Observé desde la estrecha franja de espacio que había entre las dos puertas del comedor real. Los invitados habían llegado y todos estaban ya tomando el té. Stella lo estaba sirviendo. Sonreí viendo cómo el joven rey observaba a la sirvienta sin perder detalle, sobre todo el detalle de su cabello.

- ¿Qué haces aquí?- se oyó la voz de Madelaine, la hermana de Luke.

Me sobresaltó su voz. Agaché la cabeza, esperando no ser reconocida.

- Ve a la cocina, que es adonde perteneces.

Arisca como siempre. Realmente debía de odiarme. Hice ademán de irme y ella entró a la sala. Se sentó cerca de Luke. Le miraba mucho, con ojos de enamorada. Pero una chica no podía enamorarse de su propio hermano, y mucho menos teniendo un amante secreto.

Sí, es verdad eso de que los sirvientes de todo se enteran.

Esa no parecía la princesa. Se portaba extraño. Preferí pensar que todo eran imaginaciones mías ya que no tenía ninguna prueba de ello.

Cuando finalizó la visita, tal y como era de esperar, el joven rey hizo la propuesta a Stella. Ella aceptó a pesar de la mirada asesina que le lanzó Luke.

Por la noche, cuando se fueron, fui a conseguir otro traje igual que el que tenía antes. Me arreglé para ser la misma de siempre y volví a mi habitación.

Unos minutos después, oí abrirse la habitación del príncipe y escuché dos voces.

- Vete a tu habitación a dormir y deja de bromear.

- Pero es que me da miedo la oscuridad, no quiero estar sola.

- No digas tonterías, ¿qué te pasa?

Me di cuenta de que era la voz de Madelaine, aunque no era como yo la recordaba. Desde que volvió de un largo paseo con su amante ya no parecía la misma.

- ¿Qué tiene de malo que los hermanos duerman juntos?- dijo ella poniendo voz melosa.

Me empezó a poner de los nervios. Caminé hacia la puerta, pero cuando tenía la mano sobre el picaporte oí a Luke:

- Eso es cosa de críos. No te recordaba tan infantil, Mady.

Miré por el hueco de la cerradura y vi por la expresión de su rostro que estaba herida en su orgullo. Se fue dando un portazo y respiré aliviada.
Luke se dirigió a mi habitación y por alguna razón me asusté y me escondí en el armario.

- Sal, sé que estás ahí.

Me quedé quieta.

- Está bien, no tienes que salir ahora. Pero que sepas que descubrí el engaño desde el principio. Aunque me alegro. De haber estado tú en su lugar, te habrían llevado. ¿Habrías aceptado su propuesta?

Silencio.

- Probablemente no- siguió- ya que no fuiste para evitarlo. Pero que sepas que esto no durará para siempre. Lo descubrirá. Disfrutemos hasta entonces de tranquilidad. Luego prepárate, pues habrá otro ataque.

Dicho esto, se fue y salí del armario. Entonces dio la vuelta y vino a por mí, sujetándome por la cintura.

- ¿Qué haces?

- Shhh... Déjame abrazarte sólo por esta vez...

Supe que mentía, pero le dejé. A mí tampoco me disgustaba quedarme así un rato más.

Escrtito por FlightOfFantasy.