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6, tres veces si.

Fue la última en quedarse dormida, una parte suya temía que si cerraba los ojos no los volvería abrir de vuelta, y era un riesgo que no estaba dispuesta a correr.

Se despertó primera horas mas tarde al sentir una mirada sobre ella. Cuando abrió los ojos, Circe la miraba muy fijo. Gritaron al mismo tiempo, olvidándose que estaban en un hospital, y los pacientes debían descansar. Tras unos segundos de silenciosos, se echaron a reír, terminando de despertar a Hisirdoux y Zoe.

—Cuando me dijeron lo que paso, yo no lo podía creer. Estas tan despierta.— dijo tratando de ocultar las lágrimas.—Yo...

Cubrió su cara para evitar que viera sus lágrimas. Arabella salio de entre las sabanas, y gateo hasta donde estaba la hechicera ocultado su emoción. La abrazo con fuerza, y Circe lloro con más energía.

—Oh Circe, ya no llores, estoy bien.— trato de consolarla al sentir sus lágrimas.—Estoy tan feliz de verte al fin.

—Trabajo acá, aproveche para visitarte.— contó, alejándose un poco, para secar la humedad de su rostro, y darle una gran sonrisa.

Mientras se ponían un poco al día, y esperaban el alta, los otros dos compañeros de cuarto se fueron al departamento donde estaría Arabella.

Circe no podía dejar de verla, aún en silencio, cuando no había mas nada que decir, no le podía, ni quería quitar los ojos de encima. Estaba segura, al igual que el resto, que despertaría con el pasar de cien años, no diez. Nadie lo esperaba.

—Estoy alegre que este bien.— dijo tomando su mano.—Sería genial que no te estuvieran persiguiendo, que pudieran disfrutar esa paz que tanto deseaste.

—Y así sucederá, siempre resuelvo estos problemas, casi siempre de buena forma.— reflexionó dándole una sonrisa de alivio, a pesar que no creía mucho en sus palabras.

La Dr. Lake fue a revisar una vez mas a Arabella, para luego darle el alta. Barbara estaba alegre con la presencia de la bruja, pero la prefería fuera del hospital.

Zoe fue por ella. Le llevó su ropa, antes que pusiera un pie fuera, la roció con perfume para quitarle el aroma al hospital.

—Sabes que odio estos lugares.— agregó para cuando la rubia paro de toser a causa de la fragancia a vainilla que inundaba sus fosas nasales.—Igual te conviene darte un baño.

Se despidieron de la doctora y Circe, y salieron de aquel lugar tan blanco.

Lo primero que hizo Arabella fue cubrir sus ojos del sol, y tomar una gran bocanada de aire que infló su pecho. El cantar de las aves, el sonido de una ciudad pequeña, el cielo azul, todo, la hacia sentir viva luego de estar tanto tiempo dormida.

—¿Lista?

—Siempre.— respondió dando los primeros pasos. 

Al llegar a su antiguo departamento, que nadie quiso ocupar con la excusa de que era de mala suerte, Arabella se detuvo en la entrada. Como con todo, extrañaba ese lugar, después de Camelot, ese sitio pudo llamar hogar.

  Su admiración del momento fue interrumpido por un griterío del otro lado, se daba una extraña discusión entre Hisirdoux y White, ninguno sonaba muy amigable.

—Devuelve eso a su lugar.— ordenaba Hisirdoux.

— Obligame, enano.— se escuchaba la voz de desafío de su familiar.

Antes que pasara a peores entro al departamento, solo para encontrarse a los dos discutiendo por un almohadón. La rubia cubrió su boca con las mano, y en cuestión de segundos se río por la escenas. Al escuchar la melódica risa de su familiar, white se le tiró encima.

—Oh, mi brujita.— chilló de la emoción la gran serpiente.

—White, te extrañe mucho, me hacías mucha falta.— sollozo Arabella abrazándola con mucha fuerte.

Aquella primer noche solas no fue la pesadilla que Arabella esperaba. La compañía de White le alcanzó para dormir segura, remontándola a esas épocas donde eran solo ellas dos, y cuidaban mutuamente sus espaldas, pese a que la bruja se dormía primero.

—Todo a su tiempo.— murmuro White frente al secreto que le oculta desde tiempo inmemorables.

El primer mes de Arabella despierta fue una locura, debía ponerse al día con todo. En diez años habían sucedidos muchas cosas, y debía aprender otras tantas de vuelta. Había recuperado sus libros, y empezó clases de magia, otra vez, junto con Olivia, teniendo a Baba como maestra.
Ciento de veces trató de convencer a White para que vuelva a ser una felina, pero esta se negaba. Al final del día bruja y familiar dormían en la misma cama sin separarse.

—No dejare que hagas una tontería de vuelta.— le decía cada noche White.—Te vigilaré.

—Eso es lindo y tenebroso. Te extrañe. — respondió alegre abrazando el frío y escamoso cuerpo de la serpiente albina.

Averiguó junto con Baltimore y Baba como reparar lo que una vez supo sacrificar a los veinte años. Iba a ser algo doloroso y tortuoso, pero era un riesgo que estaba dispuesta a correr. Deseaba con todo su ser poder sanar rápido, hacer que las plantas vivan por mas tiempo en sus manos, que no mueran tan rápido.

Estar con Hisirdoux, despertar a su lado cada mañana, había despertado en ella la otra razón por la cual buscaba sanar eso que se rompió tiempo atrás. Con él quería formar una familia, hacerla aun mas grande de lo que era.

Por momentos Arabella olvidaba que su cabeza tenía precio. Se olvidaba que algo podía salir muy mal, y se dedicaba a disfrutar el placer de estar fuera de la tumba de cristal.

Con el tiempo, Hisirdoux dormía mas en el departamento de Arabella que en el suyo. Le gustaba verla hacer de cenar lo que leía en libros o internet, le gustaba prepararle el café en la mañana con esas tostadas carbonizadas que nunca sacaba antes del calor, era un ritual que tenían, y eso le agradaba. Al igual que verla despertar, porque siempre se dormía primero, o la mas tonta rutina como lavarse los dientes junto a ella en su pequeño baño.

Arabella le había propuesta que sean pareja, después de novecientos años de idas y vueltas, para ambos era la primera vez que convivían en paz sin altercados.

—Quiero que seas mi novio.— le supo decir una tarde de vuelta al departamento.—Se que es una tontería, pero no quiero perder mas tiempo, quiero que seamos pareja.

Hisirdoux había frenado en seco ante sus palabras. La vio por un instante, el verano se notaba en su piel bronceada, en su cabello rubio un tanto volátil por la sequedad que la sal del mar de horas atrás le había producido. No lo notó hasta ese entonces pero Arabella se veía radiante, y llena de vida, él tampoco quería perder más tiempo.

—¿Qué me dices? Me siento tonta.— insistió Arabella, dándole la espalda. —Lo se es ridículo, haz de cue...

Antes que pudiera decir algo mas, o que saliera corriendo, la beso en los labios, un tanto seco por el calor. Era dulce y lento, como si fuera el primer beso que se daban. Casi vivían juntos, las muestras de cariño eran el combustible de todos los días, sin embargo aquel beso no era como otros, este daba inició a algo que nunca se permitieron, una relación.

—Esto, vamos a festejarlo.— le propuso, mordiendo su labio, y poniendo aquella mirada que hacia que Arabella gritara por dentro.

 Le era inevitable no sentirse enamorada cada vez que lo veía. Era la primera vez, luego de cientos de años, que se sentía así, tan segura de sus sentimientos. Viendolo, recordó todo el apoyo que este le brindo, y todos problemas que tuvieron, entonces supo que no quería eso. No quería más esas mentiras para ver quién protegía mejor al otro. 

 No quería proteger a quienes amaba alejándolos de su lado, no más. 

—No perdamos mas el tiempo, mi hechicero punk.— respondió tomando una de las manos que acariciaba su cintura.—Me gusta esto.

—A mi también.— dijo apretando con más fuerza su mano.

Estaba entrando en una rutina, y por primera vez en su vida no le desagradaba la idea.

Trabajaba en la biblioteca junto con Baba.

Almorzaba con Circe.

Hacia encantamientos con Zoe.

Estudiaba junto con Olivia.

Hablaba hasta el cansancio con Baltimore, aunque él solo escuchara, y se pierda en mitad de un mar de ideas y palabras.

Vivía junto con Hisirdoux, y sus tostadas oscuras. 

A pesar que siempre algo se repetía como cenar con Hisirdoux porque ambos no se veían hasta muy tarde, aún le quedaba tiempo para hacer cosas que nunca antes hizo por falta de tiempo, como escapar con Circe y Zoe a una playa en otra parte del mundo o aprender sobre tecnología fuera de este mundo con Krel, quien era con él único que le costaba entablar una conversación sin que alguno se exaspere rápido.

Al fin abrazaba la paz que tanto buscaba, y no pretendía dejarla ir.

Una mañana, en la que Hisirdoux no solo amaneció mucho antes, sino que mas cariñoso de lo normal, Arabella despertó a causa de sus besos y de un mal presentimiento que inundaba su mente mas haya del cariño que estaba recibiendo.

Habían pasado al menos un año de noviazgo oficial, en donde nada malo sucedió respecto a lo que Nenet comentó, sin embargo esa mañana Arabella ya no se sentía tan segura como días atrás segura.

—Hoy pasara algo malo.— comento tras despertar, mientras sentía que los besos de Hisirdoux se paseaban de su cuello hasta sus clavículas, y como sus manos le hacían cosquillas sobre su vientre bajo.—¿Puedes detenerte? Esto es serio.— lo detuvo tomando su mano.

—Si, solo no me arranques la mano, la necesito para mucho.— respondió soltando el agarre.

—Lo siento, es que de verdad hoy va a pasar algo malo.— insistió, a pesar de no saber cual era la razón por la cual sentía que ese presentimiento crecía mas y mas.

Se sentó para ver que Arabella tenía cara de enojada, mas un tanto preocupada. Se hundía cada vez mas en la cama, abrazando el acolchado con mas fuerza, lo que solo indicaba algo.

—No, no te quedaras todo el día en cama, es sábado, afuera esta hermoso. — espeto, tratando de sacarle la colcha de encima.—White, ayúdame, se quiere quedar encerrada todo el día.

La serpiente los veía con gracias desde lo mas alto de un mueble. Disfrutaba verlos discutir como si fuera dos grandes tontos. Extrañaba verlos de esa manera, y no tanto como los solía recordar; su paciencia se le había agotado, y en su último encuentro al rededor de 1940 prefirió no ir a presenciar las discusiones y llantos de un rompimiento. 

—Le prometiste a Clara y Jim que hoy cuidarías a la bebe humana.— le recordó White desde lo alto.

Rio aun mas alto cuando escuchó a Arabella lanzar un fuerte quejido contra su familiar. Había olvidado que les iban a dar una mano al recientes papás.

Maria Josefina llegó justo como las visiones de Olivia predijeron. El día que Jim le contó, su sorpresa no fue fingida, porque llegó a olvidar aquello, y su felicidad fue genuina.

El tema sobre el mal presentimiento no se volvió a tocar, aunque por dentro Arabella insistía que algo malo sucedería, solo que no se lo diría a los padres de María Josefina, para no sumarles una preocupación.

Tras el almuerzo, el primero en varios días donde no se veían durante ese horario, fueron por la bebe.

Jim y Clara tenían asuntos que atender fuera de Arcadia, mas que necesitaban un descanso. No habían planificado tener un hijo, ni siquiera tenían en mente casarse o formar una familia tan rápido, a pesar de los años que llevaban juntos.

Tras recoger a la niña, habían planificado ir a la plaza a pasar el día bajo el tibio sol de la primavera. Se recostaron sobre el suave pasto, y ambos quedaron hipnotizado por María Josefina. Josefina había tomado mas de su papá que de su mamá, lo que hacia que Clara bromeara acerca del asunto y sostenía que lo que su hija tenía de ella era la magia y que aun no se expresaba.

—Cuando al fin me recupere, y todo este como deba estar, quiero un hijo.— confeso, viendo a la niña jugar con las luces de su magia.—Contigo.— le aclaró.

Eso lo tomó por sorpresa, en sus novecientos años, las veces que hablaron sobre tener hijo, siempre terminaba en nada, pero esta era la primera vez que Arabella lo hablaba con total naturalidad.

—Eso me encantaría.— respondió a su propuesta, dándole un suave beso en la frente.

La tarde paso amena, entre charlas, risas, momentos de silencio donde cada uno estaba en un mundo distinto sin quitarle los ojos de encima a María Josefina, quien iba de la risa al sueño en cuestión de minutos.

—Arabella.— la llamo Hisirdoux, al verla que se quedaba dormida junto con la bebe.—No estaría entendiendo esta parte del libro ¿La lees por mi? De verdad que se me hace difícil, y quiero saber tu opinión.

La bruja lo vio por el rabillo del ojo, nunca le pedía ese tipo de tareas, principalmente porque ambos leían libros por completo diferentes. Cuando lo tomo, Hisirdoux le pidió que lo leyera en voz alta.

—Veamos que dice.- dijo enfocando su mirada en el libro. Aclaró su garganta y se puso a leer en voz alta su contenido.

La página era rara, manuscrita, pero estaba cosida al libro como todas las otras. A demás de estar señalada la parte que según el no entendida con resaltador claro.

-Querida dama de cabellos color sol, en este nuevo mundo que vivimos no me quiero imaginar mas días sin ti, porque ya los viví, y la verdad que contigo es todo un poco mas rosa, brillante y alocado; le das el sabor que a mis comidas les falta, y la alegría a los días grises ; no quiero dar mas vueltas, porque de esto estoy muy seguro.- se freno por el palpitar de su corazón, tomo aire muy profundo una vez mas, y continuó la lectura.-¿Te gustaría casarte conmigo? Esta vez de verdad.- finalizó la lectura casi en un susurro.

Llevo su mirada a Hisirdoux que puso frente suyo una cajita de terciopelo rojo, abierta, dejando ver la sortija dentro.

Se sentó de golpe tras la lectura, sintiendo como su corazón golpeaba cada vez mas fuerte dentro de su pecho. Hisirdoux le sonreía desde abajo, su mirada parecía resplandecer con el sol del atardecer.

—¿Qué me dices?— le preguntó tomando el libro antes que cayera de sus manos.

—¡Si, me encantaría!— respondió en un grito que retumbó por todos lado, provocando que María riera.

—Menos mal que saliste de la cama.— comentó aliviado tras un beso.—Cuando dejemos a esta niña con la abuela, podemos terminar lo que hoy quise comenzar.

—Quizás solo fue un mal sueño.— respondió, dándole una beso.

Sin embargo aquel mal presentimiento, no estaba tan lejos de ser cierto. Por mas que quisiera evitarlo, el pensamiento estaba allí.

★★★

 Hola, hola, y hola ¿Cómo les va? 

 Le tuve que mostrar la parte de la propuesta a otra amiga para ver mis niveles de romance/emoción ¿Bien no? Cada vez que lo leo es como, OhMayGad me quiero casar (específicamente con Douxie) 

 Me he comido la cabeza con este capítulo, es como todo lo lindo antes del mal presentimiento. Me he aguantado para no subir spoiler. 

 No sé que más decir, espero que le haya llegado al corazón. Por cierto, hoy voy a subir un relato que estaría entre los primeros meses de este capítulo, aún que tengo otros relatos que van durante este año el que voy subir hoy es como ✨✨✨

 Sin más que decir, nos vemos más tarde, besitos besitos, chau chau. 

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