Advertencia contenido +18
Pero no se preocupen no será tan explícito 😅
Que lo disfruten 🙈❤️

✨️✨️✨️

CAPITULO 15

MATHEO

Quería esto.

La quería a ella conmigo siempre. Nunca había sentido tanta necesidad en mi cuerpo. Era tan intenso que me resultaba aterrador. No podía dejar de sentir esa necesidad.
Su cuerpo cálido contra el mío me ponía nervioso pero también desesperado. Todas mis dudas desaparecían cuando ella me miraba con esos hermosos ojos azules. Me sentía hipnotizado ante su mirada. Y no podía dejar de verla, de sentirla. Mi cuerpo reaccionaba ante ella de una forma que no podía explicar. La atracción entre los dos era inevitable y yo no podía apartarme de ella. No quería hacerlo. ¿Tenia miedo? Si. Pero quería luchar por lo que sentía a pesar de las consecuencias. Ella lo valía. Y yo la quería. La quería conmigo siempre.

Con aquella determinación en mi mente la besé, mientras mi cuerpo temblaba por dentro de un deseo sobrenatural que no podía controlar. La acaricié por todas partes mientras la besaba. Nunca me había pasado nada igual. Era la primera vez y se sentía tan bien que no quería que terminase nunca. La atraje más hacia mi, sintiendo su pecho rozar con el mío. Y esa suave fricción me enloqueció completamente. Mordisquee sus labios, me aferré a su cuerpo y no podía parar de hacerlo. Me estaba dejando llevar por mi incontrolable necesidad. Mi dureza se volvía cada vez más insoportable. No podía aguantar más. Me sentía enfermo, como un completo vicioso. Y cada vez quería más y más.

—Yo...nunca he hecho el amor con nadie, Selene. —le confesé con la voz agitada y el corazón acelerado. Ella me miró y se mordió el labio inferior levemente. Y mi mirada se centró allí a ese punto exacto. Pasé saliva con fuerza.

—Tampoco yo. —dijo casi igual o más agitada que yo.

—¿Por qué?. —le pregunté confundido. Era una chica hermosa. ¿Nadie la había tocado en su vida?.

—En mi mundo esta prohibido ese tipo de actos. A menos que encuentres a tu alma gemela.

Eso si me sorprendió.

—¿Y tú, por qué no lo has hecho con nadie?.

Me sonrojé y luego me encogí de hombros.

—Siempre he pensado que hacer el amor con alguien es algo muy íntimo y especial. Algo que no puedes hacer con cualquiera. —me reí. —Debes pensar que soy un tonto, ¿No?.

—No lo eres, Matheo. Hay cosas que llevan su tiempo. Además, no habías conocido a alguien especial...

—Hasta que llegaste tú. —le dije con determinación. Porque con ella lo quería todo.

—¿Sabes que si hacemos el amor quedaremos marcados para siempre, Matheo?. —explicó y yo asentí. Lo sabía perfectamente. —¿Quieres esto? ¿Estar conmigo para siempre?.

Nos miramos fijamente.

—Si. Siempre. —respondi. —En cuerpo y alma.

Ella sonrió y algo dentro de mi se removió. Me encantaba verla sonreír.

—En cuerpo y alma. —repitió y me beso nuevamente con suavidad. Sentía ese beso en cada parte de mi cuerpo. Y era una completa tortura. Se apartó de mi boca solo unos milímetros: —Déjame verte, Matheo. Desnúdate. —me susurró.

Pase saliva con fuerza porque aquello en vez de hacerme sentir nervioso me causó el efecto contrario. Ardía de deseo. Y no titubee cuando me alejé de ella unos centímetros y bajo su atenta mirada me desabroché el pantalón quedando completamente desnudo. Sus ojos me recorrían el cuerpo entero con descaro.

—Eres...precioso. —Me dijo sin dejar de observarme.

—En tu mundo todos son perfectos, yo no lo soy. No tengo nada de especial.

—Para mi eres perfecto, Matheo. Cada parte de ti lo es.

Dio unos pasos hacia mi y coloco su mano en mi pecho. Me acaricio lentamente y yo hasta olvidé como respirar con normalidad. Sus manos se deslizaban por mis pechos hasta llegar a mi abdomen. Se me erizó la piel e incluso dejar escapar un gemido de satisfacción inconscientemente. Ella levantó la mirada para verme.

—Nadie es tan perfecto como tu lo eres para mi, Matheo.

No poseía un físico despampanante. Era delgado y un poco atlético pero nada más. Y que ella me dijera que era perfecto me hacía sentir dichoso. Porque sabía que lo decía de verdad. Ninguna chica en mi vida se me había quedado mirando como lo hacía ella constantemente. Nunca me sentí tan especial como me sentía con ella y eso me fascinaba.

Tome su mano entre la mía y nuestra Marca comenzó a brillar, e incluso noté que el espiral se movía dando vueltas en la palma de mi mano al igual que en la de ella. Volví a centrar mi mirada en ella y pude percibir su ansiedad, la desesperación en sus ojos. La atraje hacia mi haciendo que ella se sobresaltara y le di la vuelta. Nos dejamos caer en la arena. Ella quedó de espaldas y yo sobre ella. Su cabello plateado brillaba radiente bajo la luz de la luna. Era hermosa. No dejaba de mirarme con amor. Y yo no quería hacerle daño.

—Deja de pensar, Matheo. Solo hazlo. Siempre he estado preparada para esto. No me harás daño de eso estoy segura.

Mordí mi labio inferior y asentí, seguro de mi decisión. Entonces la besé con fuerza y la hice mía para siempre bajo el cielo estrellado como testigo. Nuestros cuerpos comenzaron a brillar e incluso el mío. Podía escuchar sus pensamientos e incluso el eco de su corazón acelerado. Empecé a moverme dentro de ella y me sentí hipnotizado con cada penetracion. La besé sin dejar de moverme mientras ella se aferraba a mi cuerpo. Deje de besarla y la miré fijamente mientras le hacía el amor. Ella me devolvió la mirada llena de felicidad. En ese instante me sentí pleno, como nunca antes me había sentido. Era una emoción irreal que iba más allá del amor. Era algo indescriptible lo que estaba sintiendo en ese momento y no quería que terminase. Pero estaba a punto de explotar. Me sentía agitado, desesperado y con un deseo tan grande que hacia que mi dureza creciera cada vez más.

Ahora estábamos marcados para siempre.

Una estrella y un humano juntos, hasta el final de nuestros días.

✨️✨️✨️

SELENE

¿Así se sentía hacer el amor? Porque era algo mágico lo que estaba sintiendo en los brazos de Matheo. Ella, que era una Estrella que había estado rodeada de belleza y perfección en el cielo, no se podía comparar con aquello que estaba sintiendo. Era como un sueño. Ella en su mundo volaba, pero haciendo el amor con Matheo se sentía la dueña del universo. Así de intenso era lo que sentía. Mientras acariciaba la espalda de Matheo y exploraba cada parte de su cuerpo, sentía la magia en cada poro de su piel. Ella era una Estrella, tenía poderes Celestiales y ahora se sentía aún más poderosa. Podía leer la mente de su alma gemela, y antes no podía hacerlo. La vinculación la volvía más fuerte. Y no sólo a ella, Matheo también se sentía poderoso. Su mirada se volvió más intensa mientras la observaba. Su mandíbula estaba tensa, al igual que los músculos de su cuerpo. Leía en su mente como se sentía Matheo; excitado, deseoso y con ganas de más. Y ella se sentía de la misma forma. En la mente y en el corazón de Matheo solo estaba yo. Él no pensaba en otra cosa que no fuera en mi, y eso me hizo sonreír al instante. Cerré mis ojos al sentir una corriente en mi abdomen, era algo muy intenso que me hacía retorcerme en los brazos de Matheo y este me abrazaba con fuerza soltando ruiditos en mi oido que me ponían los vellos de punta. Hasta que explotamos juntos de placer y nuestros cuerpos sufrieron un espasmo. Fue cuando supe que había terminado, que el amor entre los dos estaba marcado para siempre.

Lo besé suavemente.

—¿Y ahora que pasará con nosotros?.

— Estaremos juntos siempre, Matheo. Lo quieras o no.

—Osea que, ¿nuestro vínculo es irrompible?

Asentí con una sonrisa.

—Eso quiere decir, ¿Que te quedarás en la tierra para siempre, conmigo?.

—Eso no lo sé, Matheo. Pero buscaré la forma de quedarme. Así tenga que perder mi esencia y mis recuerdos.

—¿Y si perdieras tus recuerdos, podrás recordarme?

—No estoy segura.

Matheo se tensó e hizo una mueca de disgusto. Era obvio que esa idea no le gustaba en absoluto.

—No quiero que me olvides, Selene.

—No lo haré, como podría olvidarme de ti. Y si eso pasara, prométeme que harás todo lo posible para que te recuerde, Matheo.

Pude sentir el miedo en su mirada pero aún así asintió.

—Lo prometo.

Me quedé más tranquila con su respuesta a pesar de que no sabía que era lo que pasaría con nosotros. Mi estancia en la tierra era limitada, cada día perdía más de mi esencia por eso me sentía tan cansada. Los días en la tierra se estaban agotando para mi, pero no se lo dije a Matheo. Oculté ese pensamiento en el fondo de mi mente, no quería que Matheo se preocupara por mi. Debía hacer algo, lo que fuera para poder estar junto a él. Pero quería disfrutar los pocos días que me quedaban en la tierra junto a él. Tenía un mal presentimiento en mi pecho. Algo malo iba a suceder.

Pero aun así, le sonreí a Matheo y lo besé tratando de dejar esos pensamientos de lado.

—¿Tienes frío? Volvamos a casa.

—Quiero quedarme un poco más aquí.

—Pero...hace frío. Al menos déjame ir por un poco de ropa para los dos. —Asentí. —Volveré.

Yo podría ir en un santiamén utilizando mi poder de teletrasportación, pero Matheo no me lo permitiría. Me sentí necesitada cuando se apartó de mi. Me ayudó a levantarme de la arena y luego me abrazó y besó me frente. 

—¿Estas bien?

—Más que bien. —Le sonreí y el me devolvió la sonrisa. Dejo un beso en mis labios y se alejó por el bosque para volver a casa. Me quedé allí de pie en la playa meditando todo. Me sentía feliz pero también aterrada. Muchas cosas sucederían y no sabía si estaba preparada para esos cambios. Caminé lentamente hasta introducirme en la playa. El agua fría hizo que me piel se erizara, pero podía soportarlo. Lave mi cuerpo, mi rostro y mi cabello. Luego levante la mirada al cielo, de seguro alguien estaba mirándome desde allí, juzgándome.

—Lo siento.—dije con nostalgia como si alguien pudiera escucharme. Al menos quería pensar que alguien en el cielo lo hacía.

Al cabo de unos minutos, Matheo volvió con ropa limpia y una de sus camisetas para mi. Salí del agua y me cambie rápidamente. El me miraba fascinando y yo sonreí. Tenía que acostumbrarme de ahora en adelante a ese tipo de miradas. El tomó mi mano y caminamos por la arena juntos.

—Ahora puedo leer tu mente. —Me dijo mientras caminábamos.

—Y yo la tuya. —Le dije.

—¿Por qué? Se supone que no debo tener poderes, soy un humano común y corriente. 

—Es porque estamos vinculados, Matheo. Aún sigo siendo una estrella. Si fuera humana esos poderes desaparecerian de ti y de mi. Solo seríamos humanos comunes. —Expliqué.

—Y...a ti...¿te gustaría ser humana? Digo, si pudieras elegir serlo.

—Puedo elegir ser humana. Me gustaría serlo.

—Pero...ya no tendrías poderes, muchas cosas de ti cambiarían. ¿Por qué elegirías ser humana?

—Para estar contigo, Matheo, renunciaría a todo lo que tengo solo para estar junto a ti.

Nos miramos intensamente.

—Yo también lo haría. —me dijo sinceramente y acarició mi mejilla con sus dedos. Cerré mis ojos ante el contacto de su piel y me deleité con su tacto delicado.

—Amo este mundo. —Dije cuando abrí mis ojos para verlo. —Es donde quiero estar siempre.

—Pero...¿Y tú familia? ¿No los extrañarías?

—Si. Pero ellos estarán bien sin mi.

—Eres una princesa y también una Guardiana, de seguro te necesitarán allá arriba. Y...

—No me importa. Yo solo quiero estar aquí, contigo...siempre. Hasta el último día de mi vida.

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Att: Patrix ✨️