Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2🎤



Capítulo 2| Y colorín colorado, la navidad ha terminado y el grinch ha escapado

Sophia


Veo como se aleja al mismo tiempo que la rabia me consume. ¿cómo puede haber gente así de gilipollas? Ni el grinch original de la película era tan amargado como lo es él. Pero no voy a dejar que ese idiota me amargue el inicio de año y me marcho a ver la gran bola caer. Busco algún rincón para poder verla bien, pues una vez coges sitio en Times Square, ya no puedes salir, pues si lo haces te quedas sin el sitio. Maldigo por haberme salido solo por el estúpido grinch.

Cuando veo a Riley llevarse a Mane a no sé dónde, frunzo el ceño extrañada. No obstante no les digo nada, pues conociendo a Riley, estoy seguro de que habrá planeado algo para mi mejor amiga... Ojalá yo tener a alguien que me lleve a sitios románticos. 

Doy con Susan en una esquina alejada de la multitud que se forma en Times Square y me acerco hacia ella.

—Plantita —la llamo cuando estoy cerca.

—Es ofensivo ese mote, ¿lo sabes? Menos mal que te quiero.

—A mi todos me quieren, plantita —bromeo. Nunca he entendido porque Susan siempre intenta pasar desapercibida tanto en la Uni como en las fiestas, si es que va a alguna claro. Es guapa y estoy segura que si se soltara, tendría mil tíos detrás de ella. Yo misma pienso que podría soltarse más, pero sé también, que no debo agobiarla ni obligarla a nada —He perdido mi sitio por si quieres saberlo.

—¿Y se puede saber porque te has salido?

"Que buena pregunta, plantita. Eso quiero saber yo", pienso para mí misma.

En lugar de responderla, le pregunto por Riley y Mane ya que los he visto salirse de Times Square para ir a algún lado.

—Me parece que Riley ha alquilado un helicóptero para ver la bola desde el cielo. Se nota que la quiere, ¿no?

Asiento, mirando al frente. La gente espera impaciente que comience el nuevo año; no debe quedar ya mucho. 

—Es de novela —Cuando oigo que vuelve a hablar, salgo de mis propios pensamientos y la miro. Si, tiene razón: Riley y Mane eran la clara personificación de todas las novelas románticas de las que tanto he leído.

—Si. Me gustaría encontrar algún día a esa persona que haga locuras conmigo. Como Riley con Mane. O un Darcy para ser su Elisabeth Bennet.

—Creo que va a ser difícil que alguien iguale al señor Darcy.

Ambas nos reímos, pues es verdad.

Ninguna persona del mundo real podría superar a todos los personajes masculinos ficticios de los libros porque... ¡Porque no tienen comparación y punto! Nadie te sacará a bailar bajo la lluvia ni te susurrará al oído que se muere por ti. O correr para abrazarte si has tenido un mal día mientras te dice que todo irá bien. Nadie se colgará de la luna ni robará las estrellas por ti. No, creo que ese es el problema de las lectoras: si Dios nos ha hecho así, es porque nuestro destino final es estar solteras.

Ningún ser humano real romperá las expectativas que nosotras tenemos.

Despego mi mente de esos imposibles, miro nuevamente al frente y luego al cielo donde un helicóptero se acerca. ¿Será el de Riley y Mane? Puede ser.

—Me encanta ver a Mane feliz —y no miento.

Mane lo ha pasado muy mal en su vida. Primero sus padres que la abandonaron, luego su ex, un cabrón que la rompió el corazón hasta dejar de creer en el amor y tercero, a su hermano le hicieron lo mismo y lo perdió cuando se metió en el alcohol; por suerte ya está mejorando y también me alegro por eso. Me alegro que de una vez por todas, le sonría la vida porque lo merece. Merece sentir y ser amada..., y con Riley lo es.

Dejo de pensar y en ese momento, comienza la cuenta atrás.

Saco el teléfono y abro Instagram. Luego, cojo a Susan de los hombros y la junto a mí para sacarnos un selfie. Esta se ríe mientras pone los ojos en blanco porque no se lo esperaba. Hago clic justo antes de que llegue a cero la cuenta y en ese momento, me pongo a contar desde el cinco con Susan. Grabo mientras tanto para las historias de insta.

—¡Cinco!

—¡Cuatro! —exclama Susan.

—¡Tres!

—¡Dos! —vuelve ella y el uno lo gritamos juntas.

Nos miramos, preparándonos para el final y en cuanto llega, vociferamos al unísono:

—¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!

Nos fundimos en un abrazo. Le doy un beso de los míos en los labios que la hago reír y vuelvo a decir:

—Feliz año, plantita. Que este sea nuestro año para encontrar la historia perfecta.

—Con nuestro Darcy.

Después de ese gran comienzo, nos encontramos con Riley, Mane y su hermano que estaba con Rosa y Noah. Mane, Noah y yo quedamos para seguir con la diversión en la discoteca de antes. Mientras que Rosa y Eliot se marchan a casa y Susan a la residencia de la universidad. Como ya vamos vestidos para salir, no perdemos más tiempo y nos marchamos. ¡Ah! Riley también viene que no lo había contado.

Noah nos coje a Mane y a mí, situándose entre medias de las dos y andando, exclama:

—Vamos a pillar nuestra primera borrachera del año... ¡y nuestro primer polvo!

 🎙️🎙️🎙️

Odio las mañanas después de una juerga.

Corrección: odio lo que implican. Dolor de cabeza, boca seca como si tuvieras un desierto, lagunas de memoria de la noche anterior y tener que intentar recordar si has hecho algo ridículo, rezando porque no sea así. Spoiler: siempre acabas haciendo el ridículo.

Hago el mayor de mis esfuerzos para levantarme del sofá, por lo que parece no dormí en mi cama, y voy hacia la cocina.

Mi piso, obsequio de mis queridos padres cuando me vine a estudiar aquí, no es muy grande ni lujoso, pero es lo que les pedí cuando se ofrecieron a ayudarme con la vivienda. Es más bien como un estudio de 43 metros cuadrados creo, no lo sé muy bien, pero acogedor. De colores minimalistas como me encantan a mí. Una cocina americana que da al salón, dos habitaciones, —una no la uso— y un baño. Y terraza.

Algo simple para una sola persona.

Abro la nevera y saco el brik de zumo de piña, dándome cuenta de que tengo que salir a comprar más y sin más, bebo a morros. Si mis padres me vieran bebiendo así, les daría algo, aunque ya estén acostumbrados. Porque sí, me encanta beber el zumo a morros y más, cuando tengo resaca, además de que vivo sola y nadie me va a ver.

Cuando lo guardo de nuevo, voy al salón. Me quito el vestido allí mismo porque sigo con él puesto y me quedo en ropa interior. Camino hasta la puerta de la terraza para abrirla y dejar que entre el aire para que se ventile el piso. Hago lo mismo con las ventanas. Luego, pongo la televisión para no sentirme tan sola, pero ni siquiera la miro.

Cojo el móvil y entro en Instagram para ver los videos de mis amigos en la discoteca de anoche. Necesito con urgencia saber lo que hice ayer porque no me acuerdo de nada. Pero me salgo de la aplicación cuando recuerdo que tengo que llamar a mis padres para felicitarles el año.

La videollamada se acepta de inmediato mostrándome las caras alegras de mis padres al otro lado:

—Feliz año —exclamo, emocionada.

—Feliz año, cariño —contestan al unísono con una sonrisa.

Hablamos un buen rato.

Mi padre, Patrick Berglund, es un reconocido cirujano y mi madre, Sarah Berglund, de las mejores arquitectas de Miami. Mi madre siguió el camino de mis abuelos, encargándose así, de la empresa familiar. Mis padres se conocieron porque mis dos abuelos de ambas partes ya se conocían y les presentaron. Me contaron millones de veces la historia de su romance y que fue amor a primera vista. Papá me dijo que cuando vio a su mujer, supo en ese mismo instante que se quería casar con ella y formar una familia. Sonrío, hasta que recuerdo que todo se truncó.

Nunca entenderé como, ese amor tan puro, llegó a provocar discusiones entre ellos, pero todavía me acuerdo cuando acababa escondiéndome en la despensa (o en cualquier armario) para no escuchar aquellos gritos.

Remuevo los pensamientos, pues eso es pasado y ahora mis padres vuelven a los buenos momentos. Están en su mejor época y solo rezo que no vuelva a truncarse. Cuando llega la hora de despedirnos, —a mi madre le cuesta decirme adiós—, acabamos haciéndolo y les prometo que este año les llamaré mucho más que el anterior.

—Os quiero.

—Nosotros a ti, pequeña —corto la llamada y una lágrima me baja por la mejilla que limpio enseguida.

"¿piensas que pueden volver a discutir?"

No, conciencia. Mis padres se quieren y no vamos a volver a ese tiempo.

"Eso espero"

Miro la hora en el móvil y cuando veo que son las nueve de la mañana, abro los ojos, pues es la primera vez que me despierto tan temprano sin la ayuda del despertador..., y aun así me suele costar. Cuán estoy levantándome del sofá de nuevo, una persona sale de mi habitación dejándome extrañada, sobre todo cuando el chico es un desconocido y al principio le confundo con un acosador que por poco no le lanzo el móvil.

El chico, que físicamente no está mal, me mira con los brazos arriba al ver lo que intentaba hacer. Su estilo diría que es como de surfero. Tiene unos rizos rubios muy pronunciados, una mandíbula con la que podrías incluso cortar un papel y unos ojazos impresionantes; de un color gris plateado. No tiene vello facial y va sin camiseta lo que me permite hacer un escáner de su voluptuoso torso con tableta. Algo me sube por la zona baja de mi abdomen y mejor no digo cual es.

Por fin, dice algo:

—¿Pensabas matar a tu foquita? —lo hace con un tono bromista.

—¿Perdona?

—Vale, veo que no recuerdas mucho, ¿me equivoco? —Niego. No recordaba nada. Me pongo una camiseta que encuentro por ahí tirada y le hago un gesto para que se siente a comentarlo todo... Aunque cuando escucho las primeras palabras, ya no sé si quiero saberlo —: Anoche, me cogiste sin conocerme de nada y tiraste de mí hasta el reservado. Íbamos ambos borrachos aunque creo que tú más porque me llamaste foquita en medio de tu baile sensual.

Ay. Mi. Madre.

Me tapo la cara con las manos y suplico al universo que me borré para siempre la memoria y de paso, al chico también. ¿Pero cuanto bebí anoche? A ver si, yo siempre me emborracho muchísimo cuando salgo, pero no hago estas idioteces, ¿Verdad? Ay, que no me acuerdo de nada.

—En tu defensa debes saber que me gustan las focas.

Levanto la mirada hacia él, fulminándole con esta porque ahora mismo tengo más vergüenza que en toda mi vida y eso que de niña me gustaba un profesor y en san Valentín le pedí matrimonio con una tarjeta de My Little Pony. Le hizo gracia y además, aceptó casarse conmigo solo para no hacerme el feo; tuvimos la boda falsa más bonita de todo Miami, pero esa es otra historia que no quiero recordar.

Paul, que ahora sé que se llama así, sigue contándome todo lo que pasó anoche y a cada escena, más apocamiento voy teniendo. Resulta que le reté a hacer lo del vaso de tequila con limón y sal y que acabé vomitando en el bolso de una chica que estaba en el reservado de al lado y que por suerte la chica no estaba en ese momento, así que no me vio. Eso sí, luego cuando vio su bolso de vomito, se cogió un cabreo y se marchó al ver que no encontraba al responsable. Eso sí que me hace gracia un poco. 

—Y finalmente, me trajiste aquí para, según tú: terminar de arreglar la noche. Por cierto, bonito piso.

—Gracias y... Lo siento. Normalmente no hago tanto el ridículo cuando bebo.

—Da igual. Si te contara las veces que he hecho yo el ridículo, fliparías —responde, quitando hierro al asunto.

—¡Anda ya! ¿Tu? Me extraña.

Este asiente y cuando me cuenta una de las noches más ridículas que ha vivido, me empiezo a descojonar. Paul me empuja suavemente del brazo fingiendo ofenderse de que me haya reído.

—¡Oye, no te rías! No sabes la vergüenza que pasé cuando esa anciana me dio con el bolso.

—Es que... ¡¿a quién se le ocurre intentar bailar con una anciana a las 2.a.m?!

—Iba pedo, mi visión era borrosa y la confundí con una chica de mi edad.

Cinco minutos después, Paul se despide de mí para marcharse a su casa y yo asiento a la propuesta de quedar otro día, pero sobrios. Nos damos nuestros números y en cuanto se va, pienso en lo bien que me ha caído a pesar del ridículo que hice delante suya. Acabo entrando en la cocina para desayunar algo, unos cereales de Lucky Charms, y cuando acabo, llamo a Noah y Mane para quedar en el centro comercial.

Me visto lo más rápido posible, me lavo los dientes y me maquillo un poco para acto seguido, salir del piso e ir hacia el de Mane.


—Estamos todos para hacernos una foto —dice Noah poniéndose el vaso de su refresco en la sien aprovechando que está frío.

Mane y yo nos reímos, pero nos maldecimos por haberlo hecho, pues nos duele demasiado la cabeza. El centro comercial está bastante lleno. Por suerte la cafetería donde nos encontramos nosotros, esta medio vacía y hemos podido conseguir sitio.

—Si —responde Mane alargando la i —Tenía que haber hecho caso a Riley y no hacerte caso, Noah. Eres una mala influencia.

—¿Yo? Pero si soy un angelito.

—Eres un ángel caído. Como Lucifer —me meto yo y le doy un sorbo a mi café helado.

Pero no sirve de nada cuando Thor, hace una sonrisa pervertida y dice:

—Mmm, Lucifer. No me importaría ir al infierno con tal de encontrármelo...

—Ah no, no empieces como el día que nos echaron del cine —le interrumpe Mane intentando no gritar. Yo me río al recordar cuando me contaron que por culpa de Thor les echaron del cine porque no dejaba de hablar y lo que le contestó a una señora que allí había también. Ambos me miran —¿Y tú de que te ríes? No tienes ni idea de la vergüenza que pase por este mamón de aquí.

—Venga, Madame, si lo pasamos muy bien.

—Noah, cállate.

—Bueno, capullos, ¿hacemos algo? No puedo quedarme quieta con este dolor de cabeza, necesito movimiento o al menos, cotilleo.

—Tienes razón —Mane se termina su Mocca caramelo y se levanta haciéndonos un gesto para que la imitemos. Noah y yo terminamos lo nuestro y le cogemos la mano que nos tiende nuestra amiga para irnos de allí tronchándonos con nosotros mismos. 

Ni siquiera sabemos dónde ir, pero no podemos quedarnos quietos en una cafetería por mucho tiempo. Caminamos por el centro comercial y cuando vemos que no hay nada más que ver, salimos de allí y vamos hacia la boca de metro más cercana para ir a Manhattan. En el metro, Noah sentado frente a nosotras, hablamos un poco hasta llegar a nuestra parada.

Le pregunto a Mane sobre Eliot y como le va en terapia.

Por la sonrisa que se le forma al hablar de su hermano vale la pena haber preguntado, pues nunca la había visto tan feliz respecto a ese tema. Me cuenta que va genial y que poco a poco va mejorando.

—Se está tomando muy enserio cambiar por mí.

—Pues claro, amiga. Eliot te quiere, eres su hermanita —la atraigo hacia mí rodeando sus hombros con el brazo cuando he visto que ha estado a punto de llorar —Va a terminar siendo el mejor hermano del mundo, Mane y nada ni nadie lo va a joder.

—¡Eso, zorra! —grita Noah llamando la atención de todos en aquel vagón.

Yo también les cuento sobre Paul, el chico de la discoteca, porque ahora me acabo de enterar que mis amigos ya lo sabían y encima, tienen un video mío haciendo el ridículo con el pobre chico. Cuando me lo enseñan, me veo a mí bailando en la pista con Paul. Un baile muy, pero que muy para mayores de edad.

Nuestra parada llega pronto y cuando salimos del metro, caminamos un par de minutos hasta llegar a Central Park. Allí, nos sentamos sobre el césped para seguir hablando mientras comemos pipas que hemos comprado en un pequeño puesto cerca. Lo bueno de seguir de vacaciones todavía, es que, nos quedamos hasta muy tarde; más tarde vamos a por unas pizzas y volvemos a Central Park para contemplar el atardecer comiendo comida basura.

 🎙️🎙️🎙️

 Apago la maldita alarma.

Se acabó. Todo lo bonito debe acabar algún día, pero no debería ser tan pronto. Me levanto de la cama bostezando y con el frío en el cuerpo. ¡Quiero meterme en la cama! Voy hacia el baño, enciendo la luz y me miro en el espejo. Estoy horrenda. Formo un cuenco con las manos debajo del grifo y me lavo la cara para despertarme del todo; o al menos un poco. En cuanto ya estoy, voy hacia la cocina para servirme un poco de zumo y terminar de despertarme. 

Si, yo tengo la manía y es que, si no bebo zumo antes de desayunar, no soy persona.

Tengo que hacerlo siempre, sino, no hay quien me aguante.

Doy un trago al zumo de piña y vuelvo a meter el brik en la nevera. Enciendo el fuego, preparo la sartén con una gota de aceite y espero a que se caliente mientras me hago el café. Cuando ya está caliente, frío un huevo y lo paso al plato. A continuación el bacón, —hoy me apetecen huevos con bacón—, y cuando veo que están dorándose, los saco junto con el huevo.

Me llevo el desayuno al salón, a la mesa baja que tengo enfrente del sofá y antes de ponerme a desayunar, enciendo el televisor y miro un rato el móvil.

Las ocho menos cuarto de la mañana y yo ya estoy despierta, ¡que suplicio! Hasta las ocho y media no tengo mi primera clase, pero siempre me levanto a las 7.45 para no tener la tentación de dormirme y llegar tarde.

Empiezo a comer viendo un capítulo de F.R.I.E.N.D.S en Netflix hasta que termino y lo meto todo al lavavajillas para ir a vestirme. Hoy es el primer día, así que tengo que ir bien arreglada... ¡Dios, el primer día! Ya ha pasado una semana ¡Quiero volver a mis vacaciones! El conjunto ganador se basa en un top de terciopelo granate con unos vaqueros negros y unos botines de igual color que los vaqueros. Me pongo una chaqueta vaquera. Cuando lo tengo todo preparado, cojo el abrigo y salgo de casa hacia la boca de metro más cercana; ojalá me saque pronto el carnet.

Llego pronto a clase de Nova Lexington, el profesor de Taller de creación literaria y el más joven de la universidad.

 Capítulo 2 de "cuando las rosas dejen de arder"  por fin subido. Espero que lo disfrutéis tanto como yo al escribirlo o más jiji. No olvidéis votar, comentar y compartir para ayudarme a crecer, pues esos simples gestos ya son de gran ayuda para los escritores :( 

Como siempre digo, aunque podéis empezar por este si gustáis, yo os recomendaría empezar por el primero (ya en mi perfil completo) para que no os hagáis spoilers por si acaso . Y ahora si que si, que Sophia e Ian os roben el corazón como Riley y Mane. <333

En multimedia tenéis más o menos la imagen de Paul (podéis imaginarlo como vosotrxs queráis; pero sería algo así: rizos rubios, sin tatuajes, ojos grises aunque el chico los tiene verdes jejee...)

___________________________________________

cristinazg_NaykarenCorreaRodrg2SeirMayantigoAdictaAlChicoDelPanuna-scrittoreLeslyzz90AmigosgabiivalecgTitania2408Paattri20BURGUI92

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro