Cuando la lluvia oculta las estrellas
Existen ondas gravitacionales que hacen vibrar la tierra, a veces estas ondas provienen de astros diminutos, pero densos, como son las estrellas, y dicen los astrónomos que cuando dos estrellas comienzan a orbitar una alrededor de la otra, su fuerza gravitatoria hace que empiecen a acercarse cada vez más hasta que colisionan y generan una gran explosión luminosa. Y, ¿qué sucede cuando dos personas colisionan? Cuando eso sucede, muchas veces se forma algo fascinante y extraño, algo que el ser humano no logra entender y que busca, en vano, una explicación racional. Porque al colisionar dos personas, también lo hacen su pasado y su presente, para así, tener juntos un futuro, ya que, cuando dos personas colisionan nace algo mágico, poderoso e incontrolable como es el amor.
Pero, ¿qué sucede antes de la colisión?
Bueno, antes de la colisión de esta historia, primero sucedió una traición.
Hemos estado sentadas en silencio por un largo momento, y Cecilia, como buena terapeuta que es, no me presiona por saber de inmediato la razón que tuve para llamarla y solicitar una cita de último minuto. Asumo que ella entiende que mi atuendo se debe exactamente a que tengo un evento y creo que le comenté la fecha exacta de la fiesta de compromiso de mi hermana.
Ella debe estar sumando dos y dos, sacando sus conclusiones por la forma nerviosa e insegura con la que he estado actuando desde que llegué.
—No quiero ir a la boda —es lo primero que digo.
Mi terapeuta asiente y golpea la esquina del bloc que tiene en la mano.
—Pero mi madre dice que todos hablaran de mí si no voy, y que debo dejar de sobreactuar esta situación porque el drama innecesario solo provoca habladurías de la misma calaña, pero ya todos están hablando de mí y no me gustan las cosas que dicen, la mayoría ni siquiera son ciertas.
A pesar de que intento suavizar las palabras de mi madre, al repetirlas en voz alta, me doy cuenta lo cruel que puede sonar, más que nada, por la situación en la que me encuentro. El problema es que a mi madre no le importa mucho el daño que sus palabras me puedan causar, a mi madre solo le importa Raquel, mi hermana mayor.
—No quiero ir y me rompe un poco más, que me obligue hacerlo.
—¿Qué fue aquello que te rompió?
Ella habla sobre una situación.
Esa no es la pregunta correcta —pienso en mi mente—. La pregunta correcta es ¿quién me rompió?
Pero responder esa pregunta tomaría demasiado tiempo que por ahora no tengo, porque debo asistir a la fiesta de compromiso entre mi hermana mayor, Raquel y el hombre que hasta solo unos meses atrás era mi novio, Saúl.
—¿Qué te hace sentir rota ahora?
Yo aparto mi mirada del reloj en la pared y fijo mi atención en la mujer sentada frente a mí, a quien le pago para que intente ayudarme a lidiar con todas las cosas malas que hay en mi vida y en mí, en especial en mí.
—Que nunca soy suficiente y no sé qué más puedo hacer para serlo. No puedo evitar preguntarme, ¿qué hay en mí que grita que no soy suficiente? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué siempre soy la última opción de los demás?
—¿Todas esas preguntas están centradas en Saúl?
Un poco sí, pero también hablo de mi hermana y como siempre obtiene todo lo que quiere, en mi madre quien me recuerda todo el tiempo que soy alguien ordinario y que por eso todos me dejan. Incluso las preguntas pueden estar dirigidas hacia Wendell, mi compañero de laboratorio en la secundaria que me invitó al baile de fin de curso solo porque todas las demás chicas lo rechazaron.
Pero sí, sobre todo en Saúl, porque a pesar de todo, yo aún lo amo y me duele en cada parte de mi cuerpo, lo que él me hizo.
—Sí, en él y lo que hizo, y también, en sí hay una pequeña parte de Saúl que se arrepiente de lo sucedido.
Están felices, Julia ¿No puedes simplemente aceptar eso? —me respondió mi madre cuando le pregunte sobre Raquel y Saúl.
La mayoría de personas, gracias a la imagen que mi madre diseñó para nosotras, piensan que yo no tengo ni un hueso sentimental en mi cuerpo, mi terapeuta me comenta, que ellos dicen eso porque no me conocen lo suficiente. Porque yo podría ser un gran ejemplo del dicho "las aguas tranquilas corren profundas". Ella también me explica que es entendible que yo sea reacia hablar de mis emociones, ha expresar de forma abierta mis sentimientos después de estar reprimiéndolos por tantos años.
Te das cuenta de todo lo que sucede alrededor de ti, lo asimilas y lo analizas en silencio —me dijo mi terapeuta en una sección pasada—, tú eres mucho más intuitiva y sensible de lo que muestras, tienes el don de notar situaciones, sentimientos y expresiones de los demás, por más insignificantes que parezcan.
—¿Cómo te sentiste cuando te despertaste hoy y recordaste que es la fiesta de compromiso entre tu exnovio y tu hermana?
No podía respirar.
Me senté en mi cama e intente respirar, intente con los ejercicios que me han enseñado para estos momentos, pero no ayudaron, porque al parecer mis pulmones no estaban interesados en el oxígeno que yo, con desesperación, intentaba hacerles obtener. Yo no podía respirar y me dolía mucho el pecho, mis manos sudaban y el dolor en mi pecho aumentaba, sentía como si algo muy pesado lo estuviera aplastando.
No creía que él me causaría un dolor así. No tiendo como mi frágil cuerpo puede soportar la magnitud de este dolor.
—Me siento traicionada. Todos me traicionaron: Saúl, Raquel, mis padres. Todos son cómplices y culpables del dolor que siento. ¿Y sabe cuál es el problema? Que a ellos no les interesa. Porque mientras yo estoy aquí sentada sola intentando no tener un ataque de pánico, ellos están con Raquel. Siempre es primero Raquel, siempre es Raquel. ¿Alguna vez seré yo?
Raquel es un Cuarks y yo un neutrino.
—No entiendo eso último que dijiste.
No me di cuenta de que expresé aquel pensamiento en voz alta.
—Un rasgo de los cuarks es que siempre están entrelazados, los neutrinos, por el contrario, siempre están solos.
—Tú sientes que eres un neutrino y Raquel, tu hermana, un cuark.
—Sí —le respondo, aunque ella no me estaba haciendo una pregunta.
—¿Hay alguna otra pregunta que quieras realizar hoy?
—No, no quiero hacer preguntas y tampoco quiero escuchar respuestas, solo quiero paz.
Y, aunque yo quisiera respuestas, ¿a qué preguntas exactamente serian? No hay preguntas balanceándose entre lo que quiero y lo que está sucediendo, solo la gravedad de las consecuencias del pasado, de cosas que se escapan de mis manos. De como las emociones trascienden y se vuelven más fuertes llenando cada parte de mi mente y derramándose con cuidado dentro de mi cuerpo, sin dejar un solo centímetro sin visitar, impidiendo de esa forma que yo pueda olvidar lo sucedido.
Yo no entro en pánico, es una de mis mejores cualidades y de la cual, incluso mi madre está satisfecha, porque tal y como ella me inculcó, puedo mantener la calma bajo cualquier circunstancia, incluso cuando mi mente está abarrotada de pensamientos y lo único que quiero es encontrar el interruptor que me ayude a apagarlos. Pero como no hay un interruptor que haga eso, tomo aire y me dirijo a la fiesta de compromiso de Raquel y Saúl.
Esta debió ser mi fiesta de compromiso.
Ese es el primer pensamiento que pasa por mi mente mientras entro en el salón donde se está celebrando la fiesta de compromiso entre mi hermana mayor y mi exnovio. El segundo pensamiento que atraviesa mi mente es que no debo dejar que ellos vean cuanto me duele todo esto, que debo mantener la máscara de perfección sobre mi rostro y fingir que estoy bien, que nada de esto me está carcomiendo por dentro.
Respira y camina con la frente en alto, Julia —me digo cuando las puertas del salón se abren, los murmullos cesan y todas las miradas caen sobre mí.
En otro momento me diría que estoy siendo paranoica, creyendo que todos me están mirando, pero ahora, sin la necesidad de recorrer el salón con la mirada, sé que me están observando y hablando de mí, la pobre y patética exnovia a quien engañaron mientras estaba en Londres.
Sonrío, la misma sonrisa falsa que he puesto en mi cara cada vez que me preguntan cómo me encuentro, la sonrisa falsa que he perfeccionado con los años, y camino hasta tomar una copa de champán de la bandeja que uno de los camareros sostiene, antes de dirigirme a la mesa donde se encuentra mi familia. Veo como Willa, mi prima, levanta su mano para llamar mi atención y Alisson, su hermana mayor, frunce su seño con preocupación.
—Tu mamá te estaba buscando, le aposté a mi hermana que, si no llegabas en media hora, la vena de su frente iba a explotar, pero obviamente iba a explotar con calma y elegancia. Muy característico de tu mamá —me dice Willa.
Escucho a Allie regañarla y veo como Willa se ríe y sigue haciendo aquellos comentarios tan característicos de ella y yo finjo que presto atención a su conversación, finjo que estoy bien y que mi corazón no duele al saber la razón de esta fiesta. Finjo que soy la persona fría y sin emociones que todos piensan que soy, y oculto lo mucho que esta fiesta me duele detrás de una sonrisa.
Julia, deja de actuar como si todo lo que sucede solo se trata de ti —me dijo mi madre anoche, cuando le pedí que no me obligue a venir a esta fiesta—, tu novio te engañó con tu hermana mientras estabas en Londres, ¿y qué? El mundo no se va a terminar por ese motivo.
No, por supuesto que yo no esperaba que el mundo se detenga, solo quería algo de comprensión de su parte, y como siempre, no obtuve nada de eso.
—También te perdiste el intercambio entre Nicole y tu hermana, fue muy directo y brusco, pero no podemos esperar menos de Nicole.
Yo siempre he sido buena transmitiendo lo que siento mediante la escritura, no soy buena para transmitirlo mediante palabras, pero si no tiene nada que ver con mis propios sentimientos, poseo un habla equilibrada y controlada, siempre suelo encontrar las palabras, cuando a otros le dificulta, aunque nada de eso parece servirme ahora.
—Si Ander estuviera aquí, seguro tendría ese momento en video —les digo a mis primas.
Ander es el mellizo de Nicole.
Willa, no puede ocultar la fotógrafa innata que hay en ella y la veo cerrar un ojo mientras pone sus manos frente a ella en busca del ángulo perfecto para una foto, porque según ella, el fotógrafo que ha contratado mi madre no es bueno.
—A diferencia de ti, que siempre logras la toma perfecta.
Ella sonríe y me guiña un ojo por lo que le acabo de decir.
Mientras intento mantener mi atención en lo que mis primas me están diciendo, mis ojos se enfocan en Saúl, y él, me devuelve la mirada. Me mira con arrepentimiento, como si eso significara algo para mí en este momento, como si eso detuviera los murmullos y chismes sobre mí. Como si su arrepentimiento pudiera sanar mi ego y corazón herido. Y no conforme con eso, hace una seña en mi dirección. ¿En serio él pretende que hablemos ahora?
Yo muevo mi cabeza y aparto mis ojos de él.
En algún momento entre un discurso hipócrita y unas felicitaciones aún más falsas que mis sonrisas de esta noche, tomo una copa de champán y salgo del salón en busca de algo de aire porque siento que me estoy ahogando. Camino con cuidado hacia el balcón, colocando mis manos heladas contra la fría barandilla.
Respira, Julia, no llores —me repito en mi mente.
Hay tantas lágrimas en mi interior que se han ido acumulando año tras año, pena tras pena, una tragedia tras otra. No lloré antes y tampoco lo haré ahora, incluso si el dolor se vuelve tan fuerte que hace que me tiemblen las rodillas y no pueda moverme.
—Yo no lloro, soy una Sullivan, se supone que no debo llorar.
Sin embargo, todo lo que quiero hacer ahora es llorar. Llorar y gritarles a Saúl y mi hermana por hacerme esto, decirles a todos que esta boda es una farsa y que no es justo que estemos celebrando su casamiento cuando él debería estar conmigo, cuando yo me encuentro tan herida por lo que ellos me hicieron.
Hay unas pisadas detrás de mí y veo de reojo una figura alta de pie en el arco del balcón.
—Julia Sullivan —le digo al hombre desconocido —. La exnovia.
Porque eso es todo lo que soy ahora, esa es la forma como todos me conocen.
—Damián Hessel, el exnovio.
Después de todo, no era un hombre desconocido, es nada más y nada menos que el exnovio de mi hermana. Vaya ironía de la vida venirme a encontrar justo con él.
—Que buen par somos. ¿Verdad, señor Hessel? —le digo mientras mantengo mi copa levantada en su dirección.
Un par de ex qué, en un mundo paralelo, estarían aquí reunidos con alguien más.
—Ella está embarazada, por eso se casan. Tu familia no quiere que sea un bastardo y mi familia tampoco. Por un bastardo menos en este mundo. Salud.
Le digo antes de beber todo el contenido de mi copa.
—Lo amaba, él sabía que yo lo amaba y, sin embargo, se acostó con ella y decidió romper mi corazón. Un año y ocho meses juntos fueron arrojados a la basura por una noche de calentura. Y ahora soy la patética exnovia, hermana de la actual novia. —Dejo de hablar cuando siento que un nudo en mi garganta me corta la respiración e intento mantener a raya mis emociones, tal y como me han enseñado. Para impedirme sentir la rabia y la humillación de estar aquí —. Pero tú me entiendes, estás pasando por algo similar a mí. Es bueno saber que no estoy sola en esto.
No estoy segura de quien se movió primero, porque no fue un suceso a cámara lenta, por el contrario, fue similar a la atracción de dos fuerzas opuestas. Algo entre un latido y un suspiro, porque en un segundo él estaba a unos pasos de mí y en el siguiente segundo, sus labios están sobre los míos y nos estamos besando.
Y cuando un pensamiento cruza mi mente me alejo un poco de él.
—No me voy a acostar contigo a menos que me prometas una cosa. —Lo miro fijamente a los ojos. Verde contra gris—. Prométeme, que, cuando somos nosotros dos teniendo sexo, somos solo nosotros dos.
Ni él pensará en mi hermana, ni yo pensaré en mi ex, seremos solo nosotros dos perdiéndonos un momento en órbita.
—Lo prometo.
Nos ocuparemos de las consecuencias de esto más tarde—pienso mientras mis labios se vuelven a juntar con los de él—, mucho más tarde.
Ahora solo quiero sentir que alguien me elige a mí, sentir algo más que dolor, sentir el calor que parece abandono mi cuerpo hace mucho tiempo. Porque esta noche no quiero pensar más en Raquel, Saúl y el daño que ambos me causaron.
Me inclino hacia adelante de nuevo para besarlo, sorprendida por el dulce sabor de sus labios, con el sutil toque del champán, y como la combinación de ambas cosas, así como la forma que sus labios se mueven sobre los míos, me tienen cautivada y deseando más. Él parece entender lo que yo necesito, sin yo tener que decirlo porque cuando yo enredo mis manos alrededor de su cuello, Damián profundiza el beso y me acerca más hacia él.
Cuando me despierto, lo primero que noto es el color de las cortinas y que no están completamente cerradas, que fue el cegador brillo de la luz solar lo que me despertó y eso me hace pasar de manera automática a la segunda cosa que noto, y es que esta no es mi habitación.
¿Qué hiciste anoche, Julia?, me pregunto en mi cabeza.
Casi un momento después de hacerme esa pregunta, todo lo que sucedió anoche regresa a mí y solo agradezco no haber bebido, porque de por sí es malo despertar junto a un desconocido, pero sería aún peor si tuviera resaca.
Me levanto con cuidado de la cama, tratando de evitar hacer cualquier ruido que pueda despertar a Damián Hessel y empiezo a recoger mi ropa. Mientras me cambio, me permito observarlo un momento. Él luce tranquilo, su rostro relajado y parece mucho más joven.
Gracias por lo de anoche, señor Hessel, pienso antes de salir de la habitación.
Porque incluso aunque él no lo sabe, inconscientemente me hizo compañía mientras mi mundo se derrumbaba.
"Porque cuando dos estrellas de neutrones orbitan entre sí, tienen a girar en espiral a medida que pasa el tiempo, hasta que, inevitablemente colisionan".
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