✨️ Capitulo Once ✨️
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Las quiero ❤️
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CAPITULO 11
SELENE
— ¿Quien es Alhara?. — preguntó la mujer frente a mi, sin dejar de mirarme realmente confundida. Era obvio que no recordaba que ese era su verdadero nombre. Y que en realidad nunca ha sido una humana común. Aparté mi mano de su mejilla después de ver en cada uno de sus recuerdos. Fue así como supe la verdadera razón de su caida: un humano. Seguramente también fue su alma gemela y ahora estaba en la tierra con el mismo propósito que yo. Pero, ¿lo encontraría?.
Di un paso atrás bajo su atenta mirada. Quise abrazarla, pero no podía hacerlo. Era una completa desconocida para ella. Ahora era una persona diferente, e incluso su aspecto era totalmente diferente; su cabello era completamente negro y sus ojos marrones. Como los de Matheo. En el pasado su cabello era tan blanco como el mío y sus ojos de un color dorado impresionantes. Era una de las Guardianas más poderosas de Luminara. Pero ahora era una simple humana.
—Eso no puede ser cierto. —Escuché decir a Matheo totalmente desconcertado. Su abuela era una Estrella, esa es la verdad. O al menos lo fue.
Elaine tampoco podía creerlo, se reflejaba el asombro en su rostro.
—Lo he visto, Matheo. Es ella. —Afirmé con determinación.
—¿Qué está pasando aquí? ¿Y tú por qué me llamas Alhara, Niña? Mi nombre es Anna. —la mujer estaba realmente confundida. Miré a Matheo sin saber que decir. Él se acercó a su abuela y tomó su mano.
—Necesito contarte algo, pero nadie puede saberlo.
—¿De que quieres hablarme, Cariño? Estás asustándome. ¿Y por qué esa chica acaba de brillar como si fuera alguien antinatural?
—Porque lo es, Abuela. —le dijo, Matheo.
—¿Qué? ¿A que te refieres?.
Matheo soltó un suspiro y se sentó con su abuela en el sofá para contarle toda la verdad. La mujer no podía creerlo. Me miraba con asombro pero también con fascinación.
—¿Estas diciéndome la verdad? ¿Cómo es eso posible?. Yo...no recuerdo absolutamente nada de mi caída. Solo se que siempre he sido una humana común.
—Pero no lo eres. —Me acerqué a ella.
—Entonces, ¿Me conoces?. —Me preguntó y yo asentí con una sonrisa.
—Ahora que ya sabes todo, Abuela. Necesito que nos ayudes.
—¿Con qué exactamente?. —Quiso saber la mujer.
—Tu no puedes recordarlo. —Continuó, Matheo. —Pero hay seres malignos que vendrán por Selene.
—Pero, ella tiene que regresar. Su lugar está allá y no aquí en la tierra, Matheo.
—No quiero volver. —le dije y todas las miradas se posaron sobre mi. Ninguna de ellas sabía la verdadera razón de mi caída. Pero era hora de que lo supieran. Miré a Matheo quien no dejaba de observarme. —Estoy aquí por Matheo. Estoy destinada a él.
Ambas abrieron mucho los ojos sorprendidas.
—Osea que...son como, ¿almas gemelas?. —Preguntó Elaine y yo asentí avergonzada.
—¿Y tú que piensas de esto, Matheo?. —Le preguntó su Abuela y se sonrojó de inmediato. Elaine empezó a sonreír sin poder evitarlo.
—Ah...no lo sé. Solo sé que es extraño. Pero...de alguna forma, me siento atraído hacia ella.
Mi corazón dio un salto en mi pecho de la emoción.
—Bien. Entonces, te quedarás con nosotros, Selene. —Dice Alhara, sonriéndome y yo le devuelvo la sonrisa.
—Gracias por esto, Abuela.
Matheo abraza a su abuela y yo los observo. Al menos se que Alhara es feliz y que tiene una familia. ¿Podré tener yo una alguna vez?.
—Sabes que haría lo que fuera por ti, Cariño. Pero la próxima vez no me mientas.
—De verdad lo siento, Abuela. —Le dice Matheo sinceramente.
—Esta bien, Cariño.
Me les quedo viendo y se ve que el amor que se tienen es incomparable.
Si tan solo yo pudiera sentir ese amor, así de especial de Matheo.
Supongo que eso no sucederá y saberlo hace que duela más. Él me odia. Tal vez debería volver a Luminara y no causarles más problemas. Pero algo muy dentro de mí, me dice que debo quedarme, que no me de por vencido tan fácilmente.
Matheo levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los míos. Tenía la esperanza de que se enamorara de mí antes de que tuviera que volver a mi mundo.
—Estarás a salvo. —Me dijo y yo le creí.
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Ahora me encontraba en lo que sería mi nueva habitación. Me quedaría aquí, en la tierra por un tiempo. Era lo que siempre había anhelado. Admiraba las prendas de ropa que Alhara me había regalado, que por supuesto, ya no usaba. Podría acostumbrarme a este lugar.
De pronto escuche la puerta y Matheo entró por ella. Me sorprendió verlo allí. De pronto me sentí nerviosa inconscientemente.
—¿Cómo te sientes?. —Me preguntó un poco incómodo y no entendía la razón.
Me encogí de hombros mientras coloqué un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Yo...estoy bien.
El asintió. Y se hace un largo silencio en la habitación. No sabía que decir. Bueno, la realidad era que si tenía cosas que decir, que preguntarle, pero no dije nada. Me quedé en completo silencio admirando el lugar tratando de mirar a otro parte que no fueran sus ojos, hasta que el decidió romper el incómodo silencio.
—No te odio, ¿Sabes?.
Sus palabras me tomaron desprevenida y no pude evitar mirarlo a los ojos. Lo decía de verdad, podía percibirlo en su mirada. Parecía avergonzado. Mientras que yo sentía un gran alivio asentarse en mi pecho.
—Lamento todo lo que te dije. Se que no fue tu culpa el que mis padres murieran en ese accidente. Yo...lo siento, de verdad.
—No tienes por qué disculparte, Matheo. Estabas en tu derecho de odiarme.
—Pero no es cierto. No te odio, nunca podría hacerlo, Selene. Porque tu...me importas.
Me acerqué a él y tomé su mano. Él se tensó inmediatamente ante mí atrevimiento. Pero quería tocarlo, sentir la calidez de su piel.
Mi corazón se aceleró irremediablemente.
—Nunca he sentido esto por nadie, ¿Sabes?. —Dijo, mirando nuestras manos unidas con un halo de luz que nos envolvía.
—¿Qué sientes?. —Me atreví a preguntarle. Quería saber si también sentía todas las cosas que yo sentía por él. Lo anhelaba de una forma que no podía explicar.
—Es...algo insaciable que me esta quemando por dentro. Te veo, y quiero tocarte. Eres como una estrella, inalcanzable...
—Pero...no soy inalcanzable, Matheo. Soy tu estrella y puedes tocarme cuando quieras.
Podía escuchar los latidos de su corazón. Esa melodía perfecta que apreciaba más que cualquier cosa en el mundo.
Colocó su mano en mi mejilla y la acarició sin dejar de mirarme fijamente.
—Eres mi estrella. —Repitió en un susurro entrecortado.
Entonces sentí ese fuego del que hablaba Matheo. Empezó a quemarme tanto que ni siquiera podía respirar.
Lo necesitaba tanto que dolía.
Se acercó más a mí hasta que sus labios estaban a escasos centímetros de los míos. Mi respiración se volvió pesada y mi corazón enloqueció cuando me besó. Sus labios eran cálidos, suaves e hipnóticos. Quería estar siempre así, a su lado, sintiéndolo cerca de mi por el resto de mi vida. Sus manos se aferraron a mi cintura y su beso se volvió desesperado. No sabía lo que significaba un beso, pero quería más de eso. De esa sensación excepcional en mi cuerpo.
Pero el se detuvo. Sabía que no quería detenerse, podía sentirlo. Pero lo hizo.
Cuando lo miré a los ojos había algo más en su interior. Su forma de mirarme era diferente, con algo que nunca había visto en él. Como si desease algo con mucho fervor. Y lo comprendí, porque yo lo deseaba a él con fervor.
—Yo...no se qué me pasó. Lo siento. —Dio un paso hacia atrás tratando de alejarse de mi pero lo detuve.
—No lo sientas. Me pasa lo mismo contigo, Matheo. Creo que...lo que siento por ti es mucho más fuerte de lo que imaginé.
Nos miramos mutuamente aun con el cuerpo ardiendo de algo que no sabía comprender.
—Y no quiero dejar de sentirlo, Matheo. Preferiría morir antes que dejar de sentir lo que siento por ti.
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Nota de Autora
😍😍😍
¿Qué tal les pareció el capitulo?
Se vienen cositas 🙈
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