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14. Jael.

(14)

JAEL.

Ahí estaba en el borde de la cera, lleva unos vaqueros que se moldean perfectamente a ella unos tenis de color rojo que van en conjunto con la camiseta y su hermosa cabellera rubia suelta.

¿En dónde estaba está chica? Es tan perfecta, me hizo esperar casi que una vida para encontrarla.

Pero ahora que la encontré cuidaré de ella como se cuida de una flor.

Me estaciono frente a ella y bajo del auto tan nervioso como cuando en una boda el novio espera ansioso a la novia.

Así mismo me siento. Es la primera cita y ya estoy pensando en boda.

—Ho-ola, —la saludo perdido en sus hermosos ojos castaños.

—Hola —me contesta y se que también está nerviosa por la manera en la que muerde su labio inferior.

Estos dias en la pastelería e repasado cada una sus actitudes.

—¡¿Estás lista?! —pregunto con una gran sonrisa.

—Lo estoy —sonríe tímidamente.

Un brillo se refleja en sus preciosos ojos castaños y siento que voy a desmayarme si me vuelve a mirar así.

—Perfecto, entonces subamos —la tomo por su mano derecha para llevarla al auto, abro la puerta de mi deportivo, Cassie se detiene en medio andar, me dedica una mirada un poco confundida y añado: —¿Sucede algo?

Cassie me sostiene la mirada por un momento.

—No todo está bien —con eso termina de subir al auto.

Doy la vuelta y al subir le dedico una mirada corta, se ve tan hermosa no me cansaría de verla jamás.








LOUIS.

Detengo mi auto en la residencia y veo a una distancia un deportivo, y en el se subía Cassie, mi Cassie y no solo eso al auto sube el menor de los insoportables de los Meier.

¡¿Qué carajos hace con mi chica?! ¡¿Qué mierda está pasando?! ese mocoso va a respetar y va a entender que con lo mio nadie se mete.

Marco el número de Cassie pero ésta no responde. Golpeó el volante con furia, bajo del auto y entro a la residencia.

La esperaré en su departamento y esa estúpida me va ha escuchar.

Iba tan cegado por la rabia que no me había fijado en el portero.

—Buenas noches, ¡no puede subir sin una autorización por la persona que venga a ver señor! —exclama en un tono enervante.

—Sabes que vengo a ver a Cassie, soy su novio, ¿lo olvidas?

—Lo siento, pero la señorita me pidió que no lo dejara subir y que le dijera que no la molestara más.

Miente.

No podía creer lo que esté inútil estaba diciendo ella no podía hacer eso.

Es solo una mentira.

—No me mientas —espeto agarrándole por el cuello de su uniforme asqueroso.

—¡Suelteme! —determina forcejeando para liberarse de mi agarre.

Debo calmarme.

—Cassie jamás diría algo así, eres un mentiroso —reprocho liberándolo de mi manos.

—Me crea o no esas fueron las palabras de la joven, hágase un favor y no la moleste más y si me vuelve a poner una mano encima le llamaré a la policía, ¡ahora, váyase por favor!

Las ganas de partirle la cara a golpes no me faltan, pero no puedo hacerlo debo evitar un escándalo.

Le dediqué una última mirada de asco y salí de esa maldita basura de residencia.

Esto no se queda así, si esa zorra piensa que puede dejarme esta equivocada le voy a demostrar que conmigo no se juega.






CASSIE.

No sé se en que pensé en ese momento por un instante me detuve y la brisa de la noche me trajo el olor de un perfume... si es la misma fragancia.

Respira ondo, es solo una casualidad.

Si, esto solo debe ser una casualidad, no puedo estar como las paranoicas buscando razones donde no las hay.

Me prometí a mí misma dejar aún lado el estar pensando en ese chico, solo me ayudó aquella noche y así lo recordaré.

Como el chico misterioso de mis recuerdos así vivirá en mí.

—Y bien, ¿a dónde iremos? —pregunto para romper el silencio entre ambos.

Él niega con la cabeza divertido.

—Es una sorpresa Cassie —sonríe y un vago recuerdo de aquella noche se interpone de nuevo.

Tengo que dejar de pensar en ese chico por lo menos esta noche, es injusto para Jael que yo esté pensando en un chico en el que primero no es él y segundo qué ni siquiera conozco su rostro.

Y dale con lo mismo.

Tú cállate.

Terminaré arruinando todo.

—Vale, aunque todo en Seattle es una sorpresa para mi la verdad.

—¿Si?, ¿por qué? —pregunta con su cejo fruncido.

—Porque no conozco Seattle, soy de Inglaterra no tengo mucho tiempo en esta ciudad.

—Eso si que no me lo imaginaba puesto a que bueno, tú acento de inglesa no se nota mucho —mueve sus dedos nerviosos en el volante.

Vuelvo mi mirada hacia delante y veo de reojo que me observaba discretamente.

—Si, suelen decírmelo —aseguro un poco incómoda.

—¿Y tú familia también está en Seattle?, ¿o solo tú?

Dejo salir aire de mis pulmones y el me dedica una mirada curiosa.

—No, mis padres y la abuela continúan en Inglaterra. Mi padre es uno de los empresarios ingleses más influyente y mi hermano mucho antes de venirme a Seattle ya el se había ido a vivir a Canadá.

Jael se quedó unos minutos en silencio.

—¿Por qué trabajas en la pastelería si no es necesario para tí?

La misma pregunta de siempre.

—Es ahí donde inicia mi verdadera historia. Verás mi padre no está de acuerdo con la idea de tener una escritora en la familia, él siempre quiso que me ocupara en los negocios que tenemos... yo me negué a que así fuera. Me vine a Seattle con mis sueños en mente y con el objetivo de lograrlos pero con el tiempo todo fue decayendo poco a poco, entré en un bloqueo escritor del cuál no he logrado salir y eso solo ha empeorado las cosas. Mi padre canceló todas mis cuentas he mis ahorros no eran muchos por lo que me vi obligada a pedirle ayuda a Laura mi ex mejor amiga, fue así cuando entré a la pastelería de tu familia.

—Es horrible no poder hacer lo que tanto te gusta, te hace sentir vacío sin oportunidades, solo porque alguien más no cree en ti.

—¿A tí qué te hace sentir de esa manera, Jael?

Él muerde su labio inferior y quedamos en silencio por unos largos minutos.

Juum, justo como yo suelo hacer, algo en común, nada mal.

...

Oh, creo que he sido muy directa.

—Lo siento, no quería incomodarte.

Algo más que tenemos en común es que los nervios nos delata en cualquier situación.

—Desde pequeño me gustaban los autos y las carreras. Solía escaparme en las noches con mis amigos a una zona donde se hacen carreras clandestinas. Deje los estudios a un lado y me aparte de los negocios de mi padre. Eso lo enfureció y más cuando descubrió el lugar que estaba frecuentando. Discutimos fuertemente y dejándome llevar por el enojo dije unas cosas que solo empeoraron la discusión y mi padre terminó... —hace una pausa—, golpeándome, mi madre intervino pero desde entonces nuestra relación no ha vuelto a ser la misma y no pude cumplir mi sueño de correr y ganar una copa NASCAR.

Oooh, vaya.

Eso sí que me rompió el alma pero sin intención alguna también me hizo pensar que no lograré ser una escritora como quiero.

—Habrías ganado sin duda esa copa NASCAR, me habría encantado verte correr. Bueno tal vez ni te hubiera conocido.

—¿Te gustaría verme correr? —esboza una sonrisa en su rostro.

Tiene una sonrisa angelical.

—Si, claro —contesto no muy segura.

Me dan miedo.

—El próximo sábado me tocará correr puedo pasar por ti claro si así, ¿te parece bien?

—Me pa-arece genial —dice arrastrando sus palabras un poco.

—No es la NASCAR pero las carreras ahí son muy entretenidas.

—Sera un gusto acompañarte.

—Entonces, el sábado paso por tí.

En el resto del trayecto estuvimos hablando la aventura que correspondía al escribir un libro. Le hablé de cada uno de los personajes, sin pausa y sin interrupciones y me parecía tan perfecto, tan magnífico ver cómo se reía o preguntaba alguna curiosidad.

Es tan diferente.

—Ya estamos llegando —anuncia aparcando su auto.

Baje del auto y esperé a que él hiciera lo mismo.






{...}

JAEL.

—¿Qué película te gustaría ver? —pregunto no muy convencido de si hice bien en traerla al cine.

Genial, quieres conocerla y la traes al cine, dónde ni siquiera se puede hablar.

Mm, me traigo algo más entre manos.

—Cualquiera que no sea de terror —resalta y sonríe tímidamente.

—No me digas que a la escritora le dan miedo las películas de terror.

Dejo salir una carcajada.

—¡Oye! no te rías de mí, no me da miedo solo que...solo que... son aburridas.

¡Si, claro!

—Bueno estás de suerte porque hay en cartelera una muy buena de terror varios amigos me la han recomendado —sus ojos se abren como si le hubieran dado la peor noticia de su vida.

—¡¿Es en serio?! Patty a mí me recomendó una muy buena también pero, es una comedia.

Suelto una carcajada y ella enfurruña sus brazos y me da una mirada de pocos amigos.

—¿A sí? ¿Y como se llama la película? —solo por ver sus expresiones que aunque te matan de risa no deja de verse preciosa.

—¿Qué tal si entramos y decidimos qué ver? —objeta evadiendo mis preguntas.

Moriría una y otra vez, solo por verla sonreír las veces que sean necesarias.

—Perfecto, entremos entonces.

Entramos y luego de una difícil elección terminó ganando Cassie.

En definitivo las películas de romance no son lo mío ya casi hasta termino llorando con la película. Aunque bueno, Cassie me dejó en claro que es una romántica empedernida con esos ojitos de cordero que puso durante toda la película.

Aparte de que ella se quedó con los chocolates mientras que ha mí me dejó con las palomitas.

Pero creo que fue una perfecta elección cuando Cassie coloco su cabeza sobre mi hombro, mi corazón latió descontroladamente yo no sabía que hacer para no incomodarla y verme como un desesperado así que solo hundí mi nariz en su cabello que olía a caramelo.

Esta chica es tan perfecta como el cielo mismo.







CASSIE.

Si esto es una cita me permito decir que es la mejor que he tenido en años. Tampoco es que haya tenido muchas, pero si es la mejor.

Esta noche por un momento hizo olvidarme de todo el caos que inunda mi vida.

No sé que poseé este chico pero cualquiera cual sea su magia a generado una fuente de esperanza que yacía muy oculta en mí.

Sentir su respiración tan cerca fue como nadar en un mar de estrellas.

Salimos de la sala del cine y no podía parar de hablar de la película pero realmente en mi interior quería darme bofetadas por haber elegido una película tan mala. Pero al fin cualquier cosa antes que ver primero una película de terror que luego no pueda dormir mínimo por una semana.

Lo sé, soy una cobarde.

Jael solo se ríe de mis ocurrencias y mis excusas para decir que la película estuvo buena.

Ver sonreír a este chico es obsesionarte con su sonrisa que es tan... dulce.

—Ya es tarde y mañana debes llegar temprano a la pastelería pero, ¿quieres ir a comer algo? —pregunta, y de nuevo no puedo dejar de hallarle parecido con el príncipe estúpido misterioso.

Dejo salir un suspiro y sus ojos me miran fijamente.

—¿Sucede algo?

Si, aquí de nuevo pensando en ese estúpido, si ahora es un estúpido por no haberme dicho quién era y sobre todo por no haberme escrito de nuevo.

Sólo debo aceptar que nunca sabré quién es.

—Creo que tanto chocolate me ha dejado hasta el borde pero sera para otra ocasión.

Admito que lo dije con un poco de miedo a que se molestara, me acostumbré tanto a los arranques de ira de Louis que se me olvida que Jael no es él.

—Vale señorita, entonces rumbo a su residencia —pasa su dedo pulgar por una de mis mejillas.

Después de eso un silencio nos invadió, un silencio que se me hizo agusto uno rodeado de armonía y tranquilidad.

¿Quién eres Jael, qué traes calma a mi universo?

Lo miro de reojo y desvío mi mirada antes de que termine pillándome.







JAEL.

Si esta chica supiera lo que mi corazón sintió el primer día en que la vi. No tiene idea de los estragos que ocasiona en mi mundo solo con sonreír, solo con hablar o solo con mirarme.

Como deseo ser el dueño de esa sonrisa tan hermosa, dueño de sus pensamientos; de sus noches he días. Llevarla de la mano y nunca soltarla. Me está matando lentamente no poder acariciar sus labios con los míos no poder tenerla entre mis brazos y embriagarme con el olor de su piel, me está matando.

De camino a su residencia se a quedado dormida y se ve tan vulnerable y preciosa a la misma vez.

Llegó al punto de cuestionarme si dejarla dormir en mi auto toda la noche pero ya eso sería ser un loco maniático.

O quizás no.

No puedo dejar de observarla es tan perfecta, su nariz refinada tan pequeña la linda curva que forman sus ojos y esos labios que muero por besar.

Tenía algo más preparado, pero se nota lo exhausta que ésta.

Llegamos y me quedo un par de minutos viéndola dormir, acomodo un mechón de cabello tras su oreja y acunó su rostro con mi mano trazando una caricia con el dedo pulgar.

—¡Cass, llegamos! —susurro en un tono de voz medio.

Casi que da un salto de susto pero al verme dejo salir un suspiro.

—Me he quedado dormida lo siento.

—Tranquila fue lindo verte como babeas mientras duermes —suelto un risita.

Cassie se pasa sus manos por el rostro apenada y yo suelto una carcajada al verla.

—Era broma.

Ella me da una mirada de pocos amigos y levanto mis manos en señal de tregua.

—¡Gracias por esta noche me la pasé bastante bien! —dice mirándome fijo a mis ojos.

Trago grueso.

Estuve apunto de perder el control y besarla pero debía controlarme.

—También la pasé bien gracias por aceptar salir esta noche conmigo.

Nos quedamos mirando fijamente uno al otro... en silencio, las palabras sobraban ya era más que suficiente.

—Creo que tengo un poco de tiempo más para hablar contigo —susurra.

Repico mis dedos en el volante y suelto un suspiro.

—¿En qué año inició la segunda guerra mundial?

Sonríe.

—¿Me preguntas de historia?

Me encojo de hombros y niego.

—¿Con qué soñabas desde que eras una niña?

Lo piensa...

—Nunca soñé con algo más que no fuera escribir, cada día mi imaginación trazaba nuevas líneas llenas de poesía y historias que esperaba que algún día alguien pudiera leerlas.

Sus ojos se iluminan.

—:añade—, pero supongo que todo sueño lleva un aprendizaje, y todo aprendizaje lleva un tiempo. Mientas eso sucede, insistir he mantenerme en convicción no está de más.

—Promete darme un autógrafo cuando eso suceda —digo rozando mi dedo índice con su pequeña nariz.

Sonríe tímidamente.

—Lo prometo.

Levanto mi pulgar y ella lo baja sujetando mi mano entre las de ella.

—¿Tú siempre quisiste ganar un copa Nascar?

Niega.

—Queria ir a la luna, luego quería escribir —le dedico una mirada fugaz—, y después correr en autos. Pero entre todas esas cosas que quería hacer solo una verdaderamente me llenaba. Pero a la final solo terminé medio cumpliendo una, aquí —señalo mi cabeza —aquí— señalando ahora mi corazón—. Existe un mundo sumergido en un universo que todo lo que sueñas puedes lograrlo, solo si tienes la suficiente convicción, pero sobre todo una verdadera pasión por lo que quieres hacer.

Cassie me sostiene la mirada y en sus ojos algo tan difícil de explicar se cruza por ellos.

—A un estás a tiempo de lograrlo, ¿lo sabés?

—Tu también estás a tiempo.

Sus mejillas se sonrojan y luce tan bonita.

—Gracias por está noche, de verdad.

Asiento.

Con eso abrió la puerta y bajo del auto despidiéndose a distancia.

El regreso a mi casa fue insoportable sin ella a mí lado. Quiero a esa chica para toda la vida.

La promesa que le hice a Lukas calcomia mi interior, se va a morir cuando le cuente todo, se olvidará que soy su hermano y me matará.

Luego saldré en la prensa y me haré muy famoso. Al menos después de morir. Me río de mis ocurrencias.

Subo a su despacho pero no está ahí, voy a su habitación pero igual. Es raro mi hermano a estas horas ya está en casa.

Marco su número y al segundo tono contesta.

—¡Lukas!

Hombre, me preocupas.

—Ahora no puedo hablar voy de salida a una junta importante fuera de la ciudad, tardaré en regresar unos días por favor no ocasiones desastres en la pastelería y evita caer en enfrentamientos con nuestro padre.

Por un lado una buena noticia, temía contarle todo está noche.

—Ya, no me sermones que todo estará bajo control hermanito.

—Eso espero y cuando regrese tenemos una conversación pendiente Jael.

¿A éste hombre no puede olvidarse algo?

—¿Cuál? —pregunto en un tono extrañado.

—No te hagas el que se te olvido porque recuerda que me lo prometiste y por esa.

Arrugo mi rostro.

—Vale, era solo broma no tienes que referirte de ella, de esa manera.

—Evitaré tener esta conversación contigo por teléfono, nos vemos en unos días. Cuídate hazlo por lo menos por ella —dijo colgando sin darme tiempo a responder.

Desde pequeño aunque no es mucha la diferencia de edades, Lukas siempre me a sobre protegido.

Se a comportado como un hermano mayor si, pero más como un padre. Si me enfermaba ahí estaba el para ayudar a atenderme y no se iba a su habitación hasta que no estuviera bien, si tenía problemas en el colegio siempre salía a mi defensa. Y siempre ha estado ahí para mí.

Sería feliz si alguna vez lo viera sonreír y no con esa cara de amargado que ahora se trae.



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Awww pero que lindo es Lukas con Jael a pesar de ser duro con él en ocaciones.

Espero les haya gustado esta actualización ♥️no olviden hacérmelo saber en los comentarios.

Pronto se viene una sorpresita con "Cuando llegue Enero ♥️ se que les va a encantar la idea sin duda alguna.

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Los quiero 💖

Nos leemos en una próxima actualización✨

Besos.

Anne Fernández.

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