Stella.
El sonido de las pequeñas campanas que tengo colgando sobre el umbral de las puertas anuncian que alguien ha llegado, elevo la vista del montón de cartas que tengo sobre la mesa, y sonrío cuando observo la silueta alta y atlética de Frank, mi hermano, ingresar a mi reducido pero cálido espacio.
—Hola, Stellina —saluda con una sonrisa entusiasta —¿tienes tiempo para tu hermano favorito?
—¿A caso ves a alguien más aquí? —resoplo intentando molestarlo —y no te autodenomines mi hermano favorito, sabes bien que eres el único que tengo.
El sonido de su risa me parece contagioso, es un sonido alegre, lleno de vida.
Frank es mi hermano mayor por cinco años, a tus treinta y un años de edad, se considera a sí mismo un alma libre que vuela lejos de los compromisos, mientras más distancia mejor, es lo que siempre dice.
Muy contrario a mí, que soy una romántica empedernida esperando que el universo se apiade y le envíe a su alma gemela para tener un final de cuento de hadas. Demasiado cliché, lo sé.
Frank y yo somos muy diferentes en muchos aspectos, en realidad, lo único que tenemos en común, es el ADN porque mientras él es de cabello rubio con pecas adornando sus mejillas, yo he heredado el cabello rojo de mi abuela. Muchas personas creen que en realidad no somos hijos del mismo padre, pero eso es porque no conocen a todos los antepasados de mi padre que han poseído un cabello tan rojo como el mío.
—¿A qué debo tu visita?
Frank se desliza hasta tomar asiento frente a la mesa, su mirada viaja hasta las pilas de cartas que he acabado de acomodar.
—¿Qué tienes para mí?
Arqueo la ceja, sorprendida de su pregunta.
—¿Qué?
—¿Quién eres y que has hecho con mi hermano? —ladeo la cabeza como si de esa manera me permitiera entender —Frank James nunca pediría algo como eso, el hombre "no creo en la astrología" y que llama charlatán a nuestro padre.
Se ríe de nuevo, apoya la espalda sobre el respaldo de la silla mientras cruza los brazos sobre su pecho. Muerde su labio inferior, pareciendo dubitativo entre darme una respuesta, o permanecer en silencio.
—Tengo una cita —confiesa de pronto.
Esta vez mi asombro es mayor porque, carajo, ¿Cuántas veces he escuchado decir a mi hermano la palabra "cita"? Estoy bastante segura de que puedo contarlas con una sola mano.
—¿Una cita?
—Ya sé, ya sé —rueda los ojos —es solo que esta chica en serio me gusta, y he pensado que, como mi hermana es la mejor astrologa de todo Washington, tal vez podría ayudarme un poco para saber si conoceré al amor de mi vida.
Es mi turno de reír. Lo hago con fuerza, como si lo que mi hermano acabase de decir fuese el mejor chiste de la historia.
—Stella...
—Lo siento —coloco la mano en el pecho, regulando mi respiración —pero...¿de verdad? ¿Qué has hecho con mi hermano? Este Frank que habla sobre citas y el amor de su vida no se parece a mi hermano, creí que serías un alma libre para siempre.
Resopla con fastidio, claramente arrepentido de haberme dicho la verdad.
—¿Tienes algo para mí sí o no?
Vuelvo a reír pero esta vez tomo el par de mazos que tengo enfrente, satisfecha de que mi hermano al fin haya decidido venir.
Frank es un incrédulo cuando se trata de la astrología, dice que es imposible saber el futuro por medio del universo, aún cuando mi padre es uno de los más respetados astrólogos y se ha hecho casi millonario con sus predicciones, Frank ha considerado siempre que es un charlatán.
Es por eso que se ha alejado de la familia, apenas ve a nuestros padres, y me sorprende que a pesar de que yo me dedico a lo mismo que nuestro padre, consideré venir a verme al menos un par de veces a la semana.
Sus ojos parecen ansiosos mientras revuelvo las cartas, sonrío mientras hago exactamente lo que mejor se hacer. Conforme bajo aquellos trozos de cartón, sonrío más.
—Vaya, vaya.
—¿Qué?
—Parece que hoy es tu noche de suerte —mascullo con una sonrisa —la estrella —señalo la primera carta— significa que todo marcha conforme debe, y que estás en camino a alcanzar tus objetivos. Además, tenemos a los amantes, así que hermano, eso significa que tal vez vas a conocer pronto a tu amor especial y aquí...
—Creo que es suficiente —Frank se incorpora —¿Quieres decir que todo irá bien, cierto?
-—Bueno, hasta ahora se puede decir que tendrás la mejor noche de tu vida, y...
Soy consciente de cómo parece aliviado y quiero echarme a reír porque nunca imaginé que Frank estaría comportándose de este modo.
—Gracias —se incorpora de la silla y cruza hasta mi lado —eres la mejor.
Sus labios se encuentran con mi mejilla antes de apartarse con prisa
—Espera, que aún no acabo...
—Con eso es suficiente, es todo lo que necesito saber.
—Pero...
—¡Tendré la mejor noche de mi vida gracias a ti, Stellina!
Sacudo la cabeza con una sonrisa, vuelvo a colocar las cartas en una torre sin mirar las siguientes y tomo una inhalación que me permite llenar los pulmones de oxígeno.
Un par de minutos recibo un nuevo mensaje de Frank diciendo que me mantendrá al tanto de lo que ocurra en "la mejor noche de su vida", y le respondo que no espero menos de él.
Si hubiese sabido que ese sería el último contacto con mi hermano, le hubiese dicho tantas cosas. Le hubiese dejado saber que es la persona a la que más amo en el mundo, que su presencia, sin saberlo, era aquello que me hacía feliz y que me obligaba a ser mejor porque deseaba hacerlo sentir orgulloso.
Si tan solo hubiese sabido...
Frank no envió otro mensaje, no llamó. Nunca volví a escuchar su voz.
Lo único que obtuve de él fue una llamada de mi padre a medianoche en la que decía con la voz destrozada y el dolor traspasando hasta mí:
—Stella, Frank está muerto.
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¡Hello!
¿Qué tal les ha parecido el primer capítulo? ¡Estoy emocionada porque lean el siguiente!
¡Nos leemos el lunes!
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