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38.- Secretos del universo.


Stella

Me aliso la falda del vestido mientras intento convencerme de que no sufriré un colapso nervioso ahora mismo.

—¿Estás bien? —la voz de Harry me hace mirarlo. Sonrío levemente cuando lo miro acomodarse la corbata.

Dios, luce tan apuesto. Ha elegido un traje azul oscuro, con una camisa de un azul más claro, su cabello se encuentra perfectamente peinado y no parece inquieto en lo absoluto.

Estamos en una de las salas pertenecientes a la convención, aún no es momento de nuestras participaciones así que pensé que salir y dar un paseo por las instalaciones, ayudaría a calmar mis nervios.

Claramente me equivoqué.

—Estoy bien —respondo intentando sonreír, pero el temblor en mi voz me delata.

Harry arquea la ceja.

—Sí, bueno, no estoy muy seguro de eso —dice acompañando la frase con una sonrisa.

Resoplo. Es impresionante como parece conocerme demasiado bien. Dejo de mirarlo para observar la entrada de la sala en donde se llevaría a cabo el panel.

En treinta minutos sería mi participación, Mónica me había enviado los itinerarios con anticipación, y al llegar nos habíamos reunido con el staff para coordinar como nos desenvolveríamos en el panel.

Tengo todo grabado en la memoria así que no debería haber ni un solo problema, me he preparado lo suficiente pero no dejo de tener la sensación de que todo puede resultar absolutamente mal.

¿Dónde está mi confianza cuando más la necesito?

—¿Stell?

Vuelvo a mirar a Harry, ahora ya no tiene la suave sonrisa, un gesto preocupado inunda sus pupilas y odio saber que ahora tal vez él es el inquieto, por mi causa.

—De acuerdo, ven —me toma la mano y sin esperar más tira de mí, no pregunto a donde estamos yendo, simplemente lo sigo. Caminos por un par de minutos hasta que llegamos a una especie de oficinas, Harry abre una de las puertas y me hace un ademán para que ingrese.

—¿En dónde estamos?

—Son una especie de salas de descanso para los conferencistas —dice. —Creo que necesitabas un momento alejada de todas esas personas. ¿No es cierto?

Suspiro de nuevo. Camino hasta llegar a los sillones que se encuentran contra una de las paredes. El sonido de mis tacones al caminar es todo lo que se escucha mientras avanzo, Harry se queda en su sitio, a unos escasos pasos, mirándome con atención.

—No entiendo porque me siento tan nerviosa —confieso —es decir, me he presentado antes, he hablado en público, mi vida se centraba en eso antes. Esto no debería significar nada, pero no dejo de pensar que tal vez fracase terriblemente.

No responde de inmediato, se acerca y se desliza a mi costado. Toma una de mis manos y me dedica una de esas sonrisas que puede hacerme olvidar todo en cuestión de segundos.

—Lo vas a hacer bien, ¿sabes por qué?

—Ilumíname —pido.

—Porque no hay nadie en este sitio que conozca mejor el significado de las estrellas que tú, ¿acaso no revisaste las listas de asistencia? Eres la única astróloga que se presentará esta tarde. Eres especial, supernova, y estoy seguro de que todos se darán cuenta de eso. No escondas más tu brillo.

Algo cálido me envuelve el pecho, una sonrisa se cuela en mis labios mientras pienso lo afortunada que soy por haber encontrado a este hombre.

—Gracias —susurro.

—No tienes que darme las gracias —se inclina hacia adelante, presionando sus labios contra mi frente —además, estaré en primera fila. Siempre puedes mantener tu atención en mí, si necesitas letreros para no perderte...puedo sostenerlos.

Una carcajada rompe el silencio de la habitación.

—Estoy segura de que no le haría mucha gracia a nadie que sostuvieras letreros —afirmo —pero es un alivio que estés en primera fila.

—No me moveré de ahí —promete.

Nos quedamos un rato más en la sala, hasta que considero que es momento de salir. Los nervios han disminuido considerablemente pero aún hay cierto rastro de ansias en mi sistema.

Harry se despide cuando llego a donde se encuentran los demás panelistas, me promete otra vez que estará en primera fila y cuando se marcha me obligo a sonreírle al resto de personas en la sala como si no estuviese a punto de colapsar.

Pero consigo tener todo bajo control.

El momento en el que salimos llega. El auditorio está lleno. Las luces del escenario iluminan a los panelistas, pero el público permanece en una penumbra cálida, sus rostros apenas distinguibles. Desde mi asiento, siento el peso de cada par de ojos que me observa, y mi corazón late tan rápido que estoy segura de que el micrófono lo captará cuando hable.

Mónica está a mi izquierda, y me dedica una sonrisa cómplice mientras el moderador presenta a los participantes. "Stella James, astróloga y divulgadora, conocida por su enfoque único en cómo las estrellas influyen no solo en el universo, sino en nuestras propias historias personales", dice. La descripción suena grandiosa, pero en mi mente, solo repito: "Solo respira, Stella. Respira."

Luego de las presentaciones, cada participante tiene un espacio para hablar. Me mantengo atenta, mirando como cada uno expone sus ideas de una forma tan clara, y sonrío cuando reconozco la pasión en el tono de su voz.

Para cuando llega mi turno, estoy lo suficientemente tranquila como para estar segura de que puedo con esto.

El auditorio está lleno. Las luces del escenario iluminan a los panelistas, pero el público permanece en una penumbra cálida, sus rostros apenas distinguibles. Desde mi asiento, siento el peso de cada par de ojos que me observa, y mi corazón late tan rápido que estoy segura de que el micrófono lo captará cuando hable.

Mónica está a mi izquierda, y me dedica una sonrisa cómplice mientras el moderador presenta a los participantes. "Stella Blake, astróloga y divulgadora, conocida por su enfoque único en cómo las estrellas influyen no solo en el universo, sino en nuestras propias historias personales", dice. La descripción suena grandiosa, pero en mi mente, solo repito: "Solo respira, Stella. Respira."

Cuando llega mi turno, siento que todo el auditorio guarda silencio absoluto. El micrófono está frente a mí, y por un instante, todo lo que he practicado parece desvanecerse. Miro a Harry, sentado en la primera fila, con una leve sonrisa que me insta a continuar. Respiro hondo, agarro el micrófono y finalmente hablo.

—Buenas tardes. Es un honor estar aquí, compartiendo este espacio con personas tan talentosas y apasionadas —comienzo, tratando de mantener mi voz firme—. Hoy quiero hablarles no solo de las estrellas que observamos en el cielo, sino de las estrellas que llevamos dentro.

Un leve murmullo recorre el auditorio, pero lo tomo como algo positivo. Es el tipo de reacción que quería provocar.

—Durante mucho tiempo, he estudiado el cosmos desde diferentes ángulos. Primero, como una herramienta para comprender el destino y los caminos de las personas, y más tarde, como una forma de entenderme a mí misma. Las estrellas tienen una forma peculiar de mostrarnos no solo qué tan vasto es el universo, sino también cuán pequeños somos. Pero esa pequeñez no nos hace insignificantes. Al contrario, nos conecta.

Mientras hablo, las palabras comienzan a fluir más naturalmente. Mi voz encuentra un ritmo, y ya no siento que estoy hablando para una multitud, sino para un grupo de amigos que han venido a escucharme.

—La conexión entre las estrellas y nosotros es tan antigua como la humanidad misma. Miramos hacia ellas para guiarnos, para soñar, para creer. Se cree que el destino de las personas está dictado por los astros, la forma de relacionarnos, las decisiones que tomamos, y todo nuestro futuro, lo condiciona algo en el universo.

Sonrío levemente.

—He pasado casi una década de mi vida, ayudando a las personas a encontrar su camino. He creído encontrar las respuestas para todas las preguntas por medio de una carta, creí que siempre sería así. Creí que las estrellas siempre me darían todas las respuestas cuando lo necesitara, confié en ellas ciegamente, y me equivoqué.

Hay un nuevo murmullo entre las personas. Algunos se miran entre ellos, algunos otros simplemente continúan mirándome.

—Hace menos de un año, mi hermano Frank murió, su muerte trajo consigo una carga y una culpabilidad para la cual no estaba preparada. ¿La razón? Antes de su muerte le hice unas lecturas, él tenía preguntas y yo intenté responderlas, por meses creí que el hecho de no ver lo que ocurriría, de no poder predecirlo...fue mi responsabilidad. Entonces dejé de creer.

Tomo una inhalación.

—Perdí a mi hermano y con él, también perdí la fe en lo que hacía. Todo lo que conocía hasta ese punto se desmoronó, y cuando eso ocurre, solo tienes dos opciones. O decides reinventarte, o te pierdes por completo. Yo decidí que haría lo primero.

Mi sonrisa vuelve.

—Ahora estoy segura de algo, las estrellas no tienen todas las respuestas, pero son el medio que nos ayudan a formular las preguntas correctas.

Miro al auditorio. Algunos asienten, otros están completamente inmóviles, atentos. Veo a Mónica sonreír con aprobación, y eso me da más fuerza para continuar.

—Hoy, estoy aquí porque entendí que las estrellas no son un destino fijo. Son una guía, un recordatorio de que somos parte de algo más grande, algo que nos trasciende. Y también estoy aquí para compartir que, aunque podamos sentirnos perdidos, siempre hay un camino de regreso hacia nosotros mismos.

Hago una pausa, dejando que las palabras calen en el ambiente. Miro de nuevo a Harry, quien ahora está asentando con la cabeza, su expresión llena de orgullo. Eso me llena de valor para terminar.

—Así que, los invito a mirar al cielo esta noche. Encuentren su estrella. Atrévanse a preguntar, tal vez no obtengan la respuesta que están buscando, pero de una u otra forma, sabrán que camino seguir.

Cierro mi intervención con una sonrisa. El auditorio estalla en aplausos, y siento que mi corazón podría explotar, pero no de nerviosismo, sino de algo mucho más grande. Orgullo, alivio, gratitud. He dado el primer paso, y lo he hecho bien.

(...)

No tengo mucho tiempo para hablar con Harry luego de que el panel finalice. Su presentación se llevaría a cabo después de la mía así que para cuando me libero de los saludos y las presentaciones cordiales, él ya debe de estar preparándose para presentarse.

Mónica viene conmigo, y gracias a ella conseguimos unos lugares en la primera fila que parecían reservado solamente para investigadores.

—He escuchado por ahí que parecen haber varios interesados en la investigación de Harry —dice Mónica mientras esperamos que la presentación comience.

—¿En verdad?

—Seguro luego de la presentación, tendrá algunas buenas ofertas que considerar. —Señala un punto con la cabeza —ese de ahí es James Richmond, es el director de las investigaciones que se llevan a cabo en la NASA.

—¿La NASA?

Mónica asiente.

—He escuchado que hay una vacante disponible en sus filas, si Harry logra una exposición excelente, seguro se la hacen llegar.

La NASA.

Estoy muy segura de que esa es una oferta que Harry no se pensaría. Si hay un director de la NASA aquí, tal vez se encuentren muchísimas otras más. Un sentimiento de orgullo me llena el pecho y no le permito a los cuestionamientos ganar el lugar sobre los efectos que eso tendría en nuestra relación.

—A continuación, el profesor Harry Jenkins , investigador en astrofísica y autor de estudios sobre la dinámica de las colisiones estelares. Nos hablará sobre el impacto de estos eventos en la evolución del universo.

La voz del presentador consigue que mi atención se centre al frente. Una sonrisa orgullosa se filtra en mis labios cuando lo miro entrar, su porte firme transmite una seguridad admirable mientras se acomoda frente al micrófono.

—Buenas tardes a todos. Es un honor estar aquí, teniendo la oportunidad de hablarles de uno de los fenómenos más increíbles que se producen en el universo. Hoy quiero hablarles de algo que, a primera vista, puede parecer violento y caótico: la colisión de estrellas. Pero, como ocurre con muchas cosas en el universo, incluso los eventos más catastróficos tienen un propósito, una razón de ser.

La pantalla detrás de él se enciende, mostrando una simulación de dos estrellas acercándose hasta chocar en una danza gravitacional que parece coreografiada.

—Cuando dos estrellas colisionan, liberan cantidades inmensas de energía. Este tipo de eventos no solo crean espectáculos luminosos visibles a millones de años luz, sino que también son responsables de la formación de nuevos elementos. Por ejemplo, el oro y el platino que conocemos en la Tierra nacieron en colisiones como esta. Cada anillo, cada pieza de joyería que llevamos, es el resultado de un caos lejano convertido en algo tangible.

Lo escucho fascinada, como siempre me ocurre cuando Harry habla de su trabajo. Pero esta vez hay algo diferente. Su voz tiene un matiz que no había notado antes, algo más personal.

—Lo que es realmente interesante —continúa, mientras las imágenes cambian a un esquema más técnico— es cómo estas colisiones no son el final, sino el principio de algo nuevo. Cuando dos estrellas chocan, podría parecer que todo se destruye, pero en realidad, lo que ocurre es una transformación. En el centro de esa explosión de energía, nacen nuevas estrellas, nuevos sistemas. El universo se reinventa.

Hace una pausa, sus ojos recorriendo brevemente el auditorio hasta detenerse en los míos. Mi corazón late un poco más rápido.

—Antes de concluir, quiero hablarles de un aspecto fascinante y crucial de las colisiones estelares: lo que ocurre cuando dos estrellas de diferentes tamaños colisionan. En muchas ocasiones, la estrella más grande, debido a su inmensa gravedad, termina absorbiendo a la más pequeña.

La animación ilustra cómo la estrella menor parece desintegrarse lentamente al entrar en la órbita de la más grande, sus partículas siendo arrastradas hacia la gigante.

—Este proceso es conocido como "fusión asimétrica". Al principio, parece una destrucción total para la estrella más pequeña, pero en realidad, sus elementos se integran en la mayor, enriqueciendo su composición. El hidrógeno, el helio y otros elementos que componen la estrella menor se convierten en parte de la mayor, aumentando su masa y alterando su estructura interna.

La pantalla muestra un gráfico que detalla cómo cambia la masa de la estrella gigante después de la absorción.

—Esto no solo es fascinante desde una perspectiva física, sino que también tiene un impacto en la evolución del universo. Cuando una estrella más grande absorbe a otra más pequeña, puede iniciar procesos nucleares más complejos, lo que da lugar a la creación de elementos más pesados ​​que eventualmente se dispersarán por el cosmos en futuras supernovas.

Harry ajusta su postura, sus dedos rozando levemente el atril mientras la pantalla detrás de él muestra una nueva animación. Esta vez, no se trata de estrellas colisionando, sino de un conjunto de datos complejos, gráficos y fórmulas que parpadean en azul brillante.

—Antes de terminar, quiero compartir algo que todavía no ha sido publicado. Un hallazgo reciente que surgió mientras analizaba patrones en las colisiones estelares.

El murmullo de la audiencia se intensifica ligeramente. Incluso yo, acostumbrada a escuchar sobre su trabajo, me siento al borde de mi asiento, preguntándome qué es lo que va a decir. Harry respira profundamente antes de continuar.

—En las simulaciones y datos reales que he estado estudiando, encontramos una anomalía recurrente en ciertas colisiones entre estrellas binarias. Estas colisiones no solo producen los elementos pesados ​​que conocemos, como el oro o el platino, sino que, en ocasiones extremadamente raras, liberan algo más. Algo que, según los cálculos, debería ser imposible: una forma estable de materia que parece resistir las leyes tradicionales de la termodinámica estelar.

La sala guarda un silencio absoluto, con todos los ojos fijos en Harry.

—Esta materia, que hemos empezado a llamar residuo oscuro activo , tiene una estructura energética completamente diferente a lo que hemos observado antes. Lo fascinante es que no se dispersa ni se descompone inmediatamente como cabría esperar. En cambio, permanece cohesionada, emitiendo radiación en patrones irregulares pero persistentes.

La pantalla cambia para mostrar un gráfico de estas emisiones, una serie de picos y valles que parecen una especie de lenguaje cósmico.

—Creemos que este fenómeno podría estar relacionado con las primeras etapas de formación de agujeros negros, pero con una peculiaridad: parece no colapsar completamente. Esto podría implicar la existencia de una nueva fase de la materia que aún no comprendemos.

Los murmullos se convierten en exclamaciones suaves, y puedo sentir la emoción en el aire. Harry se inclina un poco hacia el público, su voz calmada pero intensa.

—Si esto se confirma, no solo cambiará nuestra comprensión de las colisiones estelares, sino que podría abrir nuevas preguntas sobre la naturaleza misma del universo. ¿Qué ocurre realmente en el corazón de estas colisiones? ¿Qué secretos guarda la materia cuando es llamado al límite?

Termina la diapositiva con una imagen impresionante: una simulación de una estrella que colapsa y, en lugar de desaparecer por completo, deja tras de sí un pequeño núcleo brillante que tarde como un corazón cósmico.

—Este es solo el comienzo de algo mucho más grande. Como científicos, estamos aquí para buscar respuestas, pero también para admitir que, a veces, las preguntas son aún más importantes.

La sala estalla en aplausos y murmullos emocionados. Incluso los panelistas a su lado parecen sorprendidos, algunos tomando notas rápidamente. Mientras Harry baja del escenario, siento una mezcla de orgullo y fascinación.

Me levanto casi de inmediato, rodeando a las personas que también se han incorporado para intentar hablar con Harry, él responde lo que sea que le dicen con una sonrisa pero no deja de avanzar hacia mí.

Se detiene, y no dudo en lanzarme hacia él.

—Lo hiciste —susurro con orgulloso —estuviste sensacional.

Se aparta, y con una sonrisa y los ojos brillantes responde:

—Lo hicimos, supernova. Tu y yo. 

Asiento antes de besarlo sintiendo que definitivamente...lo hemos hecho. 

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