Capítulo 3
Flitch cubría su nariz con una mano mientras me observaba con furia. No podía sentirme más dichoso.
—Puedes volver al salón —le dije a Janette—. No es necesario que veas esto.
—Me voy a quedar, si no te molesta —avisó—. Y me encantaría participar, gracias.
—Janette, no podrás volver a casa con el vestido lleno de sangre —Flitch emitió un ruido poco refinado—. Mejor si evitamos tantas sospechas como podamos.
Esbozó una sonrisa enorme y hermosa.
—Jacko, vine preparada —me dijo y se adelantó hacia los rosales.
De ahí sacó una bolsa de cuero vieja. Adentro había varias capas de tela más y más abajo, había un uniforme de la Caballería De Guerra Ligera de Nimehú. Abrí la boca.
—¿Cómo demonios conseguiste eso?
—Tengo mis métodos —respondió con un encogimiento de hombros—. ¿Sabías que hay una dama que cruza las fronteras entre Nimehú, Fhrianew y Deximó?
—¿Te digo la verdad? Me importa una mierda.
Rodó los ojos y se dio la vuelta.
—Ayúdame con el corsé, por favor —pidió.
Suspiré y até una de las muñecas de Flitch con un trozo de soga a un tronco. Entonces le ayudé a Janette con su vestuario. Que joda tener que hacer tanto para ponerse vestidos que además de ser pesados, también eran horribles. Le dije eso.
—Como si mi madre me diera opción —replicó—. Si por mí fuera, me habría puesto el uniforme para el baile.
—No lo dudo —aseguré—. Y no creas que voy a dejar el tema, más tarde ya sabré como haré que me lo digas.
—Sí, Alteza —se burló, aunque tenía un tono triste.
Termine de desatar los listones del corsé y ella se cambió. No era la primera vez que la miraba desnuda y probablemente no sería la última, a pesar de ello, Janette y yo no éramos más que amigos y estaba totalmente convencido de que jamás íbamos trascender esa línea.
Un caso contrario a Flitch, quién no le quitó la mirada de encima mientras se ponía el uniforme de Nimehú. Pensé que no importaba, después de todo no creí que fuera a disfrutar mucho después de esto, pero finalmente me asquee de mirar sus expresiones lujuriosas, así que le aseste una patada en la cara.
Flitch cayó de espaldas sobre un rosal de rosas amarillas que tenían espinas increíblemente filosas. Era una lástima muy agradecida que nadie pudiese oír sus gritos de dolor.
—Listo —dijo Janette a mi espalda.
—Muy bien, ayúdame con esto —le tendí una soga y una bolsa que estaba entre los arbustos, después corté la soga que ataba a Flitch y lo levanté—. Camina, pendejo, no te gustará saber lo que haré para que obedezcas.
Flitch tembló, pero obedeció. Tenía el presentimiento de que varias personas sabían lo ocurrido la noche anterior. Aunque obviamente no sabían los detalles, tal vez no fueran más que sospechas esparcidas entre la nobleza. Se lo pregunté a Janette.
—Escuché a mi padre y a mi hermano hablando de eso —me contó mientras caminábamos rumbo a la puerta de servicio de los muros del castillo—. Dijeron que alguno de sus hijos debió matarlo, porque eran los únicos que podían acercarse sin levantar sospechas. Tú eres del que sospechan más —nos detuvimos y abrí la puerta con un llavero, le permití el paso y después empujé a Flitch detrás de ella—. Dicen que había dos cuerpos más, y que fueron asesinados al momento de cortarles la garganta, pero el ahora rey se formó en Batalla Cuerpo A Cuerpo, tú lo hiciste en Acecho Y Estrategia. Por eso sospechan que tú mataste al Rey Fiode. Y ahora temen por el Rey Frodo.
—¿Creen que lo voy a matar? —pregunté con incredulidad—. Qué demonios.
—Por eso mi padre estaba hablando con tu hermano —siguió—. No sé exactamente qué le dijo, pero ya me hago una idea.
—Pues yo solo le escuché contarle historias del pasado y la evolución de los reinos vecinos.
—Mi padre cree que... que el rey necesita un mago como consejero y mano derecha.
—Ya tenemos un consejero.
—Pero temen que lo reemplaces.
—Como si me interesará involucrarme más en la monarquía de lo estrictamente necesario.
Llegamos al río, no estaba muy lejos del castillo, pero era muy grande y la corriente era fuerte. Allí, desaté a Flitch y lo dejé de rodillas frente a mí.
Después saqué mi daga de la funda. Le hice varios cortes a Flitch en los brazos, pero eran superficiales. Él gritaba y gritaba. Aún no me sentía complacido. Después de un rato, sus brazos ya estaban empapados y resbalosos en su propia sangre. Su traje estaba hecho jirones y él era un asco.
—¡Por favor! —suplicaba—. ¡No lo volveré a hacer!
—De modo que recuerdas, bastardo —le digo a escasos centímetros de su cara. De alguna manera consiguió mantenerse sobre sus rodillas—. Te dejaré ir, lo prometo. Pero antes déjame practicar mi puntería, ya sabes cómo soy con eso.
Flitch empezó a negar con la cabeza desesperadamente, pero eso no impidió que Janette me entregara un arco que, por lo visto, formaba parte del uniforme Nimehiano. Ella también tenía una espada algo grande y muy parecida a la que Frodo usó dos noches atras para asesinar a Fiode.
—¿De dónde sacaste eso? —le pregunté con el entrecejo fruncido.
—Del mismo lugar que el uniforme —contestó con simplicidad.
Suspiré pero seguí con mi trabajo. Cuando Flitch miró la flecha apuntándole, intentó levantarse con rapidez, una que no superó la velocidad con que la flecha se enterró en su pierna izquierda.
Lloriqueó, pero se convirtió en un grito de dolor desgarrador cuando una segunda flecha aterrizó en su estómago.
Sentí mis oídos quejarse ante la violencia de sus gritos. Pero era hora de terminar.
Janette me entregó la espada y yo dejé el arco en una gran roca a la orilla del río. Me acerqué a Flitch y le hice la señal de la Santa Cruz con la espada.
—¿Recuerdas, Flitch? —le dije—. ¿Recuerdas lo que hiciste? —Flitch negó con la cabeza—. Yo creo que sí.
»El consentimiento —continué— es una base fundamental a la hora de establecer relaciones, ya sean sentimentales, democraticas, sociales o sexuales. Es una de las principales Leyes de Deximó. Pero la más importante de nuestras leyes es que la Realeza se respeta, sin importar qué. Y tú, Flitch Weinberg, has roto ambas leyes al mantener relaciones sexuales con la Princesa Lainera Elizabeth IV Nevre Ilinesadir en contra de su voluntad —luché por que mi voz se mantuviera firme—. Es por eso que hoy, a las cuatrocientas treinta y dos horas del mes y justo en el momento en que la tierra ha completado la vuelta sobre su propio eje, yo, Jacko I Nevre Ilinesadir, te condeno a muerte por violar las dos primeras Leyes de Deximó.
»La condena por abuso sexual es la extirpación de genitales. La condena por irrespetar a la Corona es la decapitación.
—Maldita sea —Flitch escupió sangre a mis pies—. Eso ni siquiera existe, te lo has inventado... Tú no puedes condenar a nadie, no eres el rey...
—Que el señor te acompañe y te rechace —recé.
—No... ¡No! —exclamó con terror.
Le devolví la espada a Janette quien la izó y blandió en el aire solo para aumentar el terror del cerdo a nuestros pies. Saqué mi daga y tome a Flitch por el cabello, obligándolo a levantarse. Sin mediar una palabra más, y con ayuda de mis dos manos, corté sus genitales tal como prometí.
Los gritos de Flitch no sé hicieron esperar cuando di un paso atrás y nuevamente cayó de rodillas en el suelo, cubriéndose la zona sangrante con ambas manos. Lancé la basura a la corriente del río mientras los atronadores gritos de dolor de Flitch resonaban entre los cedros.
No duró mucho tiempo. Janette dejó de jugar y con un corte limpio, la cabeza de Flitch rodó hasta el río.
Después de eso, Janette y yo arrastramos el cuerpo inerte y dejamos que la corriente lo arrastrará. Cubrimos la zona empapada de sangre con tierra, hojas secas y ramas de cedro. Se avecinaba una tormenta, ya podía oler la tierra mojada.
•••
Nos sentamos a la orilla de río y limpiamos las armas y lo que pudimos de nosotros mismos. Janette no habló mucho y yo sabía que algo estaba pasando por su cabeza.
—Venga, ya —rompí el silencio—. ¿Qué ocurre contigo?
—Papá quiere que me case —suelta.
—¿Qué?
—Lo arregló desde hace meses y me lo dijo hasta hoy.
Sentí como algo se rompió dentro de mi pecho. Janette era una mujer libre, era más que obvio el que el matrimonio estuviera firmemente fuera de sus planes. La abracé y ella lloró en mi pecho hasta que volvimos.
Mientras caminábamos de regreso al castillo me dijo:
—Creo que me voy a fugar.
•••
[NOTA DEL AUTOR:
¡HOLA! Que capítulo más suave, ¿No?
Yo soy 100% team Jacko. Que se joda el Flitch Weinberg.
¿De dónde habrá sacado el uniforme Nimehiano Janette?
¿Con quién quieren casar a Janette?
No olviden votar y comentar pues me alientan a seguir escribiendo :)
P.D. pueden seguirme en instagram como mc_books60 para spoilers y/o datos curiosos de los personajes.]
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