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🦋 Amor 🦋

Ferrán y Camelia vieron a Paloma ir tras Ian.

—Todavía no comprendo en qué momento pasó todo esto —dijo la mujer, su marido sonrió.

—El amor es así, ¿acaso tengo que recordártelo? —susurró besándole en la mejilla.

—Es que... trato de pensarlo, recuerdo nuestras conversaciones mientras ella estaba allá. Es cierto que yo sabía que había alguien antes de que me lo dijera, por eso no se regresaba... y veía que se llevaban bien, pero no lo pensé, no lo vi venir...

—Lo sé, es normal que no los hayas imaginado así, pero piénsalo, Camelia. Son muy parecidos, tienen una historia de vida similar, es lógico que puedan comprenderse... y ahí está la clave, mi amor, en esa comprensión de almas... —respondió tomando con dulzura un mechón de su cabello y colocándolo tras la oreja.

Camelia asintió.

Entonces los dos vieron como Paloma comenzaba a girar en círculos alrededor de Ian.

—¿Qué hace? —preguntó la mujer.

—No lo sé, pero mírala, se ve feliz... y él también —afirmó—. Tenías que ver su rostro hoy cuando lo descubrí... —añadió risueño.

—¿Cómo lo hiciste?

—Cuando Mateo corrió de ti con la tortuga esa que Paloma lleva a todas partes... ¿Te acuerdas de que nos dijo que era un regalo de la persona de la que se había enamorado? —Mel asintió—. Pues Ian vio el peluche y mencionó que él se lo regaló. Casi... casi me da un paro cardíaco —rio.

—¿Qué le dijiste? —respondió llevándose una mano a la boca sorprendida.

—Nada, solo decidí forzar un poco la situación para desenmascararlos y que se arrojaran de una vez a todo lo que están sintiendo. ¿No fue divertido? —inquirió abrazando a su mujer.

—¡Qué malo eres! —exclamó ella con emoción.

En eso, vieron a Paloma e Ian besarse y suspiraron.

—Dejémosle un poco de intimidad —pidió ella.

—No, es divertido verlos —bromeó él—. Ni siquiera nos notan...

—Están enamorados, ¿lo puedes creer? Enamorados de verdad... Paloma está muerta de amor... me hizo leer algo que escribió —susurró—, y él, él también lo está... Pero me da miedo... —admitió Camelia.

—¿Por qué?

—Es como dijo Paloma, es raro, Ferrán... yo... los conozco tanto...

—Por eso mismo deberías estar tranquila. Sabes que Ian es un buen hombre, tú lo has criado y lo has sacado adelante, conoces lo que hay en su corazón. También conoces a Paloma, sus carencias, sus virtudes... es perfecta para él... hasta yo puedo verlo, cariño, con más razón tú.

—Pero si pelean, estaré en el medio. No puedo salir a favor de ninguno de los dos —negó con vehemencia.

—No necesitarás hacerlo, esto no es un partido de futbol y ellos son adultos, estoy seguro de que no querrán ponerte en ese sitio, te aman. Tenemos que dejarlos vivir sus vidas, equivocarse, aprender, así como nosotros lo hemos hecho y seguimos haciéndolo. Mírala —dijo señalando a su hija—, sigue siendo mi niña, pero es una mujer, está feliz y enamorada y no creo que haya nada más hermoso que eso, Camelia. Y él, es un buen hombre y sabemos que la querrá bien. Es extraño, ¿sí? Pero ¿qué importa?

—Tienes razón, supongo que estoy feliz y preocupada en iguales condiciones.

—Y te comprendo, mi amor.

Entonces los vieron acercarse de la mano. Ian miró a Ferrán a los ojos.

—La amo, de verdad. La amo y la respeto como tú amas a mi hermana. Comprendo que esto pueda parecer raro, Mel —añadió mirando a Camelia—, para nosotros mismo lo fue. No sabemos cómo pasó... no fue algo que nos diéramos cuenta. De hecho, intentamos evitarlo por muchísimo tiempo, no queríamos lastimarte... Eres la persona más importante para nosotros... Intentamos contenerlo... de verdad...

—Lo sé —dijo Camelia tomándolo del brazo para calmarlo—. Todavía lo estoy procesando —sonrió—, pero estoy feliz si ustedes son felices...

Ian abrazó a Paloma y la besó en la frente.

—Dejen de pensar en lo que se ve extraño o no —dijo Ferrán—, lo importante no es lo que se ve de afuera, sino lo que les nace a ustedes adentro...

Entonces, Alma salió a llamarlos avisando que ya estaba listo el almuerzo e ingresaron al comedor para compartir las novedades con ella y seguir disfrutando de la jornada.

Por más que Ian y Paloma deseaban con locura un momento a solas para poder conversar, abrazarse y estar juntos, ambos respetaron el momento familiar que hacía tanto tiempo habían esperado. Camelia estaba contenta de ver a su hermano luego de tantos meses, por lo que por la tarde charlaron y se pusieron al día sobre todo lo que había sucedido en ese tiempo, incluyendo la relación de ambos y cómo había fluido.

Al terminar de cenar, Ferrán sonrió con diversión.

—Creo que ahora podríamos dejarlos un rato solos —bromeó—, han de estar desesperados por hablar...

—¿Hablar? —inquirió Camelia divertida.

—¡Mel! —exclamó Ian.

La mujer puso los ojos en blanco.

—Yo iré a hacer dormir a Mateo —informó Ferrán.

—Yo recojo todo esto y te espero en la habitación —afirmó Mel.

—¿Te ayudamos? —preguntó Paloma.

—No, ustedes vayan.

Paloma sonrió y la besó en la mejilla.

—Te amo —susurró—. Eres la mejor del mundo.

—Lo sé, lo sé —bromeó Camelia.

Paloma tomó la mano de Ian y lo llevó al pequeño jardín donde los dos se dejaron caer en el césped con la vista fija en el cielo.

—Dios, ha sido el día más largo de toda mi vida —susurró la muchacha—, ven aquí, bésame...

Ian volteó para mirarla y muerto de la risa le dio un beso.

—Estoy... esto es tan confuso —añadió él acariciando su mejilla una vez que se separaron.

—¿Qué cosa?

—Nada, todo esto... Estar aquí, contigo... vine antes porque ya no soportaba la distancia, Paloma... Me maté trabajando para que me dieran más días... Tenía que verte, pero no sabía lo que encontraría por aquí... fue... un impulso desesperado —susurró cerca de sus labios.

—Me encanta cuando te mueves por impulsos desesperados —comentó ella y levantó una pierna por encima de las caderas de él, apretándolo contra su cuerpo.

—No me hagas eso, no podré contenerme mucho tiempo.

—¿Quién dijo que quiero que te contengas? ¿Sabes lo mucho que he extrañado que me beses, que me toques... que me hagas todas esas cosas que solo tú sabes hacerme?

Él sonrió.

—¿Pretendes volverme loco, mujer? —susurró colocando una de sus manos sobre las caderas de Paloma para apretarla contra las suyas.

—Hmmmm extrañé eso... —dijo ella y bajó su mano para acariciarlo sobre los pantalones.

—Estamos en la casa de tu padre...

—Eso es lo que tenemos que solucionar. ¿Quieres quedarte conmigo en mi departamento? —preguntó—. Sé que Mel te preparó la habitación y todo, pero... no quiero despertarlos con los gritos que me provocarás y no creo que a papá le guste la idea —bromeó.

—Extrañaba tu franqueza y tus locuras...

Paloma se echó a reír.

—Yo vengo a quedarme con ellos de vez en cuando, pero tengo mi pequeño espacio no muy lejos de aquí, nos podemos quedar allí y cuando tengamos ganas venimos a dormir aquí...

—Suena excelente —susurró—. No quiero dormir lejos de ti ningún día más...

—¿Y cómo haremos luego, Ian? ¿Lo has pensado? —preguntó preocupada—. Yo debo quedarme por lo menos tres meses más por aquí.

—Yo me quedo un mes y medio, luego me regreso a Brasil...

—¿Me esperarás allá? Iré apenas me libere...

—Te esperaría toda la vida, Paloma, pero ¿estás segura? No quiero atarte a una vida que no deseas... sabes que amo tu libertad y sé que tú no quieres establecerte en un sitio... No quiero que seas mía, quiero que sigas siendo tuya porque es por ser así que te admiro y amo tanto...

—Ian —dijo ella y cubrió sus labios con un beso para luego alejarse y mirarlo a los ojos—. Tu amor no me ata, por el contrario, me libera, me ayuda a ser yo misma, una mejor versión de mí. Gracias a lo que siento por ti he trabajado en mí para luchar contra los fantasmas que sí me tenían atada... ¿No te das cuenta? Me siento tan libre como nunca y por eso decido compartirme contigo y estar contigo en donde sea que tú desees estar. Eso no me ata a ti y no significa que no tenga que viajar para trabajar y esas cosas, significa que tú eres el palomo que yo elijo para volar la vida conmigo.

Ian sonrió.

—Cada segundo que pasa me enamoro más de ti, ¿es eso posible?

—Sí, son los efectos colaterales de Paloma —respondió ella con una sonrisa antes de volver a besarlo y morderle el labio inferior.

—¿Y conoces los efectos colaterales de Ian enamorado? —inquirió él en medio del beso mientras colaba sus manos bajo la camiseta que ella traía.

—Hmmm, recuerdo algo... pero ha pasado mucho tiempo y necesito que me refresquen la memoria.

—¿Dónde? ¿En tu pieza o en la mía?

—En la tuya... la cama es más grande y está más lejos de la habitación de mi padre —susurró.

Entonces él se levantó y le pasó una mano que ella asió para ponerse de pie, él la levantó en sus brazos y ella envolvió sus piernas alrededor de sus caderas.

—Estas mariposas me van a volver loca, es imposible controlarlas —susurró ella mientras lo besaba.

—Acostúmbrate a ellas, pajarito, porque no van a morir jamás, te lo aseguro —prometió él mientras ingresaba a la casa con ella en brazos y la llevaba hasta la habitación.

*** FIN ***

Hemos llegado al final de esta historia que tanto amo... me encanta Paloma... y creo que los dos son perfectos el uno para el otro, se complementan bien y a la vez se entienden en lo importante. Él es su cable a tierra y ella lo hace volar.

Queda el epílogo para el sábado y nos despedimos de estos dos.

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