Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7

Nixard era más alta que la mayoría de las mujeres en el castillo, una mucama llamada Johanna le prestó un vestido azul y la ayudó a darse un baño.

Me dijo que Nixard tenía una herida en la cadera, que parecía un rasguño y que ya estaba sanando.

Descubrí que, al igual que yo, mi nueva inquilina no era muy propensa a dormir. Parecía desenvolverse con mayor soltura y fluidez nor la noche.

Parecía.

Porque cuando vi sus intenciones de salir tuve que retenerla. Estaba bastante claro que no podría salir hasta que el asunto de la "brujería" se aclarara. Ella hizo un puchero cuando se lo expliqué aunque pareció no percatarse de él. Después se fue hacia el sillón individual que estaba cerca del balcón, el mismo que cerré porque ella pretendía salir por ahí.

Tampoco hablaba mucho, así que le presté un libro. Mientras tanto decidí revisar documentos que se tenían que oficializar con el ascenso del nuevo monarca. Y esto ni siquiera me correspondía a mí.

Después de un rato creí que Nixard estaba llorando, pero al mirar con más atención, descubrí que se estaba riendo.

—¿Ocurre algo? —cuestioné.

Ella negó con la cabeza y después cerró el libro y me enseñó la portada.

—¿Esto es una especie de humor romántico? —preguntó aún intentando contener su risa.

En cuanto miré el libro que le presté, la vergüenza me invadió. Ella seguía intentando dejar de reír y yo no sabía cómo quitarme el sonrojo de la cara.

No era una comedia romántica como tal. Más bien parecía ser una novela juvenil. El libro parecía ser muy viejo. Yo no esperé que aquel libro fuera algo más allá de una comedia romántica, en realidad se tuerce mucho y la mitad de los protagonistas mueren. Una de mis consecuencias al ser una persona nocturna, lo terminé de leer por la noche y amanecí con ojeras y los párpados hinchados.

Pero Nixard no tenía porqué saber que yo lo leí.

—¿Y yo qué voy a saber? —le contesté.

Nixard sonrió con malicia y yo me quedé pasmado en mi sitio. Dejó el libro de portadas azules sobre su regazo y me miró.

—Estás mintiendo y lo sabes —dijo.

—Por supuesto que no —me defendí.

Por alguna razón, veía necesario negar a toda costa que yo leí un libro sobre un montón de jóvenes adultos que viven como si no hubiera un mañana y después todos y cada uno de ellos se rompen en mil fragmentos. Era bastante obvio que quien quiera que lea aquella novela se rompería. Y yo no necesitaba esa debilidad, las personas podían usar cualquier debilidad en contra mía.

—Mi hermano tenía este libro —dijo después de un rato en silencio en el que pareció pensar qué decir—. Dijo que era un buen libro.

—¿Tienes un hermano? —le cuestioné en busca de un cambio de tema.

—No, me lo inventé para confirmar que sí lo leíste —dijo con algo que sonó peligrosamente cerca de ser sarcasmo.

Fruncí el entrecejo ¿Estaba jugando conmigo? ¿Por qué creía que podía hacer eso? Yo no tenía ningún motivo para permitir esa clase de faltas.

Excepto que mi propósito era evitar que un montón de supersticiosos la mataran.

—Se llama Nox —dijo después de un tenso silencio—. Noxard. Sí, la única diferencia que tenemos es una letra. Aunque no nos parecemos mucho; él es pelirrojo y, si me preguntas, también fue más agraciado físicamente. También es más comprensivo. Y... —se detuvo y miró por la ventana, más específicamente a la luna menguante que se mantenía en el cielo nocturno—. Y hace meses que no lo veo.

Agachó la cabeza y respiró con calma, o tal vez buscándola; permaneció en esa posición unos minutos hasta que pareció calmarse. Suspiró y levantó la cabeza nuevamente y se limpió las lágrimas que no vi.

—Lo siento. Tal vez tú tienes tus propios problemas —se disculpó.

Su semblante lucía melancólico mientras miraba hacia afuera. Pensé que, en efecto, yo tenía mis propios problemas. Sin embargo, quería escucharla, por alguna razón que no podía comprender del todo.

—Cuéntame más —le pedí con calma—. Vamos a pasar mucho tiempo juntos, es mejor conocernos o al menos confiar mutuamente.

Y ella me contó más. Eran huérfanos, sus padres biológicos los abandonaron cuando ellos tenían seis años. Fueron criados y adoptados por sus abuelos, los cuales murieron hace seis años, cuando los mellizos acababan de cumplir diecinueve años. Dijo que volvió a ver a sus padres en el funeral, pero ellos les rehuyeron a ella y su hermano.

Parecía un tanto animada al hablar de él, pero cuanto más avanzaba la conversación, su humor parecía decaer.

—¿Dónde está él? —quise saber.

Nixard miraba hacia el exterior, pero parecía no mirar absolutamente nada.

—En casa, supongo —me dijo y luego suspiró—. La verdad es que espero que se quede en casa... Aunque desearía verlo una vez más.

—Esto no va a durar mucho —le dije en un intento de consuelo, a pesar de que no sabía el porqué—. Un par de semanas, como mucho. Después podrás irte a casa.

Ella rió, era una risa un poco ronca y desganada. Negó un par de veces con la cabeza y finalmente me miró. Por un momento, podía jurar que sus ojos estaban brillando, pero pensé que era una broma de la luz de las velas.

—¿Alguna vez has tenido un gato, Jacko? —me preguntó directamente.

Ni siquiera me detuve en que me llamara por mi nombre, ignorando mi título y simplemente contesté:

—Sí —aunque en realidad no fue mío, sino de Lina, pero todos lo tratábamos como si fuese un dios. Éramos niños.

—¿Has escuchado esa frase sobre ellos, entonces?

Fruncí el entrecejo.

—¿Cuál frase? —contesté.

Nixard me miraba fijamente, y por algún motivo, quise que se mantuviera así.

"Y cómo los gatos hacen antes de morir, me alejé de las personas que estimaba" —dijo, y me dolió aunque no sabía por qué—. Aunque creo que fue inconcientemente. No lo sabía, pero estoy enferma.

Hubo un momento de silencio ¿Era una enfermedad terminal? Luego, ella continuó:

—Tal vez viva algunas semanas más —dijo—. Si no consigo un antídoto, moriré en, tal vez, tres semanas.

—¿Cuál es el antídoto? —cuestioné.

—No puedo simplemente decirte todo, ¿verdad? Apenas te conozco —en su mirada había algo parecido a la burla, pero duró solo un momento—. Lo busqué en cuanto supe lo que sucedía conmigo —prosiguió—, pero los deximianos no cooperaron y terminé aquí.

—Puedo ayudarte a conseguir el antídoto —me ofrecí, porque no sabía cómo no hacerlo.

Me dedicó una mirada larga que no pude descifrar.

—No puedo conseguirlo de ti —concluyó al cabo de un momento—. No creo que sea buena idea intentar asesinar a un demonio.

Eso me confundió, pero ella volvió a llamarme demonio.

—¡No soy un demonio, mujer! —me negué rotundamente, otra vez.

Nixard volvió a reírse y negó. Era una vista hermosa, con sus bonitos labios rosados estirados en una sonrisa y las esquinas de los ojos arrugadas.

—Me sorprende cuánto te esmeras en negarlo —dijo.

—¿Tú qué harías si alguien se aferra a decir que eres algo que no eres? —le cuestioné.

Su sonrisa se borró, fue remplazada por una expresión de furia muy parecida a la que tenía esta tarde.

—Intentaría sacarles el corazón —contestó.

P. D. Pueden seguirme en instagram como mc_books60

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro