Puedo oír los gritos de las personas que alguna vez fueron mis compañeros y amigos junto con el estridente sonido de las sirenas

Mientras sostengo la fría pistola entre mis temblorosas manos que trato de calmar al morderme el interior de mi boca y las preguntas que mi menta clama por gritar son tragadas por mis caóticos. Pensamientos

Las horribles luces rojas de la alarma se ven por el frío corredor blanco que se reflejan en un hermoso rostro carente de emociones frente a mí. Que me mira con unos inexpresivos ojos tan profundos como un abismo

Mi corazón late con rapidez al pensar en lo que tendré que hacer a continuación para escapar de este infierno en la tierra

-- Eres tan cobarde que nunca me matarías

Él pronuncia estas palabras fríamente. Hubo una época en la que nunca me atrevería a matar a nadie. Una época en la que mis mayores problemas eran llegar a fin de mes esas épocas están tan lejanas como las estrellas en el firmamento.

Tan lejanas como si nunca hubieran existido. Aveces yo misma me pregunto si aquella época y aquellos recursos no son solo un producto de mi imaginación

Creadas por mi desesperado cerebro

-- Las personas cambian.

-- Tú nunca cambiarias, Medea

No. Él está equivocado. Las personas cambian para bien o para mal todos cambiamos. Ellos cambiaron yo cambié la Medea que alguna vez fue una persona normal murió al pisar estas instalaciones o mejor dicho laboratorio infernal

-- Te equivocas

La Medea de antes seguramente no aria lo que estoy a punto de hacer.

Dispararle a su mejor amigo. Su compañero. Al que fue alguna vez su luz su apoyo la persona que la acompañó en su oscuridad. La persona que evito que se volviera loca en este maldito infierno y de la primera persona de la que se enamoró.

Pero él se convirtió en su verdugo

¿Por qué porque?. Nos traicionó a todos. Por su culpa ellos murieron. Una parte de mí murió junto con ellos

Y ahora me pregunto si seré capaz de matar a la persona que alguna vez ame...

Apunto el arma a su corazón pongo mi dedo. En el gatillo y.......