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02.Cassie.


(2)

CASSIE.

Vivimos en un mundo de tontos, en un tonto mundo donde tenemos que intentar, intentar e intentar hasta alcanzar aquello que anhelamos. El arte de las letras es una llama que jamás se puede apagar, y si esta dejara de arder volvería a renacer de sus propias cenizas.

Entre más grande sean tus sueños, más grande será el valor que tendrás que pagar por ellos.

Los días han transcurrido favorablemente sí así podría decirse. Aún sigo molesta con Louis, aunque por lo menos ya contesto a sus mensajes. Hoy quedamos en vernos luego del trabajo él pasará a recogerme. Ruego al cielo para que no haga ningún comentario desagradable.

Debo admitir que ya no me hace tanta ilusión como antes. Solía ser el tipo de chica que pasaba horas esperando un mensaje o una llamada de su parte. Incluso podía hasta pasar todo un día hablando con él sin aburrirme. Pero ya nada es igual.

En cuanto al entorno del trabajo cada día me la llevaba mejor con Valentín y Patty nos hemos hecho buenos amigos. Valentino contándonos sus malos sabores sentimentales y Patty su agonía de vida según ella.

Se me hacen tan agradables este par de tontos. Con ellos todo es una comedia.

Valentín pertenece a la comunidad LGBTQIA+ y la verdad no tengo problema con ello, no tengo porque hacerle sentir menos, me encanta su personalidad y el carisma que desborda es tan contagiante. Hoy nos contó a ambas que terminó con su novio porque le había sido infiel y se sentía tan decepcionado con respecto a cosas del amor.

Creo que por ese lado ya somos dos. Tranquilo amigo, que no eres el único al que cupido anda lanzando flechas equivocadas.

¡Pobre de Valentín!

Mientras que Patty nos contó que su compañera de departamento siempre que podía robaba sus alimentos e algunas de sus pertenencias. Le urgía mudarse lo más pronto posible a otro piso lejos de ella, o terminaría quedando sin nada.

¡Pobre chica!

Pero no todo estaba en su contra como lo pensaba.

Tal vez hoy se encontraba de suerte, porque justo en la residencia que vivo estaba disponible uno de los pequeños departamento. No dude ni un minuto en darle la dirección y ella no tardó en demostrar su agradecimiento con un fuerte abrazo.

Casi me deja sin aire con semejante apretón.

Realizamos la entrega de los últimos pedidos que eran tan numerosos, ¡santo! Si que eran demasiados.

Me faltaban quince minutos para salir cuándo Louis llegó por mí.

—Cassie afuera hay un chico que dice que es tu novio, está esperando por tí, le dije que terminarías en unos minutos —dice acomodando sus gafas.

—¡Gracias, Patty!

Ella me observa queriéndome decir algo más.

—Es muy guapo.

Sonríe graciosamente.

—Si, lo es.

Hago una mueca, era cierto. Louis es el típico chico guapo que cualquier chica se moriría por estar con él. Pero ese ya no sería mi caso, y me pregunto si alguna vez lo fué.

—¿Ustedes de que hablan mis maripositas? —pregunta Valentín.

—Del novio de Cassie —se apresura en decir Patty.

Este lleva una mano a su boca para disimular cierta sorpresa.

—¡Ay, cariño! No me digas que te monto los cuernos, tú tan hermosa...

—No, Valentín no todos sufren tus desgracias amorosas. El chico la esta esperando afuera de la pastelería pero aún falta para que Cassie terminé su horario de trabajo.

Casi que muero de la risa al ver el rostro de Valentín ofendido por Patty.

—¡¿Queeé?! No hagas esperar al amor —suelta dramáticamente llevándose una mano a su pecho—. Que tal si el Dios del amor se molesta, anda yo te cubriré los pocos minutos que te faltan.

O es muy rosa, o es muy fantasioso. Aplano mis labios y resisto lo más que puedo una carcajada.

No te rías Cassie, no te rías.

—¿En serio? —pregunto dudosa.

—Claro, y si no vas ahora me molestaré.

Recogí mis cosas y salí a toda velocidad pero me detuve a medio camino... me regresé y le di un fuerte abrazo a Valentín y a Patty.

Me miraron con sus bocas abiertas sin saber que decir.

—¡Nos vemos chicos!

Veo el auto de Louis aparcado afuera, camino hacia el y me dejo caer dentro del auto móvil.

—Holaa.

—¿Así saludas a tu novio, Cass? —me mira inexpresivo.

Entonces le doy un beso en la mejilla.

—¿Sigues molesta? —su semblante se torna serio. —Cassie de verdad no quería lastimarte con lo que dije...

No, otra vez no.

—Louis ya paso, ya no viene al caso por favor deja ya estar el tema.

¿Por qué no entiende que no quiero hablar con él sobre eso?

—¡Ok, Cass! pero ya no estés así conmigo.

Lo miro por un momento y el me observa y planta un dulce beso es mis labios.

¿A dónde se han ido las emociones? Porque no las encuentro.

En el trayecto a su departamento nuestra conversación solo giró en torno a su trabajo y el porque ahora se la pasa más ocupado de lo normal. No era que ya no compartiéramos más seguido sino que eso de alguna manera había ayudado a que nuestra relación rodara más rápido por un barranco.

Ya no existían emociones entre ambos, al menos en mi no. Puede sonar repetitivo, pero me encuentro en un callejón sin salida.

Al llegar él enciende la televisión y desajusta su corbata, su celular suena pero el desvía la llamada.

—¿No vas a contestar, Louis?

—Puede esperar no es nada importante —masculló sentándose a mi lado. —Tengo algo más importante por hacer —me susurra al oído, seguido pasa su lengua por mi cuello.

Conozco sus intenciones y la verdad... no me sentía en el momento para dar ese paso nuevamente con él. Ni ahora, ni nunca.

Dejo salir una pequeña tos, pero él no se detiene.

—Louis por ahora no —dije, pero empezó a dejar pequeños besos por mi cuello otra vez.

—¿Por ahora no qué, nena?

¡Algo se me tiene que ocurrir!

—No es el momento —suelto sin más y me separo de él.

Él deja salir una risa y se que está controlando su carácter.

—Entonces puedes usar tu linda boquita, Cass.

¡¿Ah?!

—Louis no...

Su celular vuelve a sonar pero esta vez si contesta.

¡Me ha salvado la campana!

El timbre de su celular me interrumpe antes de decir algo que se que nos llevaría a una discusión segura. Él se perdió por el pasillo que da a su habitación para contestar, lo que me dejaba en claro que eran negocios, en más de una oportunidad Louis me lo explicó para evitar un mal entendido, según él.

Hace unos meses me lanzaba a la mínima aventura en nuestra relación y el sexo era algo que disfrutaba con Louis pero hoy me encuentro mintiéndole a la cara evitando sus besos y caricias.

¿Por qué? Simplemente la respuesta se vuelve repetitiva; ya no siento nada.

—Nena me salió un contra tiempo y bueno no sé si... —alborota su cabello pasando su mano por el—, ¿me esperas acá?

Es mi momento de huir querido.

—Me llevás a casa, olvidé dejarle comida a Naylon y a Silvestre.

Me apresuro en decir y él me mira descolocado.

—¡Aaah! sí, el perro y el gato —murmuró con un dejo de desprecio.

Se me olvidaba que no le gustaban las mascotas en especial los gatos. No tiene ni idea de lo fabulosos que es tenerlos.

De camino a mi casa su celular no paraba de sonar como loco y eso solo volvía el entorno más incómodo.

Llegamos a mi residencia y doy gracias de que así fuera abrí para salir del auto pero él me jaló para a traerme hacia él y depositar un beso en mis labios.

—¡Buenas noches nena!

Se despide, pero yo solo le devuelvo una sonrisa un tanto fría.

El frío de la noche golpea mi cara y me apresuro a entrar a la residencia. Por fin en mi hogar mi pequeña cueva de osos.

Al abrir Naylon y Silvestre me recibieron como de costumbre. Me alegraba que estuvieran allí para mí.

Luego de tomar una ducha me senté en mi escritorio dispuesta a salir de ese bloqueo que me traía el corazón en pedazos. Quizás mi padre tiene razón y eso de ser escritora no es para mí, tal vez Louis tenía razón en decir que debía escuchar a papá cuando me lo decía. A lo mejor y no todos los sueños se hacen realidad.

Mirando la pantalla de mi laptop trataba de escribir tan siquiera un poco pero nada llegaba a mi. Solté un bufido molesta y me fui directo a mi portal social.

«Creo que no todos contamos con la suerte de ver hecho una realidad nuestros sueños».

Observo mi post publicado hace unos segundos, frustrada cierro mi laptop, suelto un suspiro de cansancio. Cargué en mis brazos a Silvestre y me tumbé en mi cama al lado de Naylon.

A esta vida tan patética solo le hace falta añadirle que me caiga por un barranco pero ya sería mucha agonía, ya sería mucha desgracia.

Mi celular vibra sobre la mesa de noche y veo un mensaje de WhatsApp de Laura.

Laura: Mañana estaré en Seattle espero verte.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro.

Cassie: Encantada de poder verte después de tanto tiempo.

Unos minutos después responde a mi mensaje.

Laura: <3

Devuelvo mi móvil al mismo lugar de hace un momento y me quedo viendo en un punto fijo el techo.

Supongo que es hora de rendirme.


{...}

CASSIE.

Digamos que la puntualidad no es mi fuerte, soy la mujer más impuntual del planeta tierra. Me apresuré a dejarle la comida a mis pequeños, sino lograba apresurarme iba a llegar tarde.

Salgo de prisa y por poco dejo mis llaves.

¡AHAHAHAH! ¡OMG! solté en un gran grito de susto.

Patty me miraba con sus ojos grandes.

—¡Casi me matas de la impresión mujer!

—Y eso que hoy si me cepillé mi cabello —alardea con orgullo llevándose sus manos a la cabeza.

Que chica más loca.

¡Cállate! Tú solo, encargate de entretener al lector.

Estoy en tu cabeza, no puedo callarme.

Lo olvidaba.

—No Patty, no es eso. Cuéntame, ¿qué hacés por aquí tan temprano?

—Ayer cuando salí de la pastelería me vine a ver el sitio que me comentaste que estaban rentando y bueno me lo puedo permitir y la verdad lo necesitaba.

—Me alegra que lo hayas conseguido.

—Si, esa abusadora ya no podrá robar más mi comida y cosas.

—Ya no podrá abusar de tu bondad.

Ella se queda pensativa.

—Lo bueno es que ahora podremos irnos juntas a la pastelería, ¿no?

¿Uhm?

—Claro, claro ahora me alegra mucho más —mascullo un tanto no convencida de ello.

Salimos juntas rumbo a la parada de los autobuses que por poco nos dejaba tirada.

Saque una libreta y apunte unas ideas para mí historia. Seguiré intentando una última vez.

—¿Qué haces?

—Anoto unas ideas para plasmarlas en una historia que estoy escribiendo.

Ella abre sus ojos en grande, se ve tan graciosa cuando lo hace.

—¡Wow!, ¿en serio? No tenía idea que eras escritora. ¿Cuántos libros has escrito?

Eeehm... ¿Uno a la mitad cuenta?

—La verdad sólo parte de uno y he quedado atrapada sin ideas alguna, quizás la escritura no sea para mí.

Me dedica una mueca de pesar.

—O quizás esa historia no sea para tí. ¿No has tratado de escribir algo más? Algo diferente, tal vez allí encuentres tú lugar. ¿Sabés? Me encanta leer pero jamás tomaría la iniciativa para escribir un libro, el simple hecho de que hayas tomado el valor para escribir uno, te hace una escritora pero lo que te hace una grande, es que dejes plasmado ideas diferentes historias que dejen marcas. Cassie... cuéntale algo diferente al mundo a veces esos bloqueos solo buscan ser llenados. Hay diferentes tipos de bloqueos y no conozco alguno del que no se pueda salir.

Y así fue como Patty me acaba de dejar sin palabras.

—¿Te gustan las paletas? —le pregunto.

Me observa descolocada pero a la final sólo se encogió de hombros. Saqué una de mi bolso y la extendí hacia ella quien me la recibió y se la llevó de inmediato a la boca como una niña.

Me había acostumbrado tanto a los malos cuestionamientos de mi padre que cuando alguien hablaba algo positivo solía quedarme sin palabras algunas.

Llegamos a la pastelería y Valentín ya se encontraba en su lugar como siempre.

¡Él es el amo de la puntualidad!

Yo soy todo lo opuesto a él.

—Aún no hemos iniciado el día de trabajo y ya ese teléfono no ha dejado de sonar con pedidos así que manos a la obra mis pequeñas maripositas —suelta Valentín moviendo de un lado a otro una bufanda violeta que llevaba en su cuello.

¿Siempre tiene tanta euforia por dentro? Hace que los días de trabajo sean tan geniales.

Revisé mi celular pero solo había un mensaje de Laura.

Laura: Nos vemos hoy a las ocho, ponte hermosa que no iremos a divertir.

Respondo de inmediato con una sonrisa, pero me preocupa a dónde iremos.

Cassie: Vale, estaré esperándote.

Bajé a ver si encontraba uno de Louis pero ni siquiera uno de buenos días y es que ha cambiado tanto. Recuerdo levantarme y lo primero que veía eran sus mensajes empalagosos, ahora ni uno solo.

Me enfoqué en el trabajo de hoy, que por lo visto Valentín tenía razón iba a estar rudo. Una llamada tras otra, clientes quejándose por el retraso otros indecisos.

¡AUXILIO! gritaba por dentro.

Mi pobre cuerpecito, estaba quedando sin energías.

Le entrego a Patty otra tanda de pedidos y el teléfono suena de nuevo.

—¡Buenas tardes pastelería Meier! ¿En qué podemos ayudarle?

—¡Colócame al tono a Valentín ahora! —ordena en un tono autoritario.

¡Uy, pero que gruñón y mal educado!

Valentín debió entender mi cara de molestia cuando se acercó de inmediato a mi.

—Es para tí —digo en un tono indiferente.

—Si, diga —contesta él, quién al momento sus ojos se abren exageradamente.

¿Qué le sucede? Pareciera que fuera a darle un infarto al pobre.

—¡Si señor! resolveremos eso de inmediato —asegura como un soldadito.

Este cuelga y se seca un sudor imaginario.

—¡Santa virgen de los pasteles no me des estos sustos más en tu vida!

Patty y yo lo mirábamos con una risa traviesa.

—Chicas a trabajar no podemos retrasarnos en los pedidos sino el guapetón menor de los Meier vendrá por mi cabeza —concluye caminando y dando órdenes como loco.

Las horas han pasado volando ya estábamos por cerrar.Logramos entregar cada uno de los pedidos.

Estoy exhausta pero no puedo cancelarle a Laura.

—Mi cabeza está por estallar, ¡ayuda! —vociferaba Valentín—. Estoy exhausto ya no puedo más creo que me lanzaré por un precipicio —lloriqueaba dramáticamente.

—Valentín deja de llorar, ya nos vamos a casa —lo consolaba Patty.

Chequeé mi celular para ver si había un mensaje de Louis pero esta vez habían varias llamadas perdidas de su número, le marqué pero este no contestó.

A veces ni yo misma logro entenderme.

Recogí mis cosas y salí junto a Patty rumbo a casa.

Al llegar trate de marcar varias veces el número de Louis pero este nuevamente no respondía a mis llamadas.

¿Será que por fin lo ha entendido?

No lo creo.

Me quedaban exactamente treinta minutos para arreglarme; algo si tenía Laura y eso era puntualidad así que me di prisa.

Opté por un corto vestido rojo que hacia resaltar mi piel blanca me coloqué maquillaje y un sensual labial rojo en mi boca, mi cabello rubio caía por mis hombros, me coloco los tacones.

¡Listo! Misión superada.

Eso creo.

Ahora, solo toca a esperar que Laura llegue.





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Me hace mucha ilusión compartir esta historia con ustedes así que espero le den una oportunidad.

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Los quiero 💖

Nos vemos en un próximo capítulo ✨

Besos.

Anne Fernández.

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