32. Cassie.
(32)
CASSIE.
No hay nada más triste en esta vida que anhelar una segunda oportunidad. Al parecer estamos destinados a perder las personas que más amamos.
¿En dónde se reciclan los sueños rotos? Eran tantos los que tenía junto a tí.
No existirá nadie en cuál pueda encontrar un amor tan verdadero como el tuyo. Sabés que sin ti, no puedo continuar, solo éramos tú y yo.
Qué cosa es peor, ¿amar o tener el corazón roto? Porque justo en éste momento estoy luchando contra las espinas de esos dos.
Me destrozas el corazón con tu partida, pero esa es la ironía del dolor, que el responsable no será el mismo que me consuele.
Era que dejaras huellas, no cicatrices.
Recuerdo aquella noche, bajo la lluvia, ¿cómo olvidarla?, ¿cómo olvidarte?
Hoy también llueve, aunque no es de noche y aunque tu tampoco estés.
Todos se protegen de la lluvia, menos yo. Cómo aquella noche dónde no,nos importó bailar bajo ella, dónde no,nos importó ensuciar nuestra ropa de lodo, pero de eso estamos hechos, de barro.
Cuesta entender que a veces, el que te protege de la tormenta puede ser la tormenta misma. Y es que quiero que entiendas que jamás podré olvidarte, siempre que despierte encontraré en mi memoria tus dulces ojos ambarinos y sobretodo aquella sonrisa que me regala mil años de vida.
Siempre te esperaré en mis sueños.
Te extrañaré en la tormenta.
LUKAS.
Maddison se ha quedado dormida, Cassie sigue de pie bajo la lluvia. Todos se han marchado del cementerio.
Camino hacia Kevin su hermano y le entrego a Maddie.
—Por favor, llevala con su madre. Dale tiempo, trataré de llevarla a su departamento, lo prometo.
Asiente, camino en dirección a ella, abro la sombrilla y la cubro.
—Puedes resfriarte Cassie.
Ella gira, fija su mirada en la mía.
—Creí que todos ya se habían ido.
Ladeó mi cabeza.
—Solo quedamos tú y yo, y no me moveré de este lugar hasta que quieras irte.
Frunce su ceño.
—No deberías de hacerlo.
—¿Por qué?
—Porque no quiero irme, no sin él.
Ruedo mis ojos, más terca no podía ser, cierro el paraguas y cargo a Cassie.
—Entonces me tocará obligarte a volver, que conste que no quería hacerlo.
Ella patalea.
—¡Lukas bájame, ahora!
La ignoré hasta llegar a mi auto y subirla en el. Cierro la puerta y le doy una mirada severa.
Arrancó el motor de mi auto.
El silencio en todo el camino fue bastante incómodo. Aunque quería borrar esa tristeza de su rostro era imposible si yo también estoy con el corazón hecho un papel en agua.
Llegamos pero ella permanece en el asiento.
—¿Te pidió que cuidarás de mí? —pregunta.
Dejo salir una pequeña tos.
—¿Por qué me lo preguntas?
Desvía su mirada de la mía.
—Porque tu apenas y cruzabas palabras conmigo.
Asiento.
—Digamos que así fue, entonces.
Intenta no llorar, pero de igual manera termina haciéndolo.
—Entonces aléjate de mí, no necesito que me cuides. ¿O acaso sabes cómo reparar un corazón en pedazos?
Niego.
Cassie baja del auto y entra a la residencia corriendo. La veo entrar y desprendo la tormenta que llevaba dentro.
—Solo déjame hacerlo, por él, por tí por mí.
Me quedo un rato en mi auto hasta que decido marcharme.
{...}
CASSIE.
(Una semana después)
Dicen que al pasar los días el dolor va disminuyendo, ¿pero me pregunto qué clase de dolor han experimentado? Porqué ya ha transcurrido una semana desde que tú no estás y... ésto que me carcome por dentro es tan horrible, es desesperante.
Quiero creer que todo esto es un sueño, que voy a despertarme y tú vas a estar ahí para mí, pero sería engañarme a mi misma sería como echarle alcohol a una herida abierta.
Necesito abrazarte y nunca soltarte, y es que el amor es aquello que cuando aún conociendo sus cicatrices te quedes para sanarlas.
—Cassie, no has comido nada —me reprende Kevin.
Fijo mi mirada en el plato.
—No tengo hambre.
—Mariposita, llevas días sin comer nada —interviene Valentín.
Hago a un lado el plato.
—Ya dije que no quería nada, no tengo hambre.
Patty pasa un mechón de cabello por mi oreja.
—¿Sabés una cosa, Cassie? Si es cierto que Jael ya no está, pero estamos nosotros... tus amigos, tú familia. No puedes echarte a morir sabiendo que hay personas a las que les harías daño si algo te pasara.
Me levanto de la silla dando un golpe a la mesa.
—¡No quiero saber nada, Patty, quiero que me dejen sola! ¿Les cuesta entenderlo?
Corro a mi habitación y me encierro en ella. Me tumbo en el suelo a un lado de la cama.
No quiero estar aquí, no si él no está a mi lado, no si él no va compartir esta vida conmigo.
No estaba lista para dejar que te fueras, no estaba dispuesta a dejarte ir.
¿Por qué me obligas a cargar con ésto?
Sin ti todo mi mundo se ha vuelto gris, sin ti todo es tan incierto.
¡¿Por qué me dejaste?! ¿Por qué te fuiste sin previo aviso?
Mis noches se volvieron densas, se volvió un lugar lleno de espinas desde que tú ya no estás aquí, conmigo.
Aún herido mi corazón te cede sus latidos, y es que siempre cada uno de ellos serán solo para tí.
LUKAS.
Hemos llegado al acuerdo que aunque Jael siempre ocupará un lugar en nosotros es hora de dejarlo partir. Aferrarnos a una idea absurda de que algún día volverá o peor, a una idea de que nunca se ha ido solo nos encierra más en nuestro propio dolor.
Entro a su habitación y todas sus cosas están ya empacadas en cajas.
Cuanta falta me haces tarado, es difícil saber que ya no te volveré a ver más nunca.
Tropiezo sin querer con una de las cajas y de ella cae una pequeña cajita.
La recuerdo muy bien, de hecho hoy estarías dando ese gran paso en tu vida pero el destino te a indicado otro camino.
Sujeto la cajita por unos minutos y se me a ocurrido creo que lo más justo; debe estar con su dueña. También necesito saber cómo está.
Dejo salir aire y salgo de la habitación. Al bajar coincido con mi madre.
—Lukas, tú padre está muy grave en el hospital.
¡¿Qué?!
Beso su frente y salgo de inmediato para allá.
Por favor, no más malas noticias.
CASSIE.
Creo que me he quedado dormida llorando, mi cuello duele por la posición en la que me había quedado dormida.
Mi habitación se siente vacía, siento que sobro en ella.
Tú no estás yo tampoco quiero estarlo.
Salgo de la habitación sin hacer ruido, Kevin está dormido en el sofá, doy pasos lentos, lo menos que quiero es que se levante y me reproche mi comportamiento de hace un momento.
Dejo salir aire de mis pulmones al ver que estaba ya fuera. Apresuro mis pasos y bajo velozmente las escaleras.
Guillén trata de detenerme pero salgo corriendo para que esté no me detenga.
Corrí un tanto exagerado.
Me detengo y espero un taxi.
El cielo anuncia la lluvia.
Subo al taxi y le indico la dirección al señor.
Allí si podré estar junto a tí.
Solo espérame.
###
No dejen de leer ya se acerca el final de esta historia ♥️ saquen sus pañuelos que se vienen sorpresas y muchas cosas inesperadas.
Si te ha gustado este capítulo no olvides darle amor en la estrellita y dejando tú comentario ♥️
Síganme en mis redes sociales como:
Twitter: @SoyAnneF
(No soy muy activa en Twitter pero si me siguen estaré dando el todo para ponerme al día)
Instagram: @istang_sa
(Por ahí si me pueden encontrar día y noche)
Los quiero.
Besos.
Anne Fernández.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro