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VI

Aizawa dejó caer su cansado cuerpo sobre la banca, el sonido de la lavadora encendida amortiguó el estridente silencio, la pesadez lo golpeo de repente cuando se encontró inclinando su espalda contra la pared. Se sentía viejo y tal vez lo era. La prótesis se sentía extraña en el muñón que alguna vez fue su pierna. Sin embargo sabía que se acostumbraría pronto a ella. Tal vez era la sabiduría que venía con la edad, lo que lo hizo darse cuenta que una persona se acostumbraba con tanta facilidad al dolor como a la perdida. Su vista se posó en un cartel que al parecer había sido colocado recientemente: No entrar con alimentos.

Al igual que sus movimientos, su vista se vio reducida como para tener que amusgar los ojos, para determinar la profundidad de los objetos sin tener que fijarla demasiado tiempo. Aizawa soltó un suspiro y su cabeza se apoyó contra la pared. El sonido de la lavadora andando le otorgó algo de normalidad al encontrarse lavando su propia ropa en medio de la noche, a pesar del caos que se vivía allá afuera, cerró los ojos y trato de ferrarse a la calma que venía antes de la tormenta.

Midoriya había regresado, el alivio cuando lo miro entrar de regreso fue rápidamente reemplazado por el enojo, mientras regañaba tanto a alumno como maestro.

All Might tendría mucho que escuchar de él por mucho tiempo.

Al menos uno de sus problemas se había solucionado, pero aún quedaba...

El peso de alguien más se sumó contra el plástico, Aizawa permaneció con los ojos cerrados, y con el rostro hacia arriba en dirección hacia el techo, suspiro con cansancio.

—No es propio de ti, estar fuera de la cama a tales horas de la madrugada —soltó Aizawa aún con los ojos cerrados y espero con calma, mientras el sonido de la lavadora siguió rebotando en medio de la habitación de lavado, de alguna forma se había vuelto afín al tipo de actitud dura, reticente e inflexible de Bakugo Katsuki, así que podía permitirse ser paciente.

—Puede ser —respondió Bakugo, de forma llana y simple, como siempre yendo al grano sin tapujo alguno. Cómo si la simple respuesta no dejará algún margen para navegar y conseguir algo de información. Así de seguro era este chico que tenía a un lado. Aizawa de alguna forma admiro como odio su resiliencia.

Aizawa se reacomodo, su espalda siguió apoyada sobre la pared, pero está vez se encontró observando al niño en cuestión, Bakugo traía una camisa de manga larga negra con una calavera blanca en el pecho y pantalones de chándal blanco. Aún se encontraban en esa época donde las noches eran más frías de lo que parecían ser. Bakugo siempre fue cuidadoso a pesar de la calefacción con el que contaban los dormitorios de High Alliance. Eso demostró que el chico pensó en las posibilidades a futuro. Aizawa estaba seguro que la ropa que llevaba era térmica en caso de que tuviera que salir a fuera con ella o que algo interrumpiera el sistema eléctrico.

—¿Sucedió algo? —Aizawa decidió ir al grano, tal vez fue la iniciativa de Bakugo lo que lo incito, o el hecho de que había pasado demasiado tiempo desde que las cosas se habían tornado así, por lo que pensó que era adecuado hacerlo. Después de todo Bakugo podía tomar su ayuda y preocupación como le apetecía, y Aizawa siempre le escucharía con paciencia aunque al final no revelará nada ya que para eso estaba él, Bakugo era su alumno y él su profesor.

Un segundo, y luego dos, casi paso medio minuto antes de que respondiera.

—Kirishima, se disculpó conmigo —su voz fue casi un murmullo, mientras las manos de Bakugo se metieron en los bolsillos de su pantalón y su vista se fijó en la pared de enfrente.

Aizawa se tomó un momento para digerir la información.

—Así que hizo eso —su respuesta fue simple y concisa, sin indagar demasiado. Bakugo odiaba a la gente que trataba de escarbar en su vida privada como de entrometerse en sus asuntos, así que se limitó a ofrecer las opciones, mientras Bakugo tomaba una elección. Él siempre podría dar como finalizada la conversación, o empujar hacia adelante como siempre lo hacía con todo.

—¿No preguntarás por qué? —su voz sonó indignada, mientras su entrecejo se frunció, Bakugo le dio una mirada de reojo, Aizawa suspiro.

—Si Kirishima pensó que era correcto disculparse contigo debió tener sus razones, no soy quién para juzgar el criterio de mis alumnos a menos que atente con su bienestar o con su desempeño —Bakugo chasqueo la lengua, Aizawa prosiguió— Además, ¿Me lo dirás no es así?

—Bastardo arrogante —murmuro con irritación, Aizawa dirigió una mirada aguda en su dirección, Bakugo resoplo— Me pidió hablar —comenzó antes de que Aizawa pudiera decir algo— Cuando regresamos a los dormitorios y... —Aizawa notó un movimiento en su mano, aún seguía dentro de su bolsillo y por el tipo de inclinación su camisa se arrugó cuando se encorvo en su lugar, parecía irritado, molesto ante la situación, Aizawa se preguntó si su irritación se debía a la conversación que actualmente estaban llevando o por el tema en específico— Hablamos o mejor dicho él hablo —escupió— Y luego se disculpó.

Aizawa no pregunto porque fue la disculpa, los asuntos personales entre sus alumnos solo les conferían a las personas involucradas, además conocía bien a sus alumnos. Kirishima Eijiro era un chico amable y carismático, su sonrisa y buen humor llegaba a conectar fácilmente con otras personas generando que estás entraran rápidamente en confianza y se sintieran bien con él, a pesar de ello, no era del tipo que usaría este tipo de cualidad carismática en contra de otros, si bien, sus técnicas de comunicación aún no estaban del todo desarrolladas, y sus discursos solían ser burdos y poco precisos Aizawa sabía que su carisma y gran sentido del honor como justicia lo llevarían a ser un gran héroe.

Que Kirishima llegará a la conclusión de que le debía una disculpa a Bakugo confería un análisis exhaustivo sobre la situación en sí. Después de todo, Kirishima, quien era una persona que se movía en base a lo 'correcto' no tenía entrada para sentimientos banales como el orgullo, sin embargo la carencia de orgullo no significaba la falta de honor.

Aizawa sintió la mirada analítica de Bakugo sobre sí mismo, mientras pensaba en sus palabras y lo que podrían significar sus acciones. Después de todo a pesar de que Kirishima no era afín a los problemas, y prefería la paz, no era del tipo de persona que se obligase a algo solo por mantener dicha paz. No, si se había disculpado era porque sentía que era lo correcto.

Aunque la pregunta pululo con persistencia en su cabeza sobre ¿Por qué?

Pero en ese momento la pregunta no era la correcta a formular, no si quería que las cosas avanzarán.

—No pareces muy feliz por ello —Sus ojos se encontraron una vez más, Aizawa dejo pasar el leve temblor en su mirada cuando dijo esas palabras, y como rápidamente educó su semblante.

—No es como si me importara una mierda lo que hace —Aizawa quiso refutar, una de sus cejas casi se alzó, pero mantuvo su rostro inmutable, mientras lo seguía observando, está vez Bakugo había desviado la mirada — Es solo que... ¿Qué carajos estaba pensando cuando hizo eso?

—Tal vez, pensó que era lo correcto —soltó demasiado rápido, fue más un desliz, el pensamiento que se coló en voz alta, sin embargo Bakugo pareció demasiado aturdido como para reaccionar.

Esta vez la sorpresa en su rostro no pudo pasar desapercibida, no fue un simple cambio de un segundo a otro, que casi pudo pasar como la mera ilusión del cansancio velado y la hora en la que se encontraban. No, está vez Bakugo tardo en recomponer su expresión.

Era, de alguna forma asombroso, como los rasgos de su rostro se suavizaban cuando alguien lograba dejarlo sin palabras, dejando ver los rasgos infantiles en su rostro, siempre ocultos por la ira y el enojo.

—¿Por qué pensaría eso? —gruño, el encanto infantil una vez más desapareció como si en primer lugar no estuviera ahí, para dar paso a los rasgos ásperos y maliciosos, sus palabras sonaron rasposas cuando salieron de sus dientes apretados. Casi como un chillido entrecortado.

Aizawa se dejó desparramar un poco más en su asiento, de una forma demasiado informal, si fuese otro alumno tal vez se hubiera sentido incomodado, sin embargo Bakugo no era del tipo de persona que se quejará de los hábitos de otras personas a menos que interfirieran en sus asuntos, así que se limitó a mirarlo con el entrecejo fruncido y la ira desbordando avivando el color bermellón de sus ojos, mientras él enfocó su vista al frente como si la pared blanca fuese más interesante que su propio alumno.

Aizawa sabía que era una muestra poco alentadora de interés, otras personas hubieran reaccionado mal. Por lo regular cuando la gente busca ayuda con sus problemas, está buscando la atención completa que por lo regular suele percibirse con miradas fijas y asentimientos con la cabeza, mientras la otra persona derrama su corazón en busca de consejo y apoyo.

Sin embargo, la persona que tenía a un lado era Bakugo Katsuki, alguien que odiaba la lástima de otras personas. Mirarlo por mucho tiempo aunque el chico siguiera nivelando su mirada no crearía confianza entre ambos. Sino más bien todo lo contrario. Aizawa quería que se sintiera cómodo. Que hubiera un margen de movimiento donde Bakugo se sintiera libre de maniobrar para llevar la conversación a dónde él se sintiera más cómodo sin que sus respuestas lo desconcertaran.

—¿Y no lo fue? —pregunto, por el rabillo del ojo, pudo notar el espasmo en el cuerpo de Bakugo. La vibración viajo por el plástico. Dejo que pasarán unos segundos para que el chico recobrará la calma y continuo— Bakugo —lo llamo por su nombre— Kirishima no es del tipo de persona que habla por hablar, ¿No es así?

Bakugo no dijo nada, su cuerpo se encorvo, el flequillo ocultó su mirada, no obstante Aizawa pudo notar como su mandíbula se había tensado, al igual que su cuerpo. Esta no era la ira velada que solía destilar Bakugo cuando estaba enojado, sino el conflicto interno sobre una situación que parecía habérsele salido de las manos.

Tal vez... ¿Bakugo no estaba de acuerdo con lo que había pasado? O tal vez...

—Bakugo, que Kirishima se haya disculpado contigo no significa que debas aceptar su disculpa.

Dijo y tan pronto como sus palabras fueron soltadas, Bakugo se levantó de su lugar. Sus ojos salieron disparados a su persona, el rojo de sus iris se había oscurecido, un brillo singular se extendió en ellos, sus manos estaban afuera de sus bolsillos. Aizawa lo estudio. Ira, enojo, decepción. Bakugo no dijo nada, pero su mirada había hablado por él.

—Iré a dormir.

Fueron sus últimas palabras antes de marcharse. Su voz pudo helar la sangre de cualquiera, pero Aizawa lo tomo por lo de era, Bakugo se había enojado por su elección de palabras. Pero Aizawa no sintió que fuese incorrecto expresarlas.

Cuando la puerta se cerró, Aizawa suspiro. Tal vez, si era un mal profesor, pensó.

━※━

Bakugo camino en dirección a su habitación. No espero encontrarse con nadie en el camino. En realidad había tomado la precaución de no hacerlo. No quería lidiar con nadie después de tanta exposición innecesaria.

Puajj, sentimientos. Cosas innecesarias que solo servían para retrasar a las personas y, sin embargo, su cuerpo se había movido solo.

—Bakugo —Bakugo se detuvo en seco cuando escucho su nombre. La irritación se extendió rápidamente en su cuerpo como para darla a conocer en su semblante. La molesta voz carente de vida y de emoción de Todoroki Shoto siempre lo había sacado de quicio. Él no quería lidiar con esa mierda. No ahora. Así que camino directamente hacia las escaleras solo para escuchar una vez más su voz— No pensé encontrarte aquí —y Bakugo se tragó el sarcástico comentario sobre qué él tampoco espero encontrarlo ahí, en su lugar siguió caminando— ¿Podemos hablar?

La tensión se acumuló en sus hombros, generando que su espalda se pusiera completamente recta.

—No.

Su respuesta fue más un gruñido que palabras, Todoroki asintió sabiamente.

—Bien, no es necesario que hablemos —Bakugo agradeció que lo haya entendido, por una vez Todoroki Shoto actuaba como una persona funcional, sin embargo para su pesar su evaluación fue demasiado rápida— Pero ¿Puedes escucharme solo por un momento?

Sus manos se cerraron en puños. Las venas en ellas se asomaron.

¿Por qué nadie entendía un NO como respuesta?

—Bakugo ¿Podemos hablar? —Kirishima había tomado su muñeca, el simple hecho de que hubiera sido tan fácil para él hacerlo lo irritó, porque el jodido Bakugo Katsuki nunca bajaba la guardia, a pesar de ello, mientras se dirigió a su habitación Kirishima logro colarse entre la multitud y tomo su muñeca con tanta facilidad que lo hizo sentir patético por el simple desliz.

—Kirishima, suéltame —Kirishima solo lo hizo cuando la puerta del elevador se cerró y se colocó estratégicamente frente a los botones.

—Yo lo siento, es solo... —rio nerviosamente, como si hubiera actuado sin pensar en primer lugar y estuviera ingeniando su siguiente movimiento en la marcha, lo cual no dudo Bakugo ni por un segundo que ese fuese el caso— Realmente deseo hablar contigo, ¿Hace cuánto que no lo hacemos?

Algo parecido a la nostalgia cruzó por su mirada y Bakugo se negó a reconocerlo, porque él no iba a jugar ese juego otra vez.

El no necesitaba amigos.

—Yo lo siento —la voz de Todoroki lo regreso al presente, por un momento imagino a Kirishima en su lugar y se odio cuando la yuxtaposición del recuerdo se coló con tanta facilidad, Todoroki percibió su desconcierto como una forma para que siguiera hablando— Actúe de forma precipitada el día hoy, lo cual no fue correcto, no cuando también eres mi amigo al igual que Midoriya, aun así yo me atreví a menospreciar tus sentimientos como tus intenciones. A sí que Bakugo, lo siento.

Bakugo lo miro en silencio por unos segundos antes que una sonora carcajada brotará de su pecho. Sus labios se estiraron hacia arriba en una sonrisa desdeñosa. Todoroki frunció el entrecejo. Una mueca fea opaco sus finos rasgos. Eso género en Bakugo que una nueva oleada de carcajadas brotará.

—¿Qué mierda significa eso? —su voz rebotó en el pasillo que unía la cocina con las escaleras, el entrecejo de Todoroki desapareció al instante. Bakugo bufo cuando el enojo desapareció. Todoroki aún no podía leer el sarcasmo ni mucho menos comprender el desprecio.

—Yo me estoy disculpando contigo, Bakugo —explico, con esa voz sosa y carente de sentimientos.

—Sí, lo sé —escupió de mala gana— Lo que no entiendo es porque lo haces.

Todoroki lo miro en silencio, de un momento a otro su expresión paso de sorpresa a enojo.

—Si una persona hace algo malo, lo normal es disculparse ¿No?

—¿Y según tú, merezco una disculpa tuya?

Todoroki guardo silencio por unos segundos, mientras estudio el rostro de Bakugo con cuidado. Parecía más enojado de lo que estuvo hace un momento. No sabía porque.

—Actué mal contigo, así que creo debía disculparme contigo —Bakugo resoplo, su rostro se desvío a la izquierda y luego sonrió, de esa forma maliciosa que siempre causó revuelo en su interior, porque por más que Bakugo Katsuki fuese una persona ruidosa con una lengua afilada, sus palabras siempre tuvieron una razón. Bakugo no lastimaba a las personas por lastimar. Sin embargo la mirada que le estaba dando era una que nunca espero observar.

—Así que —avanzo hacia adelante, acortando la distancia. Bakugo actuó demasiado tranquilo lo cual hizo que Todoroki se sintiera cauteloso— Solo para calmar tu consciencia, decidiste disculparte —sus labios se estiraron en una sonrisa demasiado generosa, Todoroki siempre observo ese acto como magia, el hecho de como Bakugo podía ser demasiado mezquino con su sonrisa y al mismo tiempo demasiado generoso. Su entrecejo se frunció, algo parecido a la frustración apareció en su interior, Todoroki se preguntó si está misma frustración era la que Bakugo sentía cada vez que no sabía expresar lo que quería transmitir.

—No es así.

Bakugo se acercó aún más, su rostro se encontró con el suyo a un par centímetros, la diferencia de estaturas desapareció por un instante, mientras esa sonrisa demasiado falsa como todo su semblante siguió ahí.

Era ira.

Todoroki estaba familiarizo con esta ira fría que entumeció su cuerpo por años para no percibir el dolor del entrenamiento. Por mucho tiempo llevo ese sentimiento debajo de una máscara, porque ese sentimiento solo le pertenecía a una persona.

A su padre. El origen de todo su mal. El que había causado la ruina de su familia.

Por ello no se permitió mostrar esos sentimientos a nadie más y aseguro esa máscara indolente al público sobre su rostro. Porque su furia como ira no era para nadie más que él.

Sin embargo, esto era diferente, esto no era una máscara. Esto era algo más, algo que aún trataba de entender.

Bakugo no dijo nada, en su lugar espero paciente, Todoroki sintió su garganta seca.

—La culpa no tiene nada que ver con hacer lo correcto —dijo y por un segundo la expresión de Bakugo cambio, la vulnerabilidad se asomó encima de ella, como la desesperación. Algo parecido a la incomodidad se estacionó entre ambos. Todoroki nunca espero ver a Bakugo de esa forma, y no pudo evitar recordar cuando hablo con su padre en medio del campo de batalla.

Algo parecido al miedo se escapó en sus palabras, mientras se mantenía de pie, y luego... De nada habían servido sus esfuerzos en conjunto, las llamas de su padre no habían hecho nada contra Shigaraki. Y luego Bakugo cayó en el aire.

La culpa agolpo con fuerza a su corazón, Bakugo estuvo en coma por 4 días y él ni siquiera pudo hacer algo para aligerar su dolor como el de Midoriya.

—Lo siento, Bakugo.

Miedo, el miedo se extendió en su mirada, mientras lo miraba en silencio. Bakugo pareció por un momento más pequeño de lo que era a pesar de su imponente presencia. Bakugo siempre se quejó que era un poco más alto que él, a pesar de ello, Todoroki nunca observo un complejo real en sus palabras. En su lugar se paró erguido y dejo que sus acciones hablarán por sí mismas. Bakugo nunca se escondió de nada ni nadie, pero en ese instante parecía querer hacerlo, y si permaneció estático en su lugar, más pareció sostenido por su orgullo que por otra cosa.

Todoroki no sabía qué hacer, su tipo de crianza no había sido la mejor.

Nunca hubo un tipo de tolerancia o consuelo, su padre siempre pidió más y más.

«Levántate»

«¡He dicho que te levantes!»

«¡No es suficiente!»

Había algo en la mirada de su padre que parecía nublar todo a su alrededor haciendo las cosas más difíciles para todos. El amor y la compasión no eran palabras que pudieran tener cabida dentro de la casa Todoroki.

Su padre siempre exigió perfección.

Pero Bakugo no era su padre. Y él tampoco lo era, su mano se extendió y la colocó en su hombro.

Todoroki pudo sentir un escalofrío recorrer el cuerpo de Bakugo, sorprendiéndolo al instante. Porque a pesar de que Bakugo solía mantener la distancia entre las personas y él ya que odiaba el contacto, instándolo a repelerlo al instante, no le temía. Ya antes habían entrado en contacto; habían compartido golpes entre sí, como espacio, pero está vez todo pareció diferente. Bakugo tembló con su toque y sus ojos se abrieron con un sentimiento que rallo casi en la desesperación.

Aun así no se atrevió a soltarlo. Algo dentro de él le dijo que si lo hacía todo sería peor.

—Bakugo, yo...

—¡Cállate! —su nariz se arrugó, una mano se estacionó sobre la suya y la quitó con fuerza, Bakugo no estaba feliz, su entrecejo se frunció de esa manera fea en la que solía hacer cuando realmente estaba cabreado. Todoroki aguanto el desplante, mientras lo miro en silencio. El cambio drástico entre lo que estaba abajo de la máscara y la propia máscara fue un acto lleno de magia para sus ojos. Bakugo era, en palabras simples, alguien interesante de observar— ¡No vuelvas a tocarme, maldito asqueroso!

—Yo solo pensé que eso ayudaría.

—¿Ha?

—Parecía que ibas a llorar.

—¡¿Quién estaba a punto de llorar?!

Todoroki desistió, aun así dijo: —Pensé que el contacto te haría sentir mejor, ¿Debí abrazarte para un mejor resultado?

—¡¿Qué?! —el sonido de una explosión escapó, Todoroki siguió en silencio, atento a su persona, a cada pequeño cambio en su lenguaje corporal— ¿¡Acaso quieres que te explote la cara!?

Todoroki negó.

—Creo que nuestra conversación se está desviando del punto original.

Bakugo resoplo.

—Mira —enfatizó— No quiero tus jodidas disculpas.

—Entiendo, aun así quería hacértelas saber.

Bakugo chasqueo la lengua y se cruzó de brazos. La brecha entre ambos se hizo más grande.

—Como sea, me voy —dio media vuelta. Todoroki miro su espalda, sus pies se movieron por sí solos. No extendió su mano, pero tampoco quiso dejarlo ir así.

—Pero, si de algo sirve, no quise disculparme solo porque me sentí culpable. Sino porque interpuse mis sentimientos sobre los tuyos. También eres amigo de Midoriya, en realidad su amistad es mayor que la de cualquier otro de nosotros con él. Era comprensible que tú estuvieras más dolido por su partida que nosotros. Y yo no te lo deje fácil. A pesar de que también soy tú amigo no logré comprenderte, pero me gustaría hacerlo.

—Cállate, deja esa mierda —bufo— Actuaste como pensaste que era adecuado actuar —hizo una pausa, su comprensión lo hizo quedarse sin palabras— Además, no es como si hubiera hecho algo para aligerar las cosas.

El silencio se estableció entre los dos. Bakugo no dijo nada más y avanzo hacia las escaleras. Todoroki apretó los puños.

—Sin embargo, no merecías ese tipo de trato —Bakugo rio, áspero, pero no dijo nada, eso enojo aún más a Todoroki— Es verdad que tú actitud no fue la mejor, sin embargo ¿De quién lo es? Mi actitud no fue la mejor y si tuviera que admitir algo, creo que casi actúe como cuando ingresé a U.A.

Todoroki recordó el enojo constante que corría por sus venas, la actitud fría y distante cuando entro, nadie parecía relevante a sus ojos que solo estaban fijos en una meta; demostrarle a su padre que sería más fuerte que él sin usar su quirk de fuego. A pesar de ello la gente se había acercado a él y había logrado hacer amigos.

Todoroki quien nunca había tenido amigos, los obtuvo y pronto pudo observar la impresión que tenían de él.

—No creo que seas mala persona —había dicho Uraraka, de forma casual y sin alguna doble intención antes de volver su atención al plato de ramen, Todoroki nunca creyó que fuera una mala persona. En realidad, la percepción que tenía sobre sí mismo no era algo relevante para él, sus ojos solo estaban fijos en su meta autoimpuesta, sin embargo cuando escucho sus palabras sintió una especie de alivio.

Bakugo guardo silencio por unos segundos, estudiando la expresión de Todoroki. No pareció querer decir algo más, no obstante la ira arremetió con fuerza. Ojos fríos se posaron en él. Casi como si fueran dos simples desconocidos a pesar del tiempo compartido.

—No me compares contigo, Todoroki —el despreció destilo en sus palabras— No necesito tus palabras de consuelo, no cuando...

—Tal vez, pero yo quiero hacerlo.

Eso pareció aturdirlo.

—Porque es mejor si estás solo, ¿verdad? Si la gente quiere ver lo peor de ti incluso cuando estás dando lo mejor de ti, simplemente los dejaras hacerlo ¿No? —Kirishima grito dentro del elevador, el cual se había detenido antes de llegar a su destino. Por fortuna todos se encontraron en la sala del primer piso. Bakugo espero que Shoji o Jiro no escucharán nada de su conversación— No te voy a dejar.

Bakugo rio, no de la forma sarcástica y burlona, sino que su risa supo a hielo y escarcha y se sintió tan mal, como un cuchillo cortando el silencio.

—No digas tonterías.

—No entiendo, ¿Por qué te alejaste de mí y de los demás?

—Entonces, si no sabes, ¿Por qué viniste en primer lugar a disculparte?

—Porque te conozco, no eres del tipo de persona que se enoja solo porque sí, siempre hay una razón ¿No? Y al menos en base a lo que he visto, nunca hay una mala razón en ello.

—Ya te lo dije, guárdate tus disculpas, y déjame en paz.

—No, estoy preocupado por ti, como los demás, casi mueres y parece que te importa poco, luego desapareces y cuando regresas no hablas con nadie y —sus palabras empezaron a sonar erráticas, desesperadas, mientras la frustración se colaba entre ellas— ¿¡Quieres que no me preocupe!? ¡Por supuesto que estaré preocupado! —grito, sus ojos se aguaron, las lágrimas asomaron de ellos, su mandíbula tembló— Después de todo, tú me respaldas y yo a ti ya que somos ami...

—¿¡Entonces, donde estabas cuando desperté!?

—¿Qué?

—Cuando desperté no había nadie, y cuando los busque todos estaban en la habitación de Todoroki.

—Yo...

—Yo no espere ver a toda la clase ahí, no soy una damisela en peligro, también sé que no fui el único que resultó herido en el encuentro, pero... —lo miro directamente a los ojos.

—Bakugo...

—¡No! ¡Esto es estúpido! ¡Me voy!

—Bakugo —la voz de Todoroki lo trajo de regreso, el recuerdo se desvaneció— No parece que estés bien.

Su mano se acercó, pero Bakugo logró apartarla antes de que pudiera llegar a él.

—No me toques —lo miro con despreció— Y déjame en paz.

—No puedo, no cuando estás así.

—¿Oh, ahora sabes lo que es mejor para mí? ¿Acaso me conoces tan siquiera?

—Yo...

—Deja el acto de buen samaritano, Todoroki, te lo dije, no somos amigos, aléjate de mí.

—¿Por qué?

—Ya te lo dije, te odio y tú me odias.

—No te odio, y no creo que me odies, sin embargo es verdad que nuestra interacción no ha mejorado a pesar de conocernos mejor.

—Y no te has preguntado ¿Por qué es así? —Bakugo volvió a sonreír, sus dientes brillaron, parecía haberse recuperado, como si lo de hace un momento no hubiera pasado en realidad. Después de todo Bakugo Katsuki no era débil.

—¿Qué quieres decir? —pregunto Todoroki, su entrecejo se había fruncido. La conversación se estaba tornando cada vez peor cuando pensaba que había logrado algún tipo de avance retrocedía aún más.

—La gente como tú y la gente como yo no puede simplemente llevarse bien —expreso con simpleza, con esa misma sonrisa maliciosa, como si hablara del clima en cuestión.

—¿Por qué? —pregunto, Bakugo le dirigió una mirada extraña y luego resoplo.

—Solo déjalo, Todoroki.

—No —hizo una mueca de disgusto, su entrecejo se frunció más— Si hay algo malo en mí, dímelo.

—No hay nada mal en ti —casi fue un susurro, Bakugo le había dado la espalda. Su voz sonaba aburrida, demasiado calmada.

—Pero... —los hombros de Bakugo se tensaron, Todoroki quien había avanzado dos pasos, retrocedió al instante, previniendo el próximo ataque. Pero este no llego.

—¡Joder, cállate! ¡Tú no eres visto como un monstruo! ¡Una bestia salvaje! ¡Un posible villano! ¡Tú no tienes a la gente esperando un error para afirmar la mierda que dicen de ti! —exploto. Eso dejo congelado a Todoroki en su lugar. Su boca se abrió, pero tan rápido como lo hizo se cerró, en su lugar se quedó observando como el pecho de Bakugo subía y bajaba tras el desplante. Él desvío la mirada.

—No pensé que la opinión de los demás te importara —dijo y rápidamente añadió— Lo siento, fue una presunción horrible de mi parte —regreso su mirada hacia él, sus ojos se encontraron, Bakugo aún estaba respirando con dificultad— Pero creo entender un poco lo que sientes, tal vez nadie me dijo nada en ese entonces, y no estoy seguro porque —comenzó— Y aunque Sero dijo que todo estaba bien —Todoroki hizo una mueca, en el festival deportivo había estado demasiado concentrado en terminar las cosas de forma rápida, que había congelado a Sero por completo. Fue un arrebato, algo imperdonable. Algo que se supone debería poder manejar mejor, sin embargo cuando vio a su padre simplemente la ira se desató y cuando se dio cuenta había ganado el encuentro. Sero había dicho que no había resentimientos. Pero a veces, podía notar el atisbo de terror cuando se encontraban a punto de enfrentarse el uno con el otro. Sero siempre bromeo con el asunto. Pero eso no lo hizo mejor. Una mueca se perfiló en sus labios. Recordó a los medios asediando a su padre y a él como a su familia, esos mismos medios que alguna vez vanagloriaron su nombre ahora exigían respuestas y sacaban de contexto sus palabras— La sociedad puede ser hipócrita —al fin dijo— No sé si mi padre tuvo algo que ver con el juicio de los medios en mi desempeño en ese entonces, sin embargo si tú eres una bestia, entonces yo también lo soy.

Bakugo lo miro por unos segundos, y luego rio. Hubo algo oculto en su risa, que Todoroki no supo descifrar.

—Eres un imbécil.

—Si, tal vez sea el caso, pero la gente que juzga a una persona por cosas que no comprende es más imbécil.

—Lo que sea.

—Entrenemos juntos una vez más —Bakugo no respondió en su lugar siguió su camino. Todoroki tampoco dijo algo más, su conversación había concluido por ese momento, pero sabía que no habían terminado de hablar.

━※━

Aizawa observo la escena con calma, se encontró en la sala de monitoreo mientras miraba el gimnasio Gamma, después de dos horas y varios moretones, Bakugo y Midoriya habían terminado de practicar. A un costado se encontraba All Might. Todo parecía estar en regla. Ninguno parecía haber abusado de su propio quirk, ajusto un poco el lente para acercar la imagen.

Midoriya parecía estar bien, pero aún no confiaba en lo que mostraba el chico al público y lo que realmente sentía. Una sonrisa se extendió en sus labios y sus ojos verdes brillaron con fuerza en dirección de Bakugo.

Los últimos consejos de All Might quedaron olvidados cuando el hombre los dejo y ambos chicos se dirigieron a dónde se encontraban sus pertenencias.

Hubo algo en su andar que llamo su atención. Aizawa tomo un par de segundos para llegar a una conclusión, ahora que lo veía bien su andar era simétrico, al igual que sus movimientos en medio del entrenamiento cuando lograron sincronizarse.

Ninguno de los niños pareció notarlo, el cómo se habían entremezclado sus movimientos.

Aizawa suspiro, resulta que era imposible que dos personas que estaban demasiado cerca, no tomaran algunas piezas entre sí.

El recuerdo se Oboro apareció en su mente.

Los goggles colgando en su cuello pesaron más de lo que debían.

Aizawa sonrió de forma lastimera, resulta también que el ser humano siempre ha subestimado la utilidad de otra persona para sí mismo, ignorando que algunas personas sí quedarían grabadas en el alma del otro no importa si su interacción es corta o no.

Aizawa se preguntó cómo Hizashi lo hacía. La gente solía decir que recordar se sentiría como volver a casa. Pero cuando Aizawa lo hacía nunca se sintió así.

Aizawa volvió a mirar el monitor, ambos se habían detenido cuando llegaron a sus bolsos, Midoriya abrió el suyo, mientras Bakugo tomo el propio, Midoriya observo a Bakugo por un segundo, Aizawa noto la tensión que en algún momento se había perdido. Midoriya titubeó, parecía querer decir algo y Bakugo lo noto.

—¿Qué? —su voz se alzó, sus palabras fueron bruscas, cualquier otra persona no hubiera imaginado que ese mismo chico que miraba con intensidad a su compañero se había enfrentado a su profesor y al personal de U.A. para traerlo de vuelta.

—Y-yo... Yo solo...

—¡Dilo de una vez!

Aizawa resoplo, en su interacción había tantas fallas, Bakugo quien era demasiado directo y Midoriya que aún no lograba superar sus complejos se encontraron en medio de la brecha que trataban de superar.

Midoriya trago, al final saco la vieja libreta, Aizawa noto la incomodidad arrastrando bajo su piel.

Solo había dos resultados que podrían pasar.

—Yo solo me preguntaba, si podíamos estudiar juntos algunos de los nuevos movimientos en los que pensé, sé que odias este tipo de cosas y —rio nerviosamente— Yo, ¿Que estoy diciendo? De seguro debes estar cansado.

Bakugo frunció el entrecejo.

—¿Qué quieres decir?

—Y-Yo, no es nada, es solo, tus movimientos del día de hoy y las ojeras en... —Bakugo gruño, Midoriya tembló en su lugar y guardo silencio enseguida.

—¡Dame esa mierda! —arrebato el cuaderno, Midoriya lo miro por unos segundos, sus ojos se habían abierto, mientras Bakugo ojeo el cuaderno hasta detenerse en una parte y luego retomó su andar.

—¿Bakugo?

—Si nos quedamos mucho tiempo, Aizawa estará detrás de nosotros, así que vamos.

Midoriya miro su espalda alejarse por unos segundos, antes de asentir y seguirlo.

Aún eran solo niños, aprendiendo sobre sus errores. Los errores y los aciertos se sobrescriben entre sí, pensó Aizawa antes de apagar el micrófono y cámara, les daría 30 minutos, antes de echarlos del lugar. Después de todo, ya había sido demasiado entrenamiento para los dos.

━※━

—Supe que hablaste con Kirishima. Él parece estar preocupado —dejo caer las palabras con cuidado Midoriya, los dos terminaron en su habitación, después de compartir opiniones al revaluar estrategias y combinaciones.

Bakugo guardo silencio, Midoriya sabía que era una mala estrategia, después de todo Bakugo y él no estaban del todo en buenos términos.

Y la última vez que quiso intervenir, solo empeoro las cosas, sin embargo no pudo evitarlo. Después del incidente con el villano de fango, Bakugo se había alejado de sus amigos, si bien aún hubo interacción entre él y su grupo, Bakugo pareció más reacio a la convivencia entre ellos.

Si bien Izuku no era cercano a los amigos que había hecho Bakugo en la escuela secundaria, no parecían del todo malos tipos, aunque su interacción con ellos se limitó a burlas crueles.

Bakugo guardo silencio, su vista siguió fija en el boceto del nuevo equipamiento que había consolidado Midoriya para su traje, los tachones de tinta roja sobresalieron por sobre la negra ante las modificaciones, su voz a pesar de conocerla muy bien por los años de convivencia solo causó molestia para sus oídos, ese era uno de los motivos por lo que odiaba estar cerca él, a pesar de su imagen desinteresada, Midoriya nunca fue del tipo que solo ayudo, siempre cuestionó y quiso saber, no importaba lo intrusivo o incómodo que podía ser en el proceso. Siempre fue así. Siempre presiono y presionó, cuando Bakugo muchas veces solo deseo un momento sin preguntas, sin cuestionamientos, donde se le permitiera ser por una vez.

Midoriya siguió murmurando, a cada segundo estos se volvieron más rápidos y hasta Jiro, quien contaba con el mejor oído pudo haberse confundido por la rapidez de sus palabras. Sin embargo Bakugo logró filtrar sus palabras.

"Yo también quiero ayudarte" en sintaxis fue el mensaje que Midoriya quiso transmitir a pesar de las contradictorias palabras que salían de su boca cuando un nuevo tema que en conclusión era una hipótesis más, llegaba a su cabeza y una vez más el proceso de pensamientos se hacía más complejo ante las variables de una situación que Bakugo sabía no valía la pena en primer lugar pensar.

Bakugo bajo el cuadernillo, suspiro y dirigió una mirada exasperada hacia él.

—Estas temblando.

Solo cuando Bakugo lo menciono, Midoriya notó el temblor en su cuerpo. Sus ojos se abrieron y la vergüenza asomo por sus mejillas. Midoriya hizo una mueca, se suponía que estaba tratando de apoyarlo, pero una vez más Bakugo parecía estarlo ayudando a él en su lugar.

—Yo, lo siento es solo... Los dos eran cercanos —trato de explicar aunque sabía que era estúpido en ese punto, no es como si Bakugo no fuese consciente sobre ello, el malestar creció dentro de su interior— Cuando te vi con Kirishima no pude evitar pensar en que habías vuelto a ser tu —confeso, Bakugo fue paciente y guardo silencio— Quiero decir, a cuando éramos niños y todo parecía tan fácil —Midoriya sonrió nostálgicamente recordando esos días en los que jugaban a ser héroes y hablaban del futuro brillante que les deparaba mientras corrían por el patio trasera de su casa y por los parques.

En ese entonces Midoriya se había embriagado por la seguridad de Bakugo, cuando él aseguro que sería como All Might. Midoriya no tenía duda alguna sobre ello, después de todo había ganado cada una de sus peleas, siempre con una sonrisa en el rostro. Sin embargo la realidad los había golpeado demasiado pronto.

—Parece que su hijo no cuenta con la articulación extra en el pie.

Esa noche Midoriya se aferró con uñas y dientes a la voz de All Might en el vídeo que se repetía cíclicamente, mientras el llanto de su madre lo acompaño junto a sus disculpas.

Midoriya no lo entendió, él sería un héroe, podría serlo, siempre habría formas, además contaba con Bakugo.

Sin embargo para en ese entonces Midoriya no había comprendido que para dos personas que estaban demasiado cerca, era fácil perder de vista que no habría un distancia entre los dos.

Para cuando se dio cuenta, la distancia era mayor de lo que alguna vez espero, y está solo se volvió cada vez más grande.

—No deberías aferrarte al pasado —la voz de Bakugo llamo la atención de Midoriya. Midoriya sonrió con esa sonrisa nostálgica que solo lo irritó más, quien añadió en seguida— No es como si hubiera buenos recuerdos que recordar.

Midoriya se tensó.

Era una verdad a medias. Bakugo espero su desprecio, pero en cambio obtuvo una mano extendida hacia él.

Porque así era Midoriya, demasiado ingenuo. Demasiado amable y estúpido como para no pensar en sí mismo por una vez.

—Puede que sea así —la voz salió estrangulada, Bakugo observo como la espalda de Midoriya tembló— Pero para mí hay preciados recuerdos que no cambiaría por nada.

Bakugo suspiro con resignación, miro el techo de la habitación, azul y dorado. Los colores del símbolo de la paz. Un cartel se desplego en el techo con All Might sonriendo y el pulgar arriba. La habitación de Midoriya no era tan diferente a la que alguna vez conoció de niños. Aunque nuevas adquisiciones sobresalieron en los estantes, de alguna forma el recuerdo de sus primeras pijamadas se yuxtapuso sobre la realidad.

Los dos habían sido tan ingenuos, demasiado enamorados de un mundo del que no conocían nada en realidad, más allá de lo que los medios deseaban mostrar.

Aun así, no había otra cosa que quisiera hacer más allá que ser un héroe.

Lo supo desde la primera vez que se enamoró de ese mundo y sabía que para Midoriya era lo mismo.

Y con el paso del tiempo tuvo que admitir que lo estaba haciendo mucho mejor que él.

«No tienes tacto, tampoco pareces ser del tipo que les guste al público. Tu sonrisa da miedo y tú actitud deja mucho que desear. Para ser honesto no me agradas»

No había sido la primera vez que escucho eso de alguien, Bakugo lo sabía, él no era bueno para reconfortar a la gente y siempre pensó que eso era innecesario, mientras que salvará a las personas, lo demás no importaba. Se rigió en base a ese simple principio. Solo para darse cuenta que no había un camino fácil.

Le gustase o no, debía aprender a ser amable con la gente.

Por el rabillo miro a Midoriya aun temblando. Bakugo chasqueo la lengua.

Siempre había sido demasiado sentimental, preocupándose por cosas innecesarias, no obstante su mano derecha se extendió. Apoyando la mayor parte de su peso en la izquierda mientras seguía sentado en el piso.

El movimiento fue sutil, a pesar de ello él lo notó. Bakugo siguió con la mirada al frente, ignorando ferozmente los grandes ojos de Midoriya.

—Esto no es como antes —murmuro de mala gana. Midoriya aparto la atención de su mano y se concentró en su rostro, mirándolo fijamente como forma de reconocimiento.

—Y-yo... Creo que eso es bueno —Midoriya musito— Entonces tú y él...

El silencio se instaló en el lugar, sin embargo por primera vez en mucho tiempo no lo sintió de esa forma espeluznante que solía traer pensamientos incómodos cada vez que se encontraba cerca de él. Bakugo suspiro.

—Si tienes algo que decir solo dilo.

Midoriya reacomodo su postura, su espalda se puso rígida y sus parpados se abrieron como si hubiese sido pillado, Bakugo no pareció interesado en el desastre nervioso que era en ese instante, Midoriya trato de calmarse, cuando lo logro, en sus labios una sonrisa se desplego de forma ligera.

—Me alegra mucho que las cosas vuelvan a la normalidad entre ustedes dos, de verdad —sus ojos conectaron, brillando con intensidad cual luceros, su sonrisa se hizo aún más grande que al inicio. Bakugo resoplo.

—Esto es estúpido, solo puedes ser honesto cuando se trata de tonterías —dijo y Bakugo continuo antes de que Midoriya dijera algo sobre que "esto no es una tontería"— Sin embargo, no puedes ser honesto sobre ti mismo.

—Yo... —Midoriya bajo la mirada, la mano de Bakugo se había extendido hacia él. El simple gesto parecería poco para cualquiera, sin embargo el significado a través de él hizo que casi se atragantara con su propia saliva.

—Nadie espera que seas perfecto, mucho menos que te hagas cargo tu solo sobre esta mierda —eso llamo su atención una vez más.

—Pero... —Bakugo lo miro por el rabillo, Midoriya permaneció con la mirada hacia abajo, mirando el pequeño espacio que separaba sus manos.

—Me salvaste —su voz se arrastró en un susurro miserable— Y Todoroki te salvo a ti, y yo...

—¿Y qué? —Midoriya parpadeo en su dirección, en confusión— ¿Qué importa quien salvo a quién? ¿Acaso es alguna mierda sobre el orgullo? —Bakugo sonrió, de esa forma descarada que solía hacer que Midoriya contuviera el aliento— No somos héroes Izuku —dijo, su expresión se volvió seria— No aun, así que no esperes hacerlo perfecto, tampoco esperes resolver todo tu solo.

—Kacchan...

Bakugo chasqueo la lengua, pareció incomodo por un momento y regreso la mirada al frente.

—¡Así que deja de ser tacaño con lo que sientes o piensas, siempre hablas sobre ser honestos y hablar de cuando las cosas nos sobrepasan, pero te guardas todo contigo mismo! —regaño.

—Quizás he sido algo mezquino con lo que siento —Bakugo lo miro severamente, Midoriya rio nervioso— Bien, la mayoría de veces no siempre digo lo que siento en realidad.

—Por supuesto que no lo haces —se quejó una vez más Bakugo.

—Y realmente lo siento, prometo ser más abierto sobre lo que pienso y siento.

Bakugo no dijo nada más, el silencio volvió a estacionarse en la habitación, Midoriya miro a su amigo de la infancia con una sonrisa que sabía él le diría que les estaba dando ganas de vomitar, pero no pudo evitarlo, Bakugo Katsuki siempre se lo hizo difícil, porque desde la primera vez que se conocieron él chico acaparo la mayor parte de su cabeza y se coló libremente en sus pensamientos sin poder desaparecer de ellos a pesar de que los dos se habían alejado con el paso del tiempo.

—Yo —Bakugo alzó una ceja, Midoriya paso saliva, su mano aferro con fuerza la tela de su pantalón, sintió que las palmas de sus manos sudaban— Esto... ¿P-Puedo? —los nervios arremetieron con fuerza, Bakugo no pareció interesado en su propia guerra interna, en su lugar tomo el cuaderno de enfrente para empezar a leerlo, su otra mano permaneció en el mismo sitio, Midoriya había notado el movimiento, la mano de Bakugo se encontró a casi a unos 10 cm de su rodilla, Midoriya estudio su postura, por un momento pensó que era una ilusión y quiso comprobarlo por sí mismo cuando sus dedos temblorosos tocaron el dorso de la mano de Bakugo. La piel era suave a pesar de lo bien trabajadas que estaban, Midoriya recordó el peso de los guanteletes que solía usar, la fisionomía de Bakugo había sido moldeada en base a la necesidad de su quirk, sus hombros anchos solo era una muestra impecable de su arduo trabajo. Sus dedos colgaron en el aire rosándose ligeramente, asustado de hacer un mal movimiento, pero Bakugo no aparto su mano, siguió leyendo el cuadernillo, Midoriya lo comprendió en ese momento, Bakugo había hecho una elección en ese preciso instante, por lo tanto no se retractaría.

Midoriya suspiro, su mano colgó encima de su la suya notando así la diferencia de tamaños entre ambas. Bakugo aún era más alto que él aunque su cuerpo era más pequeño a comparación. Mientras la masa muscular de Bakugo debía mantenerse en sus brazos y hombros, él debía hacer que cada parte de su cuerpo pudiera soportar el poder de One For All.

Las manos de Bakugo eran un poco más grandes, extendió sus dedos por arriba aún sin tocarse, mientras observo las líneas de la palma, la callosidad sobresalió un poco, en cambio en donde las manos de Midoriya las marcas se extendieron como relámpagos. Midoriya no pudo evitar sentir curiosidad, cuando la peculiaridad de Bakugo apareció, sus explosiones generaron heridas que rápidamente cicatrizaron, en ese entonces aún se mantenía la carne suave sobre su palma mientras se formaba la nueva capa, pero está vez su palma no presento ese problema, los labios de Midoriya tiraron en una nueva sonrisa. Esta vez fue suave, alegre.

—¿Qué sucede? —pregunto Bakugo sin apartar la vista del cuaderno, Midoriya sonrió aún más.

—Tu mano y la mía —empezó— Son tan diferentes —extendió los dedos sobre los de Bakugo y comparo los espacios entre cada uno de ellos, demasiado ensimismado, no noto la leve tensión en el cuerpo del otro, en su lugar junto aún más los cinco dedos, Bakugo no aparto la mano, en su lugar dejo a Midoriya seguir con su 'investigación', por el rabillo lo miro con detenimiento, la expresión que le estaba dando en ese instante le recordó a cuando eran niños y el chico venía feliz a él con un nuevo descubrimiento que quería mostrarle, Bakugo no entendió que era tan interesante sobre sus manos, sin embargo la expresión que hizo Midoriya en ese instante si llamo su atención.

—¿Ahora qué? —llamo Bakugo, ante los ojos bien abiertos de Midoriya que seguían mirando con atención sus manos juntas.

—El espacio aún existe —murmuro más para sí mismo que para responder a su demanda.

Bakugo entrecerró los ojos y soltó un suspiro áspero. Su mano se cerró contra la de Midoriya, quien lo miro con asombro.

—Kacchan... —susurro, la mano de Bakugo era cálida, reconfortante, el espacio aún existió entre ellos, el recordatorio intrínseco de la realidad entre los dos lo golpeó, pero cuando Bakugo aferro su mano se dio cuenta que eso no importaba.

Una persona podía sujetar tan fuerte como quisiera la mano de otra, solo para darse cuenta que sin importar que tan unidas estuvieran, habrá espacios.

Pero en ese instante sintió que el espacio entre los dos se había vuelto un poco más pequeño.

—Deja de pensar estupideces —llamo su atención.

Midoriya rio, está vez su risa reverbero con fuerza en la habitación, parecía feliz, feliz como cuando los dos podían hacerse felices con tanta facilidad.

—¿Cómo puedes captar lo que estoy pensando? —Midoriya se burló de sí mismo, Bakugo quiso decir algo, refutar, no eran tan cercanos, no desde hace años, pero cuando vio su sonrisa y las lágrimas cayendo de las comisuras de sus ojos simplemente chasqueo la lengua.

Entonces Bakugo comprendió que odiar a alguien y amar a alguien podía provenir de la misma fuente, y ambos se sentían pesados, inolvidables y dolorosos.

Así mismo el dolor que se sentía podía compararse a como si su propia piel fuese desgarrada hasta tratar llegar a su corazón y dejarlo completamente expuesto.

El dolor arremetió con fuerza cuando Midoriya tomo su mano como él lo había hecho, entrelazando sus dedos, sin embargo esta vez la incomodidad no estuvo ahí. En su lugar cuando sintió esos cinco dedos encajando perfectamente contra los suyos pensó si el amor se sentía así.

Y en ese momento ambos tuvieron el mismo pensamiento: No había un tú ni un yo, solo un nosotros. Y eso pareció estar bien para los dos.

━※━

—No es propio de ti, estar fuera de la cama a tales horas de la madrugada dos noches seguidas —soltó Aizawa, sin mirarlo a la cara, una revista se encontró sobre su rostro atajando la luz de la lámpara, sintió el peso extra sobre la banca, pero no dijo nada más.

—No sabía que tenías demasiada ropa como para lavar dos noches seguidas —arremetió Bakugo, Aizawa sonrió ante el desplante.

—¿No deberías dormir? —quito la revista de su rostro y se enderezó.

—¿Y tú?

—Soy un adulto, créeme estoy bien.

—Ser un adulto, no significa que te vuelvas mágicamente competente, además la falta de sueño también afecta hasta tipos como tú —escupió.

—No puedo dormir —admitió— Supongo que tú tampoco —Aizawa lo miro, Bakugo nivelo su mirada contra la suya.

—¿Te duele?

—Lo normal —Bakugo asintió con la confirmación. Aizawa no pareció molesto por su pregunta. En realidad la espero en algún momento, de todos sus alumnos, Bakugo era el único que no había expresado su inquietud sobre su salud. El silencio se instaló entre los dos. Este solo se rompió cuando Bakugo volvió a hablar.

—Kirishima parece empeñado en estar cerca de mí.

Aizawa fue paciente, espero por un instante antes de hablar.

—¿Que harás?

—¿Que debería hacer? ¿No sería mejor para él estar lejos de alguien como yo? —dijo, aunque no hubo el significativo impacto en sus palabras como de costumbre. No hubo ira, sarcasmo. Solo algo parecido a la pesadumbre de la duda.

—Bakugo, esa no es tu decisión, sino de Kirishima.

—Lo sé —bufo.

—¿Y ahora estás molesto porque él parece reacio a tu decisión? —sondeo.

Bakugo se cruzó de brazos. Lo miro de reojo antes de hablar.

—Eres molesto.

—Soy tu profesor, por supuesto que debo ser molesto —respondió con tranquilidad. Bakugo chasqueo la lengua. Nuevamente el silencio se estableció entre los dos. Aizawa miro el cartel que decía no entren con alimentos. Estaba cansado, pero el sueño parecía escapársele con tanta facilidad estos días. Por un momento se dejó embargar por la sensación de calma. Solo hasta que recordó que no estaba solo.

—Solo cállate— Aizawa sintió un peso en su hombro, pero no se movió, en su lugar se permitió cerrar los ojos. Y el pensamiento llegó al instante.

—Pareces cansado —no fue una pregunta, sino un hecho.

—No soy el único, los demás también lo están, tú en particular.

Aizawa omitió el hecho de que era su profesor, que él estaría bien, porque debía estar bien.

—¿Hay algo que pueda hacer al respecto?

Bakugo guardo silencio por un momento, Aizawa se preguntó así mismo sobre si se había excedido.

—Yaoyorozu parece algo afectada por su imagen recientemente, ella no lo admite, pero lo que la gente dice de ella parece afectarle, además Todoroki, aunque creo que ya sabes a qué me refiero, podrías hablar con él, siendo amigo del idiota de Izuku, que tome decisiones precipitadas es algo que no te debería sorprender. Aoyama parece tenso, aunque suele sonreír, sus dolores de estómago han aumentado, Uraraka esta inquieta aunque suele mostrar una sonrisa como si no pasará nada. Supe que Shoji fue llamado está vez, no lo dijo, pero hubo un altercado donde se vieron involucrados él y Koda. Jiro no parece que haya podido dormir bien, al igual que la mayoría, además Kaminari se está excediendo con el uso de peculiaridad, deberías intervenir.

—Anotado, pero parece que dejaste pasar por alto a alguien —Aizawa lo miro y por un momento pareció divertido ante la confusión del chico— Bakugo ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

La realización llego a él de golpe, la sorpresa surco su rostro. Segundos después volvió la mirada al frente. No dijo nada por un momento hasta que al fin soltó;

—Solo quédate ahí, solo por un momento —añadió esto último en un susurro.

Aizawa no respondió, en su lugar permaneció en silencio como Bakugo se lo había pedido. Su cabeza descanso sobre su hombro y parte de su peso cayó sobre la unión de ambos cuerpos.

Bakugo quien se sostuvo gracias a su orgullo, y equilibro su cuerpo para mantenerse erguido a pesar de las heridas se sintió de repente tan ligero y etéreo en su costado, por el rabillo Aizawa miro su rostro. La fragilidad cobrando vida en él.

Un secreto íntimo entre los dos, uno de tantos que suelen colarse en las noches frías, cuando las luces se apagan y los fantasmas del pasado salen a bailar junto a sus sombras.

Y los pasillos se llenan de susurros amargos y verdades a medias.

Dónde hasta los demonios lloran y los ángeles disfrutan de la tragedia, y hasta las rosas se quitan las espinas para permitirse ser abrazadas.

Esta era la fragilidad de un niño que juega a ser héroe, una de tantas, un secreto más que quedara oculto hasta que la noche llegué y las luces vuelvan a apagarse.

Aizawa no pasó un brazo sobre su hombro ni palmeó su espalda, en su lugar lo dejo ser y cuando Bakugo se quedó dormido, lo recogió con cuidado antes de llevarlo a su cama.

Mañana sería un día largo, después de todo, su clase lo necesitaba y no dejaría a ninguno de sus niños caer.

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