Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9

Me desperté con el corazón desbocado. Mi espalda estaba cubierta de sudor frío.

Había amanecido, tenues rayos de sol se filtraban por los estrechos espacios entre las cortinas. Todo se veía gris.

Cerré los ojos y luché para sacar y borrar esa imagen de mi mente. Esa imagen donde Nixard Varoliaf se sentaba en el balcón de mi habitación y me susurraba algo que no podía recordar.

Pero sus ojos brillaban como la sangre.

El demonio que cava en tu pecho...

Me levanté apresurado y caminé hacia las cortinas y las hice a un lado. Sentía que me ahogaba y necesitaba aire.

Recuerda... Jacko, tú puedes recordarlo. Sigue ahí, solo debes buscar más profundo.

Abrí la ventana con brusquedad y saqué la cabeza, tal cual un perro. Inhalé y exhalé. Nada era..

...como crees.

Grité cuando su voz volvió a hablar en mi cabeza. Creía que...

... eras de ellos. No puedes serlo. No eres un Nevre, eres un...

—Demonio —dije.

Me sujeté la cabeza con ambas manos, mis dedos rasparon mi cuero cabelludo. Intenté, busqué el dolor, pero...

... Te han mentido, ¿Quién le miente a alguien como tú?

—¡Sal de mi cabeza, maldición! —grité desesperado.

Jacko, el segundo...

Se calló de pronto. El silencio me invadió e intenté estabilizar mi respiración. Se fue casi tan rápido como empezó.

Me quedé un minuto ahí, inhalando bocanadas lentas y profundas. Una vez que mi respiración fue estable, me levanté y arreglé mi ropa y cabello.

Cerré la ventana y arreglé las cortinas. Me di la vuelta y salí de la alcoba de Lina. El pasillo estaba apenas iluminado por los primeros rayos del día. Se escuchaba el leve rumor de la servidumbre empezando su día.

Abrí la puerta de mi alcoba, Nixard estaba sentada en el mismo sillón de ayer, el libro de tapas azules estaba en su regazo. Levantó la mirada cuando escuchó la puerta abrirse.

Se la vio sobrevolando cerca de la frontera.

Brillaban rojos, como el demonio.

El gris y el rojo, señal de perdición. Traerá una tormenta sangrienta.

—Lo lamento —susurró la mujer frente a mí, sacándome de mis pensamientos.

Parpadeé lentamente, intentando borrar las imágenes residuales del sueño.

—¿Por qué? —cuestioné confundido.

—Pensé que podría ayudarte, pero casi no hay nada que...

—¿De qué estás hablando? —interrumpí de la manera más suave que pude.

Quería gritarle, quería exigirle que no se metiera en mi cabeza... Pero ella no podía hacer eso, ¿verdad?

Llegué a la conclusión, justo en ese momento, de que los acontecimientos de las últimas semanas me estaban cobrando factura. Tal vez dormir en la alcoba abandonada de Lina no me había hecho bien.

Así que desvié la conversación.

—¿Desayunaste? —le pregunté, impidiendo que me contestara lo que le había preguntado primero.

—No, pero...

—Enviaré a una doncella para que te ayude a limpiarte y te traiga el desayuno —anuncié y me di la vuelta.

—Espera, Jacko... —me llamó, pero yo ya había salido del lugar.

Mientras salía del Ala Real y bajaba por las escaleras, pensaba en como terminé huyendo de una mujer enfermiza.

Johanna subía las escaleras en ese momento, llevaba un montón de sábanas limpias y dobladas en los brazos. La detuve en cuanto estuvimos en el mismo escalón.

—Alteza —inclinó la cabeza.

—Dale eso a alguien más —ordené—. Necesito que ayudes a la chica. Otra vez.

Asintió y se dió la vuelta. Bajó velozmente e interceptó a otra chica que traía un jarrón en las manos.

Se llamaba Luisa y una vez la vi besándose con Johanna, les pedí que no hicieran eso en horario laboral y menos cuando alguien más las pudiera ver. Era por su bien.

No escuché lo que le dijo, pero la otra chica recibió las sábanas y Johanna volvió hasta donde me encontraba.

—Llévale el desayuno después del baño. Cuando termines, llévala con el costurero y pídele que le haga algo de ropa de su talla, no puede vivir usando ropa prestada —me ahorré el y de baja calidad pero ella lo escuchó implícito.

—Sí, alteza —y volvió a bajar.

Pensé en volver a mi alcoba, en verdad lo deseaba, aún en contra de mi buen juicio. Sabía que estar cerca de Nixard solo me confundiría más, pero también había un algo que me pedía que regresara.

Bajé el tramo de escaleras que me quedaba y me dirigí a los establos. Seguía necesitando aire.

Parecía que llovería.

Tus ojos brillaron cuando el tipo gordo dijo lo de la tormenta sangrienta.

El caporal ensillaba mi caballo, no recordaba haberlo pedido.

Y de pronto una serie de recuerdos que parecían ajenos se coló en mis pensamientos:

Aniera y...

El llanto de bebés, ¿Un orfanato?

El rey ordena...

Pero no podía ver ninguna imagen, simplemente eran voces colándose en mi mente, como si yo hubiera escuchado eso y no lo recordara, pero mi subconsciente sí.

¿Quién es Aniera?

Estaba en el lago, perdí el control del caballo. En un momento estaba trotando a velocidad media, y después estaba relinchando e intentando bajarme.

Parecía asustado. Sujeté las riendas con firmeza e intenté aclarar mi cabeza mientras buscaba el motivo de su sobresalto entre la hierba del suelo o los árboles al rededor del lago. Tal vez vio una serpiente.

No había nada.

Una sensación de intranquilidad invadió mi pecho. Deseaba volver al castillo, quería asegurarme de que Nixard estuviera a salvo. No podía irme sin ella, ¿y si decidían condenarla mientras yo esté fuera?

Pero había otra cosa, algo en mi cabeza que batallaba con el deseo de ir hacia Nixard. Algo que me exigía que fuera al sur. Y no sabía por qué.

Así que hice lo único que pude:

Volví a Nixard.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro