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🔴Gatos En Celo🔴

—...Y por eso es que fuimos el anterior finde semana al parque de diversiones
—Vaya, no estaba enterado, así que van a estar en África como médicos sin fronteras
—Sí, y confiamos en que puedas cuidar a tus hermanos, se que los tres son grandes ya, pero confio en que nos informes de todo lo que suceda
—No hay nada de lo que deban preocuparse
—Fiestas

No hacía falta ser un detective para saber que aquello le había dolido mucho y no lo olvidaría.

—Cero fiestas, lo prometo
—No seas tan duro amor, será responsable —me sonrió Jessica con confianza y luego miro a sus dos hijos biologicos—. Ustedes dos cuiden a su hermano, suele ser muy colgado
—¡Ey! —me sentí traicionado
—No te preocupes, aunque sea colgado, torpe y un muy mal adulto, nosotros lo cuidaremos —dijo Koichi
—¡Cuenta con eso! —agregó Ash con suma seriedad
—¡No hablen como si no estuviera aquí! —Bramé molesto y todos se rieron.

Y esa fue la noticia que recibí ese viernes a la tarde. Para mi sorpresa, se habían pedido el día para preparar todo lo que llevarían al viaje que salia esa misma noche a las 12 pm.

Seguro que cualquiera diría "Vaya, los padres se van de viaje dejando a un pibe virgen y a dos chicos super sexys, lindos y en celo, en una misma casa por un mes entero, ¡Que conveniente!" Y yo le respondería: Si, tenes razon, esto parece un maldito cliché amoroso y morbotico, al punto de que si alguien está escribiendo mi vida juro que cuando pueda hablaré seriamente con esa persona, porque intente toda la semana no estar a solas con ninguno de los dos luego de mi torpe declaración, ¡Y ahora me dicen que no me salvaré ni en el baño! Dos palabras: ESTOY - FRITO.

(...)

—Bueno chicos acuerdense de comer bien, bañarse todos los días y darle de comer al perro
—Sí mamá, ya nos dijiste eso mil veces —se quejó Ash.
—Tranquila, prometo cuidar y limpiar cada rincón de esta casa
—Y yo te pienso dar duro en cada rincón de esta casa —murmuró koichi en voz muy baja y tembleque hasta la punta de los pelos.
—¿Dijiste algo hijo? —preguntó su madre.
—Nada, nada —sonrió inocentemente
—Bueno, y también para ustedes, no vayan a hacer mucho desorden, háganse caso entre sí y sobre todo acuérdense de no dejar abierta las puertas
—Las puertas no van a ser lo único que quedaran abiertas —murmuró ahora Ash y volví a temblar.
—Sé que me dirán que estoy loca, pero, ¿dijiste algo Ash?
—Obvio que no, ¿segura estas bien?
—Seguro que es por que los voy a extrañar tanto —se acercó a nosotros y nos abrazó a los tres con mucha intensidad propio de una madre.
—Bueno amor, debemos de irnos, el avión no nos esperara — le comunica mi papá que volvía de poner las maletas en el taxi.
—Tienes razon, mejor vamos yendo. Nos vemos chicos. Cuidence, ¿sí? —ambos nos dieron un beso a los tres y se fueron.

La puerta se cerró lentamente y el silencio no espero. Y como si de una película de terror se tratara ambos chicos a la vez giraron y me miraron con una sonrisa de gozo. Ya empezaba a sentir el rostro valiente y el corazón rebotando alborotadamente en mi pecho. Debía escapar de inmediato.

—¡Vaya que tarde que es! —forcé un bostezo— ¡Creo que me iré a dormir! Si me necesitan estaré en mi cuarto DURMIENDO, ¡Buenas noches! —Ni bien dije eso me fui como un rayo hacia mi habitación sin esperar respuesta alguna.

Al día siguiente

Me desperté bastante temprano. Más de lo usual diría. Para ser sincero, al abrir los ojos esperaba que al menos uno se hubiese infiltrado en mi cuarto, pero para mi desgracia o mi suerte, eso no había pasado.

Decidí hacer un buen desayuno ya que esta vez tendría más tiempo para hacerlo, así que baje a la cocina y aunque tarde una hora en aquello logre mi cometido.

—¡Que rico huele eso! —declara el primero en llegar a la cocina.
—Dame —Exige el segundo en llegar.
—Koichi, Ash, buenos días. Llegan justo a tiempo para el desayuno. —Les serví un plato a cada uno y ellos empezaron a comer de inmediato como dos bestias muertas de hambre.
—¡Mmm! ¡Esta delicioso, Jamás probe nada igual! —dijo el peliblanco como sí una pequeña éxtasis lo dominara por cada bocado. Después yo era el exagerado.
—¡Esta Muy bueno! —acompañó el pelinegro
—Me alegra que les guste
—Pero parece algo complejo, ¿a que hora te despertaste para hacer esto?
—Mmm —no era una respuesta dificil pero tarde en responder al estar lavando las cosas que utilice—, hace una hora más o menos
—¿¡1 hora haciendo el desayuno!? —se sorprendieron ambos.
—Si, quería que al menos hoy despertarán con un rico desayuno, así que me esforse —les sonreí

Ambos me miraron y me regalaron esa sonrisa que tanto me gustaba ver.

—Estuvo delicioso yo lavo los platos
—Te ayudo
—Chicos, no hace falta, yo...
—Insisto, quiero hacerlo —aclamó persistente Koichi
—Después de todo tú te esforzaste con la comida, queremos agradecerte una parte ayudando aquí —agrego Ash.
—Es cierto, dejanos hacerlo —ambos me sonrien
—Cuando se ponen así, no puedo negarme —me rendí tan rápido que me dio miedo por mi futuro—. Esta bien, si me necesitan estaré arreglando mi cuarto

Deje a los gemelos con la limpieza de la cocina y fui directo a encargarme de la limpieza de mi pieza. Esta no era tan grande, pero era mi lugar y mi cómodo refugio. Un refugio que me alejó de todos cuando mamá se fue. Suspiré hondo y me puse con lo que había ido a hacer. Acomode mi cama, limpie el piso y al final acomode alguna que otra ropa. Ni bien estaba en medio de esta ultima tarea, alguien llamó a mi puerta.

—Pasa
—Hey Ryoma, ya terminamos de lavar... ¡Oh estas acomodando tu armario! —dice emocionado Koichi como sí se tratara de su activada favorita.
—Sí, tenia que acomodar un poco
—La ropa interior, huele tan rico como Ryoma —dijo de la nada Ash que había llegado de tras y estaba olfateando un boxer amarillo que había lavado hace poco.
—Pues obvio, es mi ropa interior  —Respondí con las mejillas ardiendo por aquello y la osadía del chico de no ocultar esas actividades en privado. Aún así se las arreglo para avergonzarse, pero no para dejar de oler mi ropa.
—¡Tienes razón! —le dice su hermano haciendo lo mismo
—¿¡Tú también Kokichi?
—¡Ya se! ¿Porque no te pruevas nuestra ropa? Quisiera ver como te queda mi ropa en ti —sugirió Koichi como sí fuera la mejor idea del mundo.
—Y...yo también quiero —dijo apenado Ash.
—No que...
—Dale —de nuevo ese brillo en sus miradas me hipnotizo.
—Esta bien —suspire derrotado.

Ellos celebraron como sí hubieran recibido la mejor noticia. Yo me intentaba convencer de que todo estaría bien, después de todo, ¿Qué era lo peor que podía suceder?

Como una pregunta de mal augurio, sabiendo a lo que podía enfrentarme, sucedió lo que no podía detenerse.

Me llevaron a su pieza y me dieron todo tipo de ropa. Con el primer y segundo conjunto en mano, me encerré en su baño y me cambie allí.

La sensación al desprenderme de cada una de mis prendas era de que me observaban con intensidad. Un sentimiento que me parecía algo incomodo, pero no del todo malo. Estaba casi seguro de que estaban viendo por la cerradura, algo que me ponía nervioso, pero me alentó a hacer mis movimientos más suaves y marcados. No me cuestione mi actitud, el clima del momento me obligo a tan solo seguirles el juego.

—¿Cual te pusiste primero?
—Creo que lo que me dio Ash —respondí al salir del baño. No era su ropa diaria, pero era una musculosa semi transparente con unos shors muy cortos. ¿¡En serio esta ropa es suya!? Sinceramente me sentía algo desnudo.
—Vaya te queda genial, hasta te diría que es tu estilo. —Sí claro, pensé con sarcasmo.
—No lo sé —reí nervioso— aun así, dejame preguntarte una cosa, ¿Porque también lo que me diste venia con una ropa interior?
—Po.. por nada —el nerviosismo de Ash se veía a kilómetros de distancia.
—¡Okay es mi turno! ¡Ponte lo que te di!
—Esta bien

Me dirigí al baño nuevamente, repitiendo mi rito de desnudez de vuelta y en tan solo unos segundos ya estaba de vuelta con los gemelos.

—Wow, te queda hermoso
—Vaya que esta malla es muy corta

Tenia puesto una malla negra y verde de nataciónm la cual era bastante apretada que parecía ser un Slip. Realmente estaba avergonzado, por lo revelador de aquella vestimenta.

—Tendrías que empezar natación conmigo, esa malla no te queda nada mal y tu cuerpo le da un tono muy tierno y sexy a la vez —su mirada se tiñó de lujuria y supe que nunca haría natación con él—. Tengo una idea ahora. Ponte la ropa que tenemos puesta
—Pero sí hacen eso... —nuevamente mi rostro empezó a arder.
—Tranquilo estoy acostumbrado a andar casi desnudo —se defendió Koichi
—Y...yo tengo calor —dijo Ash sin pensar nada mejor para responder.

Acentí a regañadientes y Koichi fue el primero. Se quito primero la remera roja con líneas blancas, dejando ver aquel torso definido que hacía bombiar a mil por hora mi coeazón al verlo. Luego las zapatillas y medias, siendo lo ultimo el pantalón corto de Jean que me permitieron ver sus anchos y carnosos muslos. Rápidamente quedo solo en boxer, me ofreció darmelo también, pero le dije que con eso bastaba; no iba a soportar mucho si lo seguía viendo en paños menores. Decidí irme rápido al baño y cambiarme de una maldita vez. Esta vez mis movimientos al deshacerme la ropa fueron brutos y muy poco demarcados.

—Te queda genial mi ropa, pareciera como si fuera hecha para ti —me alagó Koichi
—Tengo que admitir que es fresca y la tela es suave al tacto. Me gusta.
—Si algún día la quieres usar solo me lo tienes que pedir
—Gracias, pero sigo pensando que te queda mejor a ti —respondí sabiendo que posiblemente no me daría su ropa gratis.
—Ahora es mi turno

Ash hace casi el mismo proceso que su hermano, solo que empieza por las zapatillas y medias, luego su short gris que me dejo vislumbrar sus piernas suaves y palidas como la misma nieve y por ultimo, su musculosa que era blanca e impoluta, y por más que aquel no se le diera bien el ejercicio, se mantenía envidiablemente marcado.

—Toma —dijo como si en vez de su ropa me diera un dulce o algo similar.
—S...sí. —nuevamente intenté no mirarlo tanto tampoco a él y me cambie lo más rápido que pude.
—Vaya tu ropa es muy cómoda —Ash me aprecia como si fuera arte—. La musculosa es cómoda y alminodada, y el short es cómodo para moverte como quieras y con libertad como sí no llevaras nada puesto
—Me parece que te queda muy lindo —esconde su cara, pero de nuevo sus orejas se ponen rosacias—. E...es decir, que si quieres puedes usarlo, solo pidelo —a otro que no le pediría ropa jamás.
—Gracias pero te diré igual que a Koichi, creo que me gusta más como les queda a ustedes
—Bien me voy a cambiar para poder devolver la ropa no quiero que les de un resfrío. —En realidad era primavera, dificil estaba enfermarse por andar desnudo por la casa, pero era mi forma de escapar. Ver a aquellos dos casi desnudos me ponía de tal forma que estaba que explotaba. El cosquilleo volvió y note que la ropa de Ash era demasiado suelta para esconder por mucho tiempo más aquello que buscaba escapar de mi boxer.

Me metí al baño y me desnude quedando en ropa interior. Acomode sus ropas y mientras lo hacía me era imposible no pensarlos en ropa interior. Cuando terminé de acomodar, note que mis prendas no estaban, así que decidí salir del baño y preguntar sobre ellas. Sabía que algo se tramaban entre manos.

—Chicos, ustedes... —Y allí estaban en las manos de aquellos dos gemelos en boxer mientras las estaban oliendo y podía notar como algo se retorcía entre sus entrepiernas y esa capa de tela.
—Ryota, tu ropa huele rico
—No digas eso con tanta soltura

Por causa de ver ante mi a dos chicos en boxer, con bultos notables por oler mi ropa, me hizo calentarme y ponerme duro, intente esconderlo, pero ya era demasiado tarde. Como fieras a su presa, se lanzaron sobre mi, uno atrás y otro adelante.

—Ryota... —decían ambos como si algo de mí los hipnotizara.

Esas voces de excitación producían en mi una especie de adicción, la cual producia que no pudiera controlar mi cuerpo e iba involuntariamente a sus ordenes. Ahora no solo me ardía la cara, sino el cuerpo entero.

Ash me besaba con aquellos alcolchonados labios suyos y su respiración me estremeció el cuerpo entero. De pronto empezó a lamerme el cuello mientras iba bajando más y más hasta llegar a mi pecho donde empezó a succionar y morder con violencia, lo cual al principio me molesto un poco, pero despues lo nesesitaba. Siguió su camino por mi abdomen, donde no dejo ni una parte que no estuviese húmeda con aquella traviesa lengua.

Mientras tanto Koichí desde atras mordia, besaba y lamia mi hombros. Sin darme cuenta a tiempo, su mano derecha se había posado en el bulto que sobresalía de sobremanera de su prisión de tela. Con cada caricia mi cuerpo se contraía y se tiraba hacía atras, más cerca del cuerpo de Koichi, más cerca del bulto de Koichi, el cual disfrutaba cada toque con mi entrada aun escondida.

La cosa se intensificó cuando Ash llego a mi miembro erecto y éste se despojo de mi única prenda. Mi cuerpo quedó al descubierto ante aquellas bestias sedientas de excitación. Ash empezó con un beso en la punta y parte del tronco, pero no tenía paciencia para contenerse, empezó a lamer como sí de un helado se tratará logrando que las cosquillas volvieran a brotar mil veces mejor que la primera vez. Al tiempo mi miembro se encontraba dentro de su calida ropa y la lengua demostró realmente de lo que estaba hecha. Mi miembro desaparecía y aparecía desde su boca al ir de arriba a bajo y de abajo a arriba. Con todos aquellos movimientos me fue inevitable no pegarme cada ves más y más a la entrepierna de Koichi, quien me respiraba pesadamente sobre la oreja y me hablaba de forma lasciva.

—¿Te gusta, bebe? ¿Quieres sentirte mejor? Yo te prometo que te haré ver las estrellas —mordió mi cuello y no pude evitar gemir.

Koichi no aguanto más y se separó para agacharse ante mi orificio y lamerlo. Su lengua rodeo con rapidez el alrededor de mi entrada y no se esperó mucho para explorar más hondo con la misma.

—Aah, chicos sus lenguas. Mmm, ¡Aaah!

Mis gemidos no paraban ante las lámidas de los gemelos.

Al rato sentí como koichi empiezó a meter sus dedos. El primero no dolió tanto, pero hicieron que mi miembro ingresará más profundo en la garganta de Ash; para mi sorpresa no se detuvo y siguió su trabajo. Después llegó el segundo y el tercero, el dolor era horrible e intentaba escapar, pero con un chico atras y otro adelante fue imposoble. Cuando llegó el cuarto siguió doliendo, pero había algo placentero que lograba sacarme varios gemidos seguidos. Yo estaba realmente excitado, jamás había sentido nada igual, pero esto recién había comenzado.

En un momento, Ash y Koichi dejaron de lamerme y de meter dedos y se quitaron los boxers, dejando escapar sus imponentes miembros. El de Koichi era uno o dos centímetros más chico que el de su hermano, aproximadamente le debía medir entre 16 y 17 centímetros de largo. Pero su particularidad era que era bastante ancho y carnoso. El de Ash era bastante largo, digamos entre 18 y 19 centímetros, no era tan ancho como su hermano, pero aquella lanza parecía meterse directo.

Rápidamente, luego de quitárselos, Koichi vuelve detrás mío y me dice que posiblemente me dolería, pero que pronto me acostumbraría. Aquello lo sabía como el padre nuestro, pero una cosa era saberlo y otra muy diferente era hacerlo. Siento como su punta empieza a empujar sobre mi entrada, la que sede sin problema al principió, pero al llegar a la parte más gruesa cuesta horrores. No pude evitar dar un grito de muerte.

—Por favor, aguanta un poco más —me pidió Koichi con esfuerzo en su voz—. Cuando entre toda el resto será más fácil.

Siguió empujando mientras el dolor me hacía arder hasta los ojos y dejaba mis ojos llenos de lagrimas. Finalmente, su miembro terminó su recorrido y toco un punto que sobresalió sobre el dolor al menos por unos segundos. Me tranquilizó y beso mi cuello con suavidad, a la vez que empezaba a moverse dentro de mí con suma lentitud. Mis gemidos eran debiles, pero constantes, su punto máximo se daba siempre al llegar al fondo, a ese punto en especifico que superaba todo dolor. En menos tiempo de lo que pensé el dolor desapareció y el placer me inundó dándole el paso a Koichi para  embestir con más rapidez y fuerza.

Ash aprovecho que su hermano había hecho bajar mi cuerpo para acercarme su enorme miembro en mi boca y así poderle devolver los servicios prestados.

Todas esas sensaciones nuevas que afloraban en mi cuerpo, eran tan excitante como adictivo. Y odiaba haberme privado de esa maravilla desde hace tiempo.

—Mmm ¡Aaaah! —gemí
—Ryota, amo tu entrada, es tan grande, apretada y jodidamente caliente —dijo Kouchi excitado hasta la medula osea.
—Tu... Tu boca... Tu lengua... eres el mejor...

Al rato cambiaron de posición, Ash me penetraba, mientras que yo me encargaba de chupar el miembro de Koichi. Y no me equivocaba, el miembro de Ash me atravesó como una flecha y aunque no ocupo tanto lugar como su hermano, llegó mucho más lejos. En cuanto chupar el miembro de Koichi era una exquisites, ese olor propio del chico y ese gran pedazo de carne me volvían loco.

—Es verdad, aquí adentro es tan calido —confirmó Koichi.
—Y aca es tan caliente y apretado... ¡Aah!

Yo tan solo recibía los elogios y las embestidas de ambos lados con exitación mientras me sentía en el mismisimo paraíso.

Luego de que ambos probarán cada lado, se detuvieron un segundo y se pusieron frente a mí, y empezaron a masturbarse energéticamente. Yo instintivamente abrí la boca y saque la lengua dejando que el glande de cada uno se apoyara de vez en cuando para humedecer su acción. Obviamente no pude evitar masturbarme yo también; quería terminar aquello con broche de oro.

—Aaah yo... me...
—Estoy... por...

Dejaron todo su liquido blanco y lechozo en mi cara y mi cuerpo entero. Hasta en el pelo había quedado. Yo ante tal escena también termine sobre sus pies.

Luego de aquel momento de pasión y algunos toqueteos más, nos limpiamos y nos pusimos acomodar el desastre que habíamos dejado. Finalmente nos cambiamos y salimos de allí.

—Así se empieza bien la mañana —Koichi se colgó a mi cuello tiernamente, pero yo sentía sensible todo el cuerpo y estuve a punto de dejar escapar otro gemido.
—Sí —desvíe la mirada.
—Ryota, si no te gusto, lo dejaremos de hacer. Lo sentimos, tal vez nos dejamos llevar un poco —dijo Ash con mirada lastimosa pero preocupada.
—Es cierto —Koichi miraba hacia el piso y se agarra el hombro algo triste.
—¡Bien, lo dire! ¡Fue lo mejor que sentí en mi vida! —Me puse nervioso y mire para otro lado  de nuevo—, y me gustaría hacerlo de nuevo en algún otro momento si a ustedes no les molesta —murmuré apenado.

Ambos se acercaron subitamente a mis dos oídos y me susurrarron con suma delicadeza.

—Genial, porque no pensamos detenernos
—Preparate, porque disfrutarás de nosotros en cualquier parte

Al escuchar eso el rostro me quemó como sí mi corazón se prendiera fuego y mi cuerpo buscará liberar las llamas de alguna manera. En otras palabra, me estaban diciendo que me darían duro en todas partes. Fue muy directo pero la verdad... estoy emocionado por ver como será la próxima vez.



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