Capítulo 20
Se llamaba Eren. Era el nombre más bonito que había oído. Sería por lo atraída que me sentía por él desde que finjió ser mi pretendiente en aquel baile, para que las chicas dejaran de reírse de mí al ser rechazada por uno de los jóvenes más atractivos y deseados de la corte.
Me invitó a bailar ante la mirada atónita de todas. Me encantaba que se quedaran boquiabiertas al menos esa vez. Se lo tenían bien merecido. Eren era un joven misterioso, no hablaba mucho, pero era reconocido por su inteligencia y sus habilidades con la hípica, esgrima, matemáticas y medicina entre muchas otras cualidades.
Una vez una chica se lesionó y la cuidó tan bien que después muchas fingieron sentirse mal para obtener su atención. Sacó la jeringuilla y el bisturí y se les pasó la emoción enseguida, diciendo que se encontraban mejor. Le vi reírse por lo bajo, cosa que me sorprendió, ya que le creía más serio.
No se volvió a interesar por otra chica que no fuera yo. No entendí eso, pero tampoco me interesaba conocer los detalles, ya que él me quería y eso era suficiente para mí.
El día que nos prometimos fue el mejor de mi vida. Debajo de un cerezo en flor me ofreció un anillo con una flor pequeña de oro encima y una perlita en el centro de la flor. El anillo no era liso, sino que formaba un tallito retorcido con detalles de pequeñas hojitas. Era todo de oro. Precioso.
No llegué a ponérmelo, ya que le dije que quería que me lo pusiera delante de mi familia. Cuando llegué a casa, ahí estaba el joven rey mismo en persona, para llevarnos a todos a juicio por traición. Le miré con rabia. Ese día debía de ser el mejor, pero la noche fue una pesadilla. No nos merecíamos ese trato, nosotros que siempre fuimos leales a la corona...
No sé qué sucedió, pero tras decirme que no tenía más opción que casarse con la princesa, mi prometido me dejó quedarme el anillo, aunque ya no significara nada. Lo tiré al suelocon rabia y cuando el rey nos dictó destierro y desposesión de bienes, privilegios y títulos, me llevé el anillo que Eren debía darle a Lenna, la hermana del rey.
En un viaje del rey cerca de las fronteras, atraqué la carroza y me llevé la corona mientras estaban descansando fuera de ella. Aproveché ese momento para colarme y cogerla, tras lo cual salí corriendo llevándomela. No me vieron, pero fui la primera sospechosa. Fui a fundirla y le mandé a un joyero a que me hiciera un adorno de pelo con el metal de "oro falso", según le hice creer.
No volví a saber de Eren, ni una sola carta. Pero nunca me olvidé de él. Siempre mantuve la esperanza de que volvería a por mi.
Y en ese momento, cuando me dio la granada, vi que ese día había llegado. Tenía muchas preguntas.
Y miedo.
Aún le amaba.
Escrtito por FlightOfFantasy.
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