25. Jael.
(25)
JAEL.
Llego al sitio y muestro la ficha de la reservación. Mamá solía traernos a este lugar cuando éramos pequeños. Siempre pedía mis panqueques con helado de chocolate.
—Recuérdame regalarte para navidad un reloj a ver si así aprendes a llegar puntual hermanito.
Le muestro el dedo corazón.
—Soy un chico de negocios, tengo muchas ocupaciones.
Lukas casi qué escupe su bebida.
—Si, claro.
—¡Chicos, ya por favor!
—Tranquila madre, este idiota sabe que lo amo.
Digo y sorprendo a Lukas dándole un beso en la mejilla.
—¡Oye!, ¡no vuelvas a hacer eso! Mira como la gente se nos queda viendo.
—No se preocupen, somos hermanos —explico en voz alta para aquellos que nos observaban discretamente.
Mi hermano cubre su rostro en vergüenza pero también para ocultar una pequeña sonrisa.
—Perdonen haber llegado tarde, pero un imprevisto salió a última hora.
—Esta bien hijo, lo entendemos —tomando de las manos a ambos.
Comparto una mirada breve con Lukas al ver la cara de mamá.
—¿Cómo va el divorcio? —pregunto.
Aplana sus labios y nos dedica una sonrisa que no llega a sus ojos.
—Su padre ya firmo el divorcio, ya no habrá vuelta atrás.
Sujeto fuerte su mano.
—Las cosas no salieron del todo como yo lo pensaba pero... hice todo lo que estuvo a mi alcance, la pastelería, no sé en que momento lo hizo, nunca me di cuenta de ese movimiento, llevaba el nombre de Lukas al igual que otras propiedades por lo cual pasaron a ser directamente tuyas —sus hombros se relajan y me dedica una breve mirada—.Existen otras que están a tu nombre Jael. Debes hacer un buen uso de ellas, ya no eres un niño hijo. A lo que a mí respecta también adquirí unas que otras propiedades. Pero su padre se ha quedado con la casa donde solíamos vivir.
Observo a mi madre atónito sin saber que decir, se que era muy importante para ella.
—Peleó hasta el final para quedarsela y es lo mejor. Yo no podría vivir en ella con todos los recuerdos que allí están dibujados.
—Es lo mejor para todos madre.
Me levanto y la rodeó en un abrazo que a los segundos Lukas también se une. Un abrazo puede ayudar a estabilizar cada una de esas heridas que traemos bien ocultas muy dentro de nosotros.
De historias, de eso estamos hechos cada uno de nosotros.
CASSIE.
—¡Chicas! Tomemos asiento por allá, miren hay una mesa en un buen lugar.
Valentín nos toma de las manos a ambas y se apresura al lugar. Desde que nos atacaron aquella mañana, se ha vuelto como un hermano mayor para nosotras.
Era un sitio algo lindo y cómodo la verdad.
Una mesera se nos acerca para tomar nota de nuestros pedidos.
—Tres On the rocks, por favor —pide.
La chica anota el pedido y se marcha.
—Acabas de pedir, ¿tres qué? —pregunta Patty pestañeando seguido.
Valentín sonríe.
—On the rocks. Es un Whisky que se sirve con cubos de hielo para enfriarlo, tontas.
—Eres todo un experto Valentín —lo alago jugando con la bufanda rosa que él llevaba puesta.
Patty suelta una risita.
—Creo que hoy es noche de desmadre.
Arrugo mi cara y en ese momento la chica llega con las bebidas.
—Brindemos, por esos amores imposibles —sugiere.
Comparto una mirada con Patty y le doy un trago a la bebida.
¡Ash! Pobres mariposas en mi estómago, creo que las he matado todas con solo un trago.
Dejo salir una sonrisa.
—A ver, ¿y ahora a tí qué te sucedió? —interrogo.
Desde que conocí a Valentín no he parado de escuchar sus aventuras.
—¿Ahora quién te ha sido infiel? —murmuró Patty.
Este le dedica una mala mirada.
—Cuando te hagan pedazos ese corazón malévolo que tienes me vas a entender. Y nadie, ahora es mi madre que no acepta mi decisión, de hecho nunca lo ha aceptado desde que se enteró. Se rehúsa que tenga una relación con un chico. Sé empeña en decir que solo estoy confundido.
—Es muy triste la verdad —susurro.
—No solo eso, sino que ahora encima de todo me ha acorralado contra la pared, quiere que elija entre ambos y sino es ella me pidió que no la buscara más.
Pobre Valentín.
—¿Y qué piensas hacer ahora?
Suelta un suspiro.
—Ay Patty. No puedo decidirme por uno y lastimar al otro. Ella siempre ocupará el primer lugar porque es mi madre y él es la persona la cual e decidido amar. Sea cual sea la decisión terminaré lastimando a uno, por más que no quiera hacerlo.
Sin pensarlo mucho se me ha ocurrido algo. Esbozo una sonrisa atrevida.
—¿Lo amas o se aman?, ¿crees que es mutuo?
Patty me observa con sus ojos bien abiertos. La verdad nunca había hablado de estos temas pero, Valentín se ha vuelto un gran amigo. De esas amistades que nunca me gustaría perder.
—Sin duda alguna, esta vez cupido no se ha equivocado.
Me alegra escuchar eso.
—¿Y por qué no se van a vivir juntos?
El mentón de Patty casi llega al suelo.
—Pero estaría eligiendo a uno, Cassie.
Niego.
—Puedes hacerle creer que si están viviendo juntos y así le demuestras que no es una confusión si no más bien lo que dicta tú corazón.
Ella parece entender y Valentín había quedado ido pensando sabrá dios en qué.
—Ya me habías asustado mariposita, pensé que el Whisky te había hecho algún cortó circuito.
Sonrío ampliamente.
—Por primera vez comparto mi opinión con Valentín.
—Solo quería ayudar.
Levanto mis manos en defensa y empezamos a reír.
JAEL.
Será difícil dejar atrás nuestro hogar, fueron tantos buenos y malos momentos allí vividos. Pero es lo mejor para todos.
—¿Y Cassie? —pregunta Lukas.
Al parecer hoy mi hermano se encuentra de un increíble humor.
—Creo que mamá está celosa y molesta, tienes novia y soy la última en enterarme.
Vaya como que todos se han puesto de acuerdo hoy. Primero mis amigos ahora mi familia, o más bien... ¿será un aviso del destino?
—Cassie está mejor, ya hoy se integraba de nuevo a la pastelería —me apresuro a decir y recuerdo que hoy no le e escrito, debo planear todo perfecto.
—¿Cómo?, ¿trabaja en la pastelería? —interroga mi madre curiosa.
Asentí.
—Es una buena chica pero mi hermanito no sabe cómo hacerle saber sus sentimientos. Aunque estén mas claro que el agua.
—Hasta yo que aún no la conozco me doy cuenta hijo de ese brillo que te ilumina con solo hablar de ella. Me hace recordar mi juventud.
Aplano mis labios para no reír como un tonto.
—¡Mamá!
—Es que mira esa cara de imbécil que pones, Jael.
Le dedico una mirada agria pero él solo niega con la cabeza, divertido.
—Tu deberías buscarte una novia, ya no eres un adolescente, ¿no?
Lukas traga grueso.
—No me hace falta, estoy bien así.
—Cualquiera te cree —bufo y le guiño un ojo.
A mí no me engañas hermanito, tarde o temprano caerás bajo las garras del amor.
Ya verás.
CASSIE.
En mis veinte años nunca había tomado tanto alcohol como lo he hecho hoy. Pero culpemos a Valentín y a sus aventuras. Apenas podemos caminar, bueno Patty y yo. Valentino solo se encarga de burlarse de nosotras.
—¿No habían tomado Whisky antes?
Patty niega.
—Es la segunda vez que lo hago pero no como lo he hecho esta noche. ¿Sabés? Eres una mala influencia, rezaré por tu alma llena de tanta mala influencia.
Nos sentamos en una banqueta mi cabeza da vueltas.
—Quiero vomitar —asegura Patty.
¡Ay no!
—Aguanta amiga.
—Si no, nos hagas pasar vergüenza en la calle.
Pongo mis ojos en blanco.
—¿Te avergüenzas de tus amigas?
Valentín se hace el tonto.
—Lo siento mis niñas, pero es que... parecen dos zombies en acción.
Éste empieza a reírse.
Pero no...
Somos unas zombies sexys.
—Llama un taxi sino quieres que vomité tu cara y tú pelo rosa —escupe Patty.
Si, a veces es un poco ruda.
—Eso trato de hacer tontilla, pero llevo un buen rato y nada que logro encontrar uno.
Cierro mis ojos para apaciguar mi cabeza.
—Llama a Jael —digo.
Me observa por un momento, de seguro esperando que cambie de idea.
—¿Segura?
Asiento.
—Solo hazlo.
¿Qué podría pasar?
Lo menos que deseaba era que me viera así, pero si seguimos esperando un taxi creo que seremos dos las que terminaremos vomitando. Además, necesito preguntarle muchas cosas.
¡Qué, boba! Y tuve que elegir este momento. Merezco aplausos por tan sabía decisión.
Soy un desastre.
Sabés, no siempre tiene que ser él, el cual tome la iniciativa para escribirte, tu también puedes hacerlo.
¿Por qué siempre apareces para regañarme.
Soy tu conciencia, ¿qué esperabas?
No me caes bien.
JAEL.
Espero todo salga como lo planeé porque este día sin saber nada de ella fue difícil de sobrellevar. No puedo sacarla de mi cabeza ni un solo instante.
¿Cómo hacerlo? Cassie es mi luz al final del túnel.
Mi celular suena y disminuyo la velocidad para poder contestar.
¿Valentín?, ¿qué hace a estas horas llamando?
Dudo en responder pero... ¿habrá sucedido algo en la pastelería?
No, ya es hora de estar en casa me encojo de hombros y contesto.
—¿Qué sucede? —pregunto de inmediato.
—Si, estoy bien. Gracias por preguntar...
Unas voces se escuchan en el parlante del celular.
—¿Puedes venir a buscarme? —escucho su voz dulce apenas en un susurro.
¿Ha tomado?
—Dile a Valentín que me envíe la ubicación y en cinco minutos estaré ahí.
No dice nada y cuelga.
CASSIE.
¿Cinco minutos?, ¿quiere morir? ¿O qué le sucede? Ahora me siento culpable, no debí llamarlo y menos a estas horas.
—¿Qué te sucede? Te has puesto más pálida de lo que ya venías, mariposita.
Muerdo mi labio inferior.
—Dijo que en cinco minutos.
Valentín se sienta a mi lado.
—Bueno solo hay que esperar, no es para tanto.
¡¿Ah?! ¿No es para tanto?, ¿cómo puede decirme eso?
—Eres inhumano, ¿sabés qué eso no es manejar?
—Querida, los Meier no manejan. Los Meier vuelan. Yo que te lo digo que llevo años trabajando para ellos.
¡Vaya! no me consueles.
Le doy una mala mirada a Valentín y busco alguna señal del auto de Jael. Dejo salir aire y me siento de nuevo a tropezones por el mareo.
JAEL.
Reviso por última vez la ubicación y estoy exactamente dónde me indica que deben de estar. No los veo por ningún lado. Doy una vuelta en mi auto y consigo a ese trío sentados en una banqueta.
La chica de las gafas (si, otras vez su apodo) lleva su cabeza en las piernas de Cassie, Valentino mira a todos lados y mi bella chica intelectual tiene su mirada fija en el suelo, puedo jurar que está apunto de dormirse.
Bajo del auto y camino hacia ellos en pasos pequeños.
Valentino me ve, de inmediato se levanta. No luce nada ebrio, en cambio Patty y Cassie ni se diga.
Me arrodillo frente a mi chica.
—¿Estás bien?
Ella esquiva mi mirada y deja salir una pequeña tos con olor a alcohol. La tomo por su rostro pegando mi frente con la de ella.
—Vamos a casa.
Cassie asiente y dice:
—Tenemos que hablar.
Sujeto su mirada pero está la vuelve a esquivar.
—Valentino, lleva a Patty al auto mientras que yo llevaré a Cassie, ¿vale?
—Yo puedo caminar solita —se levanta dando pasos en zigzag.
La tomo por sorpresa y la cargo para llevarla a mi auto.
—Puedo caminar, ¿sabes?
Si, sí.
—Si, claro. Con esa borrachera qué vas a poder caminar.
Suelta un bufido.
—Anda búrlate de mi.
La deslizo en el asiento y le coloco el cinturón de seguridad, depósito un beso en su frente, seguido cierro la puerta.
Niña berrinchuda.
CASSIE.
No se en que momento me he quedado dormida, solo se que me lleva en sus brazos en dirección a mi habitación. Él me tumba en la cama y se deshace de mis zapatillas, trata de acomodarme una almohada pero termino enredando mis brazos en su cuello fijando mi mirada en la de él. Puedo oír como late su corazón.
¿Siempre es tan nervioso?
—¿Y si nos besamos por cada estrella que hay en el cielo?
Uno mis labios con los de él y se siente tan bien, tan perfecto.
Y si me llegara a perder encontraría en sus labios nuevamente el camino.
Es mi chico con corazón de ángel.
Cierro el poco espacio que hay entre ambos y profundizamos el beso.
Jael desliza sus manos por debajo de mi blusa y su corazón comienza a latir más fuerte.
—Cassie.
Susurra mi nombre pero no me aparto de él.
—No, Cassie, así no —se separa de mí.
Lo observo sin entender.
—Así no pequeña.
Yo solo asiento y la vergüenza cubre mi rostro. Se tumba en mi cama y me jala para que caiga junto a él.
—Descansa, mañana tenemos muchas cosas pendientes.
Pongo mi cabeza en su pecho y los latidos de su corazón se me hacen una preciosa melodía. Hasta el punto de quedarme dormida.
JAEL.
Me levanto muy temprano y salgo de la cama sin despertarla. Al levantarme me encuentro con dos ciertos amiguitos que me observaban; uno con odio y el otro con ganas de pasar su lengua por mí.
—¡Sshh! ¡No hagan bulla! si son buenos chicos prometo traerles algo la próxima.
Salgo deprisa de la habitación y dejó salir un suspiro.
Ahora sí manos a la obra.
Bajo y hablo con el vigilante de la residencia para que me diga el número de departamento de Patty, ella es pieza clave para hoy.
¿Cómo habrá llegado esta chica a noche? Bueno aunque Guillén le hecho una mano.
Toco varias veces a su puerta pero ésta no me daba respuesta, marco a su celular pero tampoco contesta. Toco por última vez y escucho que grita un "ya voy".
Abre y casi que me tira la puerta en la cara.
—Eehm, Cassie vive en el otro pasillo.
Dejo salir una sonrisa.
—Necesito hablar es contigo.
Ella abre su boca en una "o".
Sé que lo que le voy a decir no se lo esperaba.
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¿Qué será eso de lo que tiene que hablar Jael con Patty?
¿Que teorías tienen? Cuéntenme en los comentarios ♥️
Delen amor a esta historia en la estrellita ♥️
Espero les haya gustado.
Los quiero 💜
Nos leemos en un próximo capítulo 💜
Besos.
Anne Fernández.
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