En un mes dije que me iba a arrepentir de la aceptación de su propuesta, pero cuando iban pasando los días me daba cuenta de que era lo mejor que había hecho en toda mi vida.

Aunque no era libre del todo, por lo menos podía andar por aquel castillo y ser tratada como una persona normal.

Sólo tenía que aguantar aquella noche de la celebración. Los padres de Sebastian cumplían bodas de plata por eso aquella celebración. Pero aquella noche cambió mi vida rotundamente.

La velada fue estupenda, la comida exquisita, habían contratado al mejor chef, a uno de Irlanda. La orquesta estuvo tocando bien y hacia una noche estupenda.

Me dirigí hacia un gran balcón que daba al jardín, ahí podía ver como la gente charlaban y reían. De pronto sentí una mano recorrer mi cintura, lo cual me sobresalté ya que no lo esperaba.

- Querida, ¿estás pasando una buena velada?- Preguntó animado.

Se juntó mucho a mí y eso hacía que me incomodara ya que su presencia me irritaba.

- ¿Me puedes dejar ya libre? He cumplido, ahora te toca a ti-. Dije mientras me separaba un poco de él.

- Si es lo que deseas...eres libre.

- ¡Gracias!- Exclamé y sin pensarlo ni un segundo lo abracé y le di un beso en los labios, un pequeño e insignificante beso.

Cuando reaccioné y vi lo que había sucedido me sonrojé, ya que no solía hacer aquello.

Sebastian me sonrió y me marché. Cuando estaba en el coche de caballos rumbo a mi hogar, el coche se paró de golpe. Creí por unos instantes que era Sebastian que quería que volviera a su castillo pero no era así.

Unos enmascarados me cogieron y me llevaron con ellos, todo lo que pude ver fue al conductor sangrando ya que le habían tirado un tiro a la pierna.

- ¿Quiénes sois? ¿A dónde me lleváis?- Pregunté desesperada pues mi vida empezaba a correr peligro.

- Cállate o te arrepentirás-. Me amenazó uno de aquellos enmascarados mostrándome una navaja afilada.

En esos momentos me calle y no dije ni hice nada. Dije que me iba a arrepentir de la decisión que tomé un mes después ya que prefería estar con Sebastian antes que con estos desconocidos.

Cuando llegamos a nuestro destino me metieron en una celda. No paraba de temblar por el frío que hacía allí, pero ellos creyeron que era de miedo.

- No te vamos a hacer nada que no quieras que te hagamos-. Dijo uno.

- Hasta que llegue el príncipe Luke y diga qué hacer contigo-. Dijo otro.

¿Mi hermano iba a ir? Pensé que mi salvación estaba asegurada, pero estaría de nuevo equivocada.

Escrito por Swiftie5sos13.