🔸Entre sueños🔸
-Vamos Marius, que se hace tarde.- insistió Olivia.
Era la tercera vez en quince minutos que se lo pedía, y este se limitaba a responder que casi estaba listo.
Se quedó frente al espejo de la sala acomodando la falda de su vestido, a la par que pensaba si debía cambiarse los aretes.
-Ma...
Callo de repente al verlo aparecer. La primera vez que lo vio en traje estaban por hacer la mayor estupidez de su vida, y no pudo admirar con detenimiento a su pareja. Ahora le hacia saber lo que pensaba cuando lo veía cada vez que tenia la oportunidad de usar uno.
-Lo siento, no tuve un papá que me ensañará esto.- dijo mientras se acomodaba la corbata.
Olivia sonrió ante su comentario, y se acercó para darle una mano. Sus ojos brillaban con justa razón, no iba a ocultar que le gustaba verlo. Aquél traje gris, un tanto informal, era mucho mejor que el bordo que uso la última vez.
-¿Cómo luzco?- preguntó cuando estuvo cerca.
-Te ves bien.- respondió, tomando la corbata.-Aunque siempre luces bien.- agregó.
-Lo dices porque eres mi novia.- dijo.
Olivia no pudo evitar sonreír, le gustaba que dijera esa palabra cada tanto.
-Entonces si soy tu novia.- dijo por no bajo.
-Pensé que eso quedo atrás, Ámbar aun no había nacido, y ...
-Y te lo recordaré cada vez que pueda.- le interrumpió, buscando la forma correcta de anudar su corbata.
Marius quito las manos de su bolsillos para juntarlas en la espalda de Olivia.
-¿Lista la corbata? Se nos hace tarde señorita Olivia.
-Listo caballero.- respondió dándole un toque.
Sin embargo no se movieron del lugar, se quedaron viéndose a los ojos como si fuese la primera vez que se encontraban en años. No era nada extraño, les agradaba el silencio que se formaba cuando no había mas que decir, o ninguno quería dar el siguiente paso para hacer lo que estaban haciendo.
-¿Vamos? Sino perdemos otra vez la reserva.
-Cierto.- río sin alejarse.-Debemos, ya tienes el traje puesto.
Marius la abrazo con mas fuerza, haciendo nula la distancia que pudo haber.
-Si bueno, la última vez también, nada impide que perdamos la reserva.- murmuró, y plantó un suave beso en sus labios.
•
Solo se oía la lluvia. Estaban seguros que luego de esa cortina de agua esta pronto seria nieve, o al menos eso esperaban en los próximos días.
El cuarto era levemente iluminado por las luces de la calle. Las cortinas en el cuarto de Olivia eran finas, un tanto translúcidas. Fue una decisión de ella, le gustaba que el sitio donde se ubicaba su cama sea oscuro, pero que se vaya aclarando a medida que se acercaba a la salida, donde estaba la única ventana.
Ahora la joven bruja se encontraba ahí parada, frotando sus brazos por el leve frío que traspasaba el vidrio. Esta vez despertó y tuvo algo de suerte de no llevarse con ella el sueño de Marius.
Sin embargo este lento fue saliendo de su letargo, mas aun al sentir el frío colarse por un costado. Siempre decía que dormir con Olivia era como tener una pequeña estufa, hasta en verano lo sostenía, pero aun así no molestaba su calor, estaba acostumbrado.
Se apoyo sobre sus codos, y tras acomodar su visión, se encontró con una fantasmagórica visión de su novia. La luz blanca la hacia aun mas pálida, y la remera que usaba para dormir no ayudaba a que se diera un contraste.
Aunque le parecía pésima la idea de salir de la cama, estaba seguro que tuvo alguno de esos extraños y pocos claros sueños, que la hacían callar por horas hasta que su efecto se dispersara.
Salió, tomo un abrigo que estaba a los pies de la cama, y se acercó a ella.
-¿Todo bien?- preguntó tras ponerle la campera.-¿Fue muy malo?
Ella negó, y se apoyo sobre su pecho, para poder abrazarlo.
-¿Si te lo cuento guardarías el secreto?- preguntó Olivia.
-Claro que si.- respondió y la abrazó.-¿Quieres algo caliente para beber?
-No, después de esto seguiré durmiendo.
«Estaba en un gran campo abierto. Rodeada de verde, y muchas flores amarillas, algunas rosas, pero abundaban mas las otras.
Sola, con el ruido de los pájaros, y una leve brisa movía mi vestido. Se que estaba leyendo, y me fijo que era El Héroe de la Carreta.»
Marius la vio con sorpresa.
-Entonces si estoy contigo en el futuro.- dijo sonriente.
-O te robe el libro.
Olivia río ante la expresión de ofensa en su rostro.
-Prefiero mi versión.
-Si, también yo.
«Había dejado la lectura por un recuerdo de cuando era niña, lo que me hacia contemplar aun mas el sitio donde estaba.
Sin embargo esa calma, el silencio, hasta las mariposas revoloteando, se dispersaron ante una presencia. Una niña se acercó a mi por la espalda, y salto gritando mi nombre.
Su voz era dulce, angelical.
En un movimiento estaba en mi regazo, viéndome con esos inmensos ojos azules.
Era un ser etéreo, pero no, allí estaba yo acariciando su larga cabellera blanca, mientras le decía algo sobre nuestros vestidos.»
Olivia se detuvo, y sonrió ante la clara imagen en su mente.
-Circe nos llama, nos dice hijas.- dijo.-Ella se llama Lucero.
El muchacho la vio con sorpresa, su voz denotaba alegría. No siempre era así cuando tenía esos raros sueños premonitorios.
-En la tarde iremos a ver a Circe.- agregó Olivia.
-¿Segura? Ella no sabe como se llamara, y tu no eres tan buen con los secretos.- le recordó.
Tenia razón, y se lo hizo saber, pero tampoco quería dejar pasar tanto tiempo sin ir a verla. Bufo, y tiro su cuerpo hacia atrás, dando un leve quejido.
-Bien, la llamare para saber como esta, le haré algo de comer e iré mañana después de dar clases.- organizó en voz alta lo que haría.-¿Vendrás conmigo?
Asintió en silencio con una gran sonrisa en su rostro. Se quedaron unos minutos mas allí, abrazados y viendo como la lluvia parecía no querer detenerse.
•
Circe, quien aprendió a percibir las energías mágicas, se acercó a la puerta antes que pudieran tocar. Del otro lado se encontró con Marius quien la vio con sorpresa y alegría, y se dejo abrazar por la pelirroja.
-Hola pequeña.- saludo pasando con rapidez una mano sobre la barriga de la hechicera.-¿Cómo la trata hoy señora Hestigio?
Esta río, vio su panza y puso cara de circunstancia.
-Ha pateado todo el día, pero bien.- respondió.-Ya deja de decirme así, me haces sentir anciana.
-¿Anciana? ¿Usted?
Aquello solo hizo reír aún mas a Circe, lo que significaba que de verdad estaba teniendo un buen día, pese a que ello significara no poder trabajar su jardín o que hija estuviese todo el día inquieta.
-¿Dónde esta mi otra niña?- preguntó cuando detuvo la risa.
-Ella . . .
Marius vio a todos lados, con la esperanza que llegara.
-Veo que se le ha hecho tarde en la escuela.- continuó.
-Bien, la esperemos dentro, harás algo para que tomemos.- dijo Circe, haciéndose a un lado.-Y hablemos, quiero saber cuando Livi dejara ese departamento tan feo, hace mucho frío ¿Cómo hace en invierno?
Al cabo de media hora la bruja entro a la casa. Su rostro rojo indicaba que estuvo corriendo, y sus brazos ocupados con muchas cosas de la escuela, y la cena para su mamá, era una clara señal que la retuvieron en el trabajo.
Llego a la cocina, sonrió al ver a Circe en buena compañía. Dejó todo a un lado y se acercó para saludarla.
-Hola mami.- dijo alegre.
Se agachó y plantó un beso en la barriga de la misma.
-Hola pequeña alíen.
-Te dije que no le dijeras así.- le regañó.-¿Cómo estas? Por cierto hay una sorpresa durmiendo arriba.
Sin responder nada, salió corriendo al cuarto de arriba. Desde el comedor se pudo oír el grito de alegría. Con mas calma bajo las escaleras, hablándole a su pequeña hermana.
-¿Cómo estas mi pequeño sol? ¿Cuándo dirás Livi?- le preguntaba a la niña que sonreía con su voz.
Al volver a la cocina se sentó al lado de Marius, quien no podía quitarle la mirada de encima, mucho menos borrar la sonrisa de su cara.
La saludo con un beso en la mejilla, y a Ámbar despeinado su fina cabellera.
-Tu papá dijo que ira por ella en la noche.- contó.-¿Podrás? Arabella dijo que ha estado muy inquieta, pero la veo bien.
Olivia solo asentía a lo que Circe decía. No podía dejar de hacerle caras raras a Ámbar, y esta cada tanto carcajeaba.
Tras dejar de lado todo lo que se debía decir por la niña, se pusieron a charlar de lo que se les ocurriera. Desde cuando se iba a mudar de aquel departamento heredado por papá, hasta sobre la comida que hizo el día anterior.
-No hace falta que lo comas.- murmuró Marius.
Olivia lo vio ofendida y negó con la cabeza.
-Alíen ama mi comida, y mamá también.- se defendió.
Circe, quien se pudo haber quejado por el apodo que le puso a su hija, solo se les quedo viendo. Lejos de ser como Hisirdoux, a ella no le costo nada aceptar a Marius, y le agradaba que al fin se dieran cuentas de sus sentimientos.
Si Olivia era feliz, ella también lo era.
•
Recién caía la noche, Olivia se encontraba leyéndole un cuento a su pequeña hermana, que lento iba cayendo en el sueño. Cada tanto Ambar se emocionaba viendo alguna ilustración del libro, gritaba a la par que golpeaba las paginas. Pero ahora solo daba algunos cabezazos dejándose llevar por la voz de la mayor.
De repente suena su celular, y sin muchas ganas de romper con la atmosfera del momento le pide a Marius que atienda por ella. Tras uno minutos, y una charla escueta, corta y va a sentarse al lado de las hermanas.
Guardo silencio, sin dejar de verlas.
Horas atrás la mas joven de las Casperan andaba a los gritos, caminando de manera peligrosa de un lado a otro, y siendo perseguida por la mayor que gritaba a su par atemorizada de que su primer diente de leche se cayera por culpa de un accidente. Ahora en paz, costaba creer que esas dos eran las mismas de antes.
-Era tu papá.- dijo al fin cuando Olivia levanto la mirada.-Dijo si podías estar con ella hasta mañana a la mañana, sino que la lleves a Francia.
Olivia no se iba a arriesgar a viajar con una beba, tampoco negaría pasar una noche con ella, no era la primera, y dudaba que fuera la ultima vez.
-¿Aun te duelen los rulos?- pregunto ella, pasando una mano por la cabellera oscura de su novio.
Este detuvo su mano justo cuando paso por la mejilla, y ambos compartieron sonrisas cansadas.
-No, ya me acostumbre, la vez pasada hizo lo mismo.
-Cierto.- dio una risilla.-Le gusta tu pelo.
-Veo que también le gusta tu voz, se esta durmiendo.- señalo.-¿Podrás con ella esta noche?
Olivia vio a Ambar, y dio un suspiro de amor.
-Ve tranquilo, esta niña no podrá conmigo.- respondió con cierto entusiasmo.
Marius se despidió de ella con un fugaz beso, y de la mas pequeña con una mas delicado sobre su cabellera rubia. Olivia se quedo viendo por un momento la entrada, sin notar que aun seguía sonriendo. Era un efecto que se quedaba por unos minutos, y le agrada mucho.
Se saltaron la cena, y ahora las hermanas estaban sumergidas en un sueño profundo. Olivia sabia a que se arriesgaba al ir a la cama sin comer, asumió la responsabilidad de tener que despertar en la madrugada para que Ambar comiera, y ella también de paso.
Además de la fina lluvia, también se oían sus respiraciones, sobre todo la de la mayor. No pensaba que estuviera tan cansada, pero se quedo dormida en un parpadeo, mucho menos tardo en entrar en sus sueños.
Ahora se encontrada bajo una espesa oscuridad. No recordaba cuando fue la ultima vez que estuvo en la nada misma dentro de su cabeza, o si es que alguna vez soñó con algo así. De lo que si estaba segura es que no le gustaba, y que pronto entraría en un estado de miedo.
Le era dificil buscar calmarse cuando todo a su al redero parecía un liquido espeso que no le permitia salir a la superficie a tomar la mas mínima gota de aire. Se sentía como en una gran piscina, la presión la aplastaba, le ahogaba y no le permitía moverse.
Se agito sin control, y fue ahí que vio un brillo plateado sobre su cabeza, como su alrededor se volvia mas liviano. Aunque la frase de no seguir la luz se repetia en su cabeza, era hasta ese momento la unica forma de escapar de ahí.
Un fuerte rayo partio el cielo oscuro, y Olivia desperto tomando grandes bocanadas de aire, con ello también el desenfrenado llanto de su pequeña hermana.
•
Recién sentaba a Ámbar en su silla para que comiera algo. Tardo al menos media hora en calmar su llanto, y el propio, aunque no se notara tenia muchas ganas de hacerlo.
Alguien llamo a la puerta, y esta corrió y abrió sin detenerse a preguntar.
-¿Qué ha pasado con tu cabello?- preguntó su invitada nocturna.
-¿Marius no te contó? Me crece cuando entro en crisis.- explicó muy por encima.-Gracias por venir Peggy.
Sin dejar que saludara a Ambar la llevó a su cuarto, y le contó lo sucedió. La bruja mayor escuchaba con atención, tratando de seguirle el hilo a su relato.
-Quizas solo fue otro mal sueño, te crece el pelo si tienes mucho miedo, también puedes ver imágenes vividas.- trato de encontrarle una explicación Peggy.
Pero ambas estaban seguras que aquello no fue parte de la imaginación y que cada sueño de las brujas oníricas tienen un significado.
-¿Sabias que Baltimore indujo a que tu madre tuviera visiones? A lo mejor él sepa algo.
Olivia la vio un tanto dudosa.
-Escucha, se lo que es estar en el reino de las sombras, y lo que me dices esta lejos de serlo.- explicó para que se tranquilizara.-Tambien puede ser cansancio, creo que necesitas vacaciones.- añadió.
Olivia se sentó en el borde de la cama, y tiro su largo cabello hacia atrás, dando una profunda exhalación.
-Puede que tengas razón.- dijo dando una sonrisa cansada.-No le digas a mi mamá sobre esto, por favor.
Peggy se sentó a un lado, y tomó un largo mechón, para luego dar una risilla.
-¿Necesitas una mano?
Antes que pudiera decir algo, un fuerte ruido que llegaba desde la cocina las alertó. Al llegar, se encontraron con Ámbar cubierta con su cena, y riendo divertida.
-Creo que voy a necesitar varias.- respondió Olivia.
Tras hacer dormir a una pulcra Ámbar, y cortar una gran cantidad de cabello, Peggy no aguantó guardar un par de comentarios, solo se resistió a no señalar una que otra marcas que descubrió en su cuello luego de pasar la tijera.
-Si vas hacer algo estúpido, no lo hagas sola.- dijo, llamando la atención de la bruja.
-Yo, no planeaba hacerlo sola.- dijo Olivia.
•
No fue muy difícil convencer a Marius que la acompañara a ver a un viejo amigo.
Pese a que estaban a nada de convivir, los viernes en la noche ella se iba, y él no tenia idea de lo que hacia.
-Algún secreto hay que tener.- le solía decir cuando la curiosidad empujaba a su novio a hacer preguntas hasta el cansancio, sin obtener una respuesta clara.
Llegaron a la ciudad de New York en la tarde. Se habían propuesto no caer necesariamente en donde debían ir, sino tomarse un tiempo para pasear, o ir en metro. Olivia buscaba retrasar su llegada, segura de que no le dirían nada bueno, o algo útil.
-Bien, así que los viernes en la noche, vienes a un barrio tranquilo, a verte con un viejo amigo.- repaso en voz alta.
Paso su brazo por el hombro de Olivia, y se llevó una mirada divertida por su parte.
-¿Qué es lo que percibo en el aire?- indagó a modo de burla Olivia.
-Estoy en todo mi derecho.- respondió con una leve risa.-Te quiero y confio en vos hasta con los ojos cerrados pero ...
-Sin peros, porque estoy segura de que te reirás cuando lo descubras.- le interrumpió.
-Si te ríes más con él me muero.- dijo sin ocultar su drama.
Olivia se abrazo a su cintura, y lo jalo para que empezara a caminar.
-Cálmate un poco.
Subieron las escaleras hasta el tercer piso. El edificio era cómodo, no tenia tantos pisos, y tampoco era habitado por demasiada gente, o al menos eso daba a entender el silencio del lugar.
Olivia toco la puerta, y al cabo de unos minutos se hizo presente su amigo. Para sorpresa de Marius ya lo conocía.
-¿El fotógrafo?
-Y tu eres él de la boda.- respondió este, sonriendo y guiñándole un ojo a Olivia.
Se puso al lado de la bruja, y le dio un leve codazo.
-Ojitos te tenía oculto.- agregó.
-No es cierto.- trató de defenderse.
Sin dejar que siguiera hablando los hizo entrar, y desapareció dentro de un cuarto para volver con un libro y una portátil.
-Aposte a que terminarían juntos.- dijo.-Mas aún después de esta foto.
La foto era de Marius y Olivia bailando en la boda de Arabella. Ambos se veían enfrascados en una conversación con sonrisas difíciles de ocultar.
-Si, Arabella, la novia, me pidió que la guarde solo para ella.- contó.-Pero les puedo hacer una copia.
Marius y Olivia se quedaron viendo la pantalla, tras una breve apreciación accedieron a tener una copia. Ya tenían fotos de ambos en sus departamentos, pero no una donde se podía apreciar el genuino momento donde todo comenzó.
-¿A qué vienen?- preguntó interrumpiendo la admiración. -Hoy no es viernes de ...
-Espera, no lo digas.- exclamo Olivia interrumpiendo.
Marius pego un brinco ante la exaltación de la muchacha. Se cruzó de brazos y la vio serio.
-¿Viernes de que?- exigió saber Marius.
Olivia vio nerviosa a su amigo.
-Tienes razón, te engañó con John.- respondió con evidentes nervios.
-¿Qué?- preguntó Marius confundido, buscando serenidad, pese a que nada le ayudaba en ese momento.
La mirada verde de John brilló al oírla, y su cara fue tornándose tan roja como su cabellera.
-No es cierto.- exclamó nervioso.-Jugamos a calabozos y dragones, ella es lady Plata, la pitonisa.- añadió.
Marius llevo su mirada a Olivia quien cubría la vergüenza en su cara.
-¿Prefieres decir que me engañas antes de que sepa que eres una nerd?- indagó.-Después dice que soy yo el dramático.
-¡Me acabas de decir ñoña!- señalo casi a los gritos.-Tu no eres menos ñoño que yo.
Marius dio una leve risa, se acerco a ella, y la tomó de las mejillas sonrojadas, para luego darle un beso.
-No, tu eres mas ñoña.- insistió tras el beso.
Olivia guardó silencio, y se quedó con una sonrisa pintada, sin poder dejar de verlo. Hasta que John tosió nervioso para hacerse notar.
-Yo, mmmh, lo siento.- aclaró su voz Olivia.-A ti por la tonta mentira, y a ti por involucrarte.
-Lo de calabozos y dragones es mi carta por lo de la no novia de hace un año.- murmuró Marius, sin evitar sonreír.
—Para que no haya mas confusión también estan Sasha y Fred.— añadió John, dando una risa nerviosa.
Cuando la charla sobre el tema principal se quiso dar, Marius los detuvo con la intensión de recaudar información sobre el pasado universitario de Olivia, o al menos saber porque recurrir a un simple mortal.
-Entonces tu eres un humano o ...
-Soy brujo.- dijo John pasándoles una bebida.
Marius sonrió y movió su cabeza con aprobación.
-Ojala que quienes lo supieran me vieran así.- agregó.
-Solo su abuela es mágica.- dijo Olivia dándole un sorbo a su refresco.
-La magia se ha saltado una generación, y mi madre no es buena aceptado lo diferente.- continuó.
Marius bajo un poco su sonrisa, no era la primera vez que escuchaba algo así o sentía aquel sentimiento de desamparó por no ser humano.
-Lo bueno es que con el tiempo vamos haciendo nuestras propias familias.- dijo y vio a Olivia.
Ella sonrió, y sus ojos brillaron ante la emoción. Debía darle la razón.
-A veces solo importa lo bueno que uno provoca para ser una familia.- añadió, y tomo su mano.-Razón por la cuál adopte a John.- añadió.
Rieron por el comentario, y siguieron hablando sobre el tiempo pasado. Aunque Olivia no estaba tan segura de querer seguir oyendo sobre su antigua vida universitaria.
-Si hubiera ido contigo, hubiese cargado tus libros a todos lados.- dijo Marius coqueto.
-No era popular, solo agradable ...
-Y la favorita de varios.- agregó John.
-Hubiese cargado tus libros.- insistió Marius.-Estoy seguro que fueron muchos libros.
Antes que siguieran molestándola por ser una alumna estrella, Marius los detuvo.
-Entonces tu le regalaste esa espantosa remera de Greendale.- señalo emocionado.
-¿Aún la tienes?- John río.-La usaba hasta en las largas maratones de estudio.
-La conservó, es un lindo regalo.- señalo Olivia.-Muy bien, hicimos sociales, sabes lo que hago los viernes, es hora que hablemos de sueños.
Pese a tener el libro que buscaba frente a él, insistió en que aun estaba en su cuarto. Se fue, dejando la pareja a solas, quienes compartieron miradas graciosas por el suceso.
-Me cae bien.- dijo Marius.
-Perdón por ocultar mi ñoñes.
Olivia tomo su mano, llevándose su atención.
-Si quieres te invitamos.- añadió dando una gran sonrisa.
Marius sabia que lo invitaba por compromiso, y que su culpa era auténtica.
-No, esta bien.- tomo su mano y planto un beso en esta.-Tienes razón puedo ser algo nerd, pero tampoco para tanto.- agregó haciendo reír a la chica.
-Eres un tonto.- murmuró.
Se acercó para besarlo, sin embargo John llegó afligido por no encontrar el libro. Olivia lo tomo y lo agitó frente suyo, haciendo que diera un suspiro de alivio.
-Gracias ojitos.
-No se como has sobrevivido solo siendo tan distraído.- dijo Olivia.
Ella sonrió y provocó una risa nerviosa en su amigo.
-Tengo un sistema.- respondió.
-Lo se, aún recuerdo tu cientos de alarmas y notas.- hizo aparecer una nota entre sus dedos.-"Sacar la botella de vidrio del congelador ".— leyó.—Recuerdo que no lo hiciste.
John volvió a reír y rasco su nuca nervioso.
—Mejor dejemos los recuerdos para otro día.— dijo, y de un chasquido quemó la nota.
Tomó el libro, y busco una página que hablaba sobre los sueños, mas en específico aquellos que estaban relacionados con la oscuridad y el reino de la sombras.
-¿Por qué tienes eso?- preguntó Marius.
John vio el libro, y se encogió de hombros.
-Supongo que por la madre de mi abuela.
-¿Y ella es?
-Ah, Morgana.- respondió con cierta ligereza.
Marius tosió sorprendido a escuchar ese nombre, y llevo su mirada a Olivia para ver si esta reaccionaba de alguna manera, pero ella se veía tranquila, como si aquel nombre no surtiera ningún efecto en ella.
-Morgana era la madre, la maestra de Peggy.- conto, ahora si lo veían.-Margarita es mi mamá.- añadió.
Tras caerle la ficha, Olivia se sorprendió tanto como su novio.
-Igual que Arabella.- exclamo.-Y Ámbar es como ustedes, un nieto de Morgana.- agrego.
Sus ojos brillaban emocionados, puesto que no siempre se topaban con esas coincidencias. Aun sentía que había mas como ellos, y que debía conocerlos a todos.
—Me gustaría conocer algún nieto u otro hijo de Merlín.— suspiro.
Al cabo de unos minutos, cuando se calmaron, John les enseño la pagina del libro. Allí tocaban el tema sobre los sueños oscuros.
-Según esto, creo que viste el futuro, pero en un lugar raro.- conto.
-¿Raro?
-Si, desde el lugar de la persona que lo vivira.- respondió.
Olivia recordó que lo soñado parecía una especie de cárcel, y sufría con quien estaba encerrado en esa extraña oscuridad.
-Esas sombras, o lo que sea en donde estuviste, me suena a una cárcel.- dijo John.-Leí que a algunos seres mágicos lo ponen en sitios donde no les da ni el sol o el aire, porque son . . .
-¿Peligrosos?- pregunto preocupado Marius.
John asintió, y no dijo mas nada.
-¿La luz que vi? Porque vi una.- pregunto preocupada Olivia.
-Yo, no quiero decir sin saber, pero seguro era tu ruta de escape.- respondió aunque no sonara tan certero.
Se levanto, y fue hasta la cocina. Volvió con un saco de té negro. Tanto Olivia como Marius lo vieron confundido.
-Si quieres volver a entrar en ese momento toma esto.- le paso el saquito.-Con un solo sorbo induce al sueño que tu quieras.
Olivia lo tomo, y se le quedo viendo. Esa era la estupidez que Peggy le dijo que no hiciera sola, pero ante sus ojos era algo que debía hacer por su cuenta. La sola idea de beber hasta la ultima gota de aquel té quemaba su mente, y el saquito la palma de su mano. Pero eso no era lo único que quemaba, sino la mirada de Marius sobre ella.
El silencio de la bruja solo indicaba una cosa.
•
El viaje de vuelta, además de corto fue silencioso.
Se encontraban en la entrada del departamento de Olivia, tomados de la manos, y cada uno apoyado de un lado del marco de la puerta.
-¿Segura que no quieres que me quede?- pregunto rompiendo el silencio.
Olivia, dio un paso al frente, y lo abrazo por la cintura, sin apartar la mirada de la suya.
-Olivia.- volvió a llamarla.-Sino quieres que me preocupes, no lo estarías logrando.
-Lo siento, mon amour.- hablo.-Pero quiero hacerlo sola.
-¿Si?
-Ya tuve sueños horribles estando sola.- sonrió, tratando de dar cierta calma.
Marius la envolvió con los brazos, tratando de creer cada palabras que salía de su boca, pese a no ser muchas.
-No importa la hora, solo llámame si necesitas ayuda.- murmuró.
Olivia lo soltó, y se estiró para alcanzar sus labios, y plantar un beso en estos. Marius la tomo de las mejillas, y prolongo aquel beso, como si fuese la peor de las despedidas.
Se dijeron adiós, y Olivia entro para ir directo a la cocina a hacer el té.
En su cama, se quedo viendo la taza con aquel brebaje oscuro. Su aroma era apestoso, una mezcla entre hojas secas y limón, y esperaba que su sabor no fuera tan terrible. Ni la miel mas espesa fue capaz de endulzar aquel liquido. No había preparado mucho pero estaba segura que aquello le provocaría arcadas.
-Muy bien, hasta el fondo.- dijo, y se mando la taza a los labios.
Mientras lo bebía, se enfocaba a donde quería volver a soñar, y evitaba que cualquier otra imagen se interpusiera con su destino final. Tras la ultima gota, y dejar la taza a un lado, se acostó, y espero a dormirse.
En cuestión de minutos se durmió.
Al abrir los ojos noto que estaba en un lugar oscuro. Esta vez su cuerpo era liviano, y podía moverse a todos lados. No veía, ni escuchaba ni sentía nada. Nado por la nada misma, en busca de alguna señal. Por momentos llego a pensar que en un futuro aquel personaje estaba libre, y de alguna manera, bien.
Hasta que un llanto de lamento rompió con el silencio del lugar. Se detuvo en seco, la angustia crecía tanto en su interior, como por fuera. La oscuridad se hacia cada vez mas densa, y empujaba su cuerpo hacia abajo, hasta quedar en el frio suelo.
De repente, aquel llanto desgarrador, lento, se fue transformando en una macabra risa.
Y se detuvo.
-Es hora que despiertes luciérnaga.- dijo una mujer extraña.
Un fuerte resplandor verde la encandilo, y Olivia abrió sus ojos. Paso una mano por su mejilla, y la noto empapada en lagrimas. No estaba agitada, ni tenia miedo. Se sentó, y tomo su celular para llamar alguien.
-Hola ¿Podrías venir? Por favor.- pidió tratando de contener el llanto.
Al cabo de media hora, se encontraban como noches atrás, ella abrazada a Marius, viendo como la lluvia pasaba a ser agua nieve, pero aquello no los hacías felices, o al menos no a Olivia. El sueño le había provocado una gran angustia que le quito el habla, y solo le permitía llorar.
-Lo resolveremos.- se limito a decir Marius.
•
Varios años después.
Afuera de un aula de la Secundaria Arcadia Oaks, se encontraba un grupo de adolescente esperando a que llegara su maestra, y entre estos estaba Ámbar. La joven Casperan suspiraba enojada, hasta llamar la atención de se amiga Josefina, que pese a ser un año mayor también esperaba por la post clases.
-Tonto Strickler, me reprobó la tarea, no es justo.- se quejo en voz alta.
-¿Dónde no es justo? Odias historia y no estudias, a mi me parece justo que te hagan hacer la tarea de nuevo.- alego la de cabellos castaños.
Ámbar rodo los ojos, y bufo ante sus comentario.
-Tu eres inteligente ¿Qué haces acá?
-Mejorar mi algebra, sumar puntos, quiero ir a una buena universidad.- respondió con una sonrisa de orgullo.
A ella se les unió Peter Domzalski, haciendo que Ámbar se quejara aun mas.
-Tu tampoco deberías estar acá.- señalo.
-Es cierto, pero me agrada la maestra, y también quiero sumar punto.- le guiño un ojo.
Antes que Ámbar le pudiera decir algo, por la puerta del patio apareció su maestra, quien venia hablando con una joven de cabellos largos y blancos, y un muchacho pelinegro. Al reconocerlos, corrió hasta ellos, y salto a los brazos de la peliblanca.
-Hasta que llegas ¿Por qué tardas tantos? Me hare vieja, quiero disfrutar el verano.- se quejo, sin soltar a la muchacha.
-Antes que nada, dentro de la escuela soy tu maestra, no tu hermana.- le reprocho Olivia con una sonrisa.-Y segundo fui por Lucero y Jack.- agrego.
Les ordeno a todos que ingresaran, y ya dentro del aula los dividió. A Ámbar, Josefina y Peter por lado, mientras que por el otro Lucero junto con Jackson. A estos dos les dio tareas aparte, primero, porque su hermana ingresaría al otro día a clases, y al hijo de Zoe porque debía hacer un ensayo para un taller.
-Jack, debes escribir sobre esto.- le paso un libro.
-¿Rebelión en la Granja? ¿No es complicado?
-Lo veremos cuando lea el ensayo.- respondió.-Y tu Lucerito lee esto.
Jackson vio el libro que le paso, y frunció el ceño, pero cuando se quiso quejar, Olivia había tomado rumbo a resto de los alumnos.
-No lo puedo creer, Orgullo y Prejuicio.- se quejo llevándose la atención de su compañera.
-¿Qué tiene?- pregunto por lo bajo con una fina voz.
Sin embargo Jackson no le respondió.
—Que grosero.— murmuró con las mejillas encendidas.
Olivia le repartió tareas, y se encargo de hablar con su hermana menor, quien no paraba de quejarse, y señalar que ella no debía estar ahí.
-El día que no hagas renegar a tu maestro de historia, y estés aquí, tendremos estas esta discusión.- dijo Olivia.-Es sobre Peloponeso . . .
-Es desde antes de Cristo ¿Dónde es divertido?
-Viste, ya tienes por donde arrancar, después te daré una mano en casa.- agrego.
Olvidándose sobre sus limites, le dio un beso en la frente.
-Olivia.- chillo, mientras sus mejillas se ponían rojas.
Al cabo de unos minutos, cuando todos estaban enfocados en sus tareas, alguien llamo a la puerta, y Olivia fue a recibirlo.
-Hola.- saludo y salió afuera.-Hola pequeño.
Le dio un beso en la mejilla, y luego se agacho a saludar a pequeño perro que acompañaba a Marius.
-¿Salieron a pasear? ¿Sin mi?
Este rio, y luego paro, para ver con cierta preocupación a la bruja.
-¿Tu papá o mamá ya volvieron del Consejo?- pregunto.-Se supone que Peggy volvería ayer, pero aun no.
-Aun no he hablado, pero seguro se retrasaron, o bueno es lo que me dijo Baltimore cuando fui por Lucero.- respondió.
A ellos, igual de preocupado, se les acerco Strickler, quien parecía no tener mejores noticias.
-Señorita Casperan.- llamo.-Veo que la clase recién empieza.
-¿Ocurre algo Walt?- pregunto preocupada.
-Le sugiero que vuelvan a sus casas, porque desde el Mercadotroll me llego el rumor de que algo ha escapado.— respondió.—Quizas no es nada malo pero por seguridad.
Olivia y Marius se vieron con preocupación, y como si estuviesen conectados, pensaron en la pesadillas de años atrás.
-Seguro es una coincidencia.- dijo Marius, aunque no sonaba muy seguro.
-Si, pero igual nos iremos.
A ella también le costaba creer que aquello fuera una simple coincidencia.
★★★
Holis ¿Cómo les va? Espero que bien u.u
Este capítulo es súper largo, y evoluciona de la peor manera posible, lo siento.
Igual no deja de ser un lindo capítulo.
John fue el fotógrafo que Circe y Peggy secuestraron. Al menos tiene un buen ojo y sacó una foto preciosa donde no se notaba que recién la dejaban a Olivia.
Hoy etiquete a la amiga fanfictioner67 por todos lados 👀
En fin que decir ✨besito besitos, chau chau✨
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