Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXII

En cuanto a Azir formuló dicha pregunta, todos nos miramos como si en nuestros rostros nos cuestionáramos si de verdad era una pregunta. O tal vez porque tuvimos la ilusión de que alguien levantaría la mano y diría: «yo sé dónde está».

—Creo que es obvio que no sabemos —le recordó Xiel de manera pausada y mulada como quien intenta entrar en razón a una persona que está cometiendo alguna locura. Azir no era un demente, pero su pregunta había sido tan absurda que no lo descarté.

—Ya lo sé, solo quería ver si caían en la trampa —reclamó usando el tono de «no me tomes por tonto».

—No quieras ir de listo conmigo, Azir, sé que hiciste esa pregunta porque...

Empecé a impacientarme. Si íbamos a perder el tiempo en discusiones fraternales absurdas, mejor trabajaba sola, de todas formas, había hecho bastantes hallazgos sin ayuda, seguro que conseguiría información sobre el símbolo.

Estuve a punto de levantarme y decirle a las chicas que nos largáramos de allí, pero la curiosidad se interpuso a cualquier impulso o pensamiento. Debía contrastar información con los Revecks sobre Skyler, tal vez así conseguía algo nuevo.

Carraspeé para distraer a los hermanos que seguían discutiendo. Cuando logré que se callaran antes de que mi garganta se hiciera trizas, todos me prestaron atención.

—¿No es mejor empezar creando una línea de tiempo que cuente los hechos y de ahí complementamos con información?

Mi sugerencia trajo de regreso la sonrisa de Azir.

—Bien pensado, Harrell. Me gusta tu ingenio. —Tanta adulación me haría sonrojar, vaya. Pero, dejando de lado el sarcasmo, me agradó que por fin se callaran. Azir recorrió a los demás y con su voz de político «bienqueda» les hablo—: ¿Ustedes qué dicen?

—Pienso que es una buena idea para contrastar información —opinó Shellay. Estaba agarrando confianza, aunque su postura seguía siendo la de una chica tímida: encorvada y jugueteando con sus dedos, huyendo de cualquier mirada intimidante.

—Hagamos caso a Harrell, se nota que le va esto de las investigaciones —le siguió Rita.

Yo le agradecí internamente. Mi orgullo y confianza, ese que se había esfumado después de enterarme que Dreeven solamente me había usado para vengarse de Skyler cuando se enteró de la infidelidad, cobraron una fuerza poderosa que me motivó a levantarme y tomar el mando. Caminé hasta Azir y le regalé la misma sonrisa desagradable que él formaba.

—Yo estaré a cargo a partir de ahora —dictaminé. Pasé de él hacia una enorme pizarra blanca con ruedas al final de la cabaña—. Tú escribes.

—No seré tu asistente. —Tener que escribir de verdad tuvo que estresarlo demasiado, de lo contrario no se hubiera colocado tan a la defensiva. Blanqueé los ojos en desaprobación, y él le dirigió una mirada a Xiel—. ¿Qué tal tienes tus dedos, hermanito?

Xiel se levantó de mala gana, pasó junto a su hermano amenazando con una mirada cargada de odio y se posicionó al otro extremo de la pizarra, con un marcador negro en la mano. Ambos de pie ahí parecíamos dos estudiantes a punto de hacer una exposición sobre algún tema equis.

Es probable que Rita pensara en lo mismo.

—Qué cuchis —dijo al vernos—. ¿Y dónde está el profesor?

—Yo los evaluaré. —Azir engrosó la voz, fingiendo ser un maestro. Se sentó en una silla, casi junto a la única puerta, lo que me dio mala espina. Muy gracioso y todo, pero ¿y si esperaba distraernos para luego cometer alguna fechoría? Con disimulo palpé la navaja en mi bolsillo en lo que él añadía—: Bien, Harrell, la pizarra y mi hermano son todos tuyos.

Xiel levantó el dedo corazón a su hermano al mismo tiempo que Rita y Shellay rieron. Mazz, por otro lado, se veía impaciente, con deseos de expresarlo todo en su pizarra. Decidí empezar... pero ¿desde dónde?

Mierda, ya me había puesto nerviosa. Abrí los labios para emitir alguna palabra sin conseguir hallar una razonable que iniciara con nuestro asunto. Mi cabeza se volvió una maraña de sinsentidos, el corazón me latió con fuerza y... El sonido chillón del marcador recorriendo la pizarra pausó mi caos interno. Xiel había dibujado una larga línea horizontal.

—Lista la línea de tiempo.

Agradecí internamente la ayuda, aunque no lucía como si lo hubiera hecho en mi ayuda, sino para que nuestra estancia en la cabaña se acortara.

Inspiré hondo y hablé:

—Será una línea de seguimiento. Por cuestiones de inundaciones debido a las constantes lluvias, el colegio fue cerrado temporalmente por seguridad, ¿cierto? —Si mi padre me hubiera visto estaría con el pecho inflado de orgullo, qué lindo inicio. Frente a mi pregunta, todos asintieron—. Esa noche, lunes 19, los estudiantes de último año, decidieron hacer una fiesta en el hotel La Cumbre.

Xiel colocó la fecha al inicio de la línea, le añadió la ubicación y el motivo.

—Entre ellos asistió Skyler. —Mazz gimió al escuchar su nombre, como si le doliera que la mencionara—. También asistió su novio, Dreeven. —Tragué de golpe después de que mi voz sonara extraña al juntar las palabras «novio» y «Dreeven»—. Y muchos más estudiantes del colegio. Rita y Shell pueden confirmarlo. —Ambas asintieron—. Fue en la madrugada del martes 20, que se les vio a la pareja discutir, aunque no sabemos los motivos. Se dice...

—¿Se dice o lo supones porque te sale del nabo? —objetó Azir.

—Un poco de ambas —admití.

—Estaré muy interesado de saber por qué —rio—. Pero, continúa.

Omití su interrupción.

—Dicen que en esta discusión cortaron, y esto llevó a que Skyler se volviera un retrete de alcohol. —Esa comparación le gustó a Rita, pues fue la única que soltó una carcajada alta y seca—. Y se volvió un fastidio para su nueva mejor amiga: Rebecca. A eso de las 3:30 Becca y su novio, Zachary, fueron a dejar a Skyler a la entrada. ¿Por qué? Seguro que «alguien» iría a recogerla, pero de eso hablaremos después...

—De eso y del motivo de su discusión —agregó Xiel, quien llevaba los datos más relevantes escritos en la pizarra—. Es importante saber si en esa discusión Skyler halló el motivo suficiente para tomar una drástica decisión.

Yo, en ese momento, sentí que el estómago se me revolvía, y no precisamente por lo que había desayunado esa mañana, más bien porque algo me decía a gritos que en esa discusión me nombraron a mí. No quería que la responsabilidad y culpa cayeran sobre mis hombros.

—Eh... sí —le di la razón porque sí—. Al poco tiempo después de que Rebecca, Zachary y Skyler bajaron a la entrada del hotel, la pareja regresó a la habitación rentada porque Skyler vomitó a Becca, así que, a partir de ese momento, Skyler se quedó sola esperando por la persona que la recogería. Las cámaras la grabaron una última vez tratando que estar en pie. Desde ese momento, nunca más se supo de ella.

Xiel finalizó la línea con un signo de interrogación.

—Ahora, pasemos a los datos importantes: vestimenta, suposiciones, sospechosos y sucesos extraños.

Rita me interrumpió.

—Define lo último.

—El incendio en el hotel, el símbolo...

La pelirroja se llevó una mano al pecho, sopesando lo dramático que sonaba eso.

A decir verdad, sin todas esas casualidades que unían los incendios con el símbolo, jamás los hubiera denominado «sucesos extraños», sino más bien coincidencias extrañas basadas en hechos científicos. Sin embargo, pronto me daría cuenta que muchas cosas que ocurrían en Norwick Hill no tenían explicación lógica alguna.

—Sobre la vestimenta... —Esto ya lo sabía, pero quería contrastar información. Miré a las chicas— ¿Recuerdan específicamente qué llevaba puesto?

—Ropa carísima que nos presumía en la cara, como siempre —se quejó Rita y cruzó los brazos sobre su pecho echándose hacia atrás. Mazz volteó a verla enseguida con las cejas hundidas, visiblemente molesto por el comentario.

—Tienes que ser más específica —le regañó Xiel, en un tono de «me aburre todo».

—Aguarden un momento —zanjó Azir.

Se colocó de pie y se dirigió a uno de los muebles apolillados que se encontraba cerca de la puerta. Allí se agachó, abrió las puertas dejando ver el desorden inmundo que había dentro, metió los brazos y sacó una especie de libro grande. Al hacerlo, algunas de las fotos de Skyler que antes colgaban en la pared de la cabaña cayeron al suelo. Esto me llevó a pensar que los idiotas no se ocuparon de botar lo que Mazz coleccionaba, sino que habían amontonado todo en los muebles.

—Le tomé una fotografía aquella tarde —nos dijo en lo que abría la libreta. Sacó una foto hecha con su cámara instantánea y se la pasó a las chicas para que la rotaran.

—¿Por qué le tomaste una foto? —le cuestionó Rita, entre la confusión y el asco.

—Me gusta tomarle foto a todo, no importa quién o qué sea —Se encogió de hombros Azir. Sus hermanos no cuestionaron su respuesta; y tampoco yo, porque fue la misma que me dijo en el bosque.

—Es la misma ropa de la fiesta —confirmó Shellay, pasándole la foto a Mazz.

Mazz observó la foto un momento y luego pasó su dedo por la figura de Skyler, tal vez, añorando que regresara. Fue el que más tiempo la retuvo, en silencio, cabizbajo, deseoso de tenerla para toda la vida.

Estiré mi mano para exigirle que me la pasara. Él accedió sin siquiera mirarme.

Me di el tiempo de observar la fotografía. Skyler llevaba puesta la misma ropa que su padre me describió.

No pude seguir observándola. Me produjo cierto dolor estomacal hacerlo. Le tendí la foto a Xiel y él la recibió con cuidado. A diferencia de todos los demás, ni siquiera la miró.

—¿En qué momento le tomaste esa foto, Azir? —pregunté.

—Cuando iba caminando por la calle —respondió sin darle importancia.

—¿Viste hacia dónde iba o si habló con alguien? —insistí.

—Hablaba por teléfono, pero por obvias razones no tengo idea de con quién. ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio?

La idea de ser el único al que le hacía las preguntas sacó su verdadera personalidad. Había conseguido fastidiarlo, un mérito importante ya que su estúpida sonrisa de suficiencia ya no estaba. Me di por victoriosa y seguí con su hermano.

—Antes de hacer suposiciones hay que tener en cuenta lo que Skyler hizo antes de la fiesta —expliqué—. ¿Mazz, tú sabes algo?

El Reveck silencioso escribió en la pizarra:

La vi hablando con el oficial.

Mis alertas se encendieron al instante.

—¿Terence? —Mazz asintió— Ese bastardo hijo del demonio.

Unas ganas inmensas de propinarle insultos más bajos me invadió, pero por el bien de los oídos presentes me contuve.

—¿Qué pasa con ese hombre? —preguntó Shellay.

Yo miré a Mazz. Ambos sabíamos qué pasaba con ese «hombre».

—Skyler alguna vez mencionó que este tipo la estaba acosando o algo por el estilo —respondí, omitiendo muchísimos detalles. Persistí en obtener más información de Mazz— ¿Fue una charla larga? ¿Cómo se veía ella?

Mazz respondió:

Fue una charla larga. Ella se veía molesta y él también.

Una vez leímos todos, borró lo escrito para añadir:

Él le tocó el hombro y ella lo apartó de un manotazo. No le gustó al poli.

M imaginé aquella escena y solo pude decir con los ojos entrecerrados:

—Sospechoso.

Rita tomó la palabra:

—La pudo estar regañando por cualquier cosa. —Actuó escéptica—. No veo por qué es tan importante eso.

—Porque hay algo más —le respondió Xiel. Cuando me volví hacia él, agregó—: ¿No es así?

Uy, me había descubierto. ¿Tan obvia había sido? Me dije en una nota rápida y mental que debía practicar un poco la sutileza, ser más audaz a la hora de plantear cuestionamientos y no entusiasmarme tanto.

—Sí —admití con pesar—. Pero no sé si deba decirlo, es algo personal de ella.

—Estamos aquí para buscarla, ¿no? —increpó Azir— Cualquier información es importante y mientras más lo sepamos, mejor.

Odiaba tener que hacer alusión a Terence y mis conocimientos, porque contar de más llevaría a preguntas como «¿de dónde sacaste esa información?» o «¿cómo supiste eso?» y si me veía demasiado pillada confesaría tarde o temprano que tenía en mi posesión el diario de Skyler.

Sin embargo, también tenía a mi favor el poder de la amistad... aunque Skyler y yo ya no fuéramos amigas.

—Está bien... Lo diré por su bien. —Suspiré con dramatismo—. Terence estuvo amenazando a Skyler y extorsionándola después de que la pilló robando en una tienda. O algo así me contó ella. —Puse énfasis en lo último, así omitía explicaciones—. Esto pasó hace tiempo. Skyler se aburrió de esto y amenazó con decirle lo que «tenían» a su esposa y a su jefe.

Mis sospechas cobraron más sentido para todos.

—«Piensa mal y acertarás» —citó Shellay.

—Si nos ponemos a pensar mal, Terence pudo hacerle algo a Skyler por haberlo amenazado —supuso Rita— Si esa discusión en la tarde trató de eso...

—Pudo aprovecharse de que ella estaba ebria para hacerle algo —concluyó Azir.

—Pero Terence es policía —siguió cuestionando la pelirroja—. Debe saber que actuar así de impulsivo le traerá problemas.

—Quizá esperaba el momento perfecto —dije yo.

—¿Qué hay de su auto? —Le siguió Shellay, también sin creer del todo— Un auto de policía es muy notorio.

Le di la razón en eso.

—Primero hay que averiguar sobre la discusión que tuvieron —alenté—. Y no hay que descartarlo.

Con esto le di una mirada rápida a Xiel. Él, como si leyera mi mente, colocó un subtítulo que decía «SOSPECHOSOS» y colocó a Terence debajo junto a los motivos.

La línea de tiempo estaba tomando forma.

—Genial, ya tenemos a un sospechoso. —Los ánimos de Azir volvieron—. ¿Quién sigue?

El rostro de la persona que me había traicionado figuró en mis pensamientos y una sed de venganza me atacó.

—Dreeven —pronuncié alto y sin titubear, inconsciente de lo que podría causar.

El rostro de Azir se desfiguró.

—Es nuestro hermano —dijo como argumento para salir en su defensa.

—Y es sospechoso —afirmé—. Las parejas de las personas desaparecidas tienden a ser las culpables, así que...

Un estrepitoso golpe en una de las paredes de la cabaña no permitió que siguiera con mi justificación. Me tragué las palabras al mismo tiempo que un grito ahogado me atacó. Rita y Shellay gritaron al unísono y se abrazaron en busca de refugio. Mazz saltó en el sofá, lo que provocó que su pizarra y marcador cayeran al piso. Azir se colocó de pie, alerta. Y, por último, Xiel se colocó a la defensiva, mirando a todos lados.

—¿Qué fue eso? —interrogué tras un silencio.

Mi voz trajo de nuevo ese maldito golpe. Esta vez fue más fuerte y duradero, como si la cosa que estuviera merodeando la cabaña tuviera unas garras y las afilara en la madera. Fue espeluznante, de otro mundo. Había algo que gritaba peligro afuera.

—¿Mazz? —interrogó Azir, ahora asustado. El chico negó con la cabeza en respuesta— ¿Xiel?

—No me mires a mí —le respondió él, dando un paso al frente.

Las chicas se colocaron de pie y corrieron hacia mí mientras yo intentaba meter mi temblorosa mano al bolsillo para sacar la navaja.

Más ruidos afuera. El viento corrió.

—¿Qué demonios? —Mi voz era un soplo de angustia.

Xiel se posicionó frente a nosotras, con los brazos extendidos, protegiéndonos.

—Está enojado... —dijo Azir—, pero ¿por qué?

—Calla —le ordenó su hermano.

Azir nos miró.

—Xiel...

Pero tampoco pudo hablar. Su voz fue solapada por la puerta abriéndose de golpe. Todo el viento entró a la cabaña y nos despeinó. Fue como si nos encontráramos en la boca de la tormenta.

Nos quedamos expectantes viendo qué horror aparecería por la puerta. Yo apreté mi navaja con fuerza, dispuesta a lanzarme al ataque de ser necesario.

La madera crujió. Se oyeron pasos y, de pronto, un rostro familiar se asomó.

—¡Voll!

El Chico de los cigarros. Qué ganas me dieron de que se atragantara con uno el desgraciado.

Entró riendo porque, cómo no, la escena debía ser muy graciosa para él.

—¿Me extrañaron? —Todos, a excepción de Rita, nos quejamos en respuesta— Qué aburridos... Oh.

Sus vibrantes ojos se posaron en nosotras.

—Sí, «oh» —le imitó Azir.

—No sabía que tendrían visitas —comentó, avanzando totalmente cautivado por nuestra presencia. En ese momento pensé en que no debía soltar mi navaja, porque de verdad el chico de los cigarros parecía un lobo hambriento.

—Te lo comentamos anoche —replicó Xiel.

—Si fue en el bar no lo recuerdo, tuve muchos clientes. —Voll siguió avanzando hasta quedar frente a nosotras—. Hola.

—¡H-hola! —exclamó Rita. Se le iluminaron los ojos al verlo tan cerca.

Lamentablemente para ella, Voll apenas le dio una mirada. Los ojos del Reveck se enfocaron en mí, que seguía detrás de Xiel asomada.

—Oh, Harrell. —Hizo a un lado a su hermano y luego me sonrió— ¿Descubriste a qué se refería mi predicción?

—Empiezo a creer que lo de la jaula era por esto. —Señalé nuestro alrededor.

Voll rio, pero sus comisuras decayeron cuando vio el rostro de Xiel.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó al Chico de los cigarros.

—Buscarlos —Suspiró con pesadumbre—. Padre está furioso.

Esto alarmó a los tres hermanos con los que habíamos pasado la tarde. Azir fue el que tomó la palabra.

—Creo que tenemos que terminar por ahora, mañana seguimos.

—Dudo que haya un «mañana» —pronunció Voll con un dejo de burla.

Sin dudas, su aparición había sido una intervención bastante oportuna.

Yo me quedé con su última palabra.

¿A qué se refería con que no habría un mañana?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro