Capítulo 13
Jeff
Me desperté casi dos horas antes de lo normal, ayer ya había limpiado la casa, no es como si una casa con más de cuarenta años pueda verse mucho mejor, sobre todo cuando Adam ya la había visto, pero quería que luciera impecable, aunque sé que Adam no la criticaría, no era ese tipo de persona.
Desperté a Emily a las nueve como siempre, normalmente mamá la despierta, pero este día logre hacerlo yo. Los fin de semana la levantabamos a esa hora para que luego se durmiera temprano. El dato era de mi madre, aunque ese dato no había funcionado conmigo, al parecer con Emily si funcionaba, o tal vez era cosa de que era niña, quien sabe, a mí no me podían sacar de la cama antes del mediodía el fin de semana, si lo hacía me quedaba dormido hasta en el baño, Emily no tenía ese problema, le decías con voz normal que era hora de levantarse y solo necesitaba de cinco a diez minutos para tener toda la energía de siempre. Muchas veces se levanta antes que yo, aunque eso también tiene que ver con que ella si hacía caso a la hora de dormir, yo nunca lo hice, ni siquiera ahora. Tengo que preguntarle a Adam cuales eran sus patrones de sueño, tal vez también sacó eso de él, recuerdo que era muy bueno trasnochando e incluso cuando se levantaba temprano nunca fue de los gruñones antes de tomar café, a veces ni siquiera tomaba café.
Emily estaba emocionadísima de ver a Adam de nuevo, aunque le dije una y otra vez que esta vez no le traería libros, y esperaba que no lo hiciera, había pasado todos los días anteriores teniendo que ayudarla con las palabras que no entendía, ahora Emily había empezado a querer leer recorrido más que nunca, era genial, pero me preocupaba que se exigiera más de lo que su pequeña cabecita debía, ya querían adelantarla un curso sin saber leer fluidamente, si aprendía podía ser más difícil que se adaptara a su escuela.
Eran un poco antes de mediodía cuando escuché el ruido de un motor, no era que sonara ruidosamente, pero casi nadie tiene un auto cerca de nuestra casa así que el sonido destacaba y sabía que era Adam.
Suspiré cuando lo vi con una bolsa en la mano, pero no pude decirle nada cuando se mostró avergonzado por haber traído algo.
Vestía ropa informal, era como la ropa deportiva que usaba cuando iba al gimnasio, tal vez sabía que cuidar un niño era un tipo de deporte no reconocido oficialmente (Según mi mamá deberían haber olimpiadas). Y por supuesto, se veía estupendo, intente mirar su rostro y no desviarme a otras áreas mientras apagaba la curiosidad de si seguía viéndose tan genial con traje como recordaba.
— ¡Buenos días! Uh... te juro que no es solo para Emily, es para todos— Me pasó la bolsa y vi cajas con postres, bebidas, jugos y galletas
— Gracias, pero no era necesario, de verdad, pero gracias de todas formas, lo dejaré en la cocina.
Esperaba que su ropa no fuera cara, no quería pensar en cómo quedarían si salía con Emily, al menos yo me he dado cuenta que gasto tanto lavando ropa mía como Emily, cosa de la gran relación entre los niños y la tierra, sobre todo cuando vives en un lugar donde casi no hay caminos pavimentados.
Lo hice pasar, Emily estaba casi brincando en el salón, le había hecho prometer que no se lanzaría sobre Adam hasta que entrará, así que eso hizo, casi lo tiró mientras corría donde él, hablándole de todo lo que había descubierto de las sirenas, algo de cómo existían varias versiones diferentes, luego la escuché quejarse de cuanto le costaba entender varias palabras.
Entre el momento en que puse la bolsa a la mesa y avisé a mi madre que Adam había llegado, Emily ya había sentado a Adam en el sofá y le señalaba en el libro, con las hojas marcadas de antemano, las partes que no entendía.
Intenté no sonreír al verlos, pero no lo logre. Lo sé porque mi madre me dio una sonrisa conocedora desde su silla, pero solo me encogí de hombros, había algo tierno en ver a Adam con Emily, aún me carcomía la consciencia al darme cuenta que debería haber dicho todo antes.
Salí con Adam y una entusiasmada Emily a recorrer un poco el pueblo.
Antes de salir, mamá agarró mi brazo.
— Tal vez no sepa que es su padre, pero sin duda lo adora, nunca la he visto así con otro adulto.
Asentí porque lo sabía, Emily podía ser conversadora, pero también era muy precavida, y por eso era sorprendente como se pegaba a Adam, no sabía si era porque Adam entendía lo que era ser más inteligente que el resto o si era el lazo de sangre entre ellos, me gusta pensar que es la combinación de ambas cosas.
Emily le indicaba absolutamente todo, creo que se tomó demasiado en serio lo de que Adam no visitaba los campos, pero incluso así sé que no era necesario indicarle lo que era una piedra y lo que era una roca, creo que en realidad no había mucha diferencia, pero Emily insistía en que si, y gracias a todos los cielos Adam lo dejo pasar, por si le llevas la contraria a esa niña debes mostrarle pruebas al respecto, hace meses tenía que salir con un diccionario para evitar berrinches.
— ¡Aquí vienen los caballos de los vecinos a pastar!¡Y esos son caballos! — Emily indicó los caballos y el abuelo Russell apareció detrás de unos caballos con el rastrillo como siempre, nunca había entendido porque el anciano andaba siempre con uno hasta que lo vi defender a sus caballos de un ladrón. Había pocos ladrones en el pequeño pueblo, pero de vez en cuando aparecían, nunca volví a cuestionarlo, incluso pensé en andar con uno, pero sabía que me vería ridículo.
— ¡Hola, abuelo Russell! —Saludó Emily animada.
— Oh, oh, si es la pequeña Emily y Jeffrey —Miró a Adam—. Creo a usted no lo conozco, lo siento.
— No soy de aquí, soy Adam, Adam Arlenko, soy de la ciudad.
— Es amigo de papi, de cuando él estuvo en la ciudad.
El abuelo nos miró en silencio, sobretodo a Adam, como inspeccionandolo de pies a cabeza, al final sonrió.
— Un gusto Adam, yo soy Russell, aunque todos me dicen abuelo Russell por aquí. Qué bueno ver a gente de la ciudad venir aquí, aunque de seguro no tenemos muchas sorpresas.
— Claro que si las tienen, hay tanta vegetación por todos lados, hemos perdido eso en la ciudad... una lástima.
Me quedé asombrado de como Adam se ponía a conversar con el abuelo como si nada, me tomé un momento para apreciar la tranquilidad de la situación, yo, mi hija y Adam pasando el día. Era casi perfecto.
— ¿Sabes montar a caballo? — Emily casi gritó, lo que me hizo volver a prestar atención a la conversación—. Creí que nunca habías estado en el campo.
Adam negó mientras sonreía
— No aprendí en el campo, fue en la ciudad, por el hipódromo— Acarició el lado del cuello del caballo más cercano—. Siempre quise un caballo, obviamente no podía tenerlo en la ciudad, no sería justo y no podíamos ni mantener uno, pero mis padres me llevaron a clase, fue bastante divertido.
— ¿A qué edad aprendiste?
— Como a los siete años creo.
— Papi nunca deja que me suba a uno— Emily se quejó y yo sostuve su mirada.
— No aún, Emily, tal vez...más adelante.
— ¿A los siete como Adam?
Fruncí el ceño, a los siete la encontraba muy pequeña para aprender subiendo en un animal tan alto, pero logre desviar la conversación con ayuda del abuelo Russell. Más tarde Adam me susurró que en la ciudad habían buenas escuelas para niños desde los 4 años y medio en adelante, con baby ponis. Prometí pensarlo, en realidad no pude pensar mucho con él susurrándome en el oído, aunque cuando mis neuronas volvieron a funcionar agradecí que Adam me hubiera dicho a mi esa información primero, si Emily la supiera estaría insistiendo todo el día para matricularse a esa edad.
Pasamos por el parque y dejamos a Emily jugar, de verdad me reí cuando mi hija obligo a Adam a subirse al columpio y luego lanzarse por el resbalín, pero Adam no lucia muy avergonzado, esa mirada de adoración hacía Emily me hacía saber que él sería un gran padre, siempre lo hubiera sido, la culpa volvía a mí por haberle arrebatado la oportunidad de ser un padre desde el inicio. Había sido injusto para ambos a causa de mi cobardía.
Emily, como siempre, siguió jugando con unos niños que rondaban por allí y Adam vino a descansar en la banca donde estaba sentado.
— Esa pequeña tiene una energía eterna— Lo dijo con una sonrisa que me desconcertó un poquito así que tarde unos segundos en hablar.
— ...Si, pero eso es normal en los niños.
Se hizo un incómodo silencio mientras la mirábamos jugar.
— Es una lástima que tu madre no haya podido venir.
— No, no te preocupes, ella no puede caminar tanto, sus rodillas y espalda ya le duelen, ayer quiso intentar unos ejercicios de la tele y quedó hecha polvo... y estar con Emily es agotador.
Vi que Adam se quedó en un extraño silencio y tarde unos segundos en recordar lo que pasaba con su madre, me mordí el labio intentando pensar un nuevo tema, moví mi brazo aferrándolo a mi abdomen intentando no ponerme nervioso.
— No hagas eso— La caricia en mi mejilla me distrajo. Adam apretó un dedo cerca de la comisura de mi boca, pensé que podía oler y saborear su piel, inconscientemente solté el labio que tenía retenido entre mis dientes. Adam continuó hablando sin darse cuenta cuan aturdido me tenía—. Siempre lo hacías ¿Recuerdas? Pones tu brazo contra tu cuerpo si te sientes vulnerable y muerdes tu labio cuando estás nervioso ¡No sé cómo no te has quitado esos hábitos!
Abrí la boca para decirle que él también tenía los suyos, pero estaba demasiado avergonzado y mi lengua se trabo.
— ¡Oh! Si es el joven que vimos en el parque de la ciudad.
La voz de la señora Dina me sobresalto. Adam retiró su mano lentamente, no parecía tan avergonzado como yo.
— Un gusto volver a verla, lamento no haberla podido saludar en ese momento, todo fue...un poco confuso.
— Oh, santo cielo, no se preocupe, me imagino, años sin verse con Jeffrey ¿No?
Adam asintió con una sonrisa y más o eso me distrajo lo suficiente para más o menos volver a pensar con claridad.
— Soy Adam, Adam Arlenko, soy amigo de Jeff.
Dina rio.
— Puedes decirme Dina, pero ¡Vamos! No necesitan mentirme. Creen que una no puede leer el ambiente, seré del campo, pero no soy tonta— Movió su mano riéndose.
Adam me miró confundido y yo me encogí de hombros.
La señora Dina volvió a reír.
— Por favor, no tengo tantos años como para no saber que miro, se puede ver de lejos que ustedes eran novios o algo más ¿Me equivoco?
Si creía estar avergonzado antes me retracto, ahora sí que estaba avergonzado, muriendo de vergüenza.
— ¿Qué? No, no, no, no es así— Negué incluso moviendo mis manos, pero creo que tal reacción solo tuvo el efecto contrario.
A veces olvidaba lo cotilla que eran algunas personas aquí. Era algo que siempre me había perturbado un poco, pero casi nunca había sido el centro de chismes, excepto cuando volví embarazado. Esa vez, a pesar de esos chismes todos habían estado allí brindando su apoyo. No podía enojarme con ellos cuando ofrecían su apoyo incondicional. Como ahora no podía enojarme por que la señora Dina se interesara en mi relación con Adam. Después de todo era el primer hombre que nos visitaba desde la ciudad, después de cuatro años, de la. misma ciudad de donde regresé embarazado.
— ¿Qué? ¿Adam era tu novio, papi? — Emily nos miraba con unos grandes y curiosos ojos.
Me vuelvo a retractar, ahora alguien pásame una pala, me conformo hasta con el rastrillo del abuelo Russell, necesito cavar un agujero y enterrarme vivo o solo noquearme y no despertar.
★゜゜・。。・゜☆゜・。。・゜゜★
Perdón si hay errores de ortografía o redacción, siéntanse libres de avisar en esos casos para corregirlos.
De nuevo, gracias a los nuevos seguidores, y a los que aún me siguen a pesar de todo.
No saben como me alegra el saber que les gusta está historia.
Saludos a todos
¡Buenas noches!
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