31.- El brillo de las estrellas
Stella
No se cuánto tiempo he estado en el centro holístico, pero la noche ya se ha apoderado del ambiente. Probablemente debería ir a casa, pero lo cierto es que la calidez que encuentro aquí en estos momentos hace que no quiera irme.
En el pasado solía pasar noches enteras aquí, solía pasar más tiempo que en casa y justo ahora, creo que puedo retomar ese hábito.
Me acomodo en el sofá, el silencio resulta reconfortante y el aroma el incienso que está a punto de acabarse me envuelve mientras termino de escribir la última entrada que será publicada en el blog respecto al episodio que se ha estrenado hoy.
Cuando pulso el botón de publicar, una sonrisa se extiende por mis labios. Me prometí a mi misma el recuperar aquellas cosas que solían hacerme feliz, el blog ahora comenzaba a sentirse de nuevo como un espacio en donde puedo ser yo, así que durante los últimos días, había intentado colocar entradas diarias, y la respuesta había sido fenomenal.
El celular comienza a emitir las notificaciones de nuevos comentarios, es sorprendente la rapidez con las que las personas pueden estar pendientes del internet. Sonrío al leer las palabras de emoción de los lectores, y mi concentración es tanta que apenas y escucho el tintineo de las campanas indicando que alguien ha entrado.
Los pasos me roban la atención y me incorporo casi de un salto.
—Lo siento, está cerra...—las palabras mueren en mis labios.
Por un segundo, me congelo mirando al hombre que ha ingresado por la puerta. Mi mente parece quedarse en blanco, mi corazón pasa de cero a cien y temo poder colapsar en medio de la sala.
Porque él está aquí.
Harry está aquí.
—Hola, supernova. —Su voz se cuela por mis oídos. Todo en mi reacciona ante el hecho de que lo tengo aquí, de frente.
Mi corazón se detiene por un segundo, o tal vez dos. Da un par de pasos, y se detiene antes de estar lo suficientemente cerca. Todo en mi interior parece colapsar. No estaba preparada en lo absoluto para esto. Para lo que significa que él esté aquí.
—Sé que es tarde, pero me dijeron que aquí podía encontrarte —dice mirándome con un dejo de nerviosismo.
—¿Qué estás haciendo aquí? —es la primera pregunta que brota de mis labios.
Parpadeo tratando de convencerme de que el cansancio y la falta de alimento no me están haciendo alucinar, porque de todas las personas que esperé ver hoy, él ni siquiera formaba parte de la lista.
—¿Crees que podamos hablar? —inquiere con duda —sé que no son horas y tal vez no quieres verme, pero...
—Tienes razón —mascullo —es tarde. Y debería irme a casa.
—Stell...
Mi nombre brota con suavidad y todo tiembla a mi alrededor. Las lágrimas queman en mis ojos, pero me obligo a contenerlas. Porque he llorado lo suficiente.
—Sé que no quieres verme, y que no tengo derecho a aparecer así, pero necesito hablar contigo porque de no hacerlo, voy a volverme loco.
—Harry...
—Cometí un error, uno muy grande —dice con la voz llena de sinceridad —te fallé y rompí tu confianza y luego...luego me fui pensando que era lo mejor, me fui porque una parte de mí está convencida que no merezco tenerte. Pero estoy harto de perder cosas en mi vida, supernova, estoy harto de aferrarme al pasado, estoy tan cansado de sentir rencor u odio, ahora solo quiero recuperar aquello que me hace feliz.
Parpadeo alejando las lágrimas.
La luz del pasillo resalta sus ojos, dándole un brillo extraño que me hace preguntarme si lo que estoy viendo es real. El rostro de Harry refleja una vulnerabilidad que nunca había mostrado antes. A pesar del cansancio que siento en los huesos, algo en mí no puede evitar detenerse en él, en sus palabras.
— ¿Qué esperas que haga con eso? —Mi voz es apenas un susurro.
—Solo quiero que sepas que lo siento. No espero que me perdones de inmediato. No espero que me creas. Solo quiero que me des una oportunidad para demostrarte que esto no es solo otro de mis intentos fallidos.
Un estremecimiento recorre mi cuerpo. Escuchar sus palabras me mueve de una manera que no puedo controlar.
—¿Cómo esperas que te creas? —La ira burbujea en mi interior, aunque intento contenerla. —Después de todo lo que hiciste, ¿Cómo esperas que te crea?
Da un paso hacia mí, sus ojos nunca se apartan de los míos. Algo en su postura es diferente. No hay arrogancia, no hay esa distancia que siempre había sido su muro protector. Solo hay una vulnerabilidad cruda, como si de verdad estuviera exponiendo su alma.
—Porque ya no tengo nada más que ofrecer, Stell. He perdido tanto que ahora no tengo más que estas palabras y el deseo de cambiar. He sido un cobarde, lo sé. Pero esta vez, no estoy huyendo. Esta vez, quiero quedarme.
Una oleada de emociones me golpea con fuerza. Mis manos tiemblan, mi pecho se aprieta, y la confusión se mezcla con el dolor. Porque joder, lo quiero tanto pero una parte de mí está tan asustada de que él vuelva a irse.
—Tardaste demasiado —las palabras salen de mis labios, ni siquiera soy consciente. Una sonrisa triste se filtra en sus labios.
—Lo sé. Y lo siento.
Tomo una inhalación. Dios, lo he extrañado tanto. Ahora, teniéndolo frente a mí el tiempo que hemos estado separados parece una eternidad.
—Las cosas no se arreglan con un simple lo siento —murmuro. —No se arreglan con palabras bonitas y promesas al viento.
—Soy muy consciente de eso —dice con firmeza —sé que mereces más que un lo siento, y por eso estoy aquí. Porque no estoy dispuesto a perderte, Stell.
Mi corazón cae al vacío, o al menos, eso es lo que siento.
—Harry...
—Tardé demasiado porque no sabía cómo enfrentarlo, es decir, sabía las cosas que debía hacer, pero no estaba listo para enfrentarlas. Sin embargo, no estoy dispuesto a seguir perdiendo cosas en mi vida, mucho menos estoy dispuesto a perder a la única mujer por la que he sentido cosas que jamás creí posibles.
Toma una inhalación y da un paso más.
—Así que aquí estoy —sonríe levemente —y si no quieres hablar conmigo ahora, lo entenderé, lo juro. No voy a presionarte.
Una parte de mí quiere pedirle que se vaya, la orgullosa y testaruda quiere decirle que tardó demasiado, pero la otra se siente aliviada de por fin verlo. De tenerlo cerca.
—Creí que no volverías.
Sonríe sin querer hacerlo.
—¿Cómo podría no hacerlo? —inquiere con suavidad —He estado viviendo en piloto automático desde la última vez que hablamos.
Los recuerdos de esa noche vuelven como ráfagas. Esta vez acorta la distancia por completo. Camina hasta eliminar los metros y queda a unos escasos pasos de mí.
—No me alcanzará la vida para decirte que lo lamento —murmura —sé que cuando la confianza se rompe, es difícil de reconstruir. Sé que te he lastimado, mucho. Y que dejé de ser el hombre que necesitabas a tu lado. Fui injusto y egoísta solo porque tenía miedo de perderte y eso solo hizo que te fueras de mi lado.
Baja la vista por un segundo, pero vuelve a mirarme al cabo de un par de segundos.
—Estoy arreglando las cosas en mi vida, estoy intentando dejar el pasado en donde pertenece —no tiene que explicar más para que entienda a que se refiere. —Sé que tal vez arreglar todo tome tiempo, pero quiero intentarlo.
Quiero creerle, todo mi ser quiere confiar en las palabras que ha dicho, pero siempre queda una vocecita que se niega a pasar lo mismo otra vez.
—¿Cómo sé que no vas a huir de nuevo?
—Bueno, soy experto huyendo —dice con una sonrisa —no estoy orgulloso de eso. Pero esta vez quiero demostrar que también soy capaz de quedarme en los lugares que me importan.
—Creo que, en este punto, se necesita más que palabras —asiente.
—Lo sé, Stell —responde con una calma inusual—. No espero que me creas solo porque estoy aquí, ni porque estoy diciendo todas las cosas correctas. Pero voy a demostrarlo, aunque me tome el resto de mi vida, voy a demostrarte que digo la verdad.
Su mirada encuentra la mía, y hay algo diferente en sus ojos, una determinación que no estaba allí antes. Es como si por fin hubiera encontrado algo sólido en medio del caos que siempre lo ha rodeado.
— ¿Cómo planeas hacerlo? —pregunto, cruzándome de brazos. Parte de mí quiere creerle, pero la otra, la que aprendió a protegerse, necesita pruebas.
—Quiero demostrarte que voy a quedarme, Stell, ha sido un infierno estar sin ti. No puedo concebir mi vida sin ti en ella, y es eso, ese miedo de no recuperarme, de nunca volver a ser feliz, es lo que me ha hecho estar aquí. Porque me niego a ser un cobarde que no puede luchar por las cosas que ama. Sé que tardé, pero necesitaba algo de tiempo, tiempo para comenzar a ser el hombre que tu mereces.
Quiero responder, pero no encuentro las palabras. Todo lo que sale de mí es una exhalación temblorosa.
—Sé que no merezco una segunda oportunidad —continúa—, pero eso no significa que no vaya a luchar por una. No voy a rendirme esta vez, Stell. Aunque me tome el resto de mi vida, te lo demostraré.
Mi corazón se aprieta porque lo he echado de menos, porque he añorado el verlo de nuevo. Porque he pasado semanas preguntándome si la decisión que tomé fue la correcta. Pero ahora, el verlo como si ya no cargase nada encima, me da un vistazo de que fue lo correcto.
—¿Y no pudiste haber hecho eso antes? —inquiero sintiendo el ardor en los ojos. —¿Te llevó semanas?
Un gesto suave se filtra en su rostro.
—No me sentía listo. Pero ya lo estoy, y es por eso por lo que quiero demostrarte que soy alguien por quien vale la pena luchar.
Ladeo la cabeza, esta vez doy un paso hacia adelante.
—Harry, siempre has sido alguien por quien vale la pena luchar. —sonrío —siempre has valido la pena, pero no podía hacerlo sola. No era justo y...
—Lo sé —extiende la mano, su tacto me produce un torbellino en mi interior —lo sé y lo agradezco porque de no ser por eso, tal vez nunca me hubiese atrevió a hacerlo. Lo único que necesito ahora, es saber que no me odias, supernova.
—¿Crees que soy capaz de odiarte?
—Creo que hice muchas cosas para merecerlo —admite con culpa.
Sacudo la cabeza. El nudo en mi garganta aprieta con fuerza.
—No podría. Incluso cuando me rompiste el corazón, no sería capaz de odiarte. Porque te quiero demasiado como para conseguirlo.
—No merezco que me quieras así —dice en un susurro—, pero voy a esforzarme por ser alguien que sí lo merezca.
—Nunca he deseado que seas perfecto, nunca te he pedido nada más que sinceridad. Harry, lo único que yo necesito es saber que no vas a tomar la salida fácil cuando algo se complique. Solo necesito saber que vas a estar a mi lado y no vas a abandonar el bando para intentar derribarme.
—Lo sé —dice con voz grave—. Y me odio por haber sido esa persona antes. La que huía, la que te dejaba sola cuando más me necesitabas. Me he pasado semanas enfrentándome a esa versión de mí mismo, odiándola tanto como tú deberías hacerlo. Pero estoy aquí porque quiero demostrarte que puedo cambiar. Que puedo ser alguien que se queda, que lucha, incluso cuando las cosas se ponen difíciles. No puedo cambiar el pasado, Stell, pero puedo prometerte que nunca más voy a ser esa persona. Me quedaré, aunque me pidas que me vaya. Me quedaré incluso cuando sientas que no puedes soportarme más. Porque esta vez entiendo lo que tengo que perder.
Las lágrimas amenazan con caer, pero las retengo con todas mis fuerzas.
—¿Por qué tardaste demasiado? —mi voz se rompe.
Esta vez rompe la distancia, sus brazos me rodean y pronto la calidez de su cuerpo me envuelve. Un sollozo brota de mis labios mientras mis brazos cruzan por su cuello, me apega a él, me sostiene y tenerlo tan cerca me hace darme cuenta de que por mucho que parezca que habíamos llegado al final...tal vez no es del todo cierto.
—Lo siento tanto, supernova. Debí haber vuelto, pero no tenía idea de como hacerlo. No podía volver hasta saber que puedo ser la persona que tú necesitas —susurra.
—¿Y qué pasa si te dejo entrar y vuelves a fallarme? —pregunto, la voz apenas un hilo—. ¿Qué pasa si vuelvo a abrir mi corazón y tú decides que no puedes manejarlo?
Harry levanta la mano, lentamente, como si temiera que pudiera apartarme. Sus dedos rozan mi mejilla, su toque es suave, casi reverente.
—Entonces será mi culpa —responde, con una honestidad que me desarma—. Pero no voy a permitir que eso pase. Porque no solo estoy aquí por ti, Stell. Estoy aquí porque estoy cansado de ser el hombre que siempre encuentra una excusa para rendirse. Estoy cansado de vivir con miedo. Esta vez, quiero ser valiente. Por ti. Por mí. Por nosotros. Porque estar juntos es la puta maravilla, y no voy a dejar que se pierda.
—Espero que sepas en lo que te estás metiendo —murmuro, tratando de no sonar tan afectada como me siento.
Él sonríe, pero es una sonrisa llena de nostalgia y ternura.
—Siempre lo he sabido, supernova. Solo que esta vez estoy listo para ello.
El silencio que sigue no es incómodo. Es un espacio lleno de posibilidades no dichas y promesas por cumplir.
—Esto no va a ser fácil —digo finalmente, rompiendo la quietud.
Harry asiente, acercándose un poco más, como si cada paso fuera una declaración de su voluntad.
—Nada que valga la pena lo es.
—Va a tomar tiempo.
—Estoy muy consciente de eso. Solamente te pido que no cierres la puerta —dice casi suplicante —por favor.
Sacudo la cabeza.
—Nunca he tenido intenciones de cerrarla —admito.
El alivio inunda sus facciones, sus ojos brillan y sonríe. Lo hace de verdad, con un gesto tan sincero que me eclipsa.
Sus manos acunan mi rostro, mantiene los ojos fijos en mí... y entonces me besa.
Me besa y yo siento que por primera vez en semanas... las estrellas vuelven a brillar.
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