Capítulo 19
- Tengo dos horas, no me hagáis perder el tiempo-. Dijo Luke entrando en esa cárcel.
Mi ojos empezaron a brillar porque veía en Luke un salvación a esta situación.
- Jefe, hicimos lo que nos pedísteis, aquí está la novia de Sebastian-. Dijo uno de los encapuchados.
- Buen trabajo-. Les premió mientras le daban un saquito donde me imaginé que contenían monedas.
Cuando Luke les entregó los saquitos se dirigió a donde yo estaba. Me miró con el ceño fruncido.
- Te pareces a mi hermana-. Dijo mientras abría la puerta.
- Yo...-. Me interrumpió.
- Pero da igual, te vienes conmigo.
- ¿Qué me vais a hacer?- Pregunté.
- No te asustes, sólo quiero vengarme de Sebastian.
Abrí los ojos como platos ya que las venganzas de mi hermano eran venganzas de verdad, no se andaba con rodeos.
- No quiero ir, mi novio vendrá.
- Lo dudo ya que es un egocéntrico que sólo piensa en él mismo-. Me contestó mientras me desataba las manos.
- No soy egocéntrico, ese eres tú-. Dijo una voz muy familiar.
Al mirar para la dirección donde se encontraba esa voz sonreí, no sabía el porque sonreía al verlo pero una parte de mí se alegró.
- Alejate de ella-. Dijo con una sonrisa.
- ¿Por qué sonríes?- Preguntó Luke irritado.
- Si quieres lloro-. Contestó acercándose a nosotros.
- Ni un paso más.
Sebastian no le hizo caso y siguió andando hacia nosotros, cuando ya estaba cara a cara con Luke me tendió la mano y sin pensarlo lo cogí.
- Adiós, Luke-. Se despidió con una sonrisa en su rostro.
Cuando nos dirigíamos a la puerta sentimos un disparo miré todas las partes de mi cuerpo, pero no tenía nada. Miré a Sebastian y miré como se caía al suelo manchandolo de sangre.
Miré a Luke con horror, no podía creer lo que hizo. Lo señalé con mi dedo índice, quería decirle unas cuantas cosas pero las palabras no me salían.
Miré a Sebastian que estaba tendido en el suelo mientras se desangraba.
- ¡Ayúdame!- Grité desesperada.
- ¿Por qué lo haría?- Lanzó esa pregunta retórica y se fue sin más.
Me arrodillé para poder ayudarlo mejor que podía pero me puse nerviosa y no sabía como ayudarlo.
- Voy a pedir ayuda, por favor, aguanta.
Y corrí fuera de aquel edificio. Sebastian vino con un coche de caballos por lo que le expliqué lo que pasaba. El cochero me ayudó a transladarlo al coche de caballos y lo llevamos a su castillo.
El médico no tardó en aparecer, le extrajo la bala del costado derecho y le recetó unos calmastes para el dolor. Estaba fuera de peligro.
- Gracias por salvarme de mi propio hermano-. Dije una vez que nos quedamos solos en la habitación.
- Gracias a ti por no dejarme morir desangrado.
Sonreí y le di un beso en la mejilla.
- Vaya, yo quería otro beso en mis labios.
- Sí, sueña-. Reí mientras me iba de aquella habitación.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro