✨️ Capitulo Diecisiete ✨️
Gracias por estar aquí
y leer esta historia.
Les estoy muy agradecida
❤️
✨️✨️✨️
CAPITULO 17
MATHEO
Si ella pudiera verse a través de mis ojos percibiría lo hechizado que me tiene su belleza. Ella es con quien queria estar el resto de mi vida, ahora estaba seguro de ello no tenía ninguna duda. La amaba. Mi cuerpo y mi corazón lo hacían. Sentía mi cuerpo vibrar por dentro. La deseaba a cada momento, me hacía perder la razón con cada sonrisa suya. Pero aunque me sonreía podía sentir una inquietud en su interior. Y aunque trataba de leer su mente nunca encontraba nada en ella. Pero sabía que algo sucedía y tenía que descubrirlo.
—¿No esta preciosa?. —me dijo Elaine sacándome de mis pensamientos y yo sonreí. Porque lo estaba. Más que nunca. Llevaba su cabello plateado, suelto en ondas, no llevaba maquillaje porque no lo necesitaba. Vestía un short corto dejando sus largas piernas blancas a la vista, una camiseta holgada y zapatillas básicas. Se veía fenomenal. Y aunque llevaba un montón de ropa encima adoraba verla desnuda.
Selene se sonrojó sin dejar de mirarme. Seguro leyó mis pensamientos. Sonreí al darme cuenta de ello y esta vez no sentí vergüenza alguna.
—Vaya, alguien se ha quedado hipnotizado. —dijo Elaine observándome y yo le devolví la mirada. La rubia sonrió de oreja a oreja, y yo menee la cabeza divertido.
Selene terminó de bajar las escaleras y tomé su mano entre las mías.
—Ni se les ocurra besarse frente a mí, tortolitos. No antojan que estoy soltera, además de que es incomodo.
—Eres una amargada por eso estás soltera, Elaine. —Le dije burlón.
—¿Amargada? ¿Yo? ¡Pero que dices, Monigote!. —Palmeo mi hombro enfadada y yo me carcajee. —Mejor démonos prisa o llegaremos tarde. —pronunció. Cuando salimos de la casa nos dirigimos al garaje. Aún seguía tomado de la mano de Selene y no pensaba soltarla. Pero lo hice cuando me dispuse a abrír la compuerta del garaje. Llevaba tiempos sin visitar ese lugar. Mi abuelo adoraba estar allí. Sonreí nostálgico y me acerqué al auto de Caravana de mi abuela el cual estaba cubierto por una manta blanca. Cuando lo descubrí, noté que aún seguía como nuevo.
Selene parecía sorprendida sin dejar de observarme.
—No puedo creer que aún siga aquí. —dijo Elaine observando la caravana y acarició el capó. Yo tampoco podía creerlo.
Busqué las llaves donde sabía que estaban guardadas y abrí la compuerta.
Ni siquiera había polvo en los asientos.
Me subí al asiento de copiloto lo encendí. Sonreí al notar que aún funcionaba. Abrí la puerta del copiloto para Selene y Elaine se subió en la parte de atrás entusiasmada.
—Monigote, ¿Estas seguro de que sabes conducir esto?. Porque sinceramente no quiero morirme sin haber encontrado a mi alma gemela.
—No estoy muy seguro que digamos.
Elaine palideció y yo me carcajee haciendo que ella me fulminara con la mirada.
—Eres un idiota.
Arranqué el auto por la carretera no sin antes colocar música, como hacía mi abuelo. Sonaba Belong Together de Mark Ambor, en la radio y me dedique a cantarla mientras conducía y con mi otra mano sostenía la mano de Selene. Elaine comenzó a cantar la canción a todo pulmón y Selene se rió de ella. Si, cantaba pésimo la rubia. La compadecía. Sus dones musicales no eran de lo mejor.
Al cabo de unos minutos recogimos a Lucas y a Santiago en sus respectivas casas. Se quedaron asombrados al ver el auto de Caravana de mi abuelo. Era un auto antiguo pero funcionaba de maravilla.
—¿Cómo es posible que esta carcacha aún funcione?. —Preguntó Lucas asombrado y se subió al auto junto a Elaine. Quise regañarlo, pero decidi mejor ignorarlo. —¿Y porque la chica más bonita tiene que ir contigo?. Eso es injusto. —se quejo Lucas y yo me encogí de hombros.
—¿Acabas de llamarme fea, Lucas?. —inquirió Elaine desconcertada. Santiago se sentó justo al lado de Lucas y cerró de un portazo. Nos miró a mi a Selene tomados de la mano y alzó las cejas. Ignoré su gesto y conduje por la carretera alejándonos del pueblo hasta llegar a la ciudad más cercana.
Casi estaba anocheciendo cuando llegamos a la feria. Jugamos a los tiros y gané un peluche para Selene. Era un oso panda al que ella abrazaba como si fuera una niña pequeña. En todo el camino parecía desorbitada, pero ahora miraba a todas partes deslumbrada. Había mucha gente, atracciones, olores y diversión. Era algo que ella nunca había visto.
—¿Quieres comer algo?. —le pregunté a Selene mientras que Elaine, Lucas y Santiago subían a la rueda de la fortuna.
—Chocolate. —me dijo sonriente y yo también le sonreí. Tenía cierta adicción al chocolate siempre decía que el chocolate era mágico. La tomé de la mano y la llevé hasta un carrito de helado y compré dos helados de chocolate para ambos. Nos alejamos de la multitud y nos sentamos en unas bancas lejos del ruido. Selene degustaba el helado como si fuera lo más delicioso que había probado en la vida y la manera en como lo saboreaba me ponía nervioso. Me aceleraba el cuerpo. Pasé saliva avergonzado y me dispuse a comer mi helado. Ella sonrió al darse cuenta de mi vergüenza.
—Se lo que estas pensando. —me dijo y yo me sonroje.
—Lo siento. Es que no puedo evitarlo.
—Esta bien. Me gusta leer tus pensamientos, Matheo. —me sonrió y yo besé sus nudillos con delicadeza. Ya no me sentía tan avergonzado. Yo apenas y podía leer los suyos.
—¿Por qué siento que te pasa algo, Selene?.
—No me pasa nada. Estoy bien. —Me dijo y me sonrió. Pero no le creí.
—¿No Confías en mi?.
—¿Qué? Claro que confío en ti, Matheo. ¿Por qué dices eso?.
—Es que siento que me ocultas algo.
Ella suspiró con nostalgia, y me miró.
—Yo...te lo contare, pero no ahora. Quiero que esta noche sea especial para los dos y no quiero arruinarlo.
Me tensé. Sabía que ocultaba algo. Quería preguntar e insistirle, pero al final asentí dándole su espacio.
—Sea lo que sea, lo solucionaremos. —le dije y apreté su mano. Ella recostó su cabeza en mi hombro.
—Eso espero.
Nos quedamos así unos cuantos minutos en silencio, pero no dejaba de darle vueltas al asunto. La abracé y la besé, no quería que se sintiera abrumada. Cuando decidimos volver a la feria y nos levantamos de la banca, ella se mareó. La sostuve entre mis brazos y me sentí aterrado.
—¿Te sientes bien?. —le pregunté, preocupado por ella.
—Si. No es nada. Sigamos...
Ella intento caminar pero la detuve.
—No. Volveremos a casa.
—Pero...estoy bien, Matheo.
Sabía que no era cierto.
—Estarás a salvo en casa.
Ella asintió al final y caminamos juntos por la feria lentamente. No quería que volviera a recaer. Cuando llegamos a la rueda de la fortuna vimos a los chicos sonriendo por algo que Lucas decía. Nos acercamos a ellos. Elaine nos miró preocupada, algo notaba.
—Nosotros volveremos a casa. —dije nada más al verlos. —Si quieren pueden quedarse.
—Todos estamos juntos, así que volvemos juntos. —Dijo Elaine mientras que Lucas me escudriñaba con la mirada.
—Ustedes están juntos. —No era una pregunta más bien una afirmación. Selene se tenso y yo pase saliva con fuerza. No quería dar explicaciones.
—Si. —fue lo único que dije y Elaine hizo una mueca. Les había mentido a mis amigos.
—Y tu lo sabias. —Le dice duramente Lucas a Elaine y la rubia se encoge de hombros. —¿Por qué no nos habías contado? Se supone que somos tus mejores amigos. —me reprochó.
Santiago solo nos miraba seriamente.
—Era algo muy obvio, Lucas. —dijo el susodicho. —Yo lo sabía desde un principio. Además, la forma en que se miran no me pasa desapercibida.
—Pero de igual forma debía de habernoslo dicho.
—Vale. Debí contarles, lo lamento. Pero ahora mismo necesitamos volver. Después lo solucionaremos.
Mire a Elaine con urgencia y ella palideció.
—¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué siempre están raros?. —cuestionó Santiago, pero yo no quería darle explicaciones solo quería llevar a Selene a casa para que descansara.
—¿Podríamos hablar de esto en otro momento?. —Levanté la voz con enfado. —Selene se siente mal y debe descansar.
Lucas asintió comprendiendo la situación mientras que Santiago miraba a Selene de forma extraña pero solo duró unos segundos. Era obvio que desconfiaba de ella.
Arrastré a Selene de la mano y caminé junto a ella hasta llegar donde se encontraba estacionada la Caravana. No habían personas a nuestro alrededor todo el mundo estaba en la feria.
Pero antes de llegar al auto, Selene cayó de rodillas al suelo gimiendo y sujetando su cabeza.
—¡Selene!. —grite y corrí rápidamente a sujetarla pero me detuve porque ella no me lo permitió.
—¡Aléjate!. —me dijo preocupada. —¡No te me acerques, Matheo! No quiero hacerte daño.
Me preocupe muchísimo por ella. De pronto su cuerpo comenzó a brillar con esa aura azul que tanto me gustaba.
Me quedé en mi sitio observándola con el corazón acelerado. Mis manos comenzaron a temblar de miedo. Pero no de ella, sino de que algo pudiera pasarle.
—Selene, estas brillando. Debes parar...
—No puedo. —sollozó. —No puedo controlarme, Matheo.
—Déjame ayudarte. —volví a acercarme a ella.
—¡No!.
Me detuve en seco. Elaine llegó a mi lado.
—¿Qué está pasando?. —me preguntó preocupada mientras observaba a una Selene descontrolada. —¡Los chicos van a verla, Matheo!. —Me tensé. —Debemos hacer algo.
Selene no dejaba de respirar frenéticamente aún arrodillada en el suelo. Tenía los ojos cerrados y sollozaba. Eso estaba matándome. Así que decido me acerque a ella para abrazarla.
—Esta bien. Soy yo, mi ángel. No me harás daño. —pero cuando toque su piel sentí una fuerte corriente eléctrica empujarme lejos de ella y me tiró por los aires haciendo que mi cuerpo chocara de espaldas con un auto. Solté un grito adolorido mientras estaba en el suelo.
—¡Matheo!. —gritó Elaine y corrió hasta mi. —¡Por dios! Estas sangrando. ¿Que te duele?. —quería decirle que me dolía todo, pero no dejaba de gemir de dolor. Apretando los dientes con fuerza y sujetando mi cabeza me levanté. Un hilo de sangre corría por mi cien.
—¡No te acerques a ella, Matheo!. —gritó Elaine pero no le hice caso. Caminé despacio con el cuerpo adolorido y la cabeza dándome vueltas.
—Selene. —la llamé. Ella lloraba desconsoladamente.
—Yo...lo siento, Matheo. No...no quise hacerte daño. Perdóname.
Ella dejó de brillar de pronto y me acerqué a ella para abrazarla. Esta vez no sentí esa corriente de nueva. Me permití abrazarla mientras acariciaba su cabello. Ella me apretó con fuerza sin dejar de llorar.
—Todo esta bien, Mi Ángel.
Solté un suspiro porque lo peor había pasado o eso era lo que creía. Cuando levanté la mirada hacia Elaine para decirle que todo estaba bien. Me paralicé.
Lucas y Santiago estaban allí mirándonos atónitos, lo habían visto todo.
De pronto Selene dejó de llorar y se desmayó entre mis brazos y mis ojos se cerraron cegándome por completo. Lo último que escuché fue a Elaine llamándome por mi nombre. Pero me dejé llevar a través de la oscuridad.
Sentía dolor.
Mucho dolor.
Pero lo que más dolería era perder a Selene para siempre, eso dolería más que cualquier herida.
✨️✨️✨️
¿Qué les pareció el capitulo?
La historia está a punto de terminar
Se vienen cosas.
¿Creen que quedan juntos o no? 🥺
Gracias por el apoyo ❤️
Att: Patrix
@Patrixia_escritora en Instagram
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro