrió la mirada a un lado, y fingió estar ofendido ante su proposición. Olivia rodo los ojos, y mordió su labio para evitar sonreír ante su juego.

—Bien, entonces morirás del aburrimiento.— le dio la espalda.—Puedo ganar ese concurso sola. No me hace falta ni novio ni amigos.

Marius se acercó, y la tomo de ambos lados, para acercarse a su oído.

—Puedes ganas, pero no dejarías pasar una oportunidad de obtener más punto.— murmuró.

Sonrió victorioso al notar la mirada de Olivia.

—No es justo usarme a mí misma para ganarme a mí misma.— bufó rompiendo su postura.—La próxima serás la primera y única opción.

—No, ya no sé si quiero.— dijo Marius apartándose.—Usare otro disfraz, y ganaré el concurso por mí cuenta.

Olivia volteo para verlo. Este le sonreía, con las cejas alzadas.

—No quieres competir contra mí.— ella se acercó.—Nadie quiere, no seas el primero.

—Espíritu competitivo, me gusta.— sonrió.—¿Sabes algo? Ganemos ese concurso.

Estrecharon sus manos para cerrar el trato, y quedaron así tomados por unos minutos. Luego de un largo silencio, notaron que no tenía idea de que podrían ir disfrazados.

—Wanda y Visión.— sugirió Oliva.

Pero Marius se negó, a ese y los próximos que ella le propuso.

—Todos son muy lindos, lastimas que son pareja.— dijo este rascando nervioso su nuca.

—Bien, yo no lo había pensado.— dijo Olivia.

Olivia comenzó a caminar de un lado a otro, pensado en cualquier personaje que tuviera algún amigo, y sean un gran dudo. Sin embargo no se le ocurría otra idea que no sean disfraces en parejas.

—Ya se me ocurrió.— exclamó.—Lo iba a usar con otro amigo, pero también sirve.

Busco algo en su celular y se lo mostró un tanto apenada.

—Es medio tonto pero puede funcionar.

—¿Tonto? Esta genial.— exclamó Marius.

Se pusieron de acuerdo para ir a la ciudad en busca de algo que se les pareciera lo suficiente, y de paso pasear y comer lo que sea. Ambos tenían el día libre, y pensaban que era mejor pasarlo así que yendo de una punta a la otra buscando presupuesto para una boda.

—Ya que estamos acá.— dijo y se acercó a Marius.—Me tienes que ayudar en algo pero tú no le tienes que decir a nadie sobre eso.

—Hecho.— este sonrió.

Luego de dar vueltas, llegaron a una joyería. Aunque había jurado no tocar nada de la boda, debía ir a revisar que las alianzas estén en marcha.

Mientras esperaban a ser atendidos una mujer del negocio se les acercó, y les sonrió con bastante alegría.

—Veo que han decidido dar el siguiente paso desde muy temprano.— dijo esta.—¿Sus padres saben que están aquí?

Olivia y Marius se vieron confundidos hasta que notaron a lo que la mujer se refería.

—Ay no.— exclamó Olivia apenada.—Nosotros no, es que.

Le dio un leve codazo, se estaba quedando sin palabras, y su rostro ardía enrojecido ante la idea y la sugerencia.

—No señora, solo estamos previendo el futuro.— dijo el muchacho.

—Marius.— exclamó Olivia.

—Es broma, venimos a ver las alianzas de su papá y futura madrastra.— se corrijo.

—Si eso, yo no me voy a casar.— le aclaro.

La mujer les pidió perdón por la confusión, y fue en busca de los anillos para enseñárselos.

—¿De verdad quieres que mueras?— susurró por lo bajo.

—No me gustaría que te pasará nada de eso.— respondió, y tomo su mano.—No me gustaría perder a mí amiga de vuelta.

Olivia lo vio fijo, sintió como sus mejillas iban tomando calor. Y como si fuera algo que no pasaba en mucho tiempo, su mirada dio un leve brillo. Podía sentir como todo a su alrededor bajaba el volumen, y solo eran ellos dos. La sonrisa de Marius se volvió su único punto de atención.

Aún seguían tomados de las manos, y Olivia lo soltó al escuchar a la mujer que los atendió.

—Los anillos.

Olivia aclaro su voz, sentía reseca la garganta. Se apartó, para ver lo que la mujer les trajo, y dio una sonrisa al ver las alianzas.

—Son bellísimas.— susurró.

—Un modelo especial. La novia, ella, creo que me amenazo para que así lo sea.— dijo la mujer un tanto nerviosa.

Ambos jóvenes rieron por el comentario, pues estaban seguros que algo de cierto tenía aquello. Le agradecieron por la molestia, y volvieron al departamento de Olivia.

Habían preparo dos fuentes de pochoclos, y tras una apuesta buscaron una película de terror que les pusiera la piel de gallina.

—El primero que grite, o apague la película pierde.— le recordó Marius.

—Bien, y si pierdes que ganaré.— indagó Olivia.

Marius la vio con sorpresa, y tomo su pecho ofendido.

—Si pierdes, me quedo con los caramelos que tú mismas irás a juntar antes de la fiesta.— dijo y estiro su mano.

Sin decir nada, Olivia estrechó su mano. Le pusieron play a la película, y pronto el silencio se hizo entre los dos. Solo le podía oír el audio, y el poco sutil ruido que hacían al masticar los pochoclos.

Al cabo de una hora y algunos minutos, la película finalizo. Marius apagó la pantalla, haciendo que la pequeña sala fuese un poco más oscura. Ambos estaban en silencio, pegados y con los brazos entrelazados.

—Creo que fue un empate.— susurró Olivia.

—Si así es.— dijo Marius por lo bajo.

Pronto se puso de pie, y se estiro dando un gran bostezo. El ambiente paso de tenso a festivo en cuestión de segundos.

—Muy bien, no eres tan gallina como recordaba.— dijo sin dejar sonreír.

—Oye, no lo soy.— se quejó Olivia.—¿Qué haces?— preguntó al verlo ir por sus pertenencias.

—¿Disculpa?— preguntó confundido.

—¿Te vas?

Él asintió, y Olivia se puso de pie de inmediato. Fue hasta donde estaba el muchacho viéndola, y tomo su brazo para evitar que diera algún otro paso.

—No te puedes ir.— murmuró.—Tienes razón, si soy una gallina. Esa película dio miedo, soy buena ocultando mis emociones.— continuó.—Tu ganas.

Marius la vio con ternura, y despeino su corta cabellera.

—Lo siento mademoiselle.— sonrió.—No era parte del trato, y debo trabajar mañana.

Olivia inflo sus mejillas, y soltó su brazo. No lo podía retener, y luego pensó que no era la mejor idea que se quedará.

—Esta bien, vete.— se cruzó de brazos.—Llamare a Zoe.

—Y ella vendrá.— dijo Marius dando una leve sonrisa.

En cuanto se marchó, no dudó en llamar a su amiga. Zoe llegó a la media hora con helado, y se dispusieron a hablar de lo que hicieron en el día. Olivia le contó todo, y no se olvidó de ningún detalle. Hasta dijo aquello que sintió cuanto Marius le tomo mano en la joyería.

—¿Tu qué crees? ¿Hice algo malo?— pregunto por lo bajo.

Se encontraban en la cama, con el pote de helado en el medio. Ella abrazaba sus piernas mientras que Zoe comía estando acostada. Se sentó al oír su pregunta y la vio fijo.

—Julia ¿Tu qué piensas en realidad?

—Que todo es confuso.— respondió y vio al otro lado.

Zoe sonrió, sentía que eso ya se lo había escuchar decir hacía mucho tiempo.

—¿Sabes que puedes amar a tu novio y así también a tus amistades?

Olivia levantó la mirada, y está se iluminó.

—No debería ser confuso, realmente sabes lo que sientes.— añadió.

Quizás Zoe divagaba, pero Olivia creyó en lo que dijo, y lo que ella misma sentía. Sonrió, sin decir más nada y siguio comiendo helado.

Zoe dormía dándole la espalda, mientras que Olivia lo hacía con la cabeza pegada a la espalda de su compañera de cama. La calma habitaba el cuarto, y el sueño de ambas.

Sin embargo en un momento, Olivia vio algo entre sus sueños que la hizo despertar de un susto. Su corazón latía nervioso, y el rostro estaba acalorado como si hubiese corrido una maratón.

Se sentó con rapidez, aún la imagen era nítida en su memoria. Y aunque agitara la cabeza tantas veces esta seguía intacta.

—Zoe.— llamo.

Esta no emitió sonido alguno. Olivia continuó llamándola, y picando su hombro hasta que Zoe despertó por la molestia.

—Tuve un sueño.— susurró y le sonrió.

Los ojos de su amiga brillaron ante sus palabras. Por su mente cruzó la idea de abofetearla para que siguiera durmiendo, sin embargo mantuvo la calma.

—Genial. La gente normal hace eso cuando duerme.— gruñó.

—Pero tú sabes que no soy normal, y menos mis sueños.— respondió Olivia.

Zoe se sentó, y encendió la luz para verla mejor. Cuando el cuarto se iluminó, noto el sonrojó en el rostro de su amiga.

—¿Qué soñaste?— pregunto intrigada.

Olivia rascó nerviosa su nuca, y sus mejillas ardieron de nuevo.

—Oh Julia, eres grande para tener esos sueños.— Zoe se burló.—¿Y que hubo? Ahora quiero saber.

Los ojos de la más joven se abrieron sin disimulo ante la idea de su amigas. Tomo una almohada y se la lanzó, haciendo que está riera por sus nervios.

—Fue solo un beso, pero no dejaba de sentirse …— se freno, y acercó a Zoe.—Lindo.— susurró.

—Awwww.— Zoe sonrió.—Fue solo un sueño, no creo que sea una premonición ni nada.

—¿Cómo sabes?— pregunto irritada.

—Bueno, fue muy claro y directo.— se encogió de hombros.—Seguro se te mezcló todo, ya sabes.

Olivia se cruzó de brazos, y alzó una ceja.

—No, realmente no sé.— dijo.

—Digo que hoy estuviste todo el día con él, y más que extrañas a Krel.— respondió.—A eso me refiero.

—Lo dices tan segura ¿Ya te paso?

Zoe no dijo más nada. Apagó la luz, y le pidió que volviera a dormir.

En la mañana no sé volvió a tocar el tema, y este se fue diluyendo. Aún faltaba para volver a trabajar, así que concentro toda su energía en los trajes para la fiesta de su mamá. Cada tanto tenía video llamada con  Krel mientras este se preparaba para ir a la conferencia o mientras ella zurcia partes de los futuros disfraces. Con Marius hablaba por mensaje, cada tanto le mostraba como iba quedado si traje.

Y así los días corrieron hasta que llegó el de la fiesta. Olivia había terminado los trajes la tarde anterior, ahora solo quedaba esperarte a que Marius se desocupara para terminar con algunos detalles.

Llegó cerca del mediodía, y en cuanto Olivia abrió la puerta para dejarlo pasar, quedó estática frente a él. Aquella remera roja que traía puesta era la vio en sus sueños en la noche anterior.

—¿Puedo pasar?— pregunto al verla tan quieta.—¿Esta todo bien?

Olivia simplemente asintió, pues las palabras parecían no querer salir de su boca. Quedó en la entrada, con la frente apoyada en la puerta, pensado en que aquel sueño no era algo cierto.

Pero el fuerte palpitar de su corazón parecía indicar todo lo contrario.

Mientras, Marius se acercó a la mesa donde había pequeñas piezas de decoración. Una llamo su atención. Parecía ser un bigote falso, y la idea de ver como le quedaba fue lo primero que se le vino a mente.

Sin reparar en nada lo hizo. Se acerco al espejo, y sonrió al ver como le quedaba.

—Creo que debimos ser Homero y Morticia.— dijo con una gran sonrisa.

Al no escuchar nada por parte de su amiga, volteó a verla, y la noto aún en la puerta.

—Vamos Livs, algo pasa.— dijo preocupado.

Ella giro para verlo, y sus ojos brillaron al notar lo que traía en la cara.

—Ay no Marius.— dijo.

—¿Qué pasa?— pregunto preocupado.

Ella se acercó, y trato de jalar el bigote, pero el quitó la mano de inmediato.

—Si ya veo lo que pasa.— dijo y cubrió la boca con su mano.—Ni se te ocurra.

—Vamos, es un tirón, no dolerá. Lo juro.— dijo Olivia sonriendo.

El negó repetidas veces, y dio unos paso atrás.

—Cambio de planes, ahora usaré el bigote y a la larga se caerá.— dijo nervioso.

—No seas gallina.— dijo divertida.

—Te informo que si lo soy, así que si me disculpas.

Olivia rodo los ojos, y lo dejo usar el bigote.

—Comi quieras. Aquí tienes tu disfraz.— le pasó la camisa.

En cuanto la tomo, atino a sacarse su remera ahí, frente a ella. Al notarlo, Olivia chillo. Su rostro se puso rojo, y sentía el calor cubrir todo su cuerpo.

—No, ve a mí cuarto.— exclamó, dándole la espalda.

—Ya, lo siento.— dijo Marius.

Pronto los dos se fueron a cambiar para ver cómo les quedaba los disfraces. En cuanto estuvieron listos se vieron en la sala del departamento. Quedaron sorprendidos por como lucían.

—Vaya, hiciste un gran trabajo.— dijo Marius.—Ese vestido te queda …

—Si lo se, muy lindo.— ella sonrió.

—Ya presumida.— dijo y se acercó.—Voltea que voy subir su cremallera.

Lejos de verlo como un simple gesto, Olivia lo tomo como algo que no debía suceder. Se alejó de él, y forzó una extraña sonrisa.

—Tambien te ves bien, pero ese bigote se debe ir.— dijo.—Es solo un tirón.

—No, me vas hacer doler.— negó, y se alejó.

—Vamos, no es cierto, lo juro.— insistió.

—Ya dije que no.— se cruzó de brazos.

Se hizo un gran silencio, y los dos no hacian más que verse muy fijo. Alguien llamo a la puerta, y ninguno se digno a preguntar o acercarse a ver quién era. Al segundo llamado, Marius bufó y dio un paso con la intención de ir a ver quién era. En ese momento de distracción, Olivia aprovecho para jalar el bigote.

—No.— exclamó el muchacho, y tomo su muñeca.

Los dos quedaron muy cerca, y los nervios otras vez florecieron. Cuando tocaron una vez más la puerta, Olivia trastabillo, y ambos cayeron haciendo mucho ruido.

—¿Te encuentras bien?— pregunto Marius con voz entrecortada.

—Tus manos.— señaló Olivia.

Con rapidez, quitó sus manos de la espalda baja de la muchacha, y rió nervioso.

—Aun sigue encima mío.— murmuró el muchacho.

Cuando lo notaron Arabella e Hisirdoux estaban dentro, viéndolos en el suelo.

—No es lo que parece.— exclamó Olivia, poniéndose de pie.—Hola ¿Qué pasa?

En cuanto se marcharon de ahí, Olivia y Marius quedaron en silencio otra vez. Él seguía adolorido, y ella sentía pena por todo lo ocurrido.

—¿Me dirás qué pasa?— pregunto Marius.—Estuviste rara todo el día, más rara aún.

Ella se sentó y cubrió su rostro. No podía verlo sin sentir vergüenza tanto por el sueño, como así también por todo lo que pasó en el día.

—Vamos Livs, tampoco duele tanto.— dijo acercándose a ella.—Oye ¿Esta todo bien?

Olivia negó. Marius se sentó a su lado, y paso una mano por su espalda, mientras apoyaba su rostro en la otra mano.

—Soñé que te besaba.— confesó, dejando al descubierto su rostro.—Y hoy usabas la misma ropa del sueño. Soy la peor novia y amiga.

Marius levantó la mano que tenía en la espalda, y la volvió a bajar. Sonrió y espero a que Olivia lo viera, pero al notar sus rostro rojo, sabía que no lo iba hacer.

—Sabes que eso no es cierto.— dijo, y Olivia lo vio.—Solo eres pésima con estas situaciones.

—Awww gracias, eres el mejor.— dijo con un evidente deje de sarcasmo.

—Si, lo se.— rió.—Ademas eso no podría pasar.

Olivia volteo por completo, y lo vio con intriga. Estaba segura que aquel sueño era algo que iba a pasar, pese a que la misma Zoe creía que no era posible.

—Porque estoy saliendo con alguien más.— dijo ante la intensa mirada de su amiga.—Y no te dije nada por …

—Podríamos salir juntos ¿Por qué siento que me excluyes?— le interrumpió.

—Por eso, no es nada serio y tú haces que sea raro.— respondió.—No debes preocuparte, nosotros dudo que pase.

—De alguna forma, me siento ofendida.

Olivia se cruzó de brazos, sin embargo lo vio con cierta gracia.

—¿Dices que no soy lo suficientemente linda para salir contigo?

—Ey, nunca dije eso.— exclamó.—Solo no salgo con las hijas raras de las amigas de mí madre.

Olivia le dio un leve codazo ante su comentario, y le dio una sonrisa tranquila.

—Bien.— se puso de pie con rapidez.—Ahora ganemos ese concurso.

—Limpiemos el suelo con los disfraces del resto.— Marius dio un salto.—Nos llevaremos ese premio, sea lo que sea.

Luego de las doces, cuando la fiesta estaba en su etapa más tranquila, Olivia se encontraba en el pórtico de la casa de su mamá. Veía el listón de segundo lugar en sus manos, y aunque sintió que su papá compro de alguna manera a su mamá, no le importó ese puesto.

—El próximo año será.— dijo alguien.

Al levantar su vista, se encontró con su novio. Aún seguía vestido formal, solo que traía el saco en sus hombros. Olivia suspiro al verlo mejor. La luz de la luna le daba de atrás y aquello resaltaba aún más su belleza fuera del planeta.

—Creo que si te hago un par de brazos y usamos mucha pintura azul podrás ser mí reina.— añadió.

—¿Ser tú reina? Eso suena grande.— Olivia sonrió y se puso de pie.—Creo que puedo con eso.

Camino hasta él, y este la recibió con un fuerte abrazo.

—Mmmm, extrañaba estos abrazos por cuatro.— murmuró.

—¿Todos creyeron que eras una novia victoriana?— pregunto Krel.

—Mas o menos, y se pierde la gracia cuando debo explicar quien soy.— se quejó, sin apartarse.

Con entusiasmo apareció Marius por la puerta, sin embargo freno el paso al verlos. Y cuando quiso retroceder, la voz de Olivia lo detuvo.

—¿Él fue el vampiro Jeff?— pregunto Krel.

Olivia se apartó de su novio y se acercó a Marius que no dejaba de sonreír estático desde el pórtico.

—Si, nadie creyó que lo fuera.— dijo y tomó el chaleco.—O que yo fuera Annie la mujer lobo.

—¿Y que pensaron que eran?

Cuando quiso responder, Marius la detuvo.

—Solo unos ancianos del barroco.— respondió.—Lo cual es ofensivo porque somos más jóvenes.

—Si, que decepción.— Olivia se cruzó de brazos.—Lo peor es que haya ganado papá y Arabella como …

—¿Flynn y Rapunzel? Si, lo subieron en todos lado.— dijo Krel.

Se acercó a su novia, y tomo una de sus manos. Esta sonrió ante el pequeño gestó.

—El próximo año, una reina le ganará a una princesa.— dijo con entusiasmo.—¿Vamos por unas hamburguesas?

Ella asintió. Antes de irse Krel la detuvo un instante, y volteó para ver a Marius que aún seguía ahí viendo su celular.

—¿Vienes? Creo que la comida ayuda en estos casos.— dijo y le dio una sonrisa.

Marius tomo su mentón, y puso cara de pensativo mientras daba un paso al frente.

—Ser el mal tercio pero con comida gratis.— dijo.

—No dije eso.— Krel lo vio con gracia.

—O quedarme en un lugar donde una rubia me restriega su premio en la cara.— continuó.

—Tu decides amigo.— dijo Olivia.

Marius vio a la joven bruja, y como la luna le daba de lleno con su luz clara, haciendo que se vea más mágica que nunca antes. Y aunque ahí estaba el novio de su amiga, solo pudo ver su sonrisa roja.

Sintió algo que creyó que no volvería a sentir.

—Creo que ayudaré a Circe y Peggy a acomodar cuando esto acabe.— dijo con media sonrisa.

—¿Seguro?— pregunto Olivia.

—Si, como dije ser el mal tercio cuando hace mucho no se ven no es algo que un soltero quiere presenciar.— respondió.

Se despidieron, y Marius entro rápido a la casa. Olivia dio un leve suspiro al verlo irse así. Tomo la mano que Krel le ofrecía y juntos se fueron hablando de lo que hicieron en la semana que no se vieron.


★★★

Holas mis jóvenes chupa sangre ¿Cómo les va? Hoy soy Vampiagus para mis compas 🧛

Ey, que el título no les engañe. Porque son los protas los que se engañan durante todo el capítulo, y eso es miedo.

Los disfraces de estos dos son metadisfraces; y era mí idea antes de hacerlos como Morticia y Homero, por eso el guiño de Marius cuando no se puede sacar el bigote falso.

Igual, según yo, Marius se hace un lado cuando me a la Livi tan bien con Krel (no es que vaya hacer algo, si estuvieran mal) tanto se hizo a un lado que se la creyó eso de que no siente nada (igual que Olivia) pobre ilusos 😂

Ya saben Marius es de la amigacha fanfictioner67

En nuestros ig subimos sus disfraces oficiales de novios lindos u.u

Bueno, sin más que decir, hasta el cumple de la rubia ✨ besitos besitos, chau chau✨

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