19. Jael.
(19)
JAEL.
La noticia ya está circulando por todos los periódicos, no solo nacionales sino también internacionales. Son dos días en los que la prensa lleva soltando todo el veneno que ése idiota les puso en bandeja de plata.
Aunque la prensa anhela saber quién es Maddison Meier me encargaré de mantenerlos alejados de ella. Que se conformen con saber que ya no solo somos Lukas y yo sino que ahora también es Maddie.
No quiero imaginarme como debe de ser la situación en estos momentos en casa, no quiero ni pensarlo por un momento.
Tal vez me este comportando como un egoísta en dejar a mi madre en estos momentos, pero quiero que entienda que no puede seguir permitiendo ni un solo abuso más de mi padre. Y qué Lukas entienda que debe ser él mismo y no la copia de nuestro padre.
—Jael, ¿estás despierto? —pregunta Maddie desde su cama.
Quito la almohada de mi rostro y apenas veo sus pequeños ojitos adormilados asomarse por encima de su cama. Bueno dormir en este sillón no están cómodo pero son sacrificios que recordaré. Pero nada mal comparado con la mini cama de mi hermana.
—Si, ¿tú que haces despierta? Debes levántarte en unas horas para ir al colegio.
Ella restriega sus ojos he deja salir un bostezo.
—Tuve una pesadilla, no quiero dormir sola.
—¿Quieres que duerma contigo?
Asiente.
Me pongo de pies y camino en dirección hacia su pequeña cama. ¿Cómo puede dormir en ella? No logro acostumbrarme a la idea.
En todos estos días he visto la diferencia entre lo que le ha tocado vivir a Maddison y lo que vivimos Lukas y yo.
Lo tuvimos todo, viajábamos a dónde quisiéramos, comíamos todo lo que se nos antojaba y nuestras habitaciones eran decoradas cada año según nuestras preferencias, fuimos a los mejores colegios incluso a los más prestigiosos.En cambio apenas y Kate a podido pagarle el colegio y cumplir con su alimentación. Pero es tan feliz, con tan poco, sin nada es una cajita de felicidad.
Esto solo enseña una cosa: “Puedes tener todo el dinero del mundo y complacer todas tus necesidades y comprar todo cuanto quieras. Pero el dinero jamás podrá comprar tu felicidad y mucho menos enseñarte el valor de las cosas pequeñas”.
Maddie pone su cabeza junto a la mía y se acurruca junto a mí.
LOUIS.
Espero y les haya quedado en claro que conmigo no se juega. Ahora todos sabrán quién es Maddison Meier.
La prensa no ha parado de hablar del magnate que no quiso reconocer a la mocosa fuera de su prestigioso matrimonio. Disfruto ver cómo la falsa de esa familia por fin ha quedado al descubierto, justo como lo hicieron con la mía.
No lo culpo, yo tampoco habría querido hacerlo. Debe ser muy vergonzoso que la gente sepa que alguien con un estatuto social como el de él, se terminó involucrando en la vida de una mugrosa que no tiene donde caer muerta.
El timbre suena y eso sí que me extraña, no esperaba a nadie. Al abrir la pelinegra que hace unos meses me quitaba el sueño estaba allí parada con unas ojeras muy pronunciadas.
Ella entra a las fuerzas a mi departamento y mi poca paciencia estalla.
—¿Qué haces aquí? Te dejé en claro que ya no quería verte Laura.
En sus ojos un odio se refleja y siento tanta lastima por ella.
—No estoy aquí porque me interese tener algo contigo.
Ruedo mis ojos porque es una mentirosa, ¿quién no quiere estar conmigo?
—¿Entonces a qué viniste?
Muerde sus labios nerviosa.
—Estoy embarazada.
¿Qué? ¿Y qué tengo yo que ver con eso?
—¡Mira, que sorpresa! Me alegra por ti, espero y así dejes de molestarme.
—Es tuyo, Louis.
Lo que me faltaba, que le diera por andar de lunática.
No puede ser verdad, está mintiendo.
—No puede ser mío, debes estar equivocada. Ni creas que soy un estúpido. —digo mirando su vientre con asco.
—Es tuyo, no estoy equivocada.
—Pues entonces ve que haces con ese bebé pero yo no quiero tenerlo y mucho menos contigo.
¡Entiéndelo!
—No puedes decirme es, ¡eres un maldito! —suelta al aire llorando.
—Tu lo sabías y no te importó, ¿ahora de qué te quejas?
—Creí que cambiarias.
Suelto un bufido.
—Deshazte de él, ahora vete de mi apartamento y no vuelvas de nuevo.
—No por favor no...
No la soporto, la agarro por un brazo ella forcejea para que no la eche pero a la final terminé lográndolo.
Lo que me faltaba ahora está loca y sus mentiras a complicarme más.
CASSIE.
—¿Por qué esa cara? —interroga Kev, quien no me ha dejado sola ni un solo momento.
Dejo salir un suspiro.
—Solo quiero estar en casa.
—¿Segura?
Me quedo en silencio unos segundos y veo su ceño fruncido.
—No ha venido a verme ni una sola vez.
Mi hermano me observa sin entenderme y caigo en cuenta que no está al tanto de nada.
Le cuento todo con calma para no alterarlo ni un poco.
—No a estado bien lo que a hecho, Cass. Pero me pongo en su lugar y bueno yo también estaría pensando lo mismo y más si corro el riesgo de ir tras las rejas, ¿sabés?
Al escucharlo me doy cuenta que algo dentro de mí está muy molesta por esperar que ese tonto haga a un lado su miedo y venga a verme.
—Creo que tendrá que darme una buena explicación a lo que salga de este lugar.
—Bueno por ahora piensa bien las cosas y espera con calma a que llegue el momento en que puedas hablar con él.
Asiento y miro a Kev quien me miraba con su cara de celos como cuando era un niño.
Cuando éramos pequeños y algún niño me declaraba su amor, Kevin los atemorizaba para que no se me acercarán.
Menudo hermano me he ganado.
LUKAS.
Sé que está mucho mejor y que nada ha sido grave pero se también que Jael no ha puesto ni un solo pie aquí para verla.
¿Qué le sucede? A veces no logro entenderlo.
Desearía que fuera más abierto conmigo, que se abriera más a hablar las cosas las cuales le suceden, como hermanos. Toco dos veces a la puerta y un chico me abre y me detalla con cierta curiosidad, ¿protectora?
—¿Es la habitación de Cassie?
El chico asiente y me guía con su mano para que entre.
Al verme entrar sus ojos se iluminan y busca detrás de mí pero de inmediato una decepción se dibuja en su rostro.
—¿Cómo te encuentras, Cassie? —pregunto para aligerar la situación.
—Estoy bien, en unos días estaré fuera del hospital.
Me la quedo viendo por un determinado momento, y ya entiendo el porque mi hermano no puede dejarla.
Es una chica con un brillo muy hermoso.
Le doy una sonrisa afable.
—Me alegra que así sea, esperamos verte de nuevo por la pastelería cuando el médico lo indique.
—Espero y sea pronto, extraño a los chicos.
Y a mi hermano también, me digo a mi mismo.
Un silencio inundó el lugar y me vi en la obligación de romperlo.
—Dale tiempo, Cassie —ella levanta su mirada—.Siempre ha sido temeroso e inseguro, pero el mismo debe vencer sus propios temores.
Su boca se abrió en una "o" pero ni una sola palabra pronunció. Le dediqué una sonrisa y me dispuse a salir.
—¡Lu-lukas!
Me doy la vuelta y la miró fijamente.
—¡Gracias por venir!
No me gustan las despedidas,suelo irme de los lugares sin despedirme.
—No hay por qué agradecer —con eso me marcho.
Creo que tendré una larga conversación con mi hermano,una como nunca la hemos tenido.
JAEL.
Alguien tocaba el timbre y yo solo podía ver las paredes violetas de la habitación de Maddie.
Mi cuerpo se quejaba, me reclamaba ante la tortura de la pequeña cama. Creo que le comprare una nueva de unicornios ya que le gustan tanto.
—¡VOY! —grito para quien sea que esté tocando el timbre con tanta urgencia.
Y digo urgencia por insistir tanto, de haber sido yo, ya habría dejado de tocar.
Abro y me quedo en silencio. Mil maneras de sorprenderte por la mañana es encontrarte a primera hora con la cara del iceberg de tu hermano mayor, ni dándole de puñetazos hubiera venido ha esta casa, así que sus razones deben ser muy importantes.
—No te esperaba ver por aquí —fue lo único que pude decir.
Él baja su mirada.
—Ya que tienes el celular apagado.
Por poco lo olvidaba de hecho.
—¿Puedo entrar? —pregunta.
—Si,claro.
Lukas, detalla la casa disimuladamente.
—Eres un egoísta —suelta de inmediato mirándome fijamente.
Y ya empieza a atacarme, al ver que no pienso responder continúa:
—No quieres que te llame egoísta, te molesta que te repita que te comportas como un niño pero son las actitudes que tomas ante los problemas. Huyes como un cobarde porque crees que así podrás resolverlos. ¿Te has detenido a pensar en nuestra madre? ¿En tus amigos? —hace una pausa.— ¿En Cassie? o ¿En mi? Actúas como si nada te importara y hace que te desconozca por completo. No vine a quitarte mucho tiempo Jael, solo vine para que te aclares y dejes a un lado tus temores y dejes de comportarte como lo haces. Mamá le solicitó el divorcio a nuestro padre y ya sabes como están siendo los días para ellos. Paúl ha ido a buscarte y te dejó dicho que va a golpearte sino apareces y dejas tus niñadas. Y por último Cassie, fui a verla... es una buena chica que puedes perder, no seas idiota.
Lukas podía ser el hermano más amargado pero el mejor dando consejos.
Me acerco a él y le doy un corto abrazo o al menos eso era lo que tenía en mente pero él sostuvo por mucho tiempo más el abrazo.
—Si no vences tus temores éstos podrían hacerte perder momentos importantes —dice pasando su mano por mi cabello haciendo que este se alborote aún más.
—Gracias por siempre estar ahí para mí con tus sabías palabras.
Él me da una sonrisa de boca cerrada y no me contuve en volver abrazarlo. A veces no sabes cuando será la última vez que veas a una persona.
—Por cierto se me olvidaba —dice y me aparto para mirarlo.
Saca del bolsillo de sus pantalones una pequeña cajita.
—¿Qué es?
—Debes abrirla cuando estés con Maddison y ya no hagas más preguntas.
Lo miro perplejo.
—Esta bien, como órdenes —mirando la cajita roja con curiosidad.
—Otra cosa...
—¿Otra? —lo interrumpo.
Él asiente.
—Enciende el celular, mamá quiere llamarte.
Me estruja un poco y con eso se marcha, según tenía mucho por hacer. Siempre es así.
LOUIS.
Estos mugrosos hicieron un buen trabajo, digo tampoco era que quería que mataran a Cassie así que cumplieron con lo que debían. Reviso el bolso y entre sus cosas me encuentro con su celular.
Con suerte sigue encendido aunque en cualquier momento su pila se agotara. Y si esto no es suerte, ¿qué puede ser?
El celular no tiene patrón alguno para protegerlo. ¡Que estúpida!
Lo reviso y veo que su última llamada fue a un tal "Príncipe guardián", ¿qué estupidez es esa? Las ganas de estrellar el teléfono con la pared no me faltaron.
En cambio ha guardado mi contacto con mi nombre nada más.
Sonrío, algo mucho mejor se me acaba de ocurrir, mejor que destruir el teléfono.
Como a de lugar haré que ese mocoso se aleje de Cassie, sino es conmigo tampoco lo será con nadie.
Detallo un momento mi plan.
Texteo un mensaje:
Cassie: Quiero que te alejes de mi, no quiero volver a verte, sin ti estoy mejor. No quiero que vuelvas a buscarme.
¡Listo! Veamos si con esto no es suficiente.
Una pieza menos en el tablero.
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Besos.
Anne Fernández.
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