Día 8: Estrías
Los seis meses ya estaban a la vuelta de la esquina y la ropa de Shinra ya casi no le estaba quedando (aunque se había comprado hace solo dos meses ropa nueva), así que Ogun y Arthur quedaron de llevarlo al centro comercial para comprar prendas nuevas.
No escogieron tanta ropa, porque sabían que el tiempo de vida que tendrían sería demasiado corta como para que valiera la pena el comprar más de la cuenta.
Le entregaron unas cuantas camisetas a Shinra y le hicieron entrar al probador.
Una vez dentro, se sacó la que traía y procedió a tomar una camisa a rallas de color blanca y negra lo suficientemente grande para creer que le quedaría y procedió a hacer el intento de ponérsela.
Pero algo le paró apenas lo vio.
—¿Una estría?—dijo sonando sorprendido y espantado.
Abrió un poco la puerta que dividía el vestidor con el resto de la tienda solo suficiente como para sacar su cabeza por la rendija y buscó a sus amigos.
—¡Chicos!
—¿Qué pasa?—le preguntó Ogun.
Shinra les hizo una señal con la mano para que se acercaran
—Me salió una estría...—les dijo, apuntando hacia la estría de color rojo que se veía por la parte superior de su panza.
—Oh.
—¿Eso te preocupa?—habló Arthur—Tienes muchas más bajo la panza.
Shinra exclamó.
—¡¿Qué dijiste?!
—¡Arthur!—exclamó también Ogun.
—¿Qué? Si tiene bastantes abajo—repitió como si nada—Mira—apuntó hacia un lugar que Shinra, por el ángulo, realmente no podía ver aunque quisiera.
—Dios mío...—Ogun se lamentó, viendo como el rostro de Shinra pasaba por muchos estados anímicos en solo segundos.
Esa tarde, en el centro comercial, hubo un intento de asesinato.
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