- ¿Estás seguro de que no le pasará nada malo a ella y a su familia?- Pregunté con un poco de temor hacia la sirvienta de mi hermano.

- Nunca dudaría de mi amigo ni de su palabra-. Contestó muy seguro.

Asentí y rogué a Dios de que así fuera. No parecía que esa preocupación fuera a cesar.

- ¿Quiéres tomar té conmigo?- Preguntó cuidadosamente.

Negué con la cabeza. No había día que no pensara en mi hermano. Quería estar con él pero quería matarme.

Unas lágrimas recorrieron mis mejillas, las mismas que Sebastian acarició cuidadosamente, como si fueran de porcelana y pudieran romperse en cualquier momento.

Sin pensarlo, dirigí mi mano derecha a sus manos y nos quedamos mirándonos fijamente hasta que nos fundimos en un dulce beso ya que su aliento sabía a chocolate. Cuidadosamente, Sebastian me posó encima de la cama quedando él encima de mí.

Al vernos en aquella situación, los dos reímos como locos y nos volvimos a besar. Pero lo bueno nunca dura eternamente ya que fuimos interrumpidos por una sirvienta notificándonos que la reina nos estaba esperando para tomar el té.

Rápidamente bajamos y estuvimos tomándo el té. Después cenamos y Sebastian me acompañó a mi habitación.

- Bueno, que descanses-. Le deseé dispuesta a entrar a mi habitación.

- ¿Entramos y terminamos lo que dejamos a medias?- Preguntó Sebastian con una sonrisa pícara.

Sonreí al recordar aquel mágico momento que se creó entre los dos, uno de los pocos que se creó desde que me secuestró. ¿Cómo podía sentir algo que no fuera repulsión por mi secuestrador?

- ¿Estás loco?

- Sí, por ti.

- Buenas noches, Sebastian.

- Tú y tu don de dejarme siempre a medias. ¿No me lo podrías poner un poco fácil?- Se quejó.

- Los hombres y su simpleza. Buenas noches-. Dije y acto seguido entré a mi habitación con una sonrisa.

No sabía por donde rompería esto, pero lo que sabía era que Sebastian me estaba volviendo loca.

Escrito por Swiftie5sos13.