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13, Una boda en invierno.

Un año mas tarde.

Arabella amaba las fiestas, eran la situación ideal para no ocultarse ante nada. A Desdemona la maldijo en medio de un baile en Rusia, al igual que un par de victimas mas.

Lo que no le gustaba de los grandes encuentros sociales era esa parte oculta que nadie ve, la organización. Si fuera por ella todo lo habría hecho de un día para otro, hasta se hubiera casado con su típico vestido rosa.

Le dio una oportunidad a las tradiciones mundanas y dejo que lo hicieran de la manera mas humana posible. Olivia no le iba permitir algo sencillo.

Tras su jornada laboral en la biblioteca junto con Baba, se veía con Olivia e Hisirdoux para almorzar, y seguir hablando de la planificación de la boda.

Muchas ideas eran bien recibidas al igual que bien descartadas. Lo único que no pudieron cambiar era la fecha en invierno, Arabella así lo quería, y ningún mal augurio le haría cambiar de opinión.

  La planificación parecía ser sencilla, o al menos Olivia les hacia sentir eso.

Lo mas complicado fue la búsqueda del vestido. Nada le gustaba a Arabella, y sus acompañantes, en sexta visita, ya estaban perdiendo la cabeza.

—Era muy largo.

—Ni loca usaba corsé.

—No quería verse como una princesa.

—Era muy pesado.

Y cientos de excusas similares pero con diferentes palabras.

Con Circe y Clara fue sencillo escoger uno, y con Arabella se convirtió en toda una odisea. Llegando con tres diseño por completos diferentes al día de la boda.

Por suerte los dramas de la boda se quedaban fuera del departamento, tras un mutuo acuerdo entre la pareja.

—Eso si, tu apellido va al lado del mío, si quieres usar el mío bien, pero nadie va a reemplazar a Pericles.- le aclaró unas semanas antes de la fiesta.-Si yo entro en crisis y quiero verte, tu vienes que yo no creo en eso de la mala suerte. Estoy curada como dice Olivia.

-Si, y si.- respondió ante las demandas de la brujas, que se lavaba los dientes a su lado.-Tu también, si escuchas que estoy por colapsar con el traje puesto, vienés de inmediato.

-Hecho, aquí nadie deja a la suerte a nadie.- recalco Arabella, estrechando la mano libre de Hisirdoux.

-¿Ya te decidiste por el vestido?- pregunto por pura curiosidad, para cuando voltio hacia Arabella, esta salió corriendo del pequeño cubículo que era el baño.-Tomare eso como un no.

Así fue como el día de la boda llego, aún sin entender bien porque habian elegido una fecha en invierno para casarse. A pesar que estaba terminando la estacion, el frio aun era parte del dia a dia.

Decidieron que todo se haría en la ciudad de New York; la ceremonia en la puerta de la entrada de la antigua biblioteca de Baba, y la fiesta en un salón, que nadie supo como es que Olivia llego a obtener para esa fecha tan especifica.

-Nadie se casa en invierno.- aclaro ante la duda de todos.-Solo los dementes hacen una fiesta con este frio.

Durante la mañana de la boda, en una sala apartada de la gran biblioteca, se encontraba Arabella y Zoe. Un cuarto que la rubia apreciaba, porque tenia una gran ventanal que mostraba la ciudad, y dejaba pasar la luz cálida de la mañana invernal.

 Ella tampoco entendía porque había elegido casarse en esa estación, estaba claro que odia el frio, le traía recuerdos de su cruel pasado, y lo mal que se solía sentir cuando estaba sola, sin la compañía de otro ser que no sea su familiar.  

—También odio el frio ¿Recuerdas ese invierno donde no podíamos prender fuego?— pregunto White durante el desayuno.

—El peor invierno de todo.— respondió Arabella, tiritando ante el recuerdo.—¿Qué me quieres con esto, me trataras de loca?

—No, entiendo porque lo haces.

—¿Si?

—Si bruja tonta, somos familia, y vivimos muchos crueles inviernos.— dijo White saltando a su regazo.—Es normal que le quieras dar un significando mas lindo que solo sufrir la falta de calidez. 

 Arabella la vio con la mirada lagrimosa, y la abrazo, y White se dejo abrazar. 

—Contigo nunca me falto calidez.— le susurro a la gata.

—Lo se, conmigo nunca te falto nada.— le dio la razón.

 Zoe la saco de sus pensamientos tras darle los último detalles al maquillaje de Arabella.

—Muy buen, futura señora Casperan, esto ya esta listo.— señalo Zoe.

Por un instante Arabella se quedo viendo su propio reflejo, la peli rosa habia remarcado bastante la marca bajo su ojo con un suave color rosa.

No podía dejar de verse, de alguna forma no se reconocía.

-Después de hoy, no maquillare mas esta cicatriz.- aclaró viendo a Zoe a través del reflejo.-Me canse de taparla, creo que es momento de dejarla ser ¿Qué dices?

-Hazlo, creo que debes darle un respiro.- le respondió plantando un beso en su sien.

Tras el maquillaje se dispusieron a esperar a las demás damas de honor. Arabella veía nerviosa el reloj, habían pasado diez minutos de la hora pactada, y eso le consumía por dentro.

-¿Por qué nadie llega? ¿Es hoy la boda?- pregunto preocupada viendo a Zoe que dormitaba a su lado.-¿Esto es cierto? ¿Desperté realmente, o estoy soñando?

-Tranquila, esto no es un sueño, ya van a llegar, mejor aprovecha la calma antes del huracán.- respondió a las dudas de Arabella, quien hacia todo lo que estaba a su alcance para tranquilizarse, como lo estaba Zoe.

Siez minutos más tarde, por la puerta entro dando pasos inseguros María Josefina, acompañada por Clara, Circe, las dos amigas que presenciaron la boda de la pelirroja, y Olivia, quien paso por encima de todas apurada por lo tarde que se le había hecho.

-Lo siento, lo siento, tuve problemas con tus tres vestidos.- se excuso la castaña, dejando tres bolsas de telas sobre la cama.

Con un movimiento de mano, los tres diseños se desempaquetaron solos y colgaron frente al gran espejo que estaba a un lado de la cama.

-Debes elegir uno.- insistió Circe.

Arabella salió de la cama, para dirigirse frente al espejo, los vio con cuidado, inspecciono de arriba a bajo. Eras tres modelos bastante diferente entre ellos, elegidos por la misma persona.

-No lo se, creo que ninguno.- concluyó con suma paz, haciendo que las demás involucradas dieran un grito de desesperación.

A las única que les daba gracia la situación era Zoe que cargaba en brazos a María, quien no dejaba de reír por la escena.

En torno a la bruja se armo una revuelta, donde le pusieron los vestidos, con sus velos, y la hicieron verse en el espejo, preguntándole si así se imaginaba frente a quien seria su futuro esposo.

Arabella solo negaba con la cabeza.

Tras una hora, todas se sentaron en la cama, a excepción de Olivia, que caminaba de una punta a la otra analizando la situación.

-Elegi los vestido, porque todas se emocionaban al verlo.- respondió a la pregunta que las involucradas pensaron, pero ninguna se atrevió a formular.-Yo me hubiera quedado con el corto.

-Esta bien, ya entendí.- dijo Olivia parando en seco, frente a la rubia.-Odio ser el hada madrina.

Busco en su bolso un lápiz muy decorado que transformó en una varita, artefacto que usa para hacer los portales de mensajería mágica. La sacudió, y la vara empezó a brillar.

-Ponte cualquier vestido, y parate ahí.- le ordenó a Arabella.

La bruja le hizo caso, se puso el diseño que mas les gustaba, y caminó hasta la otra bruja, que veía con pena el vestido que pronto sería otro.

-Livi, di la frase del hada de cenicienta.- susurro Zoe, llevándose la mirada de disgusto de la castaña.-Por Jojo, dale.

Olivia rodó los ojos, y bufo ante el pedido de Zoe, volviendo su mirada a Arabella que estaba ansiosa por ver su magia.

-Como quieras.- dijo agitando la varita plateada.-¡Bibbidi-Bobbidi-Boo!

Una luz plateada fue escalando por el las inmensas capas del vestido, hasta que término por cubrir a la bruja. El aura mágica se disipó, dejando particulas brillantes en el aire, y a Arabella que no quería abrir los ojos.

-Vamos, fíjate como te quedo.- le dijo Clara por lo bajo, con emoción en su voz.

Aun con los ojos cerrados camino al espejo, y lo que el reflejo le devolvió la dejo muda de la sorpresa. El vestido quedo igual de vaporoso, corto hasta mitad del muslo, mangas de princesa, y un escote corazón.

El único lujo que se permitió Olivia fue la larga falda de encaje de tonalidades cálidas.

Movió la cadera a ambos lados, y giro sobre sus talones, para notar todo el brillo que desprendía, era realmente mágico, y Arabella estaba emocionada.

-Esto es hermoso Julia.— agradeció Arabella caminando hasta la mas joven.— Gracias, eres excelente con la magia.— agregó dándole un fuerte abrazo.

Al soltarla, festejó juntos con el resto de las acompañantes. Olivia sonrió aliviada al ver a la novia tan alegre con el vestido.

-Bien hecho Julia, eres una genio.- susurro Zoe a la castaña, que las veía a lo lejos.

-Nadie me llama por mi segundo nombre.— le aclaró viéndola por encima.—Mi magia no seria nada sin tu ayuda.— agregó dándole una sonrisa.

—Date un poco de crédito Olivia.— dijo poniéndose a su lado.—Pero si, gracias a mi eres genial.

Tras una larga hora luchando contra el sedoso cabello de Arabella, entre que sacaba y volvía a poner el vestido porque le falta la ropa interior y los dos tipos de medias para que no se congelará, estaba lista.

—Por cierto, tus zapatos.— dijo Zoe pasándole unos tacones aguja fucsias llenos de brillos.

—Gracias.— susurro nerviosa Arabella.

—Muy bien andando.— ordenó Olivia, haciendo que todas marcharan.—Todavía nos debemos vestir damas.

Aun debía esperar a Jim, quien andaba renegando con su hija y Nari a la vez.

Estaba sola, con una mezcla de miedo, calma, nervios, y hambre. Hasta que un suave golpe a la puerta hizo que sus nervios sean mas grande que el resto de sentimientos.

-Te ves bien.- le dijo el cazatroll entrando al cuarto.-¿Lista? Baltimore nos espera.

Solo asintió con la cabeza. De camino a encontrarse con Baltimore, Jim se desvío para llevarla a donde estaba Hisirdoux esperando.

Al verla su mirada dio un brillo azul de la emoción, sin embargo cerro los ojos con rapidez.

—Se que querías tradición, pero debo darte esto antes de todo.— dijo nervioso acercándose con los ojo cerrados.

—Estas precioso.— susurro Arabella cuando el pelinegro se puso detrás de ella.—No creo en la mala suerte, deberías verme.

Arabella no podía creer el nivel de coincidencia de los estilos, Hisirdoux le había prácticamente prohibido que vea aun que sea la camisa de su traje. Las única que tenia conocimiento de eso era Olivia, Circe y Zoe.

Pese al frio del día se decidió por algo mas informal, y no tan clásico como estaba acostumbrado al usar traje. Lo quería sin saco negro, pero su hija se negó al darle ese gusto, ya de por si iba sin corbata como para restarle algo mas.

—Shhh, no me provoques.— dijo Hisirdoux dando una risa.

Saco algo de su bolsillo, y con un esfuerzo sobrehumano, le puso un cadenita de oro con una piedra verde similar al collar que le obsequio Morgana.

La mirada de Arabella se llenó de agua que amenazaba el maquillaje de Zoe.

Giro con rapidez y lo abrazó, ya no le importaba mas nada.

—Solo necesita un nuevo conjuro de protección.— le aclaró abrazándola con mas fuerza.

-No, así esta bien, ya estoy a salvo.- susurro sin soltarlo.-Gracias por este hermoso regalo, y por todo.

Sin decir mas nada Hisirdoux la dejo antes que llegara Circe junto con Baltimore.

-Te dije que iba a hacer algo con su vestido.- le susurró el brujo a la hechicera, cuando se asomaron.-Ahora me debes una cena.

—Tu siempre teniendo la razón.

Fue con Arabella, le acomodó el vestido y la abrazo sin poder evitar llorar.

—Levanta los pies al caminar, no quiero que tropieces.— sugirió tras el abrazo.—Te amo y quiero que seas feliz, mas todavía.

—Circe, me harás llorar.— balbuceo Arabella.

—Si tu lloras, yo lloro.— dijo Circe con la voz entrecortada.

Baltimore se interpuso antes que el lugar se llenará de lágrimas, y le dijo que vaya con las demás.

Ahora eran solo Arabella, Jim y Baltimore.

—¿Crees que Galaga me hubiese acompañado? ¿Sería feliz con esto?— preguntó tomando el brazo del brujo.

—Sabe que tomaste la decisión correcta, si eres feliz, él también.— respondió sin quitar la mirada del frente.

—¿Tu...?

Baltimore solo le dio una leve sonrisa,  la emoción la abrumó, y no pudo evitar dar un salto en el lugar para descargar todo lo que sentía su cuerpo.

Tomo el brazo de sus acompañantes y esbozó una gran sonrisa.

-¿Lista?- preguntó Baltimore al sentir la fuerza del agarre de Arabella.

-Siempre.- respondió con nervios dando un paso al frente a la par que Jim abría la puerta.

Los separaba el frío pasillo de la inmensa biblioteca, repletos de pétalos. Era un camino largo hasta los invitados que la veían asombrados. Pero ella solo se pudo fija en Hisirdoux.

A lo lejos se noto el azul de su magia en sus ojos, y como trataba de contener la emoción, igual que ella. Y como cada vez que lo veía, sabía que estaba en el momento correcto de su vida. 

Arabella se olvido de las lentas tradiciones, estuvo congelada en el tiempo por once años, estaba harta de la lentitud. Soltó los brazos de Jim y Baltimore, para correr donde estaba Hisirdoux para recibirla con los brazos abiertos, como cada encuentro en sus historias.

Se festejó el encuentro, y Baba los hizo callar para dar inicio a la ceremonia.

—Bruja de vasija, maestro hechicero, si que han hecho renegar a los astro.- anunció Baba, haciendo que todos rieran.-Ahora serios.- se pausó para verlos, se aclaró la garganta y siguió.- ¿Juran, amarse, respetarse, protegerse, ser el uno para el otro? ¿Aun mas de lo que ya hicieron?

—Con tal de dar contigo en cualquier vida, daría vuelta cada piedra de esta tierra.— dijo Hisirdoux tomando su mano para luego ponerle el anillo.—¿Sabes por qué?

—Porque tu y yo cariño, estamos destinados a ser.— respondió Arabella con voz quebradiza mientras le ponía el anillo.—Contigo encuentro paz.— musito.

-Y yo locura contigo.- susurro Hisirdoux.-Eso me agrada mucho.

Baba suspiro emocionada al verlos, era quien mas deseaba verlos juntos.

-Por el poder que me concede la historia misma y la ciudad de New York, los declaro marido y mujer.- dijo emocionada, haciendo que la biblioteca brillara.-Ya pueden besarse.
Arabella no espero ni un segundo mas que lo tomo de las solapas del traje, y lo atrajo a sus labios.

Ese beso era como el de cada reencuentro, escandaloso, dulce y que hacia que la magia brotara y flotara en el aire.

La biblioteca se lleno de esa magia azul y rosa y provocó que todos se levantaran a aplaudir y festejar a los recién casado. Hisirdoux la tomo de la cintura, y la hizo girar, sin tener la intención de romper aquellos que los unía.

-Esto es real, señor Casperan de Pericles.- susurró Arabella tras el beso.

-Esto es real, señora Pericles de Casperan.- repitió dando una sonrisa de alivio.

Unas horas mas tarde, en la pequeña fiesta que Olivia había organizado, luego de la cena y su primer baile, donde cada quien estaba haciendo de las suyas, Arabella estaba sentada junto con Hisirdoux, viendo a sus amigos.

Hacia unos minutos que Circe los había dejados solo, que Olivia dejo de seguir la planificación, Jim y Clara estaban bailando solos en medio de la pista, mientras que Nenet cuidaba a Josefina y Nari junto con su novia, y algunos otros seguían comiendo.

El primer momento de la noche en que eran solo ellos, y ambos disfrutaban tanto sus compañías, como ver a sus amigos pasándola bien.

-¿Te acuerdas del día en que dijimos menos mal que no nos casamos?- preguntó Hisirdoux viendo sus manos entrelazadas sobre la mesa.

-Si, el mismo día que dijiste que arruinaba todo.- contestó Arabella dando una risa de cansancio.-¿Qué hay con ese día?

-Nada, solo que nunca imagine que estaríamos juntos después de todo.- respondió con cierta nostalgia, viendo a la rubia que parecía que pronto se iba a dormir por el cansancio.-¿Esto, todo esto, tu y yo, es real?

Arabella lo vio, con la misma nostalgia con la que él hablaba, se despabilo para besarlo, al final ella también se cuestionaba lo mismo ¿Qué tan real es todo? Ambos tenían miedo a la respuesta.

-Es tan cierto como tu lo creas.- respondió tras el beso, dando un suave suspiro.

 Unos minutos mas tarde, la pareja decidió que era momento de marcharse, sin antes hacer lo que Arabella siempre quiso hacer en una boda, lanzar el ramo. Junto a todas, solteras o no, las observo, midiendo el movimiento que debía hacer, se puso de espaldas, y lo lanzo sin siquiera contar hasta tres. 

 Aquel adorno de flores en diferentes tonos de rosa, cayo en las manos nerviosas de Olivia, que prácticamente encegueció a todas con el brillo de sus ojos.  

—Esto no es cierto.— dijo consternadas Olivia. 

—No te preocupes amiga, conseguirás a alguien que pueda con tus nervios.— dijo Clara, pasando un brazo por su hombro.—Ahora disfruta la fiesta que organizaste. 

 Nadie lo había notado, pero los recién casados ya no estaban presentes, y lo que resto de la noche continuo sin ellos.  


★★★

 Hola, buenas, buenas, buenas ¿Cómo les va?

 Ver tantas pelis tontas de bodas sirvió de algo. Igual esta muy fuera de lo tradicional, es que no soy amiga de eso. 

 En fin, que momento mas feliz, sin nada malo (o sea si paso algo, pero no lo sabrán por momento, por las dudas no involucra al nuevo matrimonio)

 Después de mucho tiempo, Arabella al fin se casa, por todos los brujos, un día para la historia.

 El vestido de la doña esta en mi Ig, y cuando la historia llegue a su fin (dentro de dos capítulos y un epilogo) verán todo. Porque hasta dibujo de Circe y Peggy hice pero aun no lo publique. 

 Si me da la cabeza, escribo sobre la fiesta, sino hasta la próxima. Besitos besitos, chau chau. 

 Que sean felices, y gracias por estar con la bruja loca hasta el día de hoy. 

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