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24🎤



Capítulo 24| Enamorada

Sophia


—Esto...

La voz del grinch después de un rato en silencio mirando al techo me devuelve a la realidad.

No me muevo. No me atrevo a hacerlo porque ahora mismo no quiero mirarle a los ojos. Es como si estuviese petrificada.

Mis pensamientos reviven lo sucedido hace solo una hora. Desde él presentándose en mi casa furioso por la foto de la revista hasta lo que pasa minutos después. El comienzo de un extraño juego que al parecer consistía en decirnos todas las cosas que odiábamos del otro y acabó con nosotros en la cama, otra vez.

Carraspeo antes de cambiar de tema y decir:

—Respecto a la foto... —Me cuesta seguir hablando. Es como si tuviera vergüenza y la Sophia de antes no sabría ni lo que es eso —Deberíamos desmentirla ¿no? O sea, es lo que yo creo.

—Será lo mejor. Si.

Silencio incomodo.

"Yo odio que te quiero" — mis palabras regresan con fuerza mientras me apretujo la sabana en el pecho.

 ¿De verdad le he dicho que le "quiero"? Joder. Tres veces joder. Como si me leyera la mente, carraspea y me pide que me levante porque se le estaba durmiendo el brazo. Me disculpo porque al parecer es lo único que sé hacer en estos momentos. Solo disculparme. Justo al levantarme de la cama y alejarme hasta la puerta, me suenan las tripas ya que desde que ha venido no he desayunado, me doy cuenta de que me está observando aun dándole la espalda. Cuando me giro, este me analiza de arriba abajo con ojos como platos y otro tipo de mirada que no logro descifrar.

Hago lo mismo que él y sigo su mirada hasta darme cuenta de lo que llevo puesto.

Su camiseta.

Llevaba puesta la camiseta del grinch y al parecer debe ser alto porque me quedaba enorme. Siento vergüenza incluso cuando rompo el silencio:

—Perdón. Si me dejas un momento, me la quito y te la doy.

Estoy haciendo amago de sacármela cuando oigo:

—No. Esto... te queda mejor a ti —Bajo la tela de nuevo y me fijo otra vez en él. Esta vez sí me mira a los ojos. ¿Acababa de decir...? Parece darse cuenta de sus propias palabras que, volviendo a ser el mismo borde de siempre, las cambia —: Quiero decir... Quítatela, pero en otra parte. No quiero traumatizarme. Tendré que tirarla.

—Digo lo mismo con mis sábanas.

Salgo de la cocina con el sentimiento de algo extraño en el pecho. ¿Por qué parece que me ha molestado su comentario? Pero también recuerdo lo que ha dicho al principio, que a mí me quedaba bien, y aunque sé que lo ha dicho sin pensar, he sentido algo más fuerte dentro de mí. ¿Qué me pasa que siento vibrar mi pecho con ese odioso Grinch? La putada más grande que nos hayamos acostado por la mañana es que tendría toda la tarde y la noche en mis pensamientos al grinch.

Es que yo nunca me he sentido así con ninguno de los tíos a los que he llevado a la cama. Ni siquiera con Paul. Si, puedo confesar que ya desde el año pasado en la fiesta de año nuevo, sentía que no eran simples juegos cuando me metía con él, pero hasta ahora no me he dado cuenta de eso verdaderamente. ¿Qué tenía Ian Lerman, cantante de una banda que ni me sabía sus canciones, para que pusiera mi mundo patas arriba? Por eso, cuando sale segundos después uniéndose a mí en la cocina, no sé cómo actuar; la antigua Sophia me regañaría porque yo no me pongo nerviosa nunca con un tío al lado.

El microondas pita avisando que mi café está listo.

Este abre los ojos al ver que también le he preparado uno, pero no es el único. Sobre todo cuando empiezo a contar lo que lleva su café:

—Café con poca leche y... —empiezo a contar mientras le echo el azúcar —... Cuatro cucharadas de azúcar. Para ser un amargado, odias el café amargo.

—¿Cómo sabes que me gusta con cuatro de azúcar?

—En Bob's pides cuatro azucarillos y cuando he ido con Mane a vuestro estudio, he visto alguna vez que te hechas demasiada azúcar en el café.

—Ehm... gracias entonces.

—Mira tú, si sabes decir gracias y todo.

—Que graciosa, listilla.

—Ya lo sé.

Volvemos a sumarnos en un silencio, sin embargo, esta vez no es tan incómodo como al principio. Me acomodo en el taburete de la isleta lo más alejada a él porque ahora mismo si estaba cerca, no sé lo que podría pasar. Puedo notar su mirada aunque no le esté viendo, sobre mi cuerpo. Todavía llevo su camiseta. Desayuno el café tranquilamente, o eso intento, mientras de vez en cuando nuestras miradas se cruzan y apartan cada dos por tres.

No puedo evitar pensar en lo de hace una hora. ¿Deberíamos hablar de lo que ha pasado? ¿De lo que le solté sin tapujos? Porque la verdad, me hace menos gracia que Noah bailando sin ropa en medio de la discoteca.

Parece haberme leído los pensamientos porque puedo sentir que se tensa desde mi posición como si él tampoco pudiese olvidarse de lo sucedido cuando se presentó en mi piso. Carraspea y vuelve a dar un trago largo a su café. ¿Está nervioso? Cuando aparto la mirada posicionándola en el suelo, la veo.

La revista, abierta por la dichosa foto.

Ian parece darse cuenta de adonde miro porque al girarse un poco, los músculos de su espalda desnuda se tensan aún más. Me levanto para cogerla sin darme cuenta de que él ha hecho el mismo gesto y cuando me doy la vuelta con esta en la mano, casi me choco con él. Ahora estamos a una distancia que ni el aire podría colarse entre nosotros. Mi mano descansa sobre su abdomen, pero no me doy cuenta hasta que baja la vista a esta. La quito sin apartarme todavía. Aprieto la revista contra mí.

A duras penas, consigo soltar las primeras palabras:

—Quiero dejar en claro que yo no tenía ni idea de que nos iban a fotografiar.

—Da igual, estoy acostumbrado.

—Puedo subir a mis redes una foto con otro tío para que dejen el tema. Si quieres.

—Y yo podría hacer lo mismo con otra.

Asiento; pero algo se me revuelve al pensar en esa propuesta.

¿Por qué me celaba aquello?

—Respecto a lo que ha pasado antes...

—No debería pasar de nuevo —le interrumpo. Espero que lo cumplamos.

Asiente sin apartar la vista de mis labios.

"Bésame, por favor. Bésame otra vez".

Remuevo mis pensamientos al ver en lo que estaba pensando. O le odiaba o quería que volviera a besarme. Dios, si es que mi vida ahora mismo sonaba como una canción de Taylor Swift. Mas concretamente, The way i loved you, ya que en esta, la cantante habla de que aun teniendo alguien sano y bueno, todas preferimos al tío tóxico. Al chico malo. Yo he leído miles de historias donde la prota sabe que lo que siente por el protagonista está mal y pudiendo vivir un romance sano con el secundario, siempre acaba eligiendo al chico tóxico. Como en After. Tessa tiene un tío de puta madre que la quiere y la cuida, pero conoce a Hardin y todo su mundo cambia drásticamente.  

Aunque a veces la entiendo, porque una frase que nos define a las lectores es: "los chicos buenos van al cielo. Pero los chicos malos te traen el cielo" de la canción de Julia Michael, Heaven. Somos tan masoquistas que nos acabamos enamorando de los tíos más gilipollas.

Rompiendo el silencio que se ha vuelto a formar, prosigue:

—Creo que debería largarme.

—¿Qué te retiene? —Intento bromear como siempre.

Este se ríe, rodando los ojos y mirando a otro lado con media sonrisa. A continuación, vuelve a mirarme:

—Necesito mi camiseta, niña pija.

«Oh si, mierda, la camiseta», pienso acordándome de que la tenía yo.

"¿No podríamos quedárnosla? Es calentita".

No, no es nuestra y cuanto menos tengamos de él, mejor.

"Mecachis"

Me aclaro la garganta para responderle.

—Me cambio y te la devuelvo —digo en un tono casi susurro.

—De acuerdo.

Pero no se aparta. Sigue dejándome encerrada entre él y el quicio de la puerta. Impregnándome de su olor, intento no mirarle directo a los ojos. Pero es un error pues bajo a sus labios. No sé el motivo, tal vez la inercia o el deseo el que nos impulsa poco a poco hasta tener los labios demasiado cerca como para ser un delito, sin embargo, no llegamos a besarnos. No lo hacemos porque en ese instante suena un teléfono, el suyo. Al parecer es lo que nos hace salir del trance en el que estábamos sumidos porque se aleja lo más rápido posible y yo me voy a quitar su camiseta.

Minutos después, cuando salgo con la tela en la mano, lo encuentro sentado en el sofá. Mirada ausente hacia la terraza. Hasta que siente mi presencia y se levanta como un rayo... Una sonrisa estúpida me asoma de los labios al recordarme a Rayo McQueen.

Frunce el ceño al ver que sonrío.

—¿Se puede saber porque sonríes? —Aunque intenta aparentar dureza sé le ve que no puede evitar querer sonreír también —¿Te han dicho que tienes la misma sonrisa que una villana de dibujos animados? Fea y graciosa.

—Él que no veía dibujos animados.

—Dije que no veía Disney, no que no viera dibujos animados. De pequeño.

—Lo que sea, toma, aquí la tienes —estira el brazo para coger su camiseta y, durante esos segundos que nuestros dedos se rozan al hacerlo, es como si se abriera un portal a otra dimensión. Una dimensión donde solo hay calor y cuando volvemos a la nuestra, esa sensación se convierte en frío. —Para que lo sepas, no me ofende ser una villana. Las villanas de los dibujos animados daban mucho más juego a la historia que las propias princesas, y sí, soy esa clase de tía que de niña se disfrazaba de princesa en las fiestas... Pero de las que también apreciaban a los malos. Sin un buen villano no habría historia.

"Igual que en la vida real, grinch. En la vida real todos somos los villanos en las vidas de otros", pienso en mi cabeza, pero no lo comparto.

—Si que te pega ir de princesita, con el vestidito y la varita, niña pija.

—Y a ti te pega ir de sombra —me burlo recordando la última fiesta de Halloween donde todos íbamos disfrazados menos él, que iba de negro.

Cuando decidimos que es el momento de que se vaya, no sin antes ajustarse la gorra (que ni sabía que había traído) para no ser reconocido, le acompaño hasta la entrada. En cuanto creo que se va a marchar sin decir nada, me sorprende su siguiente comentario y miro el portátil que yace sobre la mesita de cristal abierto:

—No sabía que escribías.

—No deberías cotillear las cosas que no son tuyas.

—Estaba ahí y soy bastante observador, pero tienes razón. Perdona.

—Ya... Pues sí, escribo, pero son estupideces. Ahora, adiós grinch.

—Adiós, niña pija.

Y me apoyo contra la puerta al cerrarla, suspirando.

 🎙️🎙️🎙️

He salido de casa echa un manojo de nervios por lo acaecido hace horas con él.

Me temblaban las manos cuando me he montado en el coche y he encendido el motor rumbo a... Ni siquiera lo sé y sigo sin saberlo mientras conduzco a ninguna parte. Finalmente, me doy cuenta de que mi propio vehículo me ha llevado a casa de Mane. Quito las llaves del contacto y dejo caer mi frente sobre el volante, exhausta.

¿Qué me pasaba? ¿Acaso me estaba enamorando de alguien a quien supuestamente debería odiar? Es que todo era complicado en mi vida y... Un golpeteo en mi ventanilla me hace levantar la cabeza del volante y cuando giro hacia el lado del conductor, me encuentro con el rostro de alguien desconocido hasta que empiezo a encajar las piezas y descubro que se trata de Eliot, el hermano de mi mejor amiga.

Bajo la ventanilla cuando me hace esa misma seña y sus primeras palabras son:

—Tú debes ser la amiga de mi hermana ¿no? —Luego, parece pensarse mejor su respuesta y se corrige —: Perdón, la mejor amiga de mi hermana.

—Si, soy yo.

—Pareces un tanto deprimida, ¿todo bien?

Analizo cada facción de su rostro sin que se diera cuenta de que lo hacía. Recuerdo que lo vi en la cena de nochevieja del año pasado cuando empezó a ir a terapia por su hermana. Sin embargo nunca lo he tenido tan cerca como ahora y eso me daba el privilegio de fijarme mejor en su aspecto. Mane era clavadita a su hermano. Diría que podría ser su versión femenina.

Eliot Wilde rondaba si no me equivoco, los veintipocos de edad. Su pelo, un rubio ceniza oscuro tirando más a castaño le daba un aire a Zayn Malik. Largo por delante y corto por detrás. Sus ojos son del mismo color que Mane, marrones y una nariz recta. Recuerdo las veces que Mane nos hablaba a Noah y a mí cuando este todavía seguía encerrado en su habitación y comparando de como habla ahora de Eliot, es totalmente otra.

Antes lo hacía con el corazón roto; ahora le brillaban los ojos.

Su voz ronca vuelve a romper el silencio en el coche:

—Sophia, ¿verdad? Lo siento soy malo en los nombres.

—Así es.

—¿Qué haces por aquí, Sophia? ¿Ha ocurrido algo?

—No... Yo es que... —Su plena atención en mi me ponía nerviosa porque hasta yo estaba sorprendida de acabar aquí y de pronto me empiezo a desahogar con alguien ajeno a mi circulo —Mi vida ahora mismo es un completo desastre. No sé exactamente ni lo que mis sentimientos me quieren decir y para el colmo, me estoy metiendo en terreno pantanoso con un tío al que supuestamente odio y ahora... Bueno, creo que mi coche sabe más que yo que necesitaba ver a Mane porque me ha traído hasta aquí sin ser consciente.

Hundo de nuevo mi cabeza en el volante.

Vale, acababa de abrirme delante del hermano mayor de Mane. Cuando oigo su voz, le miro ligeramente.

—Mane está trabajando —suelto un suspiro que parece haberle hecho a entender que de verdad estoy perdida. Eso, o que cree que estoy loca, pero esto cambia cuando continua hablando —: Mi experiencia en el amor es nefasta, ya podrás saberlo por Mane...

—Que hayas tenido una relación mala no te hace tener mala experiencia.

—Si, si por culpa de eso dejé tirada a mi hermana pequeña. —Quiero rebatirle que Mane no cree eso. Ella nunca le va a echar la culpa por lo que le hizo su exnovia, pero no me da tiempo, cuando prosigue —: Pero puedo intentar ayudarte con tu problema. Sé que no me tendrás la misma confianza que con Mane, sin embargo, los amigos de mi hermana son como mis hermanos también porque la habéis cuidado cuando yo no lo hice.

—Más bien ella ha cuidado de nosotros. Era muy cabezota a veces.

—Eso le viene de mí —bromea.

—Si que me vendría bien un consejo, por favor. Ahora mismo lo que sea.

—Has dicho que deberías odiar a ese chico, ¿verdad? —asiento. No sé dónde quiere llegar —A veces el amor viene de la persona que menos esperamos. Tú odias a ese chico y supongo que él a ti también, pero cuando estás cerca de él, ¿Qué es lo que sientes? Cuando yo me enamoré de Roxanne sentía que podía tocar la luna con la punta de los dedos, que conseguía hacerme reír sin hacer nada, aunque mi ejemplo no es de ayuda que digamos porque acabó dejándome por mensaje...

—Eso es de arpías.

—A lo que voy, el amor puede ser un hijo de puta la mayoría de las veces porque nos junta con personas que en la vida, jamás, habríamos imaginado. Puede que tengas miedo y es normal, créeme, pero siempre se supera. Meterse en terrenos pantanosos a veces es el único camino para llegar al otro extremo.

—El problema es que se trata del cantante de una banda y un amargado de primera.

—¿No será esa que Mane me tiene todo el rato escuchando? ¿NeverLand?

—Efectivamente. El cantante, del cual es como si no pudiera mantenerme alejada y le odio.

—Puede que creas que le odias, pero ahora mismo lo he visto en tus ojos al hablar de él.

—¿El qué?

—El mismo brillo que tenía yo cuando hablaba de Roxanne. Un brillo que solo se tiene cuando lo que sientes es más fuerte que simple atracción.

—O sea, que me estoy enamorando de un grinch amargado. 

Suelta una carcajada por aquel apodo, luego asiente como respuesta. Minutos después, le digo que voy a ver a Mane al trabajo y este aprovecha para darme el teléfono de su hermana porque resulta que se lo ha dejado en su habitación y que se lo dé. Aprovecho el trayecto hasta la cafetería para pensar en lo que Eliot me ha contado.

¿Me estaba enamorando de Ian, alías grinch?

🎙️🎙️🎙️

No soy de correr y mucho menos de hacerlo por gusto. Es más, me iba más los deportes relajantes como la meditación o el yoga. No obstante aquí estaba yo. Corriendo a dos cuadras de mi casa con el aliento en la garganta y el flato diciéndome ya que me detenga.

Mane estaría contenta si me viera correr pues a ella si le gusta hacer esto aunque deteste el ejercicio, cosa muy rara. O sea, odias hacer ejercicio pero te gusta salir a correr. No entendería nunca a mi mejor amiga. Cuando decido que ya es suficiente y que mis piernas apenas se mantienen en pie, paro. Inclino el cuerpo hacia delante con las manos en las rodillas y cojo aire para los pulmones. Solo había pasado una semana desde que hablé con Eliot sobre mi problema por así decirlo. Una semana que he podido descansar del grinch pues se habían ido a no sé dónde para continuar la gira. Aunque se fueron antes de ayer, ambos intentamos tener el menos contacto o encuentro que pudiéramos por eso digo una semana, porque es una que no he vuelto a verle.

Entro en el piso cuando llego y voy directa a la cocina para servirme un vaso de agua fría.

Las palabras de Eliot, el hermano de Mane, se me repiten en la cabeza. En realidad, llevaban haciéndolo durante toda la semana. También se lo conté a Mane cuando fui a llevarla el móvil a la cafetería y me dijo exactamente lo mismo que su hermano pero con diferentes palabras. Vamos, que hasta mi mejor amiga sabía antes que yo que me estaba enamorando de ese amargado verde.

Y lo que más me jode es que ya no me parece tan descabellado.

Dejo el vaso en el fregadero y voy hacia el salón para coger el móvil. Como supuse, un montón de llamadas de mis amigos y mensajes me abruman la pantalla a notificaciones. Esto de dejar el teléfono en casa tiene su parte negativa también. Pero sienta bien no llevarlo siempre encima y más yo, que me considero adicta al móvil.

Abro el grupo de los borrachos Adams cuando veo que han escrito.

Los borrachos Adams, hace una hora

Mane: Soph, ¡¡¡contestaaaaaa!!!! ¿Estás ahí amiga? ¿Te ha pasado algo?

Mane: Llevas una semana que no sabemos de ti. Andas desaparecida y me estás asustando. Desde el día que Eliot te encontró en nuestra entrada, estas rara.

Thor: Zorra a que vienen estos asaltos por el grupo? Me han despertado tus notificaciones de la cabezadita. Estaba teniendo un sueño erótico con Brad Pitt.

Mane: Cállate, Noah jajaja. 

Decido reaparecer después de una semana desparecida como bien dice mi amiga. Empiezo a escribir una respuesta a los mensajes de Mane y otra también a Noah para burlarme de él.

Yo: Lo siento, amiga, tienes razón. He estado unos días que no soy yo misma y ya sabéis porque. Pero ya estoy mejor, te lo prometo. Nada me va a amargar la vida y el hecho que esté fuera, lo hace más fácil. P.D: Noah no te ilusiones, Brad Pitt no se fijaría en ti jajaja. 

Mientras espero a que me respondan, dejo el móvil en la mesita pequeña de cristal frente al sofá y salgo a la terraza. Hoy no hacía mal tiempo. El sol irradiaba con sus rayos todo Nueva York. No debe ser más de las dos de la tarde. Respiro hondo apoyándome en la barandilla a la par que cierro los ojos y los vuelvo a abrir sintiéndome más relajada. El teléfono me avisa que he recibido otro mensaje. Entro de vuelta al interior y lo leo. Me rio cuando Noah se queja de lo que le he puesto a él, pero leo el de Mane.

Mane: Eres de enamoramiento fácil, Soph. Pero no es malo. Solo lo es cuando no te das cuenta aun teniendo todas las señales en la cara, pero, aun con nuestra ayuda, por fin has abierto los ojos, amiga. Estas enamorada del grinch como lo llamas tú ❤️

Tal vez tuviese razón... ¿Pero qué digo? ¡Claro que tenía razón! Estaba enamorada de ese odioso grinch que me ponía de los nervios con cualquier cosa que dijera y por mucho que lo negara, eso solo haría que se incrementara más y más. Lo que más me jode es que he tenido que pillarme del ser más amargado del mundo.

Sin embargo, a veces nos enamoramos de quien menos esperábamos.

A veces, la persona más odiosa y a la que menos aguantamos, es la única que consigue poner nuestro mundo patas arriba. La que con solo una mirada consigue hacernos olvidar de lo que nos rodea o de nuestros problemas. La que dice mucho y no dice nada. Que convierte nuestra vida en canciones románticas.

Entonces es ahí, corro hasta mi cuarto y cojo mi portátil. Me dejo caer al suelo y en cuanto abro otro documento de Word en blanco, comienzo a escribir. Escribo algo muy diferente hasta ahora. No son poemas ni lo que escribía antes, sino algo distinto.

Una novela que podría convertirse en el comienzo de una historia de amor.

 🎙️🎙️🎙️

—Me han dicho que un amigo de Mick hace una fiesta.

Miro a Mane echar el azucarillo en el café y removerlo con la cucharilla. Sigue hablando de la fiesta de la que menciona, pero yo apenas la presto atención. Mirando como mueve el café, no puedo evitar imaginarme al Grinch con sus cuatro de azúcar porque para ser un amargado le gustaba bien dulce el café.

Estábamos casi a punto de terminar marzo. Cuatro días más y la última semana pasaría a ser la primera de abril.

La primavera había venido con fuerza aunque no me quejaba porque era mi segunda estación favorita, sobre todo por las flores y plantas de ella. La primera era el invierno, claro. Siempre me ha gustado la navidad y los ambientes fríos... Tal vez por eso me he enamorado del grinch. Un hombre frío y distante que va asustando a cualquiera que le mirara a los ojos. ¡Parecía Medusa la de la mitología griega! Solo le faltaba petrificar a la gente.

Para colmo, NeverLand ya volvió de su gira por América y solo esperaba que empezaran pronto por Europa para tenerlo de nuevo alejado de mí. Sin embargo, aunque Mane me ha dicho que estaban por Nueva york ya grabando nuevas canciones y nuevos videoclips, todavía no he tenido el valor de hacerle frente. Menos después de descubrir lo que sentía...

Mi amiga se da cuenta de mi ausencia en la conversación y se detiene, mirándome:

—Soph, ¿estás aquí?

—Perdona Mane, ¿Qué estabas diciendo? —Me siento culpable por no prestarla atención.

Suspira soltando todo el aire que contenía dentro. Sabe perfectamente lo que me pasa. Lo sabía incluso antes que yo, era así.

—La Sophia que yo conozco no se escondería de nadie y mucho menos por descubrir sus sentimientos. —Asiento, dándole la razón. —Sophia, si, estas enamorada ¿y qué? Eso a ti nunca te ha frenado. Lees millones de historias donde los protas se enamoran y siempre suplicas al cielo que te pase algo igual que tus libros. No tiene nada de malo enamorarse rápido.

—Si eso lo sé, Mane.

—¿Entonces...?

—Lo que me jode es que no me he enamorado de un tío normal y decente, me he tenido que enamorar de un gilipollas que se le ve a lo lejos que no siente lo mismo y que para él el amor solo es un invento de la sociedad para no sentirnos solos. Soy consciente de que con él nunca podría tener lo que tienen los personajes ficticios. Además, sé que tú estuviste enamorada de él y me sentiría mala amiga por...

—¿Mala amiga? ¿De qué hablas Soph? —Me interrumpe. Mira fijamente a mis ojos muy seria. Coje mis manos con las suyas por encima de la mesa —Soph, si, tuve un crush con el cantante de mi banda favorita... ¡Todos hemos tenido un crush! Noah por Brad Pitt, tú por Tom Holland y tus personajes ficticios y Susan por Selena Gómez ¿y  qué? —Sigue hablando después de hacer una pausa para respirar. Ha soltado todo eso de golpe —Tener un crush es como un amor platónico pero por alguien inalcanzable, como un famoso. Si, me gustaba Ian, pero era solo eso: un simple enamoramiento de fan, pero todo cambio cuando...

—Cuando te enamoraste de Riley —termino por ella. Ella asiente y después de decirme que no era una amiga nefasta por enamorarme de quien a ella le gustaba antes, le cuento mis miedos. Mane me aconseja como sabe y acaba convenciéndome para ir a la fiesta de la que hablaba. Por vez primera es ella quien me tiene que convencer a mi —¿Y la fiesta es de disfraces? Creo que tengo uno perfecto.


La fiesta era en un garito barra bar de noche. No era muy grande pero tampoco pequeño. Cabían suficientes personas como para montar una fiesta. Si no he oído mal, era el garito de su tío y donde se solían hacer conciertos pequeños ahí.

Llegamos sobre las diez de la noche y ya desde la lejanía antes de incluso acercarnos, se escuchaba la música. No sé qué horas son ya, pero las suficientes como para no entender cómo es que todavía no estoy borracha. Apenas he bebido nada más que un ron cola, pero el vestido me empezaba a sudar ya y eso que era corto.

Iba de Blancanieves.

Una Blancanieves que no sería para menores de dieciocho eso está claro. Paul viene en cuanto me ve y me hace girar sobre mí misma cuando me coge de la mano. Yo me rio al ver el disfraz de Superman que se había puesto, haciendo referencia al día que le dije que era como Superman en cubierta. Pero le falta la capa.

—Menudo pibón de Blancanieves.

—Para algo sirve el apodo que me pone Noah.

Hablando del nombrado, Noah se presenta en ese momento agarrando de la mano a un tío que no sé si estaba pidiendo ayuda con la mirada o estaba hipnotizado de nuestro amigo rubio. Iba disfrazado de Thor. Mane no se había disfrazado, simplemente iba con un vestido corto de los que se ponía para salir de fiesta a la discoteca y Susan... Si, habíamos conseguido que viniera por primera vez en mucho tiempo, iba menos extravagante que los demás: llevaba un vaquero roto y un top de manga larga a rayas, aunque era demasiado largo como para llamarlo top.

Pero al menos había salido de la residencia.

No sé el motivo, pero en ese preciso instante tuve un presentimiento cómo si alguien me observara la nuca. Me volteo como puedo entre la multitud de la pista de baile una vez mis amigos se han alejado hasta la barra dejándome ahí sola y levanto la cabeza buscando eso que estaba sintiendo. El garito tenía dos plantas, la de arriba es más para sentarse a beber mientras en la de abajo está la barra y la pista con el escenario. No hay nadie observándome, pero esa sensación todavía sigue conmigo.

Y entonces pasa: lo veo.

Dos segundos después de que pensara que eran imaginaciones mías, aparece la persona que tanto he estado evitando como si tuviese un detector o algo así con el que podía detectar a los grinch.

Y entonces vuelve a pasar. Nuestras miradas conectan como si llevaran años sin hacerlo y puedo apreciar algo en su rostro cuando baja por mi disfraz con la mirada.

Me analiza hasta volver a cruzarse con mis ojos.

Nuevo lunes, nuevo capítulo de nuestro grinch y nuestra niña pija. Espero que os guste como los anteriores y que en comentarios me pongáis vuestras opiniones para saber lo que os ha parecido.

Soph empieza a darse cuenta de sus sentimientos, ¿no creéis?¿Qué creéis que va a pasar en el próximo capítulo con solo leer el final de este? Teorías, quiero teorías jeje. Eliot ayudando a la amiga de su hermano...¿el consejo creéis que ha sido acertado?

No olvidéis votar, comentar y compartir para ayudarme a crecer y usar 🌹si no sabéis que comentar o las escenas/frases que os encanten (quiero ver los comentarios llenos de rosas). Podéis entrar al grupo de wasap que el link lo tenéis en mi perfil o podéis pedírmelo por privado para comentar ahí los capítulos y también suelo subir avances. Y seguirme en mis redes sociales donde me gusta hablar con vosotros y vosotras y también comentar los capítulos. 

DEDICATORIAS: 

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