Día 2: Náuseas
Ha solo quince minutos de llegar al restaurante donde habían quedado de ir a almorzar con su madre y su ya no tan pequeño hermano Sho, ya había tenido que correr dos veces al baño porque algún aroma que sintió de la comida de otras mesas, le había revuelto la bilis del estómago queriendo salir disparadas por su boca lo más rápido posible.
Esto solo había traído risas en su madre y una expresión de compasión en su albino hermano.
—Tienes que estar tranquilo, Shinra—le decía su madre cuando había vuelto por segunda vez—Las naúseas solo serán fuertes el primer trimestre, luego de eso no tendrás que preocuparte de ellas... Porque vendrán cosas peores—le sonrió con un toque de burla.
—¡Mamá!—exclamó Shinra haciendo un gesto de sorpresa, sacando una carcajada en ella.
—¡No te preocupes!—le dijo ella luego de acallar su risa—Solo son nueve meses.
—Lo sé, pero eso no lo hace mejor...—se lamentó.
—Bueno, hermano—comenzó ahora Sho—Un embarazo es lo menos grave que te puede pasar cuando comienzas a tener rel...
—¡Sho!—le paró Shinra, sonrojado, sabiendo el final de aquella frase.
—Que profundo—comentó su madre, luciendo casi orgullosa.
Shinra suspiró.
De todas formas, Sho tenía razón. Y bueno, sabía que se estaba comportando un poco odioso, casi como si su embarazo de apenas cuatro semanas fuera un suplicio, pero no lo era.
Sobre todo cuando desde el primer día en que lo supieron su relación con Obi había mejorado mucho más (ni siquiera él creía que lo de ambos pudiera ser mejor aun, pero así era). Y la idea de tener un pequeño niño o niña creciendo en su interior, que sería la mezcla de ambos, hacía que su pecho se hinchara de amor.
¡Su disgusto solo iba a las malditas naúseas! Y a la hinchazón en sus pies en la noche, y la acidez que le atacaba a cada hora y... todos esos malestares.
¿Pero arrepentirse? Eso jamás.
Shinra sonrió.
—Seguro solo me queda acostumbrarme—se mostró resignado, pero aun sonriendo.
—Verás que valdrá la pena, lo sé de primera fuente—le respondió su madre, mirándolos a ambos.
—Por supuesto que sí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro